EPÍLOGO PARA LA ANTOLOGÍA CROATA DE ALFREDO PÉREZ ALENCART. POR TOMISLAV MARIJAN BILOSNIĆ

 

 

1 El poeta Alfredo Pérez Alencart en The Molly's Cross(Foto de José Amador Martín) (1024x768)

El poeta Alfredo Pérez Alencart en The Molly’s Cross. Salamanca

(Foto de José Amador Martín)

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar, por vez primera en español, el epílogo que ha escrito el notable poeta croata Tomislav Marijan Bilosnic para la antología de Alfredo Pérez Alencart: Aquí es el cielo. Poesía escogida. (Tu je nebo: izabrane pjesme. Zagreb: Naklada Đuretić; Studio Moderna, 2016., 184 p.). Selección y traducción Željka Lovrenčić).   También este epílogo ha sido traducido, para Crear en Salamanca, por la reconocida hispanista.

 

 

 

2 Portada de la antología croata

 Portada de la antología croata

 

TODO EL CONOCIMIENTO DEL MUNDO ES INSUFICIENTE

PARA EL DESCUBRIMIENTO DE LA POESÍA.

 

 

Hablar sobre Alencart y su poesía sin mencionar al Perú y a Salamanca, sería como hablar sobre el cielo sin mencionar el Sol, la Luna; o las estrellas. Oscuridad y silencio. Realidad entre la vida y la ficción, si existe tal realidad. Perú, estado sudamericano, en el pasado centro del antiguo Imperio Inca, es la patria de Alencart. Después de la caída del Imperio Inca en el año 1541, el oro y la plata de los Andes enriquecen el Imperio Español que en contraposición a la majestuosa cultura peruana presenta su arquitectura y cultura a nivel artístico y estilístico. Quedando sin ser encontrado por los conquistadores, un gigantesco complejo urbano, el mítico Machu Picchu, está envuelto en la niebla de miles de años. Pero, Alfredo Pérez Alencart en la región española de Castilla y León, encuentra a Salamanca en la que cuenta  cada piedra; a Salamanca como la presenta José Amador Martín Sánchez, en sus fotografías, con los colores de Machu Picchu. Alencart trabaja como profesor en la Universidad de Salamanca, fundada en el año 1218. ¡Salamanca está aquí, como crucificada en la cruz! Salamanca con la cercana Ávila es refugio religioso; misteriosa ciudad ceremonial. Y Machu Picchu y Salamanca especies de templos del sol, ciudades determinadas por las estrellas. Dentro de la restauración católica, con la regulación del Capítulo general del año 1622, de Milán, en la Universidad de Salamanca tenía que estudiarse la lengua ilírica (croata). En España no era posible encontrar un profesor de esta lengua, el que además debería ser  un dálmata. Evidentemente llegué tarde; pero ahora que conocí Salamanca, Machu Picchu me es más cercano aunque sé que nunca lo conoceré. 

 

A Alfredo Pérez Alencart lo conocí en septiembre de 2015 en Salamanca, como el editor de mi antología poética El tigre. Puesto que aprecio la puntualidad y la palabra dada, lo primero que noté en Alencart fue justamente su puntualidad – durante nuestra estadía en Salamanca, cumplió con cada detalle acordado con la traductora Željka Lovrenčić. (Casi increíble en un peruano que respeta “la hora peruana” a la que nuestro anfitrión parpadeando tendría que explicar su impuntualidad. Además, Alencart todo el tiempo de su estadía con nosotros estaba completamente relajado. En una palabra: puntual y relajado. Hombre con el que pude comunicarme y sin el conocimiento de la lengua. Haciendo que en mi papel de tigre me sintiera cómodo en la negro-dorada Salamanca; Alencart simplemente me ayudó dándose sencillamente el papel de tigrillo, especie de tigre pequeño de la selva peruana.

