Multitud, de pintor anonimo
Crear en Salamanca tiene el auténtico privilegio de publicar estos poemas escritos por el notable poeta Tomislav Marijan Bilosnić (Zemunik, Croacia, 1947). Marijan Bilosnić es escritor, poeta, autor de documentales, periodista, pintor y fotógrafo. En la Facultad de Filosofía y Letras de Zadar estudió filología croata e historia del arte. Es autor de más de cien libros de prosa, poesía, críticas, folletos y documentales de viaje. Sus obras, que recibieron varios premios, han sido traducidas a varios idiomas y se han incluido en diferentes panoramas literarios, antologías, léxicos y programas escolares. Fue redactor en periódicos, revistas, bibliotecas y columnas. Ha colaborado en la radio y en la televisión, así como en buen número de periódicos y diarios croatas: Vjesnik (Noticiero), Večernji list (Periódico nocturno), Slobodna Dalmacija (La Dalmacia Libre), Novi list (Periódico Nuevo), Glas Istre (La voz de Istria), Glas Slavonije (La voz de Eslavonia)…
El poeta Tomislav Marijan Bilosnic (foto de José Amador Martín)
Tiene publicados más de mil artículos, reportajes, comentarios, escritos y documentales de viajes. Como artista tiene más de setenta exposiciones individuales en las técnicas de monotipia, óleos, pasteles, dibujos y fotografías. Es miembro de varias asociaciones; entre ellas de la Sociedad de Escritores Croatas, donde forma parte de la Junta directiva y presidente de la sucursal de la FEC en Zadar.
Presentamos a nuestros lectores diez poemas de la antología poética África, traducidos por la reconocida hispanista Željka Lovrenčić, quien también es responsable de la traducción del ensayo de Davor Dalat.
Portada de ‘Afrika’
EL NEGRO DE OJOS AZULES
(Crnac plavih očiju)
Siempre algo nuevo de África
entre el relámpago y el trueno
los negros
Aquí todo cambia rápidamente
como en la mesa de billar
aquí las estrellas son grandes
y la gente las desmorona con sus dedos
Cada hombre es de otra tribu
cada uno observando su propia sombra
transparente
y antes de la aparición del vidrio
África siempre vuelve
anillo para las mujeres que bailan
para las jóvenes estrellas trasparentes de rocío
Briznas de hierba, anguilas vivas,
transforman a las bailarinas
en termiteros
cuyo hijo es el Oro
Dios es más feliz
cuando sus hijos juegan
Esta gente viene desde lejos
siguió el Sol
haciendo de él una cinta en el cabello
vida
que se une a
la ceniza gris
La vida está llena de pequeñas sorpresas
que traen una nueva muerte
el secreto de la lengua
Siempre algo nuevo de África
el negro
mirándose al espejo
ve los ojos azules
Hombre con pipa, de N´Foundou
EL NEGRO EN LA GOTA DE ROCÍO
(Crnac u kapi rose)
El negro espera el sol en la gota de rocío
la gota de rocío es su corazón
ella pende de una telaraña
como la lágrima de un niño
Cabaña sin protección
sin los huesos de los ancestros
en la gota
vagan las almas
esperan días mejores
estrella
que viaja por la corriente sanguínea
gota de sangre
plomo
En la gota del rocío el negro
sus ojos son leche de la niñez
el tiempo
En el rocío el negro
no depende del león
no depende de las fieras
el rocío es polvo argentino
la última luciérnaga
Retrato de niño
EL HOMBRE ES ÁFRICA
(Čovjek je Afrika)
El hombre es África
condenado a ser embrujado
Él es tan rápido
que muere en seguida
La vida es demasiado lenta
El hombre es la momia
tiene poder sobre la arena
la sal es su vida
Detrás de él a la tumba
echan insectos negros
como piedra santa
El hombre es tan negro
que no se puede despertar
ni para hablar con Dios
Luz de luna esparcida
son sus huesos
la máscara
que besa el ébano
El hombre es África
pie grande
el tiempo
aislado antes del comienzo
Baobab, de Jeanne Barnes
NOCHE DE LA QUE NOS HEMOS ALIMENTADO DESDE SIEMPRE
(Noć kojom smo se oduvijek hranili)
En medio de la noche el olvido
en medio de la noche los recuerdos
las sombras
toros negros
que juraron la venganza
Picasso mira
la muerte
del Minutauro
el fuego
Vio la nada
se ha desgarrado a sí mismo
engrasado en la olla negra
en el mar
que florece como lirios
en la selva mira
la corrida
ella precede a la creación
El rugido del toro
es el sable
en la noche
en el camino de la luz de luna
en el ojo del toro
Picasso pinta el ojo de los sueños
el ojo del alba
la noche con la que nos hemos alimentado
desde siempre
La muerte de Jesús, del pintor Usuidi
¿SI DIOS NOS PERDONA?
