OCHO POEMAS DE LA VENEZOLANA MARÍA RAMÍREZ DELGADO, PARTICIPANTE EN EL PREMIO INTERNACIONAL PILAR FERNÁNDEZ LABRADOR

 

 

La poeta venezolana María Ramírez Delgado

 

 

«Crear en Salamanca» tiene la satisfacción de publicar una muestra de los versos de la poeta venezolana María Ramírez Delgado (Los Teques, Venezuela, 1974). Licenciada en  Filosofía por  la Universidad Católica Santa Rosa. Ejerce la docencia en la Universidad Simón Bolívar y en la Universidad Monte Ávila en Caracas. Fundadora y directora de la Fundación Centro de Investigación y Estudios de la Venezolanidad. Publicaciones: En el barro de Lesbos, (Ediciones Funsagu, Maracay, 2002); Éramos malos (Ediciones Funsagu, Maracay 2002); Quemaduras (Grupo Editorial Eclepsidra, Caracas, 2004); Navajas sobre la mesa (BID&CO. Editor, Caracas, 2009) y Violencia (Mago Editores, Chile, 2017). Su poesía se encuentra reunida en diversas antologías y ha sido traducida al portugués, inglés y alemán.

 Perfil de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

Ramírez Delgado participó en la VII edición del prestigioso Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’. Su libro presentado, ‘Ofelia’, estuvo bien valorado por el Comité de Lectura, quedando ad portas de los 15 trabajos finalistas. Recordemos que se presentaron 1017 libros al concurso. Los poemas aquí publicados son una selección de sus libros publicados y no forman parte del trabajo presentado. Agradecemos a la poeta venezolana por habernos enviados dos poemas inéditos

 

 

DOS POEMAS INÉDITOS

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

AUTORRETRATO EN AGONÍA

                       

Extinguirse no es campana o rosa o huella submarina,

tiene que ver con el oscuro pelo de las sombras,

con la tempestad que detiene la peste y la pesadilla aún intransitada.

Huele a tiniebla templada.

 

Alejarse de la casa.                

Girar el picaporte, desinteresado aliento de la llave.

No mirar atrás.

 

DIENTE DE LEÓN

(Imitación de William Blake)

 

¿A dónde vas, diente de león?

Con qué decisión has atravesado la ventana,

guiado por no sé qué viento.

 

¿Quién te habló del jardín oscuro?

Flotas ante mí, esfera fecunda,

brillo en la nocturnidad invertida.

 

No encontrarás un receptáculo apropiado

¿tu ojo único no ha podido ver la esterilidad del terreno?

 

Diente de león, ¿dónde te escondes?

 

Intentas aferrarte a la pared,

absurda inmovilidad

rebotas sobre la almohada en insignificante torbellino.

 

¿Cuándo se descoserán tus aguijones?

 

En tu interior de felino feroz, 

tu garra tropical espera,

ruges y el tiempo se aparta.

 

Rompe la penumbra, diente de león,

libera tu último nombre.

 

 

 

POEMAS DE ‘NAVAJAS SOBRE LA MESA’

 

 

 

IMPLORO

 

 

No pesques las almas esta noche, pequeña golondrina.

 

No busques entre los amantes incinerados, no encuentres la placidez de dejar a los hijos abandonados en cajas de zapatos.

 

Pequeña golondrina, que tu cola no toque las angustias que nadan luminosas entre las sombras.

 

Mansa, no pesques las almas esta noche.

 

 

 Foto de José Amador Martín

 

 

PINCHAZOS

 

 

Con un alfiler sostener los recuerdos, mariposas durmientes sobre el fieltro.

 

 

Delicada tomar entre los dedos los años aún frescos y apretarlos hasta que el sudor sea el único éter donde nadar.

 

Recoger la cosecha de las malas costumbres que sembramos, recoger las sobras de las oraciones que no fueron escuchadas y que las tormentas conducen continuamente adentro.

 

Sentir el aleteo por última vez, la inquietud, enterrar los alfileres.

 

 

 

SECUENCIA DE ALFOMBRA

 

 

En el consultorio del psicólogo vive una alfombra perturbadora.

 

 

Como muchos otros pacientes, caminando sobre las atrocidades, la voy bordando una vez a la semana con las espirales amarillas de las culpas que traigo, el cuello abierto de una mujer sobre las losas del tren.

 

Decidida he tratado de enterrarme toda sobre ella, cada noche, antes de dormir, me da miedo el polvo que pueda sentir y que un día ya no esté.

 

¿Dónde colocar mis ojos entonces? ¿Dónde la furia conservada entre los dedos?

 

Aséptica le sonrío a la espera de la caída, solo ella ve las llagas debajo de los zapatos, y sabe que no importan, que nadie puede curarlas.

 

 

 

POEMAS DE ‘VIOLENCIA’

 

propuesta otoñal

 

 

 

 

SILBIDO DE PIEDRAS

 

 

Tengo todos los cuchillos clavados en mi cabeza.

 

Con el crepúsculo escojo uno para cantar. Enterrados en mi consciencia, palancas ajustadas y metódicas, van desbaratando mi dureza, apartan mientras abren tenores, apuntan al cielo impertinentes, no conocen el miedo.

 

Mis cabellos los absorben en galante vibración, el hastío de los fenómenos viene hacia mí, silba el amolador espantando las piedras, a su pálida llegada se despereza el filo en la trágica humedad.

 

 

 

EL BALANCEO DE LOS GARFIOS

 

 

Las reses se drenan suspendidas en sus ganchos.

 

En las neveras de las carnicerías esperan izadas en su tranquilidad, no mugen, no braman; mansas interpretan un mutismo encarnado. Algunas veces un fragmento crudo agita tembloroso otro fragmento. Un tímido hedor las anuncia.

 

Dejan de ser, para dispensarse en paquetes desechables.

 

El balanceo de garfios vacíos marca el final de la semana, mi propia reincidencia en el desagüe.

 

Foto de José Amador Martín

 

VENENO

 

 

La muerte afina la belleza.

 

Descubrimos en el interior del zapato un blanco alacrán, para ser punzados deslizamos petulante el pie lívido, macabro.

 

No es necesario levantarse a mirar a los demás, el hombro tiene la altura del deceso, el regocijo de la caída.

 

Sucumbir ante la punción, aguijonea hasta la náusea la existencia.

 

 

 

                         María Ramírez Delgado

 

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