APROXIMACIONES A ‘BARRO DEL PARAÍSO’: FONSECA (ESPAÑA) CHIAMA (ARGENTINA) Y VILORIA (VENEZUELA)

 

 

1 Alfredo Pérez Alencar con su libro (foto de José Amador Martín)

Alfredo Pérez Alencar con su libro (foto de José Amador Martín)

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar tres apuntes en torno al nuevo libro de Alfredo Pérez Alencart, titulado ‘Barro del Paraíso’ (Ars Poetica. Oviedo, 2019), con pinturas de Miguel Elías. El mismo será presentado el próximo 7 de mayo en la Sala de la Palabra del Teatro Liceo de Salamanca.

 

 

2 Fonseca, Alencart, Aganzo y Ruiz Barrionuevo (foto de jacqueline Alencar)

  Fonseca, Alencart, Aganzo y Ruiz Barrionuevo (foto de Jacqueline Alencar)

 

DE LOS ETERNOS BIENES

Jesús Fonseca

 

Desde la serenidad de un pensamiento penetrante, abarcador, Alfredo Pérez Alencart busca —una vez más—, «celebrar un Amor en marcha». Lo hace «en el lugar de los hechos». El gran poeta del ensueño hispánico vuelve a ser, de nuevo, en Barro del Paraíso, el intelectual de conciencia clara, capaz de moldear la primicia de la esperanza; la abundante vendimia de la misericordia. Tiembla Pérez Alencart, desde la certeza de quien sabe que «sólo donde fluye la sangre de Jesús de Galilea, empieza la humanidad». Pero aún hay más. Nuestro poeta, siempre atento a la urgencia del otro —a la dureza de ser peregrino y empezar de nuevo—, se atreve a proclamar, en tiempos de feroz injusticia: «no todo es hermoso, es cierto, pero se debe ayudar / al que llega, al que enferma, al que se marcha, al que sufre». Un libro, en fin, de mirada exigente y muy cerca de la vida. De los Eternos bienes.

 

3 Jesús Fonseca (foto de José Amador Martín)

  Jesús Fonseca (foto de José Amador Martín)

Jesús Fonseca Escartín (Canfranc- Estación, Huesca,1952). Es poeta y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
Hasta hace unos meses dirigió el periódico “La Razón” en Castilla y León, y el programa “Palabras a medianoche” de Castilla y León Televisión. Ha sido corresponsal en Bruselas de Televisión Española y de ABC, y de este mismo diario en Portugal. Jefe de redacción de Blanco y Negro, dirigió también el diario «Información» de Alicante. Delegado de la Agencia Efe en Senegal, Guinea Ecuatorial, Colombia, Argentina y en Castilla y León. Estuvo al frente de la dirección de Nacional de la Agencia Efe y de Información Nacional de los Servicios Informativos de Televisión Española. Tiene siete poemarios publicados.

ALREDEDOR DE ‘BARRO PARAÍSO’,

DE ALFREDO PÉREZ ALENCART

María Cristina Chiama

 

Entro en Barro del Paraíso, y desde la primera tinta en el lado izquierdo de la ‘Proclama del Heraldo’ me sostiene  un “Quítese importancia a la emboscada del confuso…” que me hace titubear y me rescata ¿del barro? Y sigo porque al final del poema de música sostenida por la voluntad de instaurar un resquicio de luz, leo: “Cántese por la tierra nueva, por un nuevo retoño que le salió a la vida…” que me deja solita en el final de un camino que va a alguna parte. Sigo.

 

Otra tinta en ‘Ofrenda de Libación’  habla y me dice o creo que me dice, porque a esta altura de la lectura, estoy embelesada de buen vino de la sangre de Cristo: “El domingo libo en tu casa de muchas moradas, pues solo nutriéndome a mí saco otra vida de ventaja.” Pero, oh, delgada humanidad, apenas un soplo del universo, me sumerjo en “Todo se corrompe como una pesadilla…”.

