“AQUÍ VIVE EL MEJOR ESCRITOR DEL MUNDO”. CRÓNICA DE JOSÉ PULIDO SOBRE EL HOLANDÉS ILJA LEONARD PFEIJFFER

 

 

1 El escritor holandés Ilja Leonard Pfeijffer

  El escritor holandés Ilja Leonard Pfeijffer

 

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar esta atractiva aproximación a la obra del escritor holandés Ilja Leonard Pfeijffer,  realizada por el escritor y periodista venezolano José Pulido y fruto de sus encuentros en Génova.

“AQUÍ VIVE EL MEJOR ESCRITOR DEL MUNDO”

Eso dicen lectores holandeses y genoveses

cuando hablan de Ilja Leonard Pfeijffer

 

Sientes miedo como si en cualquier curvatura de las estrechas callejas de Génova pudiera aparecerse un monstruo como el Minotauro o como cualquiera de los monstruos que soñó Mary Shelley, quien vivió y enviudó aquí después que escribió Frankestein. Luego están los monstruos comunes y corrientes que asaltan a cada quién de vez en cuando.

Sientes miedo pero también experimentas la alegría de recorrer un verdadero laberinto donde la historia de la humanidad puede escucharse como quien acerca una caracola a sus oídos.

 

El Puerto Antiguo, el casco histórico de Génova. Sobre sus piedras, a la sombra de sus palacios, en medio de su algosa y espeluznante belleza, se vive la misma fascinación que estremeció a lo largo de los últimos dos siglos a seres excepcionales como Byron, Percy Shelley, Mary Shelley, Flaubert, Stendhal, Dickens, Henry James, Salgari, Mark Twain, Nietzsche y cientos de genios creadores del arte y la cultura.

 

Aquí nació Cristóbal Colón, cuya gesta incansable cambió el rumbo de la humanidad. Aquí estuvo prisionero Marco Polo, quien no sabía leer ni escribir, pero le narró sus viajes a su compañero de celda Rusticello de Pisa y  también transformó las relaciones entre continentes con su comercio, sus especias y sus narraciones. Aquí nació Simonetta Cattaneo, bella y culta, musa total, cuya imagen pintada por Boticelli fue el símbolo del Renacimiento y debería aceptarse que también pudo ser logo, junto con La Niña, La Pinta y La Santamaría, de la llegada al nuevo mundo.

 

 

2 Ilja Leonard Pfeijffer y José Pulido

Ilja Leonard Pfeijffer y José Pulido

 

 

Eugenio Montale nació en Génova y es el espíritu que todo lo alienta. Uno de mis amigos genoveses leyó unos versos de Montale en la pantalla de su celular. Mi esposa y dos esposas más se conmovieron. Yo también. Para mí era algo tan del futuro y tan del ayer eso de mirar una pequeña pantalla y soltar las palabras así:

 

“Dándote el brazo bajé un millón de escaleras

no porque con cuatro ojos tal vez se viera mejor.

Contigo las bajé porque sabía que, de ambos,

las verdaderas y únicas pupilas, aunque empañadas,

eran las tuyas”

 

Este territorio de callejuelas, de poblados respirando playas; de montañas cuajadas de edificaciones y costumbres medievales,  provoca admiración y asombro, ganas de escribir sin saber de qué. La ciudad está llena de temas, de leyendas, de maravillas y al mismo tiempo te hace sentir que todo ha sido escrito, pintado, musicalizado y vivido. Sospechas  que  Cohélet, el hijo de David tenía razón cuando escribió El Eclesiastés:

 

“Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir. Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír. Lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará. Nada nuevo hay bajo el sol”.

 

Y sin embargo siempre hay en Génova algo nuevo, impresionante: sus festivales celebrando cada año personajes diferentes, su recordación de todo lo fantástico que aquí ha ocurrido y de todo lo que sigue ocurriendo.

 

 

 

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TODO LO ANTERIOR TIENE QUE VER

 

El tercer lugar del noveno círculo del Infierno se llama Tolomea. Entre tantos traidores asesinos que han merecido estar ahí, donde hasta el diablo sufre, figuran dos Tolomeos.