Hoće li nam Bog oprostiti?
Si Dios nos perdona
lo sabremos un día
si el cielo quedara de color índigo
lo veremos
en el cuello de la botella
A través de las copas de los árboles
la música nos grita
alguien llora
escondido en el bosque
¿Si Dios,
eternamente
en relación a la verdad,
quede ilusión
que constantemente escape
del alma hecha de la noche?
¿Si Dios, si Dios
queda el recuerdo
y la oscuridad
antes de prender la vela?
Dos chozas en el río, de Mukendi
CUANDO LAS GOTAS DE AGUA SE HACEN PIEDRA
(Kad kapi vode postaju kamen)
Leo la piedra como un libro
leo la tierra
leo el aire
la caligrafía de las estrellas
observo como desaparecen los muertos
como la selva
se asienta a la corteza
a la caligrafía
escritura pictográfica
Las gotas de agua se hacen piedra
las palabras
todo lo que se opone a la gravedad
piensa
que esto es su Dios
Serpiente devorando tigre, de Moké
EN EL CORAZÓN SERPIENTE DE CARBÓN
(U srcu ugljena zmija)
En el corazón una serpiente de carbón
el carbón es el espejo
de la soledad
Por el carbón suben las serpientes
al cielo
y con él discuten vivamente
El carbón es invisible
negro
y conciliador
con la lengua azul de la melancolía
El carbón resucita dos veces
la misma serpiente
en el fuego
el carbón es el hogar de la serpiente
universo negro
infinito
e inútil
miedo
África, de Antonio Gutiérrez de la Rosa
¿POR QUÉ NO HAY TIGRES EN ÁFRICA?
(Zašto u Africi nema tigra?)
África es el ardiente oro del cielo
África es el Sol dorado de la Tierra
África es arena amarilla de seda
arcilla
cada negro es el río negro
agua negra
lo infinito
¿Y por qué no hay tigres en África?
África en sí es el tigre
imperio del tigre de aquel mundo
le primer hogar del tigre
El tigre es la historia de Namibia
el tigre es Níger
el tigre es la cabaña del jefe de la tribu
adornada con calaveras
el tigre es el negro
untado con los colores guerreros
El tigre de Siberia todavía sueña con África
el tigre de Bengala por eso siente fiebre
el tigre de África ató a la gente
de todo el mundo
Enjaezado en sus carros
aún los transporta
El tigre es la espada de la luz africana
África es el tigre ardiente de Blake
Los pies del tigre todavía están en África
hacen ya millones de años
en el montón de las cenizas volcánicas
en el aguacero
En la niebla del desierto
el tigre queda perdido en el horizonte
y sangra cada noche
frente a las puertas del Sol
La sangre del tigre africano llena la noche
la sangre del tigre africano salpica nuestra libertad
la sangre del tigre africano mantiene la gente despierta
junto a hoguera del campamento
Y, entonces, ¿hay tigres en África
mientras los vemos en el aire por todos lados
como con los ángeles saltan la Luna?
