MARRUECOS EN LA LITERATURA CHILENA, DE SERGIO MACÍAS. COMENTARIO DE MARÍA ANGULO

 

 

1 Sergio Macías retratado por Miguel Elías

Sergio Macías retratado por Miguel Elías

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar este comentario sobre el último libro de Sergio Macías Gorbea, Chile, 1938), cuya obra ha recibido, entre otros, los siguientes reconocimientos: el Premio “Gabriela Mistral” (1971), Premio “Pablo Neruda” (1984), Premio “Ciudad de Tetuán” (1986), Premio “América V Centenario” (1991) y el Premio Internacional de Poesía “Gastón Baquero” (2016), concedido por la Editorial Verbum, de Madrid, y la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de Salamanca (SELIH). Ha sido, durante 20 años y hasta su jubilación, asesor cultural de la Embajada de Chile en España. Entre sus poemarios publicados están: Las manos del leñador (1969), La sangre en el bosque (1974), En el tiempo de las cosas (1977), Mecklemburgo, canción de un desterrado (1978), Nos busca la esperanza (1979), El jardinero del viento (1980), Memoria del exilio (1985), Crónicas de un latinoamericano sobre Bagdad y otros lugares encantados (1988), Noche de nadie (1988), El libro del tiempo (1988), Tetuán en los sueños de un andino (1989), La región de los últimos prodigios (1992), El manuscrito de los sueños (1994), El paraíso oculto (2000), El hechizo de Ibn Zaydún (2001), Ziryab. El mágico cantor de Oriente (2010), Cantos para Altazor (2012), El viajero inhóspito (2014) y Haikus de la transparencia (2017).

 

 

 

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MARRUECOS EN LA LITERATURA CHILENA

 

Con respecto a la publicación de la última obra de Sergio Macías en Chile titulada Marruecos en la literatura chilena, la señora Kenza El Ghali, Embajadora de Marruecos en ese país, doctora en Lengua y Civilización Españolas y traductora, dice en la introducción: “Una de las virtudes que aún posee la literatura es la de poder imaginar los espacios y lugares a donde la ficción y la realidad se entrecruzan. En aquel entrecruzamiento es posible atisbar la maestría del escritor -su estilo, su fidelidad escritural para con su evocación-, como también los procesos existenciales que provocan esos espacios y lugares al interior de su trabajo creativo. De aquella unión feliz, nacen poemas y evocaciones, fragmentos y figuras, se cristalizan recuerdos y se configuran imágenes entrañables.

 

En este libro, Sergio Macías Brevis, lleva a cabo una labor que no estaba realizada. Indagar, explorar y reunir en volumen los fragmentos de escritura que un puñado de escritores chilenos han llevado a cabo en torno a Marruecos, ese lejano y misterioso país norafricano que entre sus arenas, esconde historia y lenguaje que nos unen más de lo que solemos sospechar.

 

El libro de Macías es una seguidilla de estampas, viñetas, fragmentos e ilustraciones de lo que es posible advertir de Marruecos en la literatura chilena: una evocación, una inspiración, una anécdota, un bosquejo acuarelado de impresiones. Es así que empezando por un breve texto, descriptivo y singular de Alejandro Vicuña, pasando por poemas de Alberto Baeza Flores y Elsee Wood, como por bellos fragmentos en prosa de Gabriela Mistral o textos circunstanciales, pero cargados de intensidad expresiva como pueden ser los de Gonzalo Contreras o Guillermo Trejo, tenemos ante nuestros ojos una sucesión de atmósferas, una sucesión descriptiva de espacios, una sucesión maravillada de insinuaciones sensoriales.

 

Es llamativo advertir cómo en varios de estos textos -variados y dispersos, ya en prosa como en verso, se puede apreciar el asombro, el encantamiento y la necesidad de maravilla que embargan las distintas sensibilidades de cada escritor. Se reiteran las observaciones en torno al clima, al paisaje, a lo adusto de las ciudades y sus entornos de magia y epopeya, se reiteran las insinuaciones de placer y melodías secretas que en el lenguaje de los naturales, como en el aroma desprendido por las callejuelas y los bazares y cafés, configuran una serie de experiencias que el viajero atento enmarca como singulares y dignas de ser inscritas en la memoria.

