EUNICE ODIO EN EL PAÍS DE LA SAUDADE. CRÓNICA DE ALFREDO PÉREZ ALENCART

 

 

Retrato de Eunice Odio, de Miguel Elías (fragmento)

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar esta crónica escrita por el poeta Alfredo Pérez Alencart en torno al periplo portugués y a los homenajes que a Eunice Odio ha venido haciendo en México el poeta costarricense Álvaro Mata Guillé, el ‘enviado especial’ de los salmantinos encuentros de poetas iberoamericanos en la capital azteca.

 

 

Fotografía de José Amador Martín

 

Eunice Odio, admiradora de San Miguel Arcángel, había sido homenajeada en Salamanca del 14 al 16 de octubre y dentro del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, queriendo recordar su alta poesía justo el mes en que hubiera cumplido su primera centuria. El 17 parecía que todo había acabado como acaban la mayoría de los encuentros o festivales, casi siempre epidérmicos y con fecha de caducidad. Pero nuestro modesto Puente salmantino-iberoamericano se ha ido construyendo y consolidando para largas travesías: los tres días son un entrañable cónclave donde, al terminar es cuando empieza todo. Y así será durante los meses y meses venideros…

 

Parecía haberse quedado sola nuestra poeta costarricense-guatemalteca-mexicana, otra vez como esa mañana del 17 y a primera hora, cuando la antología que le dedicamos –‘Eunice, cien veces cien’– estaba allí por el brocal del pozo de ese hermoso claustro del Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca (donde se alojaron los poetas invitados, espíritus de San Juan de la Cruz y de Eunice, incluidos), y se dejaba retratar por el poeta y fotógrafo José Amador Martín.

 

 

Gerardo Rodríguez (México), Luis Borja (El Salvador), Carlos Bonilla (Costa Rica), David Cortés Cabán (Puerto Rico), Leocádia Regalo (Portugal), A. P. Alencart (Perú-España), Tony Peña (El Salvador) y Héctor Ñaupari (Perú). Foto de Jacqueline Alencar

 

 

Pero entonces, cuando esa mañana Jacqueline y yo despedíamos a los últimos poetas invitados, llegó al Claustro el poeta y ensayista costarricense Álvaro Mata, participante en ediciones anteriores de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos. Su vuelo desde México había llegado a barajas a las seis de la mañana y a las 12 ya estaba con nosotros en Salamanca. Claro que lo esperaba, porque al día siguiente iríamos a Portugal, pero verlo allí fue una grata sorpresa, porque así estaría al menos con otros siete u otros poetas del otro lado del charco.

 

Álvaro, a quien consideramos nuestro ‘Enviado especial’ en México, me había comentado desde meses atrás su intención de venir al encuentro. Pero  luego surgió la posibilidad de hacer un homenaje a Eunice en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, patrocinado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), cuya coordinadora general de literatura es la poeta Leticia Luna. Lamentablemente la única fecha disponible era el 15 de octubre. Le dije que aceptará, porque Eunice merecía ese homenaje en su patria adoptiva y porque su empeño de largos meses para hacer este homenaje había sido finalmente aceptado. En dicho homenaje participaron los costarricenses Álvaro Mata Guillé, Mauricio Espinoza, Monthia Sancho, la mexicana Roxana Elvridge-Thomas y el panameño Javier Alvarado. También hubo una lectura musicalizada a cargo de Ana Pizarro.

 

 Palacio de Bellas Artes de México

 

 

Participantes en el homenaje

 

Semanas atrás, el hidalgo Álvaro Mata había dedicado a Eunice Odio el Festival Internacional de Poesía ‘En el Lugar de los Escudos’, celebrado del 22 al 27 de septiembre en Chimalhuacán, uno de los municipios más poblados del Estado de México. Este festival congregó, en sus diversos actos, a más de 20,000 personas, especialmente profesores estudiantes y vecinos de dicho municipio, en una labor de ‘apostolado’ poético para hacer llegar distintas propuestas líricas a la población y al margen de elitismos. Curiosamente, uno de los actos dedicado a 200 profesores de colegios fue la presentación de una nueva biografía de Neruda, escrita por el norteamericanos Mark Eisner y traducida al castellano por Juan Carlos Martín Cobano y un equipo de traductores por él coordinado. Y siempre, en todos los actos que hizo en México, el retrato de Eunice Odio pintado en Salamanca por Miguel Elías para el XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos.

 

 

 

 

 

 

A esto hay que sumar la coordinación de la mesa redonda realizada el 25 de septiembre en la Casa del poeta Ramón López Velarde, en Ciudad de México, titulada “Eunice Odio: transgresión y búsqueda. A cien  años de su nacimiento”.