 

Uno era Tolomeo, gobernador de Jericó, quien deseaba tener más poder que su suegro, el Sumo Sacerdote Simón Macabeo. Al saber que Simón Macabeo y sus dos hijos Matatías y Judas llegaban a visitarlo, Tolomeo los recibió con un gran banquete. “Coman, beban” les decía y cuando Simón y sus hijos estaban ebrios, fueron asesinados por Tolomeo y sus hombres en el comedor. Como quien no rompe un plato.

 

El otro era Ptolomeo, el rey egipcio, quien ofreció hospedaje a Pompeyo Magno, el terrible pero valeroso guerrero, adversario de César.  Pompeyo llegó por las aguas acompañado de su esposa Cornelia, su hijo Sexto Pompeyo, su fiel liberto Filipo y algunos soldados. Cuando desembarcó, el tribuno Lucio Septimio, sicario de Ptolomeo, lo asesinó a puñaladas. También hizo que mataran a los demás. Según Plutarco, Pompeyo se cubrió el rostro con su toga y jamás gritó ni dijo algo: murió totalmente callado.

Hay otros dos traidores muy famosos metidos en la Tolomea: Fray Alberigo y Branca Doria.

Alberigo de Manfredi, señor de Faenza, pertenecía a la orden de los Hermanos Gozosos, pero se llevaba mal con sus parientes. Fingió que deseaba reconciliarse con ellos y les organizó un festín. A la hora de los postres, cuando hizo servir las frutas, encabezó la matanza ayudado por sus sirvientes. De ahí surgió el proverbio «Éste ha probado la fruta de Alberigo» cuando alguien es traicionado por un familiar.

 

Branca Doria era un hombre despiadado. Se casó con la noble Caterina Zanche, hija de Michele Zanche, gobernador de Logudoro en Cerdeña. Dicen que Branca Doria quería el título de su suegro. Para esos propósitos le preparó un gran banquete y al terminar de comer y beber lo asesinó. Después cortó el cadáver y escondió los pedazos.

 

 

En algunas noches –no se sabe si con luna llena o sin nada de luna- aparece el fantasma de Branca Doria, con las manos ensangrentadas, tratando de entrar en la iglesia de San Marcos. Al lado de ese templo quedaba su residencia.

 

Fray Alberigo, de la familia Manfredi, natural de la preciosa y hacendosa región denominada Emilia Romaña, estaba sufriendo su pena en la Tolomea. Ahí se llora y las lágrimas se congelan causando mucho dolor. Todo es dolor continuo en ese lugar. Alberigo le dijo al Dante que allí también estaban castigando a Branca Doria y el Dante respondió asombrado: “Creo que tú me engañas; Branca Doria no ha muerto todavía, y come y bebe y duerme y paños viste”

 

Entonces Fray Alberigo explicó que en la Tolomea están castigando el alma de Branca Doria  pero su cuerpo vive en Génova, poseído por un demonio. “El diablo tiene un sitio en su cuerpo…”

 

Dante Alighieri quien parecía repartir justicia en su Divina Comedia, al final del canto culpa injustamente a todos los genoveses por los pecados de uno de ellos:

 

“¡Ah genoveses, hombres tan distantes

de todo bien, de toda lacra llenos!,

¿por qué no sois del mundo desterrados?

Porque con la peor alma de Romaña hallé a uno de vosotros…”

 

4 En Génova

En Génova

 

 

 

 

Como he estado leyendo en silencio y meditando en silencio es lógico que haya dejado el libro en la pequeña mesa para dedicarme a beber mi cerveza íngrimamente callado. Aunque puedo escuchar cuando sorbo y trago y a cierta distancia, un acordeón callejero con alma de paloma, comienza el zureo de un tango.

 

-¿Por qué el poeta de Florencia se expresó de tal manera?- pregunto. Estoy solo y debo responder con las mismas hipótesis que se han encendido y apagado mil veces.

 

La Superba, la ciudad magnífica, también ha sido tachada de soberbia en la acepción que forma el morboso club de los siete pecados capitales. Quizá esa soberbia afectó al Dante a partir de un rencor. Si era capaz de amar como nadie también ha podido odiar. Un poquito, al menos.

 

No voy a decir que uno de los tres o cuatro poetas más inmensos que ha tenido la humanidad era rencoroso, pero la Divina Comedia se asemeja a un sublime desquite. El Dante sufrió tanto como los condenados de su infierno, su vida fue un calvario verdadero. Fue sentenciado a morir en la hoguera y tuvo que huir per sempre de su amada Florencia. Nunca pudo regresar de ese exilio.