 

Igualmente, como todo el conocimiento del mundo es insuficiente para el descubrimiento de la poesía. No nos ofrecen ninguna ventaja ni el tiempo ni la historia. Tampoco las fuentes y métodos científicos, ni todo aquello que sobre la poesía se ha dicho desde Aristóteles hasta el día de hoy. Cada vez que de nuevo nos encontramos frente a nuevos versos estamos como frente a una blancura cósmica totalmente desconocida. Entre más la sentimos, ella está más escondida para nosotros. Cada nueva lectura nos trae nuevas dudas y descubre nuevos problemas. Nos preguntamos si la vida está hecha de poesía o la poesía es la realidad, la vida misma. O quizás es el cuerpo de las estrellas brillantes a nosotros desconocidas y visibles. Así que la poesía es la vida en este mundo, o por lo menos la realidad del mundo. Vi las cosas que no se ven, dice Alencart.  

 

La menuda apariencia del símbolo del ojo, el símbolo de la percepción intelectual en la obra de Alencart está en función de un tercer ojo, ojo que recibe la luz, no sin el papel de clarividencia – el ojo es el símbolo del conocimiento y de la percepción sobrenatural. El ojo tiene el papel del alma. En la obra de Alencart vemos los ojos siempre abiertos como en las estatuas santas de los indios. Además, el mundo del hombre es su ojo. El ojo en la poesía de Alencart es el equivalente simbólico del sol. Se trata de “El Sol de los ciegos”. Pero, Los ojos de una niña/ saben que tanta pobreza/ no es casualidad. O Diré sólo que en tus ojos se refleja el frío – A veces los débiles arrancan el ojo de Cíclope. Y por eso: Tendrás que empezar de nuevo/ y esconder la niebla de tus ojos.

 

3 Lovrencic, Bilosnic y Alencart, en The Molly's Cross (José Amador Martín)

Lovrencic, Bilosnic y Alencart, en The Molly’s Cross (José Amador Martín)

 

Estas notas introductorias y las preguntas mencionadas se imponen al leer los poemas escogidos del poeta peruan-español, profesor de la Universidad de Salamanca– Alfredo Pérez Alencart en la versión croata hecha por la conocida hispanista croata, la doctora Željka Lovrenčić. Alencart es en realidad uno de los poetas que en seguida tienen claro que la poesía existe sólo al contacto de quien la escribe y aquel quien la recibe, o sea, que ella sola en sí, siempre de nuevo y en nueva forma vive su resurrección: “Por Extensiones vírgenes: Recuestas tu cabeza por extensiones vírgenes/ y de pronto suceden nacimientos y Resurrecciones. Que la poesía sea un ser especial, nueva comunicación y nuevo descubrimiento, pasión que su experiencia deduce de la idea de lo eterno, en el sentido de lo misterioso, en lograr la ilusión de que siempre nos encontramos en el mismo estado de ánimo y en el mismo lugar – sea que nos encontremos en las selva de Perú, bajo la luz de Salamanca o en la casa del Sol naciente en Japón (¡Mi fe se levanta sobre las zarzamoras/ sobre la herencia de los huesos secos! Mi visión es inconmensurable). Este es Alencart, el poeta de la doctrina social de Cristo, ecuménico y lírico, cuya poesía no puede aparecer y empezar a vivir si no se acepta en la estela de Espíritu Santo, o sea, en el corazón puro, con el pan y el vino, en su sentido real y trascendental.

 

En “Encantamiento” se pregunta: ¿El beso nos libera? Porqué siempre nos atrae El cáliz santo? Sin embargo la poesía no es sólo el sentimiento, ella es también un problema nuevo del sentimiento, del pensamiento y de la realidad existencial. (Ninguna costilla está hecha / de la arcilla de mi cuerpo). La poesía de Alencart no es sólo la expresión sino también estado. La poesía precede a la creación de las palabras, pero ella puede existir también sin la lengua porque es anterior a ella. La lengua sin embargo no cambia la poesía todo el tiempo. También, estoy seguro que la lengua croata ha cambiado la expresión española de Alencart. Pero aquí la poesía no ha perdido nada; demostró la fuerza de cómo cambiarla y acercarla hasta los límites más profundos de la palabra humana. Los poemas de Alencart son la prueba de que la poesía se crea a sí misma. Lo mismo pasa con la música y la pintura – es el caso real del arte original; en general estuvimos de acuerdo con esto reunidos en la cena, en el restaurante de la Universidad de Salamanca, el poeta Alfredo Pérez Alencart, el pintor Miguel Elías, el fotógrafo y poeta José Amador Martín Sánchez, la traductora Željka Lovrenčić y mi pequeñez. La poesía es una verdadera selva en la cual buscamos aquello que consideramos más valioso.