 

Entonces paro y me pregunto ¿oí llegar al mendigo de sandalias polvorientas? ¿Sé de mi prójimo, este que está a mi lado porque la palabra viene de próximo? Y me digo que a veces cierro puertas y me tumban esos versos finales: “Durante largo tiempo golpearán las puertas/ que ellos mismos cerraron.”. Y me quedo sosteniendo un dedo ciego en medio de algún pasillo.

 

Pero no, me repongo, y me voy a una tinta poetizada de ‘Ángel de la sobrevivencia’ y allí recalo con la esperanza a cuestas, uy, qué respiro en un “Acerca tu oído, divina criatura, pues quiero hacerte algunas preguntas/ antes que desaparezcas.”

Y si hay curiosidad hay un aire esperanzado. Y qué sorpresa…ay y qué dolor…qué aguja remediando entrañas, ay, ‘Clavos que el cuerpo no perdió’, mi Dios en la Cruz. Y nuevamente mi escritura, digo mi alma, se marea, ante ¡No estén de luto por quien descree de la muerte! Uf… Era eso. Yo te creo y “Apuesto por esta reordenación de la ternura, aunque/ estén forjando clavos.” 

 

Y sigue Barro del Paraíso transitando la historia sagrada de Dios hecho hombre, el que nos devuelve cada mañana la lluvia purificada en el misterio del amor y la esperanza.

 

4 María Cristina Chiama

 María Cristina Chiama

 

María Cristina Chiama (Buenos Aires, Argentina, 1952). Poeta, narradora y ensayista. Reside en Laboulaye, Provincia de Córdoba. Entre sus publicaciones: “Darwin” en Plumas al Viento, Neuquén, 2013; Poemas para afirmar las alas, Chubut, 1988; en la U.N.R.C, 2002; Leer da trabajo, Cba. Año 2006; Antología de poesía. Fundación Victoria Ocampo. 2012. CABA; Cuentos Regionales. Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Ediciones Colihue, CABA, 1994; ¿Cómo leemos literatura en el aula? Editorial Biblos. CABA, 1910. En la Web: Editorial Piso 12, Revista Digital, en http://www.anthropologies.es, 2014, Cita en las Diagonales, marzo de 2015, Celebración de la sangre, nouvelle, Imprecom Editora, RC, 2013; y Guardia de cenizas, nouvelle, en Edit. Ruinas Circulares (2015).

 

 

 

EL FERVOR CRISTIANO DE PÉREZ ALENCART

 

Enrique Viloria Vera

 

 

De acuerdo con el DRAE, el fervor es un celo ardiente hacia las cosas de piedad y religión, y la pasión por su parte, es la inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona. El poeta peruano-salmantino Alfredo Pérez Alencart, es un hombre de pasiones varias: por su esposa, por su hijo, por su familia y por unos contados amigos que son también familia; en cambio, el fervor del poeta es uno solo: su entrega ardiente es por Jesucristo, sus hechos y su mensaje.

 

Este acendrado fervor se pone de manifiesto en Barro del Paraíso, un libro con notorio cimiento bíblico, publicado en enero de este año por la editorial Ars Poética, de Oviedo. Contiene treintaitrés poemas escritos en 2010 e inéditos hasta ahora. Todos ellos han sido ilustrados por el pintor Miguel Elías, quien también firma la imagen de portada.

 

Es un libro denso, complejo, bien articulado absolutamente ferviente, donde el poeta comunica su fe, su ardiente fervor. Algunos fragmentos servirán para ilustrar la raigambre bíblica del escritor. Copio sus versos dándoles apariencia de prosa. Nuestro escritor funge de heraldo, de vocero, de portavoz de la fe  y participa:  “Vívase memorando el Amor que envuelve al cielo,/ sus arcos de luz, lejos, cerca/ de la Voz que empieza a pertenecer/ arreando al rebaño perdido por campos de lápidas,/ por secadales de lucha lenta donde braman/ los vientos cual minotauros que se quedaron a solas./ Sépase que el Tiempo se ha escapado de su celda/ y anda quemando o lloviendo días luminosos,/ pudriendo frutas en cualquier rincón del mundo,/ hundido en los pastizales del hombre Altísimo,/ mordiéndole su cayado en la argamasa celeste…”.