 

En el año 1300 se proclamó un jubileo: todo el que hiciera un peregrinaje hacia Roma y anunciara su arrepentimiento, sería perdonado. Dante no podía viajar a Roma porque de hacerlo ardería en la hoguera. Y por eso se llegó a especular que escribió la Divina Comedia como un peregrinaje de la conciencia. Aunque él haya insistido que la escribió en homenaje a Beatriz y muchos sospechen que además lo hizo para meter en el infierno a unos cuantos enemigos o personajes merecedores de algún castigo.

 

Hay quienes cuentan que Branca Doria se había molestado con el Dante cuando el emperador Enrique VII de Luxemburgo estuvo de visita en Italia. Ambos habrían coincidido en algún acto oficial. Y dicen que Branca Doria abofeteó al poeta en aquel encuentro porque le disgustaban sus ideas políticas. Imagino a Branca Doria gritando “¡maledeto!” mientras le cruzaba el rostro al sorprendido bardo florentino.

Pero hay otras versiones. Según la que cobra más cuerpo, el Dante Alighieri fue golpeado por el hijo de Branca Doria y sus sirvientes, quienes le dieron una paliza para amedrentarlo. Al parecer eso habría ocurrido cerca del parque Aquasola, de Génova. Y nadie acudió en su auxilio. Nadie.

 

 

 

5 La Superba

La Superba

 

 

 

A veces me aburro y me dedico a buscarle la quinta pata al gato de las historias. Sé por ejemplo que Mary Shelley vivió en Génova, tuvo sus momentos felices y también muchas tristezas porque su esposo, el poeta Percy Shelley, salió de Génova en una aventura por mar el 1 de julio de 1822 y se ahogó en las aguas de Livorno a causa de una tormenta.

 

Cuando Mary tenía 18 años había comenzado a escribir Frankestein. En esa época contó que había soñado con un monstruo: “Vi, con los ojos cerrados pero con una nítida imagen mental, al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al objeto que había armado. Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el esfuerzo de un humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo”.

 

Puedo afirmar, sin ningún argumento de respaldo a mi favor, que Mary Shelley siguió soñando con Frankestein mucho tiempo después de que se convirtiera en una de las novelas más leídas del mundo. El personaje asustaba a su creadora.

Frankestein se perdió en las aguas, buscando “…el punto más alejado y septentrional del hemisferio”. Prometió que subiría a su pira funeraria y moriría en plena soledad. Pero todavía hay quienes esperan que aparezca de pronto, en la cima de las olas, una balsa cuajada de algas y encima de la balsa aquella enorme sombra y su grito aterrador.

 

 

 

LA SORPRESA

 

 

 

Todas las historias de los poetas y narradores que se sintieron atraídos por Génova tienen alguna relación. Unos leyeron lo que otros describían de la Superba y dijeron “vamos a conocer el laberinto”. Mis amigos genoveses me han llenado de ideas al respecto. Sé que a veces exageran pero nunca dejo de encontrar alguna pista verdadera en sus fantasías.

Un día me reí y a continuación caí en el limbo perdonable de no saber cómo reaccionar cuando me dijeron, sin anestesia: “El mejor escritor del mundo vive aquí”. Fue un comentario que saltó como algo verídicamente normal, mientras bebía cerveza con varios de esos amigos genoveses, en un café con umbrelas acosadas por el enfurecido sol.

 

En el arte de escribir hay altibajos pero nadie es el mejor. A cada quién le toca un pedacito de gloria y una buena porción de lectores y seguidores, pero nada más. No existe el mejor escritor. Y menos en una época como esta atiborrada de magníficos narradores y poetas, ensayistas y cronistas. Aunque varios de los inmortales escritores y poetas que ha tenido la humanidad han pasado por esta Liguria en los dos últimos siglos.

“El mejor escritor del mundo vive aquí” eso repitió como una sentencia apacible uno de mis irreductibles amigos genoveses.

 

Cuando pregunté, por seguirle la corriente ¿y cómo se llama? Me respondió con naturalidad pasmosa: “Ilja Leonard Pfeijffer”. Y no tuve tiempo para bromear porque Internet posee una endiablada velocidad y ahí estaban las novelas, los poemarios, las obras de teatro, las crónicas, los ensayos y todos los premios importantes que dicho caballero ha puesto en ebullición.

