Presentación de ‘Los éxodos, los exilios’, de Alfredo Pérez Alencart, y ‘Alencart, poeta de todas partes’, coordinado por Enrique Viloria Vera. Este sábado en el Colegio Mayor Fonseca

 

1 El poeta Alfredo Pérez AlencartEl poeta Alfredo Pérez Alencart

 

 

Crear Salamanca tiene especial satisfacción de anunciar la presentación del nuevo poemario de Alfredo Pérez Alencart, escrito entre 1994 y 2014, y publicado en marzo por la Universidad de San Martín de Porres, de Lima. Alencart, reconocido en diversos países y con obra suya ha sido traducida parciamente a 25 idiomas, es uno de los más entregados colaboradores de Crear en Salamanca y, por ello, recomendamos especialmente la asistencia a este acto.
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El Salón de actos del Colegio Mayor Fonseca de la Universidad de Salamanca acogerá el acto, que contará con las presentaciones de Enrique Cabero Morán, Carlos Palomeque y Miguel Elías. También se presentará el libro ‘Alencart, poeta de todas partes’, coordinado por el escritor venezolano Enrique Viloria Vera, y donde se acogen sesenta ensayos, notas y poemas derivados de la lectura de ‘Los éxodos, los exilios’ y escritos por autores de 21 países.

 

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DOS POEMAS DE ‘LOS ÉXODOS, LOS EXILIOS’

Publicamos, en exclusiva, los dos poemas con los que se inicia el libro

 

 

 

EL VIAJE

 

 

Sé que en este viaje llevas el corazón hecho pedazos
y sé que vas diciendo
que ningún obstáculo te impedirá llegar a tu destino.

Un rayo ardiendo en la noche
para sacar brillo al faro de tu necesidad. Yo sé
que ahora dudas del inmenso ojo de la vida,
¡así, con tu puño lleno de hojas secas!, ¡así, con una rama
haciéndose ceniza!, ¡así, blasfemando hasta que
se te calienta el cráneo!

El pecho jadeante de la espera, lejos de varitas mágicas,
cerca del sudor fronterizo con signos de impiedad.
Gritas: “¡Abridme, aunque no tengáis
simpatías por mi llanto!”.

Sé que estás saliendo con una linterna sin bombilla
y sé que no te laceran las amonestaciones,
los vehementes reparos, el polvo que acumulas en tu
rostro. ¡Cuánto
padecer por lejanías! ¡Y qué del desgarro
por ir tras endebles o apetecibles trofeos!

Como un hombre enceguecido
esperas múltiples crucifixiones: allí, allí, allí…
Y gritas: “¡Dejadme un abrevadero donde mis labios
sacien su sed!”.

Sé que en este viaje llevas el corazón hecho pedazos.

 

4Alfredo Pérez Alencart (Foto de José Amador MartínAlfredo Pérez Alencart (Foto de José Amador Martín

 

 

 

LOS ÉXODOS, LOS EXILIOS

 

I
¡Cuidado!, ¡no te confundas!
Tener una casa no significa tener una patria.

Una casa, y luego nada,
o la ruda necesidad de partir pegado a tu sombra,
trocado en ruinas todo cuanto tenías,
errante por suelos sin color, por campos resecos
redoblándote la agonía.

Tormenta y más tormenta en el otro existir
al que eres lanzado, cerca
de ningún lado de lo tuyo, roto el cordón umbilical
por un inesperado amanecer:
exhausto,
desfalleciente cuando tus pies pasan puentes
y luego no hay reclinatorios
donde sollozar a cuentagotas o soltar vagidos de niño
u hombre enternecido.

No preguntes qué es la patria, porque sagradas
son la respuestas y pocos saben lo suficiente
de ése tembloroso suelo que muchos tamborilean
de fiesta en fiesta.

Tocarán a tu puerta, y será la señal
y no habrá ocasión para elegir.

Una casa, y luego nada, aunque invoques dos veces
con labios limpios
y alces tu lámpara con mansedumbre.

Irás a patria ajena
y callarás,
y aprenderás
como huérfano sin heredad.

 

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