POEMAS DEL BRASILEÑO ÁLVARO ALVES DE FARIA TRADUCIDOS POR A. P. ALENCART, DE SU ÚLTIMA OBRA: ‘LIBRO-ALBEDRÍO. MIL Y TANTOS NUEVOS POEMAS’

 

 

Álvaro Alves de Faria leyendo en el Teatro Liceo (2014. foto de José Amador Martín)

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar estas traducciones inéditas realizadas por el poeta Alfredo Pérez Alencart, seleccionando poemas de la nueva obra del notable poeta brasileño Álvaro Alves de Faria, Livro-arbítrio: mil e tantos poemas (2009-2020, Exlibris / Rio de Janeiro y Pantemporâneo/ Sao Paulo, pp. 844). Faria acaba de cumplir ochenta años y en 2008 se le dedicó el X Encuentro de Poetas Iberoamericanos de Salamanca.

 

ALBEDRÍO

 

Mi libre albedrío de irme y volver cuando quiera,

como si nada quisiera y fuese en mí lo que no soy,

eso que podría ser cuando todo estuviese sin nada.

 

El libro-albedrío, la poesía que me es dada a escribir,

como si me callase para siempre en tal sentido

que nada fuese como antes y conmigo llevase mi embarcación

por mares nunca antes navegados,

un océano de escamas doradas en cada verso, en cada palabra,

especialmente las que están olvidadas para siempre.

 

El libro-albedrío me silencia por dentro donde no me oigo más,

y me avanza en mi libertad,

esa que guardo en una mancha de sangre,

y en las uñas de los pies arrancadas de los pies

cuando todas las cosas eran nocturnas,

de tal oscuridad pegada en la piel y en el espíritu

deshaciéndose entre las paredes y escalones

y volvía a nacer en mí como una rosa de alambre de púas

 

Me sala el mar los ojos con esa sal que viene de aguas lejanas,

donde todo se pierde guardando los mojados atardeceres de los temporales.

La poesía es una herida sin cura,

pues no basta con cuidar de los cortes de todas las horas

en los relojes extraviados.

El albedrío ha de ser libre como el libro habrá de ser un día tal vez un poema,

el libro-albedrío de lo que no es y todavía está por existir,

como la sombra que invade el patio y arranca las raíces de las plantas,

como dedos caídos de manos desconocidas.

 

El libre-albedrío

el libro-albedrío

el libre libro

el libro libre

 

el poema que se termina, porque todo se termina

y la poesía que no sabe por qué el poeta no sabe,

así como saben los magos y los duendes,

esa palabra que se devela a sí misma,

y deja en mí las sílabas rojas de lo que siempre termina.

 

 

 

De ÁNIMA

 

Me dejé en mi

estante de olvidos

y salí en mi búsqueda

preguntando a los vecinos

si me habían visto por algún sitio.

 

Nadie me vio

en sitio alguno como debía ser.

 

En mi estante de olvidos

permanezco olvidado

esperando de que yo me acuerde de mí.

 

 

De ÁNGELUS

 

Señora de la Agonía

mira por mí

en esta noche,

en este día.

 

Señora de la Agonía

quita de mí

todos los dolores

de esta muerte

que comienza.

 

Señora de la Agonía,

sálvame de mí

que mal me pronunciaba.

 

Señora,

puedes dejarme solo.

pero déjame

con la poesía.

 

 

De INTERIOR

 

No sé si vivo

por la poesía

o por la locura,

lo cual no importa,

ya que para las dos dolencias

no tengo cura.

Alves de Faria recibiendo el reconocimiento de Huésped Distinguido de Salamanca

de manos del alcalde Julián Lanzarote (2008. Foto de Jacqueline Alencar)

 

De DÁDIVA

 

Entro enfurecido

en la pintura

de Cézanne

en el Louvre

 

Cézanne me mira

y yo miro a Cézzanne.

 

Con cinco

pinceladas azules,

él me hace desaparecer

del cuadro y de la vida.

 

 

De CUCHILLA

 

La poesía

que me recuerda

es la misma

que me olvida,

la cual, algunas veces,

me enloquece

y en otras

es mi oración.