Instrumentos musicales, de Banza
EL REY
(Kralj)
El rey es un gran mediodía
medianoche
él se infla
como un curandero
su lengua centellea
cuando es dios
Como pólipo
él mantiene el poder
juzga
como el loro
Del rey son plátanos
vacas
y mujeres
De él son la gente
y sus escupidos
y todos
los guerreros desnudos
inalcanzable
como calavera
en el alto borde de ébano
el oscurece
la sangre en los labios
Retrato de Mujer, de NGombo
LA MUJER DEL REY
(Kraljeva žena)
La mujer del rey con la hoja de baobab
cubre sus partes púdicas
Ella es grasosa
y no será ofrecida a los invitados
Dicen que de sus escupitajos
nacen pitones
La mujer del rey no vende gallinas
Como las otras mujeres
a ella le llevamos como regalo
al chivo y racimos de plátano
Dicen que el mundo es
como ella
desnudo y negro oscuro
La mujer de rey está cocinando
en el fuego abierto
Bajo el gran cedro rojo
en su olla hierve
igual que en los remolinos
Dicen que como un gran reptil
espera
que de esta trampa para las estrellas
caiga la pulsera
serpiente
que se le envolverá en el brazo
sin adornos
DAVOR ŠALAT (a la derecha), con Bilosnić y otro poeta croata
ODA A LA HUMANIDAD ELEMENTAL
Tomislav Marijan Bilosnić: África,
3000 años para regalo,
Zadar, 2011
Por DAVOR ŠALAT
Tomislav Marijan Bilosnić en la colección poética África logró, en mayor medida que en cualquier de sus libros anteriores, crear una cosmología poética que en su especialidad abarca e invoca la multitud de las experiencias humanas y sistemas cosmológicos, pero al mismo tiempo constantemente genera el exceso de significado que en realidad no se puede encajar en ningún sistema más cerrado. El libro de Bilosnić al mismo tiempo actúa en varios niveles de cognición y de significado; en verdad, se realiza de forma semántica en cada uno de ellos – pero justo en su complejidad y entrelazamiento de diferentes contextos – guarda su irreductibilidad en cualquier de estos niveles particulares y eleva su propia, a nada parecida en total, casa poética. Si el vitalismo, biofilia, el romper de los moldes de racionalismo falso, denuncia de carácter criminal de la civilización colonial de Occidente y luego de la civilización global fueron los motivadores más intensivos de la poesía de Bilosnić hasta ahora, entonces en la antología poética África ellos son elevados hasta el nivel del drama cósmico, al hacer frente de las posibilidades extremas y los modos de la cognición humana entre sí totalmente diferentes, al hombre cuyo destino es el sinécdoque de todo el universo, al desacuerdo irreconciliable de metafóricamente entendido negro y blanco, cuyos signos de valor están revertidos en relación con los significados occidentales que se atribuyen a estos colores. Gran parte de la particularidad cosmológica de la poesía de nuestro poeta se encuentra justamente en la contrariedad radical relacionada con casi todos los paradigmas de vida moderna; en salvación de puro alma humana que ya está captado en las redes de las fuerzas salvajes y deshumanizantes.