 

La palabra la selva, aquí la cambiamos por “témpano azul de los Andes” y queda tan oscura, profunda, mística y eterna como fuese en los comienzos. Alencart canta: mientras con mis alas libertadoras descubría códigos para/ espantar espíritus,/ gocé con la lengua/ del Perú  que hablaban mis antepasados,/ y con selvas secretas y miles de miles de viejos recuerdos/ llenos de cálida magia/ pensamientos rápidamente expresados/en leyendas a las que no se han renunciado. La palabra ojo que los mira desde el cielo, brilla desde la oscuridad de la selva y es el ojo blanco del ciego, el ojo que descubre que todo cambia, que la belleza toma también otras formas, hasta aquellas que nos parecen feas e irreales – hay un millón de pupilas desgastadas. El término de seguridad social no representa un nuevo descubrimiento, pero en los versos de Alencart llega a nosotros sincero y claro, ¡directo! y de la misma manera actual y conmovedor, tratando la expulsión de Egipto, la esclavitud de Babilonia o la globalización neoliberal de hoy, monstruo determinado exclusivamente por el dinero. (Las monedas/ Van y Vienen. /Con su óxido ahogan los peces/ y el pan. Sin ellas reina el hambre/.// No te dan ni  dos peras / ni dos manzanas / sin ellas.)

4 Bilosnic y Lovrencic (Foto de José Amador Martín)

 Bilosnic y Lovrencic (Foto de José Amador Martín)

 

 

El poeta peruano sabe que la selva es un santuario en su estado natural, el lugar de los secretos, el sitio de la plegaria y del descanso, y también tanto entrada como salida del mundo. Con sus raíces se hunde en la tierra, con sus copas toca y cubre el cielo; es la conexión entre la tierra y el cielo. En la literatura hispanoamericana son muy frecuentes los motivos de las selvas que devoran con la fuerza de su virginidad, misterio de mistificaciones múltiples e inconscientes, cerradas en lo sombreado del color negro-verde. “Perú”: aquí se encuentra el delta de mi desamparoLuz y sueño./ Luz y deseo ardiente/ de mezclarse con las amazonas,/ como el errante/ Alencar que a los cincuenta y tantos/ buscó pareja de veinte y algo para tirar la máscara de la muerte./ Yo soy peruano con muchas patrias:/por eso nunca me ha aniquilado la soledad… El paso del tiempo, la fuerza de la historia personal y nacional en estos versos está dividida en visiones (Existo como el ángel nacido sin alas/ en otro hemisferio verde del mundo) y escenas (soy el visitante eterno que cuenta cada piedra de  Salamanca; con cada una). Los sentimientos poéticos de estos versos devuelven la dignidad y la belleza, o sea, su eterna juventud a esta poesía y cuando el poeta se siente extranjero (¡Vengo aquí, donde todos me critican! ¡Aquí paro/ la tela de la trashumancia! ¡Aquí atrampado,/ trastabillo apretando los dientes Aquí hambriento/ espero roer piedra! ¡Aquí pasando entre espinas/ que me pinchan y después de la extremaunción!); y cuando está junto a la “Mujer de ojos inmensos”: … (pero siempre estoy contigo, con tus veintitrés lunares, con tus huesos/ tu fatua noche./ Me quedo contigo para besar tus sueños y cosquillear tu torso hasta que no te conviertas/ en gacela/ del Líbano; que me observa cuidadosa./Tú que parecida al querubín me alumbras con luciérnagas/ y exime me de mis desgracias, mi bilingüismo/ mi mirada perdida, mi vida particular/y social: cuídame hasta el último momento, ahógate en mi cuerpo); y cuando acepta la “Fuerza del amor” (Le amo, igual que amo a su Jesús/ amo su sacrificada entrega/ Su Jesús está y en mi sangre/ y engrandece y mi alegría). Siempre la percepción es: ”Madre selva”- Matriz de mi existencia/ resurge de las multicolores copas de los árboles/ del privilegio de que el aire limpio llene mis largos días,/aparece el inolvidable verde). 