 

Por todos esos logros, lógicamente, los genoveses que lo conocen y lo leen, cultivan la opinión  de que el mencionado caballero de nacionalidad holandesa, es el muchacho de la película. Y esa opinión comenzó a parecerme respetable cuando apenas había encontrado una pequeña parte de los méritos que el escritor holandés ha acumulado. A continuación, una sintetizada versión de sus logros, según datos obtenidos en las páginas culturales de Holanda y de Italia.

 

 

 

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PREMIOS Y TÍTULOS

 

Ilja Leonard Pfeijffer ha ganado los premios Libris y VSB los más importantes de poesía y narrativa de los Países Bajos. Ha publicado novelas, poemarios, ensayos, textos para teatro, textos de historia y varias traducciones. Escribe para el diario holandés NCR

 

Nació en 1968, en Rijswijk, cerca de La Haya. Estudió literatura clásica en la Universidad de Leiden y se doctoró  en 1996 con una tesis sobre el poeta griego Píndaro. Estuvo dedicado a la docencia universitaria en Grecia hasta el 2004. En el año 2008 llegó a Génova y se quedó.

 

Con su primer poemario, Hombre Square, publicado en 1998, ganó el premio C. Budding y con su primera novela Rupert, una confesión, publicada en 2002 ganó el premio Anton Wachter. Es el único escritor de Holanda que ha ganado ambos premios.

 

Su tercer libro de poemas fue premiado por la provincia alemana de Nordrhein-Westfahlen (2002). Su segunda novela, Het Grote braggerboek (El Gran Libro de Bragger, 2004), una experimentación lingüística muy original fue nominado en los Países Bajos y Bélgica como el mejor libro del año. Ese libro ganó el premio Tzum.

 

Después de la novela polifónica La vida real, (2006), alcanzó el gran éxito internacional con La Superba (2013), una novela centrada en el tema de la migración, ubicada en Génova ciudad llamada La Superba (la soberbia, la mejor). Con esta novela ganó el premio Libris, el reconocimiento literario más prestigioso de los Países Bajos, y el premio de la Real Academia de Bélgica para la novela más importante flamenca y holandesa de los últimos cinco años. Fue galardonado con el premio Tzum por segunda vez, el único escritor en Holanda que lo ha conseguido. La Superba subió en las listas y se convirtió en un éxito de ventas traducido a varios países, incluidos los Estados Unidos, Alemania e Italia.

 

En 2008 publicó Round Tour, una obsesión, poemario de sonetos.  Ese año también publicó una suerte de obra maestra: Idilios, la nueva poesía, una colección de cincuenta poemas escritos en versos alejandrinos, con temas de lenguaje emergente de relevancia política y social.

 

 

 

 

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Este libro se convirtió en un éxito enorme y ganó todos los premios de poesía en los Países Bajos, incluido el prestigioso VSB.

 

Desde 2007 ha escrito textos para teatro. En un primer momento, para la compañía holandesa Annette speelt. Y comenzó una larga asociación con el Teatro Nacional y el Teatro de La Haya Maastricht, donde fue nombrado como primer dramaturgo.

 

Sus piezas han sido comparadas en impacto público con las obras de Shakespeare y varias veces las entradas se agotaron en los principales teatros holandeses. En 2017 su pieza El abogado, fue galardonada con el premio de dramaturgia holandés y belga de mayor prestigio. 

 

En 2015 recibió el premio E. du Perron por el compromiso social de su obra literaria, en particular la colección poética Idilios, la nueva poesía y Gelukszoekers (Happiness researchers, 2015), una colección de textos y editoriales sobre inmigración.

 

 

Entre sus trabajos más recientes se encuentran Letras de Génova, (2016), una voluminosa autobiografía epigráfica de la famosa serie Privé Domein, y Peachez, un romance, (2017);  novela sobre la relación de semejanza entre amor y fe, elegida en Holanda como la novela más romántica del año.

 

Después apareció la novela Grand Hotel Europa, donde Europa es una protagonista que agoniza en el entretenimiento. Es una trama que “aborda la ambigüedad y el futuro de Europa bajo la ola imparable de la globalización y el turismo”.

