SIETE POEMAS  DEL ESPAÑOL Y AMERICANO JESÚS FONSECA

 

El poeta y periodista Jesús Fonseca (foto de Dos Santos)

 

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar siete poemas de Jesús Fonseca Escartín, nacido en la Villa altoaragonesa de Canfranc (1952). Su quehacer profesional está dedicado a la poesía, la entrevista, la crónica y el columnismo. Licenciado en Ciencias de la Información, rama de Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid, ha sido corresponsal de prensa, radio y televisión, así como enviado especial en numerosos países de Europa, África, Asia y América. También fue Director de Información Nacional de la Agencia EFE, de Televisión Española o Delegado de La Razón para Castilla y León. En poesía tiene nueve libros publicados: Tiempo de otro tiempo (1981), Poemas vestidos de viaje (1994), La reflexión del eremita (1996), Largo intento (1997), Poemas al alba (1998), El día continúa (2005), Con palabras de carne (2007), Pasión portuguesa (2011) e Inesperadamente (2016). También ha publicado el libro Castilla y León desde el cielo (1994) y los libros de crónicas Gacetillas irreverentes (2006) y Gacetillas humanísticas (2016). Es miembro del Consejo Asesor de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos de Salamanca y forma parte del jurado del prestigioso Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador”, que se convoca y falla en nuestra ciudad.

 

  • Collarada, desde el refugio de la Espata

ABRIRSE AL CIELO

 

Frente a los picos altivos de Collarada,
escucho los gritos de entusiasmo del Alto Aragón,
y contemplo la fatalidad de estos pueblos,
alguna vez rebosantes de vida y más vida,
y ahora desamparados como un sórdido gulag
en su mentira final.

Frente a las montañas apretadas de los Pirineos,
pregunto por los cauces de esperanza
que se anegaron, el dolor de existir y los días
sin rumbo cierto de sus gentes.

Frente a las erguidas montañas de Ordesa
y de Benasque, me pregunto
por el estercolero de las horas,
mientras toco con los dedos la plenitud,
desde el gozo de vivir,
como quien no tiene nada que ocultarse.
Mientras escucho, en silencio, esa voz
que viene de lejos, como un chorro de agua fresca.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

UN ALBA DE SILENCIO

 

Sólo una cosa sabe:
que fuera no hay camino.
Por eso regresa,
una vez y otra,
a los adentros
con el alma alegre,
aunque extenuada
por el gozo radical de amar.
Allí permanece a salvo
de las horas de fatiga;
de lo que sin entender entiende.

Sólo una cosa sabe:
que no puede vivir
sin el ser amado,
a pesar de la duda,
la desolación y el miedo.
Por eso anhela un sentir distinto
de realidad sin fin,
con sus heridas y límites.

Sólo una cosa sabe:
que dentro sí hay camino.
El camino de la fragilidad,
lejos de la mirada ajena,
sin ruido de palabras,
sino de silencios.

Así, despojada de todo,
para que Él viva, va dando pasos
sin desertar de la vida,
hacia lo duradero,
hacia lo que existe
para siempre, para siempre.
Hacia lo que su corazón barrunta.

 

Foto de José Amador Martín

 

MEDITAR ES ESTO

 

Lo supe tardíamente.
Casi todo nos llega a deshora.
Se te pide simplemente perseverar
entregado, abandonado,
al que nos busca siempre.
Permanecer en su regazo;
estar en el ser, estar en ti
aunque te pueda el cansancio,
aunque te venza el tedio;
ante cualquier fatiga.
Meditar es una llamada,
al misterio de escuchar,
una forma de ser
y de estar en la vida.
Un existir con la Presencia
que nos habita.
Meditar es esto.

 

Jesús Fonseca y Carlos Aganzo, poetas y periodistas

 

DONDE TODO OCURRE

 

Tiene nuestro poeta olfato.
No hay, en el ramaje de sus
versos, donde todo sucede,
sentir que no esté bien dibujado,
palabra que no sea oportuna
y sacuda el alma.

Asomarse a la poesía de
Aganzo es encontrarse con
lo que apenas se adivina;
descubrir lo que tienes desde lo
más íntimo del sentir y de las
cosas que son y de las que no son.

Despertar de golpe para vivir
y desvivir. Para aprender y
desaprender, andar y desandar.

 

Jesús Fonseca en Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

 

TODO ES LLEGAR Y PARTIR

 

Cuento mis años y compruebo
que me quedan muchos menos
para vivir de los que viví hasta hoy.

Ya no tengo tiempo para
discusiones interminables
que no llevan a ninguna parte.
Ni para lidiar con embusteros,
impostores y farsantes; tampoco
con los que hablan mal de todos
y de todo desde que amanece
hasta que anochece. Mi tiempo
es escaso como para andar
en semejantes lances.

Quiero pasar mis días al lado de
gente de corazón sencillo y bueno,
muy bueno, como la que aquí me
acompaña esta tarde. Cuyo único
oficio sea amar, sepa perdonar y
sonreír día tras día, y haga que
despertarse cada día valga la pena.

Gente como ésta, que caliente
corazones  como los caldean las
carmelitas samaritanas, con su
entrega apasionada y su alegría
de vivir. Todo, desde la certeza
de que también nosotros, como
los gatos, tenemos dos vidas y
la segunda comienza cuando te
das cuenta de que sólo tienes una.

Foto de José Amador Martín

 

 

 

EL CRUJIR DE UNA RAMA

 

 

Para Ramiro Calle

 

Es en los adentros donde arraigan las raíces.
En la sombra y el límite,
y en la lentitud de todas las cosas.
Es en el crujido de una rama,
donde brota la armonía.
En las olas del mar y su aventura
inabarcable del más allá.
Es en la pureza inextinguible de la luz,
donde se refleja el universo entero.
En la desnudez del alma, donde se abre
a la vida el gozo que abraza el día.
Es en el manantial del silencio donde el amor
sigue siendo más fuerte que la muerte.

Jesús Fonseca y Ramiro Calle

 

 

VOLVAMOS AL SILENCIO

 

Volvamos al silencio,
a esa quietud prolongada
de la eternidad.
Al amor apetecido
antes de la vida
y su verdad sin fin.
Volvamos al gozo
alegre y despreocupado
del que ama y quiere
ser amado, desde
el límite espléndido
de esta hora única.

 

Foto de José Amador Martín

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