‘CARTA DESDE GUAYMARAL’, DEL COLOMBIANO JAIME GARCÍA MAFFLA

 

1 El poeta Jaime García Maffla

El poeta Jaime García Maffla

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar la carta enviada por el poeta, filósofo y ensayista Jaime García Maffla (Cali, 1944), uno de los poetas más relevantes de Colombia y Latinoamérica, considerado un experto en la obra de Cervantes y autor del prólogo y las notas de la primera edición colombiana del Quijote. García Maffla fue cofundador de la revista de poesía ‘Golpe de Dados’, que apareció en 1972, junto con Mario Rivero, Giovanni Quessep y Fernando Charry Lara. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia. Ha sido coordinador de talleres de la Casa de Poesía Silva y profesor de posgrados en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y del Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá. 

La carta desde Guaymaral fue dirigida, el pasado 29 de junio, a los poetas Alfredo Pérez Alencart (Salamanca) y Adolfo Castañón (México).

 

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CARTA DESDE GUAYMARAL

Ya ha avanzado la mañana aquí en el campo, y es el día que va hacia su luz plena…

Con el amanecer sentí cuánta gravitación tiene sobre nuestro espíritu el saber que la fronda, en cuyo interior anidan los pájaros que aún en sombras inician su canto, nada saben de palabras humanas. Sabiduría del cielo, mientras para los seres humanos hay tres preguntas que ninguno, en latitud o tiempo o lengua o civilización algunas, ha podido dar respuesta:

 

1.- Qué es el lenguaje; 2.- Qué es el hombre, y 3.- Qué es Dios…

 

 

Las dos primeras  instancias de lo real están a mitad de camino entre la naturaleza física y lo inasible e invisible; a la tercera se la ha asumido como El Verbo. Al lenguaje sólo se lo describe en sus usos y, acaso, estructura lógica de darse, pero él es la misma interioridad del hombre, y éste entra en contacto con ella y  la esencia pura del lenguaje, en el movimiento que hace cuando, al intentar decir algo, no encuentra una palabra: «lo que quiero decir que…; quiero decir que…», y no encuentra la palabra pero ahí está en el centro del lenguaje.

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En esa pérdida de una palabra, la lengua humana -en la cual se da otro fenómeno y es que para un «decir» es necesario que antes el lenguaje ya esté a su disposición, ya  estuviera allí. Es el MISTERIO DEL LENGUAJE, con términos de Danilo Cruz Vélez.

En cuanto a la poesía, Octavio Paz la situó en la condición de una apuesta  humana, pero sería al contrario: la lengua poética hace -a través del poeta-  una apuesta por la sustancia de la Poesía, no como concepto sino como zona del mundo…

 

 

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Ahora la hierba ha tomado un tono más intenso por el sol que la ha  despojado del cristal del rocío.  Éste es niebla, y ella una  configuración del tiempo.

El ser humano, en su ir haciéndose interiormente, «es» por la memoria, pues le resulta imposible pensar algo que no esté ya dentro de él, de donde viene la teoría del Abate Bremond de la Poesía Pura, al cotejarla con una oración de la cual se ha suprimido toda anécdota. La oración del corazón está en el sólo prerracional impulso a trascender, y la Lírica, más alta que la Poesía, tiene su soporte en el apóstrofe, ajeno a cualquier aludir…

Hay poemas con verdades a medias, como ese -aforismo- de Machado «Caminante…». No es cierto: sí hay camino, y no siempre se lo hace al andar, del mismo modo que «al volver la vista atrás», miramos a una senda que sí volveremos a pisar. Con la luz se revela el iris de unos ojos y en ellos eso que se ha denominado, tan equívocamente: DESTINO…

En cuanto a Dios, es moda hoy decir que está dentro nuestro, pero la verdad es que está en lo absolutamente «otro», entre un afuera y lo invocamos, aunque sí nos es dado, como con la amada en el amor, traerlo a nuestro palpitar, intransferible e irreductible…

 

 

 

 

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