«LA POESÍA ES BUENA PARA LA SALUD»:EPÍLOGO AL ‘DICCIONARIO poético DE PSIQUIATRÍA’ DE LUIS M. IRUELA Y LUIS CRUZ-VILLALOBOS

 

Crear en Salamanca tiene la alegría de compartir con sus lectores, especialmente de Madrid, el epílogo del reciente libro, titulado Diccionario Poético de Psiquiatría, que será presentado en la Biblioteca «Francisco Umbral» en Majadahonda, Madrid, el  5 de julio a las 12:00 hrs. Esta interesante obra fue escrita por los poetas Luis M. Iruela y Luis Cruz-Villalobos, médico psiquiatra y psicólogo clínico, respectivamente, y aparece en la Colección Trilce de Independetly Poetry (2023).

 

 

José Brissos-Lino, Luis M. Iruela, Luis Cruz-Villalobos y la portada del nuevo libro

 

 

 

El autor de la presente reseña (que corresponde al epílogo del libro) es José Brissos-Lino (Lisboa, 1954), doctor en psicología, especialista en ética y en ciencia de las religiones, es director del Máster en Ciencia de las Religiones en la Universidad Lusófona en Lisboa, coordinador del Instituto de Cristianismo Contemporáneo e investigador. Fue presidente de la Liga de Amigos del Hospital de São Bernardo, fundador y rector de la Universidad Sénior de Setúbal. Es conferencista y autor con obras publicadas en áreas de ficción (novela), poesía, ensayo y es cronista en la prensa regional y nacional en Portugal.

 

 

La Poesía es Buena para la Salud

 

 

Creo que en una sociedad ideal, los psiquiatras prescribirían menos medicamentos y más textos poéticos a sus pacientes.

 

La tendencia cartesiana de la cual muchos tratamientos médicos derivan, resuelve casi todo mediante la medicación que adapta los neurotransmisores a las necesidades diagnosticadas, de forma que se pueda suscitar una sensación de equilibrio y bienestar, manipulando así el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso con el objetivo de superar las dificultades. En resumen, se trata de un artificio mecanicista, muy similar al que realiza un mecánico de automóviles.

 

Pero las personas no son máquinas ni materia inerte. Es por eso que el factor humano se vuelve esencial en cualquier relación de ayuda y aún más en un proceso psicoterapéutico. El principio de la psicoterapia parte esencialmente de la aceptación de la persona, respetando sus emociones, sentimientos y pensamientos. El especialista busca ayudar a la persona en su sufrimiento a encontrar un camino que tenga sentido para ella en ese momento y que la ayude a superar su malestar o sufrimiento personal, pero también a disipar el mal que causa en las personas con las que convive y a quienes quiere.

 

Hay que ayudar al individuo que sufre psicológicamente, y siempre que esté debidamente compensado, a mirar hacia su interior, reflexionar sobre su vida, tanto en su recorrido como en el momento presente, para reconstruirse a partir de la visión (interna) de quién es y en qué punto se encuentra. Esa mirada personal e intransferible incluye también su red de relaciones con los demás, ya que vivimos en sociedad porque somos seres gregarios.

 

 

Por lo tanto, es en el encuentro con el Otro que nos convertimos en personas, como decía Carl Rogers. No la soledad, sino la soledad persistente provoca ensimismamiento, aislamiento y alienación, ya que no estamos programados para ese estilo de vida. Es por eso que existe en todos nosotros un sentido comunitario que ha llevado a la construcción de ciudades, asociaciones, instituciones, escuelas, teatros o comunidades de fe. Es en la relación con el Otro que nos volvemos más humanos y construimos un ethos y una cultura.

 

Goethe pensaba que era importante ejercitar diariamente “escuchar un poco de música, leer buena poesía, ver una hermosa pintura y, si es posible, decir algunas palabras sensatas”. Cuando la poesía sale a la calle, algo sucede. No fue hecha para permanecer encerrada en un cajón, sino para decir lo que los textos en prosa, la verbalización común o incluso otras expresiones artísticas no pueden transmitir. La poesía es un lenguaje único. Trabaja las palabras como el alfarero y las expresiones como el escultor.

 

Se podría decir que desafía la semántica clásica, cuestiona los signos asociados a la semiótica, hace que los objetos hablen y antropomorfiza los sentimientos. Una nube, un pájaro y un niño sufren una metamorfosis y renacen en una nueva condición. La poesía nos hace desaprender el significado de las cosas y nos eleva a otra dimensión simbólica o onírica en los dominios de la fantasía. Incluso alguien como Voltaire clasificaba la poesía como “la música del alma”. Y en ese sentido, nos abre una visión diferente de la vida y de las cosas. Como decía Bukowski: “La poesía abre los ojos, calla la boca y estremece el alma”. Sí, es otro lenguaje, no el de los ángeles, pero sí el de otras esferas.

 

Pero la poesía también puede ser vista como un derecho y una necesidad, como el pan para la boca. Trotsky entendía que la Revolución bolchevique conquistaría el derecho universal al pan, pero también a la poesía. Al menos, y desde la perspectiva de Carlos Drummond de Andrade, tiene mucho que ver con la vida cotidiana: “Me gusta la gente, los animales, las plantas, los lugares, el chocolate, el vino, las charlas amenas, la amistad, el amor. Creo que la poesía está contenida en todo eso”. Incluso hay quienes recomiendan la embriaguez poética: “Embriágate sin cesar. Con vino, con poesía y con virtud” (Baudelaire).

 

 

 

En esta interesante obra poética de Luis M. Iruela y Luis Cruz-Villalobos, demuestran con brillantez que la poesía tiene que ver con el ser humano en su totalidad. También con la persona psicológicamente perturbada, ya que sigue siendo persona y no solo tiene derecho a la poesía, sino que la necesita.

 

Paralelamente, se siente en este Diccionario Poético de Psiquiatría que la ars poetica de alguna manera deconstruye los trastornos psicológicos definidos técnicamente y clasificados científicamente, y que en ningún caso pueden ser suficientes para definir a un ser humano, que está mucho más allá de su circunstancia.

 

Esto es lo que hacen los poetas-autores cuando nombran a la Ansiedad como

 

la combinación precisa

del miedo primitivo

y la osada anticipación.

 

O el estado depresivo de esta manera:

En el pecho

el vacío del amor,

la ausencia hecha sombra

que todo quiere abarcarlo.

 

 

Vuelvo al principio. La poesía es buena para la salud, incluyendo el equilibrio, la autoestima y la armonía interior, permitiendo una nueva mirada a uno mismo, a los demás, a la naturaleza, a la vida e incluso a la trascendencia.

 

Y por eso, y mucho más, creo que en una sociedad ideal tendríamos psiquiatras recetando menos medicamentos y más textos poéticos a sus pacientes.

 

 

Dr. José Brissos-Lino

Lisboa, primavera 2023

 

 

Para adquirir una copia en papel del Diccionario Poético de Psiquiatría puede consultar al siguiente link.

Cartel de la presentación del libro, en Madrid el 5 de julio de 2023

 

 

 

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