En realidad, el problema es tan radical, los moldes cognitivos y sociales son tan evidentemente malos y ominosos que bajo tantas copias es ya realmente difícil llegar hasta el original humano que para elaborar cualquier alternativa humana se exige una imaginación extraordinaria, lucidez cognitiva y determinación radical. Justo eso hace Bilosnić cuando de su hombre, de su protagonista lírico quita, muy a menudo y arranca, todas las capas artificiales y sustitutivos para salvar la humanidad básica por la que el hombre es el hombre. Tal gesto artístico suyo en gran medida usa las experiencias y procedimientos libertadores de la historia de arte y de literatura, especialmente aquellos modernistas y vanguardistas, pero al mismo tiempo los modifica de acuerdo con la motivación propia, diferente, y con la situación de la deshumanización todavía más adelantada. Bilosnić, sin embargo, en total correctamente, está convencido que justo el arte tiene todas las herramientas y una vocación profunda para la vista radicalmente diferente de realidad, visible e invisible, que aquella dictada por las narraciones y prácticas de globalización agresivas y embrutecedoras. El arte verdadero, vigoroso, multifacético, sin embargo, siempre fue la mejor medicina para cada reducción ideológica y nuestro poeta, en el mover aparte tales reducciones, en la extensión del horizonte occidental de consumo ya casi totalmente estrecho, e influye con sus experiencias humanas y artísticas, las más cercanas a sincretismo original de todo lo existente y más abiertas a toda la plenitud de vida. En este regreso a la originalidad y elementalidad, Bilosnić, en el sentido artístico, en mayor medida se apoya y refiere a los autores y las prácticas que afirmaron anti-racionalismo, como son, por ejemplo, el arte original de los tribus y pueblos africanos, la exuberante metafórica bíblica, la visita de Picasso y Klee del arte primitivo e infantil, surrealismo, el imaginismo y nomadismo cultural de Pound, el onirismo de Borges, el pintoresquismo de Neruda generado por naturaleza, el negrismo de Aimé Césaire, la elementalidad y vitalismo de Tomičić.
Mujeres con cestos, de N´Gombo
En el sentido cosmológico, en la antología poética África, Bilosnić, mayormente se apoya a las maneras de vivir la vida total en las religiones tradicionales africanas y generalmente, en la vida del hombre negro. Justo esas maneras son para él un tipo de la palanca cognitiva que usó para el cambio radical de nuestros, malos, para el hombre indignos moldes de civilización. Con totalmente diferentes experiencias de la vida, Bilosnić en realidad logrará pelar todas las capas impuestas por el racionalismo y materialismo occidental y llegar hasta la humanidad universal, hasta el negro “profundo” como el condensado de humanidad y de la metáfora de cada hombre amenazado por la civilización perversa. Y eso, en realidad somos todos nosotros. Este, al mismo tiempo concreto y metafórico negro, sin embargo tiene los ojos diferentes (“el negro/al verse en el espejo/ve los ojos azules”), los ojos para diferente realidad en la que la vida es única en todas sus dimensiones y no fragmentada. Es la realidad en la que en totalidad están fundidas las realidades espiritual y material, en la que no se puede observar al hombre como si fuera separado del universo, la naturaleza, los animales y las relaciones familiares y sociales; realidad en la que los ancestros y el mundo espiritual están presentes en la vida y en los ritos de los tribus, en la que la continuidad humana en forma de las fuertes tradiciones y del sabio respeto de los ancestros y de gente mayor, como el portador de esa continuidad, es superior a las continuas “peleas con el pasado” de Occidente.
A continuación, el hombre negro de Bilosnić es una barrera total a cualquier cientifismo que de los árboles ya no reconoce el bosque. Ese hombre está, cognitiva y existencialmente (que para él es lo mismo) incluido a la totalidad de la vida, al surgir continuo, al vivir la vida. La asistencia de todos los espacios espirituales y corporales al mismo tiempo es la presencia de todos los tiempos, el presente eterno que en sí contiene también la creación y el fracaso del mundo (“En África saben de ahora/en África existe sólo hoy… En África/con las canciones de las palmas/saltando/celebran el presente/la luna llena/ilumina/el piso de arcilla/ de una cabaña/ los dientes blancos/en el puñado de harina de avena”). Por eso el negro no vive más intensivamente sólo la realidad actual, su brillante pintoresquismo o su negra mistificación sino, dentro de ella, en su ritmo exuberante, se siente el ritmo vivificante de Génesis prístina, que no ocurrió sólo al comienzo sino sigue ocurriendo constantemente. El negro tiene, como dice Bilosnić, “los ojos prehistóricos”, para él las cosas originales son igualmente cercanas como el saber que los fenómenos vitales una vez tienen que fracasar para renovarse cíclicamente. Por eso, la conciencia del poema, identificada con tal “negro”, en realidad es cualificada de evocar poéticamente “las primeras y las últimas cosas”, moverse soberanamente desde la Génesis hasta Apocalipsis, descifrar la cara misteriosa de Dios que se refleja y que es visible también en los fenómenos más pequeños del mundo creado por Dios. El mismo negro, con su elementalidad espiritual y corporal, con su cara ingenua y profunda, en realidad es la señal de los principios presentes y factibles que cada vez de nuevo crean una vida genuina (“El color negro del negro/es el color inicial/el color final/Negro no es color/es el contorno/de la tierra/de heno/de recuerdos/de las primeras navegaciones/del cielo”).