 

De la misma forma, en rol militante comunica: “Donde fluye Tu sangre empieza la humanidad/ del barro sediento del hombre, su mirada desdoblándose/ para que aparezca la chispa donde viéranse/ tus manos ubicuas junto al grano de mostaza cuyo grosor/ aumenta por la raíz amarrada a Tu destino./ Tomo mi lugar en esta comunión proliferada/ gracias a la voluntad de los que no se han dormido”.

 

También informa que está protegido por su Amado galileo y que tiene escolta contra las tentaciones: “Alguien de uñas frías pretende arañar mi paz/ y esconderla en un ventisquero de contiendas./ Pero yo no vendo mi corazón para otros vuelos/ ni látigo alguno me hace decir sí cuando me niego./ El prodigio está en la condensación de las señales/ que logran mostrar al tierno ángel que me escolta,/ vestido de león para repeler a los perseguidores”.

 

Nuestro poeta clama igualmente por la protección divina y, dolido, expresa: “Siento en mí el almíbar de la derrota que corrompe/ la dicha por el costado abierto del destino. Estoy/ clamando a Dios como un Job que roza la blasfemia,/ herido por dentelladas que me dejan destrozado/ hasta meterme en el horno expiatorio como un Lucifer/ incriminado. Lo mío no es echar candela por la boca/ sino abrir las manos en cruz, suplicantemente/ puestas en la lengua fulminante que restaura/ mi desgreñada identidad, ensalivándola de verdad,/ habituándola a repetir el viaje sin el corazón/ paralizado por la flagelación de los relámpagos”.

 

Hay mucho y bueno en esta poesía capicúa que evoca en treinta y tres poemas la edad de Cristo. Culminemos con el testamento vital de Pérez Alencart, quien nos lega sus versos para el recuerdo, la remembranza, el testimonio sincero y desgarrado de su fervor:

 

“Envisionado por fragancias de nardo puro/ y por imperiosos mandatos del espíritu, esto les dejo./ Conmigo hizo obra el Maestro, pero a vosotros asediarán/ legiones cuyos tambores solo anunciarán descalabros./ No busquen detrás del lugar memorado: nada hallarán/ por aquel hervidero inmenso de tinieblas y escalofríos./ Les alcanzo mi espíritu sobrenaturalmente habitado,/ mis alas indemnes tras el salto atroz por abismo/ y hojas donde pude calcar el apremiante rescate/ que el día de la culpa me alejó del diente de la bestia./ Esto les dejo. Es otra vez el desbrozo del camino/ para que no tengan mortajas ni cojeen ante señuelos./ En estas vislumbres no hay hinchados amotinamientos/ sino actos de fe en lo que el hombre nunca podrá perder/ marcas ardientes catapultando vagidos del comienzo./ No espumas, verbos tiemblan aquí sin que pase el tiempo/ por la costilla que rubricó el contrato de población./ Esto les dejo. Vuelta al origen para atisbar lo original/ en medio del barro por donde se transpiran agonías/ cuando atisben la extraña luz de las estrellas negras./ El paraíso tomará sosegada posición en vosotros/ si saben cómo esquivar al talón que enseña la muerte”.

 

5 Enrique Viloria (foto de José Amador Martín)

 

Enrique Viloria (foto de José Amador Martín)

 

Enrique Viloria (Caracas, Venezuela, 1950), es autor de más de ciento treinta libros de varios géneros, además de obras jurídicas y económicas. Reside en Salamanca desde hace tres años, aunque sus vínculos con la ciudad y la Universidad comenzaron en 2002. Desde aquí ha escrito varios libros y difunde la obra de otros autores españoles e hispanoamericanos.

 

 

6 Estatua de Lorca, detalle (foto de José Amador Martín)

Estatua de Lorca, detalle (foto de José Amador Martín)

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