 

Borges diría que Alencart es el “Hombre de la montaña”. Alencart en el poema “Gentes de la sierra” dice: sangre quechua y aymara/ baja de Puno, Cuzco, de Apurimac, con su cóndor y su huayno/ con sus polleras de alegres colores,/ aletazos de pena y ayes endurecidos…/ Los serranos están lejos de sus frías tierras/ gentes que poco poseían/ hoy se acogen a la dignidad encontrada en la Madre Selva. El ser espiritual de Alencart está obsesionado con la selva. Él, con himnos la alaba; la selva es el escenario que confirma las necesidades místico-aventureras donde aparecen los sentimientos de la misión mesiánica. (Quise mi familia y copiosas bienvenidas/ fluyeron desde selva adentro./ Pedí la capacidad de crear/ que intuí/ Quise la noche y el ámbito oscuro que/ enviaba un mensaje ineludible./ Pedí mansa luna y se me permitió/que la selva acariciara mis ojos./ Pedí La Madre Selva y el mundo fue mejor y/ la gente todavía más apegada a la tierra). La relación con la selva es la relación con el lugar donde habitamos. (Pido perdón por mí ausencia./ Yo soy el que llega desde lejos,/ el hijo pródigo que se refugió en la dorada y antigua ciudad de Castilla.) Eso no es apariencia. Las cosas son diferentes de lo que parecen. Eso que nuestros ojos ven y nuestros sentidos descifran, podría ser en realidad algo diferente. La poesía no nos enseña sobre el mundo a través de su apariencia exterior sino a través de aquello que en esta apariencia exterior es complicado, poroso, la misma esencia de la que lo visto en verdad está compuesto. Al poeta no le interesa aquello que los ojos ven, sino aquello que se encuentra bajo la superficie, aquello detrás de lo visto; en ese momento abro los ojos

 

El poeta ve y siente la selva (es enorme este amor que/bebe ambrosía), luego admira a las ciudades (Tú eres sólo el hombre que cada momento/celebra su ciudad, cada campanario o torre/ profanada por los vientos), diferentes civilizaciones y mundos (Sé que no he perdido a ninguno de los míos/que allí se fueron. / Sé que Japón les dio trabajo, morada/ y costumbres poco conocidas.), pero ve y siente también la miseria, explotación, la otra cara de las cosas, el castigo humano, la escena que ven mis ojos/no la ven aquellos que te juzgan. El poeta no siente ninguna tristeza “Mientras se derrumba Wall Street”. Alencart gritará: Oh, Jesús, vuelve a mirarme,/ porque no he dejado de creer/aunque parezca que los clavos existan/y que estén a mí destinados.

 

5 Amador, Elías, Bilosnic, Alencart, Alencar y Lovrencic, en el Fonseca

Amador, Elías, Bilosnic, Alencart, Alencar y Lovrencic, en el Fonseca

 

En su totalidad, la poesía hispana por una parte ofrece soledad y por otra arrogancia – los poetas y los revolucionarios aquí van cogidos de la mano. Para esto no son suficientes tan sólo los medios lingüísticos, sino también una imaginación especial. Sin embargo, en cada época de la historia, aquí está la respuesta a todos los desafíos: es la vida. A veces se trata  de detalles invisibles que forman la identidad, que afloran cuando uno está profundamente ocupado consigo mismo, en busca de su esencia: No por obediencia sino por Amor, desde muy tempranos comprendí,/ Lejanía. Con alegres saltos, vuelvo/ a sus/ de ayer tiernos/ recuerdos; Me esperan mi Padre y Madre/ y su sangre agitada, sus constantes/ vigilias,/que siempre a conmovido mí corazón, ellos están allá donde no hay incomprensión/ pero está la  música de los árboles, los ríos, y la pradera. Hay/ inolvidable ternura y liturgia. Sentimiento/ puro hacia el Cristo/que nadie comprende.