Hombre en choza, de Bakume
Por eso, a través de tal bosquejo del negro y su conciencia profundamente maravillada con el presente, Bilosnić puede dar una imagen fascinada de África como origen y como el surgir continuo de una vitalidad elemental (“En África nadie ha visto/el mismo fenómeno dos veces/Todo se transforma cada momento”), como “el río que traga todos los ríos” (La vida corre corre la muerte/corre río arriba/río abajo/hacia el océano/hasta el final de mundo/Corre desde el fundamento/a través de barreras/para que no le descubriesen su labirinto/a nirvana/donde compone nuestro destino”), como lugares donde Dios ha creado al hombre (“Estaban vestidos de negro/Adán y Eva/de las puertas del paraíso”) y donde empezó la historia humana en general así como la nuestra historia personal (“Nacimos en África…
Desde África llegó mi ancestro/se separó para siempre/del suelo de alquitrán/a Kvarner trajo los negros adornos populares/ y todo lo que nunca jamás se llamará así”). Por eso, según Bilosnić, África es un verdadero oráculo sobre el hombre y sus características y sobre lo que en realidad le hace hombre desde el origen antiguo. Sin embargo, aquí no se trata de curiosidad exótica y excéntrica occidental la que impone la imagen propia de África ni del instinto colonial para el descifrar y explotar sobre, sino sobre la sencilla identificación con el mundo del negro al que, sin embargo, intuitivamente está disponible la integridad vital (“Conrad viajó al Corazón de la Oscuridad/pensando que parte/al tiempo del fundamento del mundo/y al corazón de la selva/ llevan los caminos de los monos/y de Pigmeos/que con el silencio transvasan a la vida/y llegan a ser invisibles”).
Justo esa incapacidad de los blancos para la identificación y coexistencia así como el impulso para imponer imágenes propias e intereses materiales brutos será el tópico que el autor del libro África usará para disminuir, reprimir y pisar la humanidad de los negros y de cada otra humanidad. Eso, junto al vitalismo cosmogénico y la humanidad elemental de los negros, será el segundo concepto importante de toda la colección África. Así que, en el sentido temático, África, los negros y su manera de vivir son, para el materialismo colonial de Occidente siempre un mundo totalmente revertido, “el corazón de la oscuridad”, como una imagen de espejo inconsciente de la propia conciencia impura. Sin embargo, sólo en el fondo de la historia de los negros y de África se ve toda la negrura de la historia de los blancos, todo el absorber y la succión casi de vampiros no sólo de recursos africanos naturales sino también y de la misma sustancia vital de África que el blanco explotador siempre quiere reducir sólo a las proporciones materiales y a la imagen de espejo de sus propios intereses deshumanizados. El blanco con eso, como un dios malo, un dios negro, quiere remodelar al negro según su imagen; de su ingenuidad y sencillez trata de hacer el instrumento más eficaz para la producción de su propia, totalmente distorsionada, realidad criminal donde el carácter de los negros se invierte hasta la caricatura, grotesca y, en realidad hasta la extrema tragedia. (“Dale el ron al negro/la sangre/de tus enemigos/No hay prisioneros de guerra/al negro le dan/las manos abiertas/le dan la noche/para que haga el comercio/y para que haga la guerra… Por todo lo que haga armado/el negro no será responsable/el negro su tragedia la llama/cotidianidad”).