 

Por supuesto que son textos que mucho poseen de imaginación: no es su ánimo la exactitud, sino el de transmitir una experiencia diversa. No es su ánimo comunicar la exactitud a modo de un explorador o un antropólogo, sino más bien interesa recrear sensaciones y ámbitos que la tradición ha recabado y formado en el imaginario de estos escritores. Tal vez hasta se trata de ver el modo en que la realidad que describen, concuerda con la imagen en la que fueron formados acerca de los que debe ser lo “oriental”. En ese sentido, nuestros escritores van y recorren esos espacios, como Colón al llegar a América por primera vez: asombrados y sin palabras para nominar lo que aprecian por vez primera. Y ante eso, la salida es decir lo que les llama la atención utilizando el acervo cultural que posee.

 

Esto sin duda no menoscaba sus textos, porque nuestros escritores hacen “literatura”, no un informe que tenga de su parte la razón descriptiva en su sequedad. Este libro de Sergio Macías Brevis sin duda contribuye a ese diálogo entre civilizaciones que nuestra época necesita con intensidad perentoria.

 

Y no deja de ser maravilloso que en el imaginario de estos escritores chilenos, podamos hallar un fragmento de un país lejano que, por medio del arte de la palabra, se nos vuelve cercano y hasta propio con ese idioma que todavía reconocemos como nuestro”.

 

3 Plaza Jema-el-Fna, en Marrakech

Plaza Jema-el-Fna, en Marrakech

 

Este libro incorpora contenidos de narradores y poetas de distintas épocas como Alejandro Vicuña, Baeza Flores, Elsie Wood, Eugenio Matus, Gabriela Mistral, Gonzalo Contreras, Gonzalo Santelices, Guillermo Trejo, Sor Imelda Cano, Jorge Etcheverry, Ricardo Cuadros, Sergio Macías, Violeta Medina, y un comentario del filólogo y ensayista Fernando de Ágreda que corresponde a su artículo La pasión de al-Mutamid, publicado en Madrid, en la revista Amanecer, en el que expresa: “Este mismo título es el del poema de Sergio Macías, el escritor chileno-español tan conocido entre nosotros, al que ha puesto música en Tetuán Mustafá Aïcha, profesor del Conservatorio de dicha ciudad marroquí. Se trata de un monograma en un acto para soprano y orquesta de cámara. El prólogo, según el texto que ha tenido la amabilidad de enviarme el propio Aïcha, fue estrenado en Tetuán por la soprano Samira Kadiri, junto a Carmen Álvarez que la acompañó al piano.

 

En al-Andalus – dice el poema de Sergio Macías – nació el canto profundo: de los surtidores del huerto, del gorjeo de los pájaros… de la mirada de la estrella sobre la piel del jazmín. Allí se hizo realidad la palabra, el pensamiento fue luz. La filosofía del silencio creció en la floración de los naranjos… Se oyeron las voces de los lirios, diciendo que el sueño del hombre es el amor. Y el amor depende del corazón que palpita por la hermosura. Porque la hermosura alimenta la región del alma…”

 

Y más adelante sigue diciendo con una crítica a la sociedad que vivimos, en cuanto a la falta de valores y agresividad bélica: “Estas palabras nos consuelan al leerlas en estos días de tanta confusión. Se diría que no hay lugar para la poesía; pero no es así: nos lo confirma Mustafá Aïcha junto a Sergio Macías y la música alrededor… Ahora interpretada por los amigos de la Camerata hispano-marroquí desde ‘la otra orilla’, tan cerca de nosotros y, ¡ay! Tan lejos.”

 

En otra parte de su artículo se refiere a un recital de poetas realizado en recuerdo de al-Mu’tamid, en la universidad de verano que lleva su nombre “en la bella ciudad de Asilah, o Arcila, bajo el patrocinio del ministro Mohammed Benaissa. Lectura de poemas de grandes figuras, algunas ya fallecidas, de las letras españolas y árabes: Trina Mercader, Joaquín Romero Murube, Fernando Quiñónez, Miguel Fernández, Joaquín Benito de Lucas, Antonio Gala y Jacinto López Gorgé, Sergio Macías, junto a los más jóvenes: Antonio Abad y Fanny Rubio; y junto a ellos: Mustafá Nissabouri, Ali Skalli, Amad Mayyati y el poeta sirio Muhy Din Lazikani…”

 

 

         4 Sergio-Macías en Isla NegraSergio-Macías en Isla Negra

 

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