 

Existen poetas y antologías que rinden homenaje a la poesía. Como en este caso. Es la poesía oscura y misteriosa como la selva peruana, como la húmeda y caliente Selva que saca su energía en la vida cotidiana, que se levanta hasta las cumbres de Machu Picchu, que  encuentra su reflejo en los nevados espejos de las Cordilleras, que es la prueba de la existencia de la herencia indígena; en la que se esconden siglos de alegría y de tristeza, la poesía relacionada no sólo con el poeta que se opone a la muerte sino también con aquellos que aceptarán el verso, en que  la cultura se celebra; la cultura de misterio y de amor, la cultura de protesta inherente a los indígenas, criollos, negros, pero también a los españoles; a todos aquellos capaces de verter sus sueños en la palabra sin esconder el miedo de que buena parte de la humanidad sin ella será polvo terrestre, polvo muerto que oscurecerá la luz del mundo, El fin del mundo aparece en el momento cuando desaparecen los recueros y calla la poesía. Toda la vida y su historia se reducen a aquello que queda en la memoria.

 

A Alfredo Pérez Alencart le es cercana toda diversidad cultural, lo mismo que la complejidad de las experiencias históricas y vitales que unen a España con el Perú y con Sudamérica en general (Pertenezco a los bosques y a las aguas/ que embeben mi alma desde siempre/, pero: cinco lustros después de mi llegada/ al otro lado del océano/ Han pasado veinticinco años desde que miro la ciudad/que ahora es mi Patria/y cultivo verdaderos y sinceros sentimientos hacia ella). La riqueza conceptual de esta poesía entrecruza diferentes puntos de vista y al mismo tiempo los amplía con nueva luz y nuevos puntos de vista haciendo conocer más profundamente las relaciones españoles y latinoamericanas.

 

Borges dice: “Se trata de eso de que nosotros sabemos que es poesía. Lo sabemos tan bien que no la podemos definir con otras palabras, igual como no podemos definir el sabor del café, el color rojo o amarillo, o el sentido de la furia, el amor o el odio, el crepúsculo o el amor hacia nuestra patria. Todo esto está tan profundamente en nosotros que se puede expresar sólo con estos símbolos usuales que todos compartimos. ¿Entonces, porqué vamos a necesitar de otras palabras?”

 

Así que lo más sencillo es decir que sé que es la poesía de Alencart mientras la leo. Pero, dudo de poder explicarla con mis palabras – porque, en cuanto se usa otra palabra para explicar el verso y ella no está en el verso, la poesía se esconde. Para Alencart cuando cambia de géneros o de temas o trata de proclamar algo, lo más importante es escribir bien. Es el poeta al que satisface la cumbre de la poesía y no le interesa su comienzo. Su estado de ánimo es melancólico cuando escribe sobre su vieja o su nueva patria, igual como sobre la patria de sus ancestros. Alencart confirma la verdad de que el hogar está inscrito en el ADN  lo que para el no es desalentador. El ADN está compuesto de un millón de partículas así que siempre estamos sujetos a nuevas fuentes: (Cada día haces una buena obra/ mi linaje tiene un cuadro genético espléndido/ digamos ADN/ en  todo lugar donde pido albergue/ recibo pan con queso y pruebo  el vino/ que me amarra al porvenir.)

 

6 Abrazo entre Alencart y Bilosnic. Sentada, Zeljka Lovrencic

Abrazo entre Alencart y Bilosnic. Sentada, Zeljka Lovrencic

 

Alencart es el poeta contemporáneo con recuerdos del pasado. Es el poeta que eufóricamente transformará diversas mitologías a su mitología personal. Peruano y español, el poeta que desprecia la codicia, se acoge a la Naturaleza. Respeta a los muertos, celebra a los vivos. Su país natal es un laberinto enredado. Cree en la misericordia, sin querer perdonar a los explotadores. Consciente ideológica y socialmente. Respeta e invita que se respete la ley moral. Condena el exceso, pero no predica el ascetismo. Su camino intelectual es antes que todo estético. Lucha por lo real, esperando la redención mística.