Otra imagen de Bilosnic en Salamanca (Jacqueline Alencar)
Con las imágenes dramáticas y la identificación con la conciencia de alma abierta de los negros se esboza un fuerte choque cultural en el que la cultura más invasiva deshace todas los componentes del sustrato de la civilización en algún territorio. A la cultura más débil, con el choque cultural fatal primeramente se derrumba la integridad cosmológica, su lógica interior y la armonía, y luego sus características particulares ahora ya aisladas, se derriten hasta llegar a ser irreconocibles. De esta manera el choque de las culturas de los negros y los blancos en África, en la obra de Bilosnić consigue las proporciones de epopeya del conflicto de dos totalmente diferentes mundos (igual como ocurrió en el ataque de los blancos de origen romano y germano a las culturas de los indios en ambas Américas), pero también el carácter más universal de la lucha constante entre los contrastes básicos vitales de bien y de mal, de lo espiritual y lo material, de naturaleza y tecnología, de cerebración fría y cálida sensibilidad (“Cuando llegaron en nave blanca/no entendía/pensaba que venían en un pájaro/que se transforma a un pez/Cuando llegaron en coche/no entendía/pensaba que la máquina ruidosa/está obsesionada con el espíritu de la noche/Cuando llegaron el avión/no entendía/cómo entender al hombre/que esparranca dos mundos/Todo ese tiempo/yo simplemente jugaba/igual como juega un niño/transformando en mi mano/la serpiente al pájaro”).
Al seguir, ¿cómo no reconocer en estos pintorescos contrastes no sólo el choque de dos diferentes culturas sino también la condena que la infancia de la humanidad encarnada en el negro que simplemente juega en la unidad con toda la naturaleza, establece con sus ojos inocentes “sobre el valiente nuevo mundo” de la civilización torcidamente desarrollada; la condena que, sin embargo, la civilización moderna de la manera más ejemplar puede probar en las consecuencias para sus propios hijos? Por eso es totalmente claro que el protagonista lírico al que Bilosnić pone en medio de su texto, en el campo de batalla de resultado existencial muy incierto, no es sólo el negro de África. Él es en verdad la metáfora para toda la humanidad, para toda la rasa humana y su destino, justamente para cada hombre particular y único y una pregunta dramática ¿cómo será su resultado final en esta vida y en la otra? Esta pregunta es un caso, donde se ha logrado, fuerte y poéticamente, intensiva sugerencia poética y ansiedad existencial real que, como en alguna esperanza apocalíptica, impregna ya todo el mundo en sus convulsiones constantes producidas por la globalización neocolonial (“Quedará vivo el negro/mientras coloca el marfil/a los pirámides/Quedará vivo el negro mientras se defiende con su escudo/ que usa Picasso/como inspiración/La Tierra se partió/por la mitad de la corteza cerebral/está vivo este mundo/separado de los recuerdos”).
Mercado, de Tongo
En el mencionado contraste entre el mundo de los negros y los blancos, la colección de poemas África está basando no sólo su cruce temático principal sino y la intensidad de su expresión. Porque, Bilosnić hábilmente juega con el valor invertido del color negro y blanco de la piel en el mundo occidental y africano. De esta manera, con desviación de la norma por expectativa traicionada se está creando la intensidad expresiva adicional. Justo en el base de todas las connotaciones negativas las que la civilización occidental agrega al color negro, significativamente más fuerte resuena el insistir persistente de Bilosnić en los valores y características positivos justo de este color (negro como la esencia de la materia prima y de universo, la fuerza primordial de la tierra negra, el carbón negro como el sol oculto en la tierra, negro como la característica primordial del negro y de su continente). Por otro lado, la luz y el color blanco, como las connotaciones del valor más grande para Occidente, en el mundo de los negros llegan a ser los valores más negativas justo por eso porque son el símbolo de los blancos y de su agresividad, (“Dios, no me mires claramente/la luz me mata/a mí me mató el marfil/me mataron los demonios de la cal/los hechizos en la leche de la madre/”.) En verdad, cada implementación del valor de los blancos, o sea, del calor blanco como tal, termina con agresión hacia el mundo negro, con la destrucción total de sus componentes básicas que están totalmente en contraste con las cualidades falsas de los blancos. O, en breve, todo lo blanco trata de adoptar lo negro y de esta manera lo destruye, lo que, como habíamos dicho, Bilosnić usa para lograr la intensidad semántica extraordinaria y una expresión profundamente pensativa (“Enseñan al negro plantar el algodón/el algodón es blanco/ Enseñan al negro hilar el algodón/ algodón es blanco/ Enseñan al negro coser/la camisa blanca/del lienzo de algodón/El negro sabe como estar desnudo”).