 

 

 

 

Pero los últimos pueden llegar a ser los primeros, como nos enseña en una bella parábola el Poeta de los poetas, mi Amado galileo. Álvaro, poco creyente otrora, ahora respeta en voz alta a cierto cristianismo que, desde la fe y las Escrituras, se ancla en el ser humano más desprotegido.

 

Él sabía que el 18 iríamos a Portugal, pero creía que era para hacer turismo con mi familia. No quise informarle previamente que ese día, el día en Eunice Odio nació cien años atrás en San José, él estaría leyendo en tierras lusitanas el poema que había escrito sobre ella y que estaba incluido en ‘Eunice, cien veces cien’. Leopoldo Rodrigues, presidente de la Junta de Freguesia de Castelo Branco, y Luís Correia, presidente de la Cámara Municipal de Castelo Branco habían patrocinado la cita “ROIZ – Encontro de Música e Poesia Luso-Hispano- Americano”, el mismo que se celebró en Castelo Branco los días 17 y el 18 de octubre y que surge reconociendo su estrecho vinculo con los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se realizan en Salamanca desde hace 22 años. La magnífica coordinación del encuentro estuvo a cargo de Paulo Bernardino y Pedro Salvado.

 

Allí, en el Torreón del Museo Tavares Proença Junior, al atardecer del 18, leyó su poema, el cual en marzo saldrá publicado en portugués, traducido por el maestro António Salvado:

 

Lectura de Álvaro Mata (foto de Alexandre Pinto Lobo – Beira Baixa TV)

 

 

LA OQUEDAD DE LOS VASOS

 

a Eunice

 

la monotonía,

abrazada a la niebla, 

se mece escondida en la ramas,

en lo oscuro, en lo alto,

      en las vigas,

             en los rieles, 

como sueño

,

 

cubre el cuerpo de Eunice

que duerme en la tina del baño,

tratando de escapar del ahogo,

de un cuerpo que no es cuerpo

,

 

camina, se evapora, 

regresa al tránsito de fuego,

perseguida por los gatos, por palabras obsesionadas

de sí mismas, corroída por ellas, por ellos, 

por el susurro de gritos que reposa junto al polvo,

en la oquedad de los vasos, junto a las sobras

y los libros desperdigados por el piso,

en la basura que cubre el amarillo pálido de las paredes,

de las pinturas, en la cama, en el silencio

y las sombras de los cuartos, junto al agua,

que como un martilleo,

golpea una y otra vez la boca,

los dientes,

     la cabeza, 

como la lluvia,

que insiste, sin descanso,

en aporrear las ventanas,

el techo, la calle,

los charcos,

el furor

 

 

Cortés, Martín, Martins, Alencart, Salvado, Pinto, Pérez, Mata y Macedo (foto de jacqueline Alencar)

Autoridades y poetas por el centro de Castelo Branco (foto de Alexandre Pinto Lobo – Beira Baixa TV)

 

Ese día y el siguiente Álvaro formó parte en una auténtica comunión poética y fraternal con los poetas portugueses António Salvado, Artur Coimbra, Carlos D’Abreu, José Pires, Manuel Costa Alves, Manuel Silva-Terra, Pompeu M. Martins, Teresa Macedo, Victor Oliveira Mateus. También de David Cortés Cabán (Puerto Rico), Gerardo Rodríguez (México), Juan Carlos Martín Cobano (España) y este escriviviente. También con los excelentes músicos que acompañaron los diversos actos programados durante el encuentro: Ana Paula Gonçalves, Custódio Castelo, José Raimundo, Miguel Carvalhinho y Pedro Ladeira, la Orquestra Viola Beiroa y su director creativo Miguel Carvalhinho, el acordeonista Francisco Martins, Filipa Castilho al violonchelo y Miguel Ramalho, con la flauta travesera o el Grupo de Cavaquinhos de la Universidad de la Beira Interior.

 

  Lectura de Álvaro Mata (foto de Alexandre Pinto Lobo – Beira Baixa TV)

 

Durante la ceremonia de Entrega del I Premio Internacional de Poesía António Salvado-Ciudad de Castelo Branco, por la tarde el 19, los poetas también leyeron un texto. Y allí nuevamente Álvaro leyó otro de sus poemas dedicados a Eunice.

 

Finalmente, no habría podido ser una mejor despedida, cuando en la cena celebrada en la «Tasca do Abel», cinco fadistas llamados João Siborro, João Artur Santos, Helena, Anabela Beirão y Antónia Carvalho, nos deleitaron con hermosos y desgarradores fados, esos cánticos tan propios del País de la Saudade. Allí algunos poetas, entre fado y fado, quisieron leer sus versos. Yo pedí a Álvaro que leyera el poema I del libro ‘Los elementos terrestres’, de Eunice, cuyo texto íntegro se acopió en la antología salmantina.