 

La belleza de la vida de la selva en la poesía social de Alencart coexiste con los problemas y el terror del mundo global explotador. El tiempo de la explotación y de las mentiras aquí llegan a ser nuestra realidad (te diré que la vida se desliza tan tercamente/ escondiéndose a espaldas de la fantasía). Estamos expuestos al mercado, y en él todo es posible. (En el gran cielo leo/ un mensaje de miel/ y de ceniza). El mercado se hizo instrumento del poder económico y financiero del orden mundial de hoy convertido a una sola y única realidad política. (No hables del pan/ de mañana/si los demás hoy no han desayunado.) Y por fin: Señor, no quiero/ que mi soledad sea tu derrota). Puesto que no sabemos hasta donde y de que manera se extiende la selva, de la misma manera no conocemos la plutocracia global y accesible. El poeta tiene el derecho y la suerte de mantener la fe en la utopía como salvación propia. Del paraíso que es capaz de crear por sí mismo. Su derecho es advertir claramente la injusticia y confiar que el mañana no será tan desgraciado como el hoy. Pero, el poeta no tiene paciencia para esperar y escribe versos siguiendo la huella del Evangelio de Cristo: /Amigo que trabajas:/ no quiero que tiembles bajo el/sol/ no quiero de que pidas misericordia/ bajo esta cruz de azúcar.

 

Si la tarea del poeta es encontrar la palabra justa, entonces no puede esperar. (El hombre sigue trabajando su único trabajo:/ inventa nuevos cuentos sobre/ vuelos incansables). De la poesía nada se puede afirmar y ni una constatación es final porque todo se puede negar. La sentencia es justa sólo cuando su contenido se invierte. En este sentido en el camino de Alencart percibimos las sombras del éxtasis poético del místico San Juan de la Cruz. En los esqueletos de la empedrada Salamanca descubrimos la luz del espíritu que se amontona por todo un milenio, por toda la eternidad. La llama de fuego plasmada se opone a la mística de la selva, que es al mismo tiempo también ansia por la correspondencia de la mística peruana con la española. Por un lado está la ansiedad corporal y por otro lado su limpieza. Ávila es ejemplo de eso – el poema “Los huesos alrededor”: Estos huesos de la fosa descubierta/ iban por el camino recto/de la vida. El poema dedicado al tema como Pepe Mateos ha encontrado los huesos de su padre (1936-2007),quien en la guerra civil española fue víctima del odio fascista, habla del movimiento masivo que en esa época se extendió por toda España cuando desde las zanjas y tumbas masivas se desenterraban las víctimas de la venganza de Franco, las identificaban y entregaban a la familia. La helada meseta de Castilla fácilmente nos recuerda el Vía Crucis croata. Todo esto es el toque de aquellos que esperan.   

 

7 Zeljka Lovrencic, antóloga y traductora de la obra de Alencart

 Zeljka Lovrencic, antóloga y traductora de la obra de Alencart

 

Y luego, el haiku, que es natural para este y tal poeta. La poesía y el amor hacia la naturaleza se realizan en su totalidad más que todo en el haiku, el arte japonés, donde la pintura, la caligrafía y el poema forman una totalidad inseparable. Solamente la visualización única puede dirigirnos hacia la pintura de la vida única. La experiencia humana no es sólo creativa sino también completamente libre. A Alencart, toda la vida lo acompaña la sombra verde de la selva peruana y el brillo del Sol de Salamanca. El poeta por eso elige haiku como libertad absoluta de uno y otro lado, la vida fluye al arte. La cristalización de lo visto y lo sentido, el mismo instante cognitivo, es más evidente en el haiku. Puesto que a Alencart lo considero también el hombre de los incentivos, fácilmente lo acepto como maestro de haiku que nos inspira a la vivencia que él mismo sintió.

 

Además, todo tiene su forma, descripción, color, olor, sonidos, ritmo, armonía, audición – todo esto es la lengua de los sentidos, la lengua con la cual conversan los sentimientos, el alma, la poesía que vive a sí misma sin satisfacerse tan sólo con la habilidad.  En la poesía de Alencart no hay crisis de verso; el poeta en cada momento está listo para una nueva aventura, para nuevas combinaciones, nuevas modulaciones, sílabas de diferentes cánones, tonos, longitudes y ritmo, sometidos al teclado personal, cambiando la forma del verso de una colección a otra, de un ciclo a otro. La profundidad de la poesía no está en su filosofía o en cualquier descubrimiento sino en su fe, en lo transcendental, en aquello que en el lector deja la impresión de que siempre se le escapa el punto de emoción; alejándose de nosotros, lo más nos emociona. Cuando terminamos de leer un poema, nos parece que nos encontramos en su comienzo. Cuando una nueva lectura nos ofrece pasión como si nunca hubiésemos pasado por este camino, esa es la señal de que escuchamos la lengua (el habla) de la poesía.