 

 

 

8 Con su novia

Con su novia

 

 

 

HAY QUE LEERLO

 

Enseguida comencé a leer lo que pude conseguir de Ilja y sin ninguna duda es un escritor y un poeta que te lanza en cada línea en busca del pasado pero con ojos del presente. Su cultura, su sabiduría y su profundidad son apenas las puntas del iceberg de una poderosa irreverencia, de una magistral ironía. Su punto de vista atraviesa muros y lo capta todo.

-¿Cómo hago para conocer a este escritor?-le pregunté a Mayela Barragán, una amiga periodista y traductora venezolana que lo conocía y lo había entrevistado unos años atrás. Ella lo ubicó y nos puso en contacto. Ha sido una de las experiencias más interesantes que he tenido con un escritor. Y he entrevistado a muchos. A varios de los más célebres. Es algo insólito que no lo hayan traducido al español. No pude entrevistarlo de manera justa porque lo he estado leyendo lentamente en inglés y en italiano. Es un caso extraño. Ilja Leonard Pfeijffer traducido al español sería un imán para los lectores. Tan atractivo como Murakami, Auster, Pamuk o Houellebecq.

 

La primera vez que lo vi estaba esperándonos en un café ubicado en una calleja de Génova, quizá el mismo lugar que tantas veces visitó Stendhal cuando se envició con un licor de cerezas. (Stendhal se la pasaba en los callejones y quería beber el mejor café de Génova. Lo llevaron a uno que describió después como un lugar oscuro, instalado en dos habitaciones sucias. No le gustó el café, pero regresaba todos los días a comprar «una bebida muy especial llamada agua roja, con cinco o seis cerezas en el fondo del vaso y un delicioso aroma…”)

 

Veo al hombre, enorme y blanco, con cabellera larga y amarillenta de rockero duro; su rostro recuerda a cualquiera de los tres mosqueteros; más bien a como  uno se los imagina bajo la influencia del cine.

También tiene algo de oso, la fortaleza, la paciencia. Es como un guerrero emergido del hielo.

 

Anda siempre de traje, con camisa y corbata. Como si no existiera la estresante humedad del calor veraniego. En la corbata destaca un sujetador de oro. Eso que llaman pisacorbata. Su elegancia es como un derechazo a la mandíbula enviado por Muhammad Alí. Su sonrisa es leve como de Gioconda; sus ojos de Corsario Negro abordan barcos. Su gentileza es única. Es la amabilidad de alguien que comprende la existencia hasta en su más mínima expresión.

 

Este hombre de largas manos adornadas de anillos en son de gitanería, escribe novelas y poemas con el poder de quien crea vientos y rayos, tempestades y terremotos.

Y más que eso: escribe como si pudiera viajar en una máquina del tiempo y de esa manera encontrar las raíces de todo conocimiento y la palabra necesarias para conmover sin falsedades, para estremecer de verdad las esencias del ser humano. Hasta el más lerdo de los ignorantes podría darse cuenta de que Ilja Leonard Pfeijffer posee silenciosamente, humildemente, el arte de la escritura.

 

 

 

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Cuando fue estudiante desarrolló una tesis fue sobre Píndaro; y ha estudiado en profundidad a Simónides.  Los presocráticos y demás filósofos griegos han sido un trayecto que siempre recorre. Después de eso, ha leído a todos los grandes autores como si hubiese descubierto que dentro de su persona se aloja un ser hambriento de intensidad, de lenguaje.

Es un hombre que lee y escribe mucho. Vive con el arrojo de los anónimos obreros que construyen enormes edificios. Jamás hace alardes de nada. Más bien da la impresión de que desea mezclarse y perderse en la multitud.

 

En La Superba describe a Génova desde los personajes de la calle. Hay gente del dédalo que de repente dice, con evidente orgullo: “yo estoy en esa novela”.

Ilja inicia La Superba hablando de la mujer más bella y con ese comienzo manifiesta el espíritu de la ciudad y de esta época. Hay claves y gestos de hermosura en todas las chicas que atienden las barras, las mesas.

 

El asunto es que después de escribirla encontró de verdad a la mujer más bella y ahora es su novia. Asegura que ella lo ha salvado porque tiene un año sin probar una gota de licor. Confesó en un libro sus problemas con el alcohol. Ese libro también fue un tiro al piso. Nada nuevo para muchos creadores y artistas. Ilja tiene mirada de pensador. A veces parece estar pensando en algo cruel. Se abstrae porque todo el tiempo anda escribiendo.