 

  Lectura de Álvaro Mata (foto de Joao Artur Pinto )

 

Poema primero

 

POSESIÓN EN EL SUEÑO

 

 

Ven
Amado

 

Te probaré con alegría.
Te soñaré conmigo esta noche.

 

Tu cuerpo acabará
donde comience para mí
la hora de tu fertilidad y tu agonía;
y porque somos llenos de congoja
mi amor por ti ha nacido con tu pecho,
es que te amo en principio por tu boca.

 

Ven
Comeremos en el sitio de mi alma.

 

Antes que yo se te abrirá mi cuerpo
como mar despeñado y lleno
hasta el crepúsculo de peces.
Porque tú eres bello,
hermano mío,
eterno mío dulcísimo.

 

Tu cintura en que el día parpadea
llenando con su olor todas las cosas,
tu decisión de amar,
de súbito,
desembocando inesperado a mi alma,

 

Tu sexo matinal
en que descansa el borde del mundo
y se dilata.

 

Ven

Te probaré con alegría.

 

Manojo de lámparas será a mis pies tu voz.

 

Hablaremos de tu cuerpo
con alegría purísima,
como niños desvelados a cuyo salto
fue descubierto apenas, otro niño,
y desnudado su incipiente arribo,
y conocido en su futura edad, total, sin diámetro,
en su corriente genital más próxima,
sin cauce, en apretada soledad.

 

Ven
te probaré con alegría.

 

Tú soñarás conmigo esta noche,
y anudarás aromas caídos nuestras bocas.

 

Te poblaré de alondras y semanas

eternamente oscuras y desnudas.

 

 

Inmediatamente se levantó mi buen amigo Victor Oliveira Mateus, eximio poeta y traductor, y quiso leer el mismo poema pero en portugués. Resultó que el  poeta panameño Javier Alvarado, a quien él había conocido en el XXI Encuentro salmantino, le pidió la traducción para un libro que acaba de publicarse y presentarse en Costa Rica y México. El libro se titula Territorio de voces y fuego, y ha sido coordinado por Monthia Sancho, conteniendo poemas de 16 autores iberoamericanos (por sale algo mío), además de la traducción a 29 idiomas del poema I de Los elementos terrestres.

 

Víctor, móvil en mano, leyó su traducción:

 

Poema Primeiro

POSSESSÃO NO SONHO

 

 

Vem

Amado

 

Provar-te-ei com alegria.

Sonhar-te-ei comigo esta noite.

 

O teu corpo terminará

onde começa para mim

o tempo da tua fertilidade e da tua ansiedade;

e porque estamos repletos de tristeza

meu amor por ti nasce junto ao teu peito,

é que te amo em princípio por tua boca.

 

Vem

Comeremos no local da minha alma.

 

Antes que eu te abra o meu corpo

como um mar abundante e dedicado

até ao crepúsculo dos peixes.

 

Porque tu és belo,

irmão meu,

eterno meu dulcíssimo.

 

A tua cintura onde resplandece o dia

enchendo com o seu perfume todas as coisas,

a tua decisão de amar,

de súbito,

desagua inesperada em minha alma.

 

O teu sexo matinal

em que repousa a orla do mundo

e se dilata.

 

Vem

 

Provar-te-ei com alegria.

Punhado de lâmpadas será a meus pés tua voz.

 

Falaremos do teu corpo

com uma alegria puríssima,

como meninos despertos a cujo tremor

mal passou despercebido, outro menino,

e desnudada sua incipiente chegada,

e conhecida em sua idade futura, total, sem diâmetro,

na sua corrente genital mais próxima,

sem forma, na mais profunda solidão.

 

Vem

provar-te-ei com alegria

 

Tu sonharás comigo esta noite,

e enlaçarás aromas caídos de nossas bocas.

 

Povoar-te-ei de cotovias e semanas

eternamente nuas e obscuras.

 

 

Victor Oliveira Mateus y Alfredo Pérez Alencarrt, en la Tasca do Abel (foto de Cristina Vale)

 

Luego varios poetas corearon mi nombre para que leyera alguno de mis versos. Acepté esas muestras de fraternidad, pero quise leer el poema IV de Eunice. Así, sin planificarlo, cerrábamos el círculo de un estupendo homenaje lusitano a mi admirada Eunice Odio, sobre quien, en febrero de 2012 publiqué un largo ensayo titulado “Eros y Divinidad: Eunice Odio”. No me atrae hacer nada por cincuentenarios, centenarios o bicentenarios, salvo que muy antes me haya entrañado en esos poetas-poetas que sí lo merecen.

