SIETE POEMAS DE ‘AMADORO’, DEL GRANADINO PEPE VAROS. FOTOGRAFÍAS DE JOSÉ AMADOR MARTÍN

 

 

1 El poeta Pepe Varos

El poeta Pepe Varos

 

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de ofrecer una muestra de la poesía de Pepe Varos (José Luis López-Varos, Granada, 1949). Varos pertenece a la generación granadina de poetas de los años 70. Ha desarrollado su actividad literaria en diferentes colectivos: Aleph (Granada, 1970), Pit de Roure (Mallorca, 1976), El Lobey (Tenerife, 2003) e Islavaria (Tenerife, 2004 y Huelva, 2012). Ha sido colaborador en prensa y publicaciones literarias, como: Diario de Mallorca, El Faro de Motril, Arrecife, La Opinión de Tenerife, Alhucema, entre otros. En 1982, expuso sus collages surrealistas (Sala Trui, Palma de Mallorca).Autor de los títulos: Como en un profundo círculo (Sevilla, 1974), Andando por la autopista (Mallorca, 1975), El espía condenado (Mallorca, 1977), En eco inaplastante (Bilbao, 1979), El libro de Ohc (Mallorca, 1982),  Villamara (Mallorca, 1987), La casa amanecida (Madrid, 1988), Cartas a Oria (Santa Cruz de Tenerife, 1990), El invitado (Madrid, 2003),  Cartas a Oria, desde Andyamar (Santa Cruz de Tenerife, 2005) y Del aceite al amarillo (Madrid, 2018).

 

 

 

2 Portada de Amadoro-1

  Portada de Amadoro

 

 

 

Los siete poemas se han seleccionado de ‘Amadoro’, su nuevo poemario editado recientemente por Betania, sello madrileño dirigido por el poeta Felipe Lázaro, especialmente vinculado con Salamanca.

 

 

3

 

 

(RINCÓN CANSADO)

 

He puesto la voz

al rincón de la ceguera.

Y a unos pasos cansados

en la rutina del reloj

y el abrazo de nadie.

 

 

 

 

4

 

 

 

(MUERTE POR MIEDO)

 

 

Cómo no morder

al miedo,

y por asalto

herir la tarde,

y ayer a Calixto

ahogado

por su crisis

de juego

de dados.

 

Cómo no olvidar

al sonajero

de cristal

roto.

 

 

 

5

 

 

(SEGUNDO PASO)

 

Hoy

el olvido es la madeja

alrededor de un telar de lirio.

Y la memoria, como puerta

caída a la humedad,

con un preso sin boca.

 

 

 

6

 

 

 

 

(TIEMPO DE COROS)

 

 

 

Con los bolsillos llenos de arena,

abandoné otra cama y al vino

en una tarde de hechuras de frío.

 

Pero otra vez más, perdido

regresé a la lágrima

que vigilaba mi tiempo

de confusiones: Un griterío

inmenso y abrