EN MEMORIA DE ADARES. POEMAS Y FOTOS, TEXTOS PUBLICADOS E INÉDITOS DE ADARES Y ALFREDO PÉREZ ALENCART

 

1 Adares en el Café Corrillo (Foto de Alfredo Pérez Alencart, 1988)Adares en el Café Corrillo (Foto de Alfredo Pérez Alencart, 1988)

 

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar este importante recuerdo de la obra y figura de Remigio González ‘Adares’, el poeta de Anaya de Alba y de la Plaza del Corrillo, fallecido hace ahora quince años. Y el privilegio es grande porque publicamos varios textos y fotografías inéditas, tanto de Adares como de Alfredo Pérez Alencart. Un gozo para la literatura que se hace y difunde desde Salamanca.

 

2 Adares en El Corrillo, saludando a José Alfredo Pérez Alencart, hijo de Jacqueline y Alfredo (Foto de A. P. A., 1995)Adares en El Corrillo, saludando a José Alfredo Pérez Alencart, hijo de Jacqueline y Alfredo (Foto de A. P. A., 1995)

 

 

 

ADARES, AÑO 15

 

 

Quince años atrás, un 4 de febrero, murió Remigio González ‘Adares’, poeta salmantino muy conocido en el mundo entero porque a su ‘Cátedra de Piedra’ se acercaban miles y miles de turistas que pasaban por la Plaza del Corrillo hasta toparse con la buscada Plaza Mayor. También equipos de televisión de Japón o Hungría o México, pródigos en incorporar su imagen en todo reportaje que sobre la capital del Tormes se hacía. Dije conocido, que no leído. Y digo el más vendido, porque de cierto que vendió muchísimos libros de la primera veintena que se autoeditó y que reeditaba tras agotarse la primera tirada. Con lluvia o con sol, y de domingo a domingo, instalaba su mesa, exponía sus libros, ataba una cuerda a dos columnas y colocaba el pequeño cartel que dejaba bien claro el producto ofrecido: ‘POESÍA’. Tenía 77 años este emigrante retornado, tras años de duro trabajo en Francia.
En octubre de 1985, cuando llegué a Salamanca desde la otra orilla del idioma, iniciamos una entrañable amistad que duró hasta su muerte. Precisamente, el viernes 2 de febrero de 2001, pasando por su ‘Cátedra’, no me dejó marchar hasta encontrar un sobre que algún camarero del café bar La Platea había guardado en lugar equivocado. Era un buen manojo de poemas para que le editara su nuevo libro, en diseño similar al que en 1999 habíamos hecho con ‘Mi barca ya está hecha’, al cuidado de Raúl Vacas. Y es que la confianza hacía mí venía de esa absoluta seguridad en que yo valoraba su creación poética, pues no dejaba de recordarme que los únicos homenajes que se tuvo en su ciudad habían sido liderados por un latinoamericano. Precisamente, el primero de todos fue en 1988 y en la sede de Caja Duero, organizado por el Grupo Amauta de Estudiantes Latinoamericanos. Luego vendrían otros, en la Cátedra Fray Luis de León de la Pontificia o en la Casa de las Conchas, el 30 de marzo de 1999… Todos en vida de ‘Remichi’.

 

(Inédito de Alfredo Pérez Alencart)

 

 

CINCO POEMAS DE ADARES

 

3 Adares (foto de A. P. Alencart, 1993) Adares (foto de A. P. Alencart, 1993)

 

 

 

MI POESÍA NUNCA ENGAÑA…

Mi poesía nunca engaña
porque nunca la engañé
silvestre malva o de alma
La subo porque la amé.
Yo sé por lo que resiste
porque jamás está unida
ni a la pena ni a lo
triste

(Inédito)

 

4 Poema inédito manuscrito y mecanografiadoPoema inédito manuscrito y mecanografiado

 

 

5 Jacqueline Alencar en El Corrillo (Foto de A. P. Alencart, 1988)Jacqueline Alencar en El Corrillo (Foto de A. P. Alencart, 1988)

 

 

 

FESTEJAR CON UNOS OJOS…

Festejar con unos ojos
a una mujer de
Bolivia.
Por la luz de encender sus dos pañuelos pintos.

Yo la rodeo por las arboledas
de su Bolivia niña
De su Bolivia llave de los vinos.
La vi cerca del sol y por sus fondos caminos deliciosos.

Mujer de tez tostada y blanca, de invasiones
y de música.
Se debe merecer y por su Bolivia yo la mido
los brazos de piedrecita verde.
Yo la encuentro repartida por su sonrisa
de anillo y de libro.
Libre para las flores la embellezco,
la reparto, la respiro y la sueño paloma
de bailar.
Todo ocurrió una tarde metida en otra tarde
cuando todo se llenaba de pájaros chillones.
De rosas y de frascos su primavera entrando
lo infinito y distinto que será
Bolivia…
Elevándola es a Yaki.

Remigio González “Adares”

(Inédito)

(Poema dedicado a Jacqueline Alencar)

6 Poema inédito dedicado a Jacqueline Alencar Poema inédito dedicado a Jacqueline Alencar

 

 

PLAZA DEL CORRILLO

Estoy metido dentro y la plaza me toma como suyo
porque en ella comparto mi pecho y mi cabeza,
mi sombra y la montaña que ocasione mi palabra.
Todos los días le ato las columnas y entre las yendas
mi cuerda va sembrando acacias de otro dios.
Llego como del cuerpo y cuando escapo esa grava
mi vida son sus piedras.
Aquí me dejo ver y me conocen las palomas
que escribo para el viaje y la suerte
del que me visita.
Estoy sólo del mundo las columnas son mías,
la Plaza de los siglos donde eduque mis piernas.
Aquí me acribillaron las ideas.
Nunca llegué tan pronto.
La luz que aquí ahora dejo fue el sabor ardiente
de Salamanca y madre.
Todos somos los mismos y antes de mis huellas
voy dejando mi ayuda.
La Plaza del Corrillo es poderosa.
Cada día que me puede recibir la hago un retrato
para aquí terminar mi loco empleo.
Hasta que me respete la memoria.

(De ‘Patíbulo’)

 

7 Quini, Pacheco, Alencart, Adares y Santoloya, durante el homenaje en Caja Duero (Foto de Jacqueline Alencar, 1988)Quini, Pacheco, Alencart, Adares y Santolaya, durante el homenaje en Caja Duero (Foto de Jacqueline Alencar, 1988)

 

 

 

SALAMANCA Y YO. MI POESÍA ES DE AQUÍ

Salamanca te amo porque tú amas al sol.
Porque tú te dedicas a quedarte.
Salamanca te amo en las cajas
y entre el ramillete del vaho
del amor.
Te amo en las goteras de la Peña Celestina
y en todo el Tentenecio de aguardar
la monja.
Sólo te pido amor que te asegures y tantees,
Salamanca, antes de que te digan.
Yo no me iré jamás de tu palabra.

(De ‘No me preguntéis de dónde soy llegado’)

 

 

8

 

 

TORREÓN DE MONTERREY

El Torreón dejó de soñar
a las golondrinas
que volvieron
hacia Torres Villarroel.

(Nota: Este poema que pedí a Adares, salió publicado un par de semanas antes de su muerte, en el libro de fotografías de Luis Monzón, ‘Salamanca, azul y oro’ (Caja Duero, 2001), aparecido bajo mi coordinación).

 

9 Firma y versos sueltos de Adares (inédito)Firma y versos sueltos de Adares (inédito)

 

10 Programa del homenaje en la Casa de las ConchasPrograma del homenaje en la Casa de las Conchas

 

TEXTO Y POEMA DE ALFREDO PÉREZ ALENCART

 

TIEMPO DE ADARES

 

 

En la plaza del Corrillo existe una resonante danza de palabras que vibran con la agilidad de la luz y cuyo latido es un redondo mordisco tatuado con el beso de la mirada. Es, ciertamente, un extraño alfabeto creado por un marino estepario que, por las noches, destapa sus espejos ciegos y deja vagar los fluidos allí contenidos para que al amanecer retornen con la miel de la memoria más fresca.
El hombre que inunda los corrillos de sueños movedi¬zos y del fuego de la verdad no es otro que el poeta Ada¬res, nacido en Anaya de Alba, sobreviviente invicto de las mutaciones y sacudidas que, cíclicamente, asfixian el roquerío salmantino con el humo de su gastado abolengo. La bruma también se instala y excursiona por calles y soportales, por mentes que no consiguen reordenar el desastre ni la prosapia. Pero ahí está la poesía que mana de ese arroyo ardiente del vigía de sintaxis vallejiana, de ese vate que borda sus palabras con la peligrosa tinta de la ver¬dad. Él anota todos los agravios contra su ciudad y contra sus canas; y lo hace sin tomar en cuenta ni los académicos desdenes, ni la mirada esquiva de los paseantes, ni las impertinencias de fatuos tontorrones que dicen «perder» su creación etérea.
Adares se limita a crear bellos artilugios que luego le hacen sombra y le sirven de antídoto contra los prebos¬tes, contra la nadería que se agolpa a cada paso, en poco peso, en muchos pisos, en amplios sesos. Pero nada le impide declarar su amor a la ciudad donde ha instalado su antigua estampa que nunca sale en retirada: “Sala¬manca te amo porque tú amas al sol. / Porque tú te dedi¬cas a quedarte.”
Eso lo decía en 1991, en uno de los 54 poemas del poemario ‘No me preguntéis de dónde soy llegado’, uno de los libros que más fuerza de amante succiona las preferencias del poeta, porque ahí destila su desnudez y no esconde sus querencias; porque ahí empuja su inquietud para ser feliz y contiene la atmósfera de ese sol que siempre regresa hacia él con el color de la agonía, el mismo que revienta en las piedras de pórticos y zócalos, para luego trepar alrede¬dor de las altas torres y, desde allí, ofrecer nuevos chispa¬zos, según convenga el instante que decreta y libera la intensidad para cada momento del día. Nadie pregunte, entonces, de dónde llegó Adares, porque al verlo sabrán que ya se encuentran en Salamanca. Porque él es Sala¬manca. Así de simple y profundo es el imperio de la pala¬bra que revela y transforma.
En días pasados volví a sentarme para conversar con el poeta en el preclaro señorío de su solar que le corresponde como Vizconde del Corrillo: dos metros por uno de la vía pública. Allí estábamos en plática amena cuando una pare¬ja se acercó para observar los poemarios expuestos. Les sugerí el libro ‘Me enamoré sin permiso’ (1995), propicio para iluminar su dicha. Mientras plasmaba su temblorosa firma, Adares recitaba algunos versos: “Me llamaste venir y vine / como vengo / lleno de anochecidos mundos irradiables. / Este poema es verso / y a la vez un beso hacia abajo / y derecho / a tus cabelleras. / Tu manzana de amor es mi ban¬dera.” Los muchachos escuchaban atentos, mientras se fundían en un tierno abrazo. Luego se marcharon, con la felicidad incrementada. También la poesía ocupa un espa¬cio para la oración y el deseo. Por ello felicito a Adares, por prestar su brújula a fin de que nadie se marchite en la sequedad de Castilla; también por cultivar alaridos de belleza para que nadie se resigne a los colores tristes, a las palabras frías, a las cenizas venideras.
El que disponga de un libro de Adares tendrá un espa¬cio encantado de amor y la mejor fábula para comprender el misterio y volver a la raíz para cabalgar al viento en libertad. El bardo, mientras tanto, agradece reconoci¬mientos como el homenaje que ahora le tributa nuestra Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos «Alfonso Ortega Carmona». También el reconocimiento surgido desde los vecinos del barrio Antiguo, o el que en su pue¬blo hayan puesto su nombre al colegio y a la plaza.
Llegarán tiempos, siempre tardíos, que conserven su memoria, que se den cuenta de la falta de un alma podero¬sa entre las piedras y, entonces, por las rendijas, crecerá el silencio mientras se engrandece su mensaje duradero. Desde donde esté resonará su voz para dar la clara adver¬tencia: “¡Buscadme por aquí, sepultureros!”.

(Texto de A. P. Alencart aparecido en el programa del homenaje que la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos de Salamanca ‘Alfonso Ortega Carmona’ (Selih) tributó a Adares en la Casa de las Conchas, el 30 de marzo de 1999. Intervinieron, además del poeta, Alfonso Ortega, Raúl Vacas, José Luis Jiménez Lago y este escriba).

 

 

11 Vacas, Adares, Alencart y Lago, en la Casa de las Conchas (foto de Jacqueline Alencar, 1999)Vacas, Adares, Alencart y Lago, en la Casa de las Conchas (foto de Jacqueline Alencar, 1999)

 

12 Adares (foto de A. P. Alencart, 1997)Adares (foto de A. P. Alencart, 1997)

ADARES

Eh, tú, no desvaríes
esculpiendo versos en la calle,
coloreándolos con el rojo
de tu sangre,

cubriéndolos con el sudario
de tus fabulosos sueños.