Cara de mujer, de Koyongonda
El imaginario de Bilosnić y la morfología figurativa del texto en la colección África en gran medida funcionan como la prolongación de la impostación pensativa básica de esta poesía, como su estructura significativa y sus motivaciones profundas. Por eso prevalece el léxico relacionado con el área natural (antílope, tigre, desierto, selva, hierba alta, árbol), junto a los fenómenos cosmológicos principales y símbolos (Sol, Luna, universo, estrellas, tierra, fuego, agua, cielo), evocaciones más abstractas de deidades y de las fuentes primarias (El padre, Dios, Jesús Cristo, Gran Océano, El eterno propietario de cielo, el infinito), con objetos especiales y los ritos asociados con la religión de los negros, con su espiritualidad, cultura y étnico (máscaras, la cabaña, escudo, el horno, los pigmeos, el pueblo Yoruba), con las imágenes mitológicas cósmico-genéticas (Adán y Eva negros, el árbol del conocimiento, la serpiente inmortal, la diosa de Menfis) y fuentes históricas sobre los reinos africanos. Aquí también ocurre la revelación de toda la realidad, el reducir a la elementalidad la que un imaginario, en el sentido occidental más civilizado, más tecnicista, más urbano, sin embargo usa relativamente más raras veces y eso únicamente en el contexto pronunciadamente negativo de los ataques blancos a la realidad de los negros consistente.
En el estrato figurativo, sin embargo, prevalece la metafórica exuberante, las comparaciones, sinécdoques, antítesis, oxímoron, epiforas, anáforas. La metafórica de Bilosnić de un lado se apoya a aquella de diferentes libros bíblicos (en primer plano El cantar sobre los Cantares y Génesis, Libro del Profeta, Salmos, Evangelio, Revelaciones), y del otro lado a la asociatividad maravillosa surrealista y a los autores que han adoptado a su propias poéticas algunos procedimientos surrealista o vanguardistas (Vladimir Mayakovsky, Ezra Pound, Pablo Neruda, Eluard, Aimé Césaire, Radovan Ivšić, Zvonimir Golob, Zlatko Tomičić). En la asociatividad metafórica y comparativa pintada en surrealismo, Bilosnić muy a menudo usa la agudeza de oxímoron de contrariedad (“El Sol es como mi cabeza negra”, “El Sol es la nube negra, la noche”, “La piel negra que se blanquea en el brillo de estrellas”), luego la metáfora que tiene estructura de la frase nominal (“La máscara es la pura vida/es una verdadera mujer”, “África es el oro brillante del cielo/ África es la arena amarilla de seda”, “El tigre es la cabaña del jefe de una tribu/adornada de calaveras/el tigre es un negro/pintado de pinturas de guerra”, La noche es la frente que brilla en la luz de la luna); también así llamada metáfora de genitivo (“lengüetas de la noche, cabaña de corazón, la frente del viento”). Es especialmente común y expresivo uso metafórico de colores, así como la maravillosa, pero sin embargo profundamente motivada yuxtaposición, la mezcla y entrelazamiento de diferentes dimensiones de la realidad de los negros y a veces aquella de los blancos. Principalmente se puede concluir que la figuración exuberante de Bilosnić es en realidad la expresión figurativa, simbólica y metafórica, muy a menudo casi surrealista de la misma estructura de la manera de pensar de los negros, de la experiencia de la realidad visible e invisible y también de la misma realidad africana.