 

Esta antología de los poemas la podemos considerar también como partes de la involuntaria biografía de Alencart. En todo caso, en sus poesías hay muchos estímulos para tal convicción. Versos sinceros y fidedignos sin lugar a dudas, son un tipo de autobiografía. En realidad   ¿existe una huella mayor sobre la propia existencia que la poesía?

 

Pues, a mí me ocurrió que primero conocí al hombre Alencart y ahora, gracias a Željka Lovrenčić, conocí el poeta. Resultó que mi primer encuentro con el hombre, igual que aquel con el poeta, desde el principio fue sincero y en todo caso natural, como corresponde entre tigres. Aquí tenemos una semejanza más – Alencart con cada nueva antología poética resuelve un problema temático y formal nuevo. Él “se multiplica dentro de sí quedando único”. Por eso terminaré con las palabras de Czeslav Milosz: “Lo que los poetas hoy estén en condición de formar una fraternidad que excede las distancias geográficas y lingüísticas, puede ser uno de los consuelos más grandes en el caos internacional momentáneo”. O sea, “la colaboración de los poetas de varios países nos permite cultivar por lo menos un poco la esperanza en un nuevo renacimiento”.

 

Traducción del croata: Željka Lovrenčić

 

 

8 Tomislav Marijan Bilosnic en The Molly's Cross, por José Amador Martín

Tomislav Marijan Bilosnic en The Molly’s Cross, por José Amador Martín

 

SOBRE EL AUTOR

 

Tomislav Marijan Bilosnić (Zemunik, 1947), es escritor, poeta, autor de documentales, periodista, pintor y fotógrafo. En la Facultad de Filosofía y Letras de Zadar estudió filología croata e historia del arte. Es autor de más de cien libros de prosa, poesía, críticas, folletos y documentales de viaje. Sus obras, que recibieron varios premios, han sido traducidas a varios idiomas y se han incluido en diferentes panoramas literarios, antologías, léxicos y programas escolares. Fue redactor en periódicos, revistas, bibliotecas y columnas. Ha colaborado en la radio y en la televisión, así como en buen número de periódicos y diarios croatas: Vjesnik (Noticiero), Večernji list (Periódico nocturno), Slobodna Dalmacija (La Dalmacia Libre), Novi list (Periódico Nuevo), Glas Istre (La voz de Istria), Glas Slavonije (La voz de Eslavonia)… Tiene publicados más de mil artículos, reportajes, comentarios, escritos y documentales de viajes. Como artista tiene más de setenta exposiciones individuales en las técnicas de monotipia, óleos, pasteles, dibujos y fotografías. Es miembro de varias asociaciones; entre ellas de la Sociedad de Escritores Croatas, donde forma parte de la Junta directiva y presidente de la sucursal de la FEC en Zadar.

 

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Alfredo Pérez Alencart, Zeljka Lovrencic y Tomislav Marijan Bilosnic en Salamanca

 

 

 

5 comentarios
  • Gerardo Torres
    enero 18, 2017

    Te felicito, amigo Alfredo, por esta abarcadora muestra de tu poesía trasladada al croata. Realmente tu obra lo merece y es de justicia que la vayan reconociendo a este nivel, con una traductora de prestigiosos escritores en nuestra lengua.

  • Rosa Elena Orbegoso
    enero 18, 2017

    Enhorabuena. Un orgullo para los peruanos.

  • José Daniel Beltrán (Argentina)
    enero 19, 2017

    Un logro digno de resaltar, Alfredo.
    Vos tenés un poesía de primera.

  • Massimo Migliorati
    enero 19, 2017

    ¡Bravo, caro Alfredo!

  • Luis Llobregat
    enero 19, 2017

    Alfredo: Van mis efusivas felicitaciones por este nuevo reconocimiento a tu bella y profunda poesía.

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