 

Poema cuarto

 

CANCIÓN DEL ESPOSO A SU AMADA

Asomada a mi pecho
tatuada en él como la edad
y el daño.

Como una suave grey de colinas
cuyo rumbo retorna con el alba,

Habla mi amada
con su amor que tiene
apenas pecho diurno y voz descalza.

A mi sombra
se bordearon de pulpa su caderas.

Por mí arrea con sus pechos
el ganado del alba,

Y la tarde a su paso se quebranta,
como de junco herido
y laurel entornado.

Párpados transitados
de nieve y mediodía,

Pozo donde mi boca
desmedida resbala
como torrente de paloma
y sal humedecida.

Sobre los muslos te pusieron
racimos de ira y vocación de besos.

Yo haré que de tus muslos
bajen manojos de agua,
y entrecortada espuma,
y rebaños secretos.

Ven,
Amada.

Los árboles
todos tienen tu cándida estatura,
y tu párpado caído,
y tu gesto mojado,

Edificio de alondras
habitado de climas
donde legisla el sol
sobre viñedos de oro.

A tu sombra
me encontrarán los pájaros salvajes.

Tu voz de aire caído
entre cuatro azucenas,
desfilará en mi oído
como acude la tarde.

Ven,
te probaré con alegría,
tú soñaras conmigo
esta noche.

 

 

Y luego más fados. Estupendo cierre con esa música tan saudosa, tan portuguesa. Allí, a varios poetas lusitanos, dejé ejemplares de la antología dedicada a Eunice. Poco a poco irá siendo conocida en la tierra de Pessoa.

 

Despedida de Castelo Branco. Mata, Mateus, Pinto y Alencart (foto de Jacqueline Alencar)

 

 

El domingo 20 volvimos a Salamanca, no sin antes pasear y comer en la ciudad de Fundão y, luego, detenernos en la ciudad de Guarda para tomar un café de primera calidad. Álvaro, usualmente parco, no dejaba de hablar de la maravillosa hospitalidad portuguesa, del afecto recibido de parte de las autoridades políticas, tan entregadas a la música y a la Poesía. Allí me hizo entrega de su último poemario, ‘Un país sin nombre’.

 

  José Alfredo Pérez, Álvaro Mata y A. P. Alencart, en Fundao (foto de Jacqueline Alencar)

 

Álvaro Mata y su nuevo libro, en Guarda (foto de Jacqueline Alencar)

 

Mientras retornábamos a Salamanca por la IP5, Álvaro nos prometía regalar el ejemplar de las cartas que escribiera Eunice Odio a Rodolfo Zanabria, su esposo mexicano que  por entonces residía en París.

 

Treinta kilómetros desde Guarda y ya estábamos de nuevo en la antigua frontera de Portugal con España, la famosa Raya, en Vilar Formoso. Luego 115 kilómetros hasta Salamanca…

 

Álvaro Mata en Vilar Formoso (foto de Jacqueline Alencar)

 

***

 

Creo que ahora anda por Madrid don Álvaro Mata, hidalgo poeta y director del Corredor cultural ‘Poesía en tránsito’ que integra festivales de México, Costa Rica, Argentina, El Salvador, Guatemala y España,) además de Director general del proyecto literario ‘En el lugar de los escudos’ (Chimalhuacán, México), buscando renovar los vínculos sociales desde la literatura. Debe estar ultimando la conferencia que sobre la poesía de Eunice Odio ofrecerá los próximos días en París.

 

Y ahora le hago el encargo: “Cómprele a Eunice una postal de San Miguel Arcángel y ore por ella cerca del Sena, querido poeta, algo que ni siquiera hizo el ingrato de Zanabria, a pesar de las varias peticiones que le hizo en sus misivas”.

 

Ella no está sola, teniéndonos en su regazo, querido ‘enviado especial’.  Hoy, Día de todos los Santos, leo en una de sus cartas lo que respondió a una amiga: “…en un momento dado me dijo: Pero tú, Eunice, ¿cómo haces para vivir sola en tu casa y ser tan positiva y tan alegre? Porque no estoy sola, Beatriz. Hay una multitud de seres que me acompañan. Una multitud de seres de este mundo y del otro. Como los seres humanos, las flores, los delfines del mar, las mariposas, las moscas, las cucarachas, las hojas de papel. En una palabra: Dios, que es la poe­sía; la poesía que es Dios”.

 

Buena estancia en París, mi querido Enviado, y dele mi saludo a César Abraham, allá por el cementerio de Montparnasse.

 

 

 

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