‘PROHIBIDO HABLAR DE LA NIEVE’ Y OTROS POEMAS DE LA ARGENTINA MARISA RUSSO. I ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS (SEDE MÉXICO)

 

 

 

Crear en Salamanca se complace en difundir estos poemas de Marisa Russo (Argentina, residente en Nueva York).  Poeta, editora, emprendedora literaria y profesora adjunta de Hunter College, CUNY. Fundadora/Directora de Turrialba Literaria, el FIP Turrialba y Nueva York Poetry Press & Review. Productora del programa Rizoma Literario. Publicaciones:  El idioma de los parques / The Language of the Parks (2018, Mención honorífica Int. Latino Book Awards), Jardines Colgantes (2020), El cielo comienza en las raíces (2020) y La joven ombú / The Ombu Girl (2023).

 

 

PROHIBIDO HABLAR DE LA NIEVE

 

Me pudre

que hables de la nieve 

sin padecerla.

Jamás has conquistado 

el balance del abismo 

sobre una cuerda helada

sin estrellarte 

contra el cemento:

espejo fugaz 

al contacto del sol 

en caída triple axel.

 

No puedes nombrar la nieve

si no te duele

hasta la médula después de palearla

cuando dibujas en la acera

un camino de sal

para el desfile de malabaristas

 

No puedes nombrar la nieve

si no te has deslizado

en los albores de su engaño. 

No conoces los delirios 

de los territorios de su gama. 

 

No la creas virginal,  

ella misma seduce 

entre perlas y alabastros.

Se burla cuando haces

angelitos sobre ella. 

 

No puedes nombrar la nieve

si no recuerdas una zanja de café

junto a una montaña de azufre 

cuando entierra las ansias de un vecino 

por llegar al trabajo.  

 

No puedes nombrar la nieve.

sin recordar cómo crujen los huesos

y los nervios son un bosque 

que no encuentran amparo en las raíces.

 

No puedes nombrar la nieve 

si no recibiste la bendición de su maná 

en la punta de la lengua,

ni sentiste que te besaba la nariz 

mientras dejaba estrellas colgadas de tus pestañas.

 

No puedes nombrar la nieve 

si tu tacto no se vuelve un manojo de estalactitas

mientras papitan medusales en las yemas

en busca de hogar en los bolsillos.

 

 

 

RIZOMA DEL ENCANTADOR

 

a Ricardo Russo

 

 

Papá ama los árboles. De niña imaginaba: “Es artesano de gigantes”. Me enseñó que nido es la primera

palabra que los sauces pronuncian. Nitrógeno, raíz, corteza, se conjugan en su boca como un rizomal de mariposas.

……….En las islas del Tigre pensé que los árboles eran mis hermanos.

……….Una mañana de enero me dijo: “Debajo de este parque hay otro parque”. Aprendí que el cielo inicia en el entramado de raíces.

 

 

 

LOS JARDINES COLGANTES DE LA ABUELA

 

 

El patio de Estela era un escenario de cortinas de hiedra. Desde ese refugio en el doceavo piso en Buenos Aires, ella lenguejeaba con Sábato, “No hay nada mejor que beber mate contigo”.

……….Un día, mientras pedaleaba la máquina de coser, me confesó que detestaba a Borges. No se lo dije, tenía Ficciones en el fondo de la mochila. Me sentí como quien oculta a un noviecito.

……….La abuela jamás mateaba, tampoco leía a Borges ni conocía en persona a Sábato.

……….Disfruto con un deleite oculto sus relatos. Me digo casi orando: “Ojalá algún día, pueda escalar sus enredaderas”.

……….En este abril, entre Borges y yo, están las manos blancas de la abuela.

 

 

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