Pintura de Zigoma
En cuanto a la estructura de la composición, versificación y entonación de los poemas en la colección África, está claro que Bilosnić por un lado continúa escribir las poesías con la estructura de versos repetitiva y cumulativa, a menudo de entonación elevada y aquellas con características de poemas, periódicamente hasta parecidos a salmos o himnos, de verso rapsódico o totalmente reducido, muchas veces de una sola palabra. De otro lado, igual que el estrato temático y figurativo, también la composición, versificación y entonación de las poesías en la colección África, están acomodadas en total a la identificación con la conciencia de los negros caracterizada por cierta ingenuidad, sencillez, pensamiento mitológico, anti-racionalismo, libertad asociativa. Justo por el carácter diferente de la conciencia poética con la que Bilosnić escribe en este libro, resulta que las características del estilo y estructura de sus poemas son un poco diferentes que en sus colecciones anteriores. Sin embargo, la sencillez, brevedad o compacidad son todavía más acentuadas igual que, por otro lado, exuberancia efusiva del verso libre que no se preocupa de isosilabismo e isometría. Adicionalmente, es acentuada también la cercanía con entonación elevada de los poemas modernistas que a menudo se apoyan a la evocación particular del antiguo pensamiento mitológico (Pound, Eliot, Perse, Neruda). Y, por fin, un poco más fuerte representada acentuación estrófica de los poemas está en total en armonía con el intensivo ritmo interior emotivo de la realidad de los negros, con sus apasionamientos y languideces, pero también con amplitudes emotivos de la mediación de esta realidad. La mediación, que, aparte de identificarse con la conciencia de los negros, sin embargo, se siente como un tipo de mejoramiento dentro de la conciencia del poema que universaliza la ingenuidad de los negros hasta el nivel del testimonio existencial y artístico universal.
Justo esa mediación de la misma conciencia de los negros del autor en realidad dirige su mirada hacia la intención íntegra, sin embargo y hacia a la realización artística de toda la colección de poesía África de Bilosnić. En este libro no se trata sólo de la recreación del mundo de los negros, de todo su exotismo, que es muy bueno para la fuerte visión poética. Aunque no existe ni la menor duda que el mundo poético de Bilosnič en este poemario está impregnado con todas las dimensiones de la realidad del hombre y de la tierra africana, la visión del poeta sin embargo no se para en algún exotismo particular, en localismo, etnografismo. Además, a pesar de la evidente intención del discurso del poeta desde la perspectiva de los negros, está claro que en toda la colección la conciencia y la subconciencia poética las controla y regula justo la supervisión del autor, superconciencia que es, en realidad, un síntoma creíble de intenciones artísticas del autor. Y esas intenciones, a través del mundo de los negros y del mundo africano muy impresionante, pintoresco y auténtico, sin cualquier docilidad y con pensamiento en imágenes mapean las cruces de la posición existencial y acceso a la esencia del hombre moderno, de cada hombre en particularidad de su drama vital y personal igual que las advertencias (o sea, avisos artísticos y gritos de auxilio) a totalmente falso rumbo por el cual partió la civilización global, a las amenazas de la destrucción de cada humanidad en su dimensión personal, social, nacional y planetaria. Por todo eso, el poemario África de Tomislav Marijan Bilosnić es un tipo de oda – artísticamente sobresaliente y humanamente perturbadora – a la humanidad todavía viva, aunque “noplanchada”, justo a la humanidad elemental como tal que ni los “Soles demasiado claros”, o sea, abstracciones de hierro y mortales lo más frecuentemente de las ideologías particulares de criminales, no han quemado en totalidad.
Numero de la revista Most, de la Sociedad de escritores Croatas, dedicado en parte al poeta Bilosnic
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