Salamanca a la deriva
y tú, firme en tu trono de piedra,
codeándote con voces
extranjeras,

repartiendo esa vida
que el tiempo no ahoga.

Tu carne se hizo sombra;
tus versos, talismanes
donde no naufraga tu cabeza.

Estremecimiento
o desvarío, o reencuentro
en cada eco,

en cada pisada.

Horizonte impar
la Plaza del Corrillo y tú.

(Inédito)
(Poema escrito para un proyecto de homenaje emprendido por el periodista Francisco Gómez, adariano de pro)

 

13 Mi Barca ya está hecha, de AdaresMi Barca ya está hecha, de Adares

BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA

Treinta y cinco libros publicados y varios inéditos conforman una producción poética de primer orden. Sus libros son, entre otros: Sangre Talada (1977), Disparates de mi lado izquierdo (1978), Cinco pesetas de bosque (1979), Coplas del Cura de Galisancho (1980), A Quevedo y tierno de lilo (1980), Vuelo de papel (1981), Quiero pensar lo que he muerto (1987), La tierra esfuerza cal (1988), Mesa reñida (1989), Porqué tiene frío la madre… (1990), No me preguntéis de dónde soy llegado (1991), Patíbulo (1991), La última palabra de los árboles (1992), Escrito a lápiz sin soltar el asa (1993), Me enamoré sin permiso (1995), Rumbo acumulado (1995), Huellas que no disimulan (1997), Mi barca ya está hecha (CEIAS, edición de Raúl Vacas, 1999), Los dueños de Caín (1999) o La voz de la tristeza (2000). Recomendable es la antología poética Me atrevo a ser palabra (1977-1996) Salamanca: Amarú, 1997. Hay reedición más reciente, realizada por su buen amigo Juan Carlos Moreno Claros.

 

Vacas, Adares y Alencart, presentando Mi barca ya está hecha (Foto de Luiz Monzón, 1999).Vacas, Adares y Alencart, presentando Mi barca ya está hecha (Foto de Luis Monzón, 1999).

 

5 comentarios
  • Marcelo Gatica ( Luxemburgo)
    febrero 7, 2016

    Gracias por está pincelada del poeta Adares, su voltaje poético se ancla en una bella propuesta del lenguaje, además de una biografía iconoclasta digna de estudio en conjunto con su proyecto poético. Una obra cuyo valor vital se percibe en una primera lectura. Que Belleza el poema dedicado a Jaqueline, lo que habla de la cálidez humana del poeta con la mujer, y con los extranjeros.

  • Carlos Cea García.
    febrero 9, 2016

    Recuerdo a Adares sentado entre las columnas del Corrillo, si llovía, o junto a su mesilla plegable, si el tiempo era más benévolo, al desandar mi camino de casa a la Facultad de Filología durante los últimos ’80 y primeros ’90. Siempre sentí curiosidad por ese poeta al que llegué a considerar (tanto por sus barbas y pelo cano como por su libertaria radicalidad poética) como el «Walt Whitman» salmantino. Nunca me atreví a comprarle uno de sus libros, tal era el respeto que me infundía su labor callada. Con el tiempo he conseguido adquirir algunos de sus libros (qué más quisiera que fueran todos los que publicó en vida).Ver ahora sus fotos y leer sus poemas me producen una nostalgia difícil de explicar.

  • Juan Rivera
    febrero 11, 2016

    Un atractivo poeta heterodoxo, amigo Alfredo. No lo conocía, pero este homenaje y recuerdo tuyo me ha hecho interesarme por su obra. Saludos desde Bogotá.

  • Manuel Juliano
    febrero 13, 2016

    Otro ‘descubrimiento’ con este poeta Adares.
    Gracias a Pérez Alencart y a la revista Crear
    en Salamanca por publicar tan interesantes obras.

  • Enrique Gallego
    septiembre 20, 2016

    Anoche, antes de retirarme al dormitorio, elegí al azar un libro de la estantería del salón, con el que compartir el rato que antecede al sueño. “Huellas que no disimulan” de Remigio González “ADARES” fue que el azar puso en mi mano. Por alguna razón me he desvelado, cosa inusual, muy de madrugada y he retomado la lectura. Inevitablemente ha venido a mi mente recuerdos de aquel viaje que realice por tierras castellanas y he revivido los minutos de charla bajo las arcadas donde se resguardaba un atardecer del frío invernal. Me alegra saber del reconocimiento de su persona y Obra. En mi estantería comparte con León Felipe y Claudio Rodríguez.

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