-Aquí estuvo Gustave Flaubert y vio en este café restaurante a una mujer tan impresionante que escribió: «Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida: estaba ebrio de contemplarla, mientras bebía un delicioso vino a grandes sorbos». Pero Flaubert sentía un perverso temor: podía ser asaltado por la epilepsia en cualquier instante y por eso no se acercó a la dama para manifestarle su admiración- eso le comento a Ilja, como si él no lo supiera.

Y le señalo a continuación:

 

-Al menos pudo disfrutar de un segundo deslumbramiento: en el Palazzo Balbi Senarega vio el cuadro Las tentaciones de San Antonio, de Pieter Breughel  el Joven. Y se emocionó tanto que después escribió una de sus obras más emblemáticas usando ese mismo título: Las tentaciones de San Antonio.

 

Ilja conoció también a la mujer más bella de Génova pero logró transformarla en novela, en poesía y finalmente consiguió que ella dejara de ser un personaje y se convirtiera en la mujer amada, la inspiradora.

 

 

 

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ALGUNOS DATOS CONOCIDOS

 

La chica más bella de Génova trabaja en el Café de los espejos. El propio Ilja  se convierte en un personaje extranjero que quiere reabrir un teatro en el Porto Antico, pero la ciudad es arisca, burocrática.

 

En la novela, el personaje dice: “He adquirido un nuevo guardarropa para poder movilizarme como una nueva persona por este mundo tan elegante. Compré un par de trajes italianos, unas camisas hechas a la medida, un sofisticado par de zapatos, tan suaves como la mantequilla y tan afilados como un cuchillo, y un original sombrero panamá. Todo esto me ha costado una fortuna, pero era una inversión necesaria para acelerar mi asimilación”. (Este fragmento de La Superba fue traducido del holandés al español por Geraldine Carreño Torres)

 

Ilja cuenta que en el verano del año 2008, tan caliente como este del 2018, viajó de Holanda a Roma en bicicleta. Condujo a través de los Alpes, devoró los kilómetros pasando por Bélgica, Francia, Niza, Marsella y con la fuerza de ese envión llegó a Génova. De ahí siguió hasta Roma porque se lo había prometido a sus amigos. Con esa aventura en bicicleta intentó demostrar que no tenía miedo. Eso ha comentado después. Pero estando en Roma no resistió la tentación de retornar a Génova.

 

No había necesidad de preguntarle si esa decisión de quedarse tuvo que ver con la mujer más bella de Génova. Porque esa es una de sus realidades importantes. Dice que se levantan temprano, acuden a una cafetería, desayunan juntos, ella se va a su trabajo en una galería de arte y él se dedica a escribir sus cosas en plena calle, al aire libre.

 

Acordamos una segunda reunión, esta vez para cenar. Nada de entrevistas comunes y corrientes. Solo estábamos conociéndonos. Lo entrevistan mucho y las preguntas casi siempre son las mismas.

 

-Ilja camina por el laberinto como Dante por el infierno. Nada se le escapa, todo lo escribe. Su poesía es altamente adictiva- dice uno de mis viejos amigos genoveses.

 

 

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LOS DÍAS DE ILJA

 

Desde arriba, desde todas las montañas que conforman Génova se desprende una escalera arquitectónica; es una cascada de casas, edificios, palacios, templos, castillos, y su luz inunda la ventana y deja caer la blancura  del día encima de la blancura de las sábanas. Ilja se despierta en el lado de la cama donde se juntan todos los latidos cardíacos que intentan elevar el amor por encima de los democráticos lugares comunes.

Su alma y su mente describen la ciudad de la misma manera precisa con que dibujan su amor. La ciudad se impone; sus piedras, mármoles y geometría contienen la historia de la humanidad.

 

Desde el histórico muelle  del puerto antiguo, la ciudad se abre hacia las montañas como un abanico de edificaciones impresionantes. La mirada caracolea en el laberinto de callejuelas; el alma se asombra en la Strada Nuova con sus palacios y las suntuosas avenidas cargadas de detalles arquitectónicos que son una emanación del Renacimiento.

Luego edificios y casas van haciendo nidos en las colinas del horizonte. Todo se asemeja a una escalinata interminable, que en las verdísimas serranías de la Liguria diseña y disemina pequeños poblados y hace lo mismo cuando desciende hacia las playas del Mediterráneo, marcadas por la lluvia de piedras que envió Zeus para  proteger a Heracles de una emboscada.