 

 

De EMPINADO

 

Hay un pájaro

que queda conmigo

a la mesa

junto a mis manos.

 

Un plato

de algunos sueños

con gusto de licor.

 

El pájaro

que pica

el pedazo de pan.

 

Solo yo lo veo,

como si así

me pidiese,

como si nada hubiese

ni existiese.

Los poetas Alfredo Pérez Alencart y Álvaro Alves de Faria en Salamanca

(foto de Jacqueline Alencar)

 

De CÁLIZ

 

 

Las mujeres que me amaron

eran tristes como una tarde.

 

Todas partieron de mí

y fueron lejos de ellas.

 

Algunas eran desconocidas,

otras yo las olvidé.

 

Muchas dejaron marcas,

aquellas que nunca sentí.

 

 

 

De PRETEXTO

 

Cuando converso

con mi padre

en Portugal,

hablamos en silencio.

 

Mi padre se fue

en una tarde de mayo

mientras llovía

en las blancas paredes

de la habitación

 

Cerré los ojos

de mi padre

y miré por la ventana.

 

 

 

De ARIA

 

 

Me dices de ti

todo

lo que no quiero saber.

 

Me dices de ti

todo lo que no sé

y no me interesa

saber.

 

Me dices

lo que no quieres

decirme.

 

Me dices de ti

lo que nunca

me hablarías.

 

Quedaré en silencio

y prometo

no oír nada

de lo que me digas.

 

 

 

De GÓTICO

 

Te invito

a visitar un parque

donde podremos

dormir sin que nadie

sepa de nosotros. 

 

Te invito

a ver los pájaros

al crepúsculo

de una tarde

que desapareció.

 

Te invito

a llorar conmigo

sin ninguna culpa,

tal vez en una iglesia

o en una plaza.

 

Juan Carlos Martín, Álvaro Alves de Faria y Leocádia Regalo (foto de Jacqueline Alencar)

 

De LÍRICO

 

 

que se cante

ese momento

porque de pronto

el amor

desaparece

de tu espejo,

de tu rostro. 

 

Que se cante

siempre ese amor

hasta el fin del mundo,

o dentro de la habitación,

o en las calles perdidas.

 

Que se cante siempre

ese amor,

tu amor

que cultivas en silencio,

sin palabras,

como si nada existiera.

 

 

De LÍMPIDO

 

Las piedras de Samaria

herirán mis pies

y cortarán mis sandalias

de andariego en las montañas.

 

Me hiero con mi cayado,

como si fuera un profeta

de todo lo que se perdió,

de las serpientes y de los ángeles.

 

Las piedras de Samaria

herirán mis pies descalzos

dejando un trazo rojo

tras de mí.

 

Ahora solo tengo la sombra,

las ropas rasgadas,

heridas profundas,

lo que resta de mí.

Álvaro Alves de Faria y Antonio Colinas en un acto del XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos

(Foto de Jacqueline Alencar, 2015)

 

 

De ÉXTASIS

 

Esa bailarina

que llora

en mí

las notas

de Chopin,

también me hace

dormir

en el vals

que me corta

por la mitad

en un dolor

que nadie

 nunca sintió.

 

 

De ÁVIDO

 

Aquí yace

un hombre que nunca

estuvo cerca de la muerte,

que nunca

pensó en morir

y amó la vida

por encima d

e todas las cosas.

 

 

Álvaro Alves de Faria y Luis Borja

 

De ÍNTIMO

 

Soy mi propio ex,

pero guardo algún

recuerdo de mí.

 

Ex

No sé

Exactamente de qué,

Pero ex.

 

Tal vez

ex-poeta

ex-enemigo

ex-cualquier cosa.

 

Soy ex de mí.

 

No deseo ninguna

reaproximación.

 

Ser ex es para siempre.

 

Alves de Faria, Alencart, Tamura ,Cyro de Mattos y Fragoso, en Salamanca

(foto de Jacqueline Alencar, 2013)

 

 

 

Aún no hay ningún comentario.

Deja un comentario