 

Por ese puerto antiguo de la ciudad que fue imperio y república, entraron con afán conquistador, cartagineses, romanos, bizantinos, lombardos, normandos, iberos, sarracenos y Napoleón Bonaparte.

 

Todos: franceses, alemanes, árabes, españoles, griegos, turcos, vikingos han querido conquistar y dominar ese maravilloso y terrible mecanismo que lo mismo promovió hacia el resto del mundo los poderes de la banca naciente, los poderes de las añejas religiones, los poderes de los corazones aventureros y guerreros de la mar y los poderes de la cultura.

Definitivamente la ciudad es un personaje en La Superba. Y la poesía es como un ritmo en su narrativa, se filtra en sus escritos, juega un papel en cada una de sus novelas. Ilja piensa que los límites de la fantasía y la realidad ya no son tan claros. Ha sostenido ese criterio en varias oportunidades. “Siempre dejas que el lector se pregunte ¿era esto real o solo estaba fantaseando?”

 

 

 

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LA SEGUNDA OCASIÓN

 

Nos hemos sentado en una mesa que han preparado para Ilja y sus invitados. El restaurante despliega sus mesas en la propia calleja, casi interrumpiendo el paso de la gente. Ese es uno de los encantos del laberinto.  Ilja ha llegado con Sandra, la madre de su novia Stella. Sandra es una dama preciosa, elegante y fuerte como una espada.

Y Stella debe ser la mujer más bella de Génova. Tendría que ser ella, finalmente, la mujer más bella de Génova. Pero deja de serlo en el mismo instante en que su señora madre revela que Stella tiene una hermana gemela. Gemelas idénticas. Santos cielos. La novia de Ilja estudió arte y trabaja en una galería. La otra hermana es médico y labora en el Hospital San Martino.

 

Aunque nadie hace escándalo ni pide autógrafos, los habitantes de la ciudad parecen saber quién es Ilja. Pasan, observan, algunos lo saludan con un gesto.  Vienen y van turistas, paseantes, personas que deambulan toda la noche aprovechando el verano.

 

-Ilja tiene un hermano gemelo idéntico: está en su novela, La Superba pero en realidad no se parece a él- dice otro de mis amigos de la bella ciudad.

Para entrar en confianza le cuento a Ilja que siendo adolescente me enamoré de una trapecista, pero al verla de cerca al día siguiente, sin su traje mágico y lavando ropa, me desenamoré porque era una señora canosa y tenía más o menos la edad de mi madre.

-En mis años juveniles usaba lentes para ver de lejos, pero me los quitaba  cuando venían  mujeres.  Sin lentes las veía bonitas a todas- comenta Ilja.

 

 

 

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Antes de comenzar a cenar le hablé de un poema suyo titulado “El Humo”, que comienza más o menos así, según la traducción que encontré:

 

Comí en el baño del árbol del zakkum

como metal fundido la sed quemó mi vientre”

 

Sé que su poema es superior a lo que muestra lo traducido, pero esos dos versos no están nada mal. Su poesía y su literatura se la juegan de ese modo: no tiene fronteras ni limitaciones. La alusión al árbol de zakkum o zaqum deriva hacia Jahanam  el infierno musulmán. Por su parte, el Gehinnom (Gehenna en yiddish) es un lugar donde son castigadas las almas de los pecadores, según los judíos.

 

Ah. La Divina Comedia no está sola. La ciudad tampoco.

 

Nos quedamos ahí hasta la madrugada.  Acordamos vernos otra vez. Ya como cuestión de amigos, para entendernos. Para hablar de planes, de escritura, de poesía. Ilja habla varios idiomas pero es silencioso. Yo, en lenguas extranjeras, soy una piedra, pero parloteo más que una estación de radio. Stella, una de las dos mujeres más bellas y cultas de Génova, lo mira con inteligencia amorosa. Ella entiende bastante el español. Por eso me tomo la libertad de decirle, en voz discreta:

 

-Creo que tu novio es un acontecimiento.

 

 

14 Ilja Leonard Pfeijffer, José Pulido y Mayela Barragán

Ilja Leonard Pfeijffer, José Pulido y Mayela Barragán

 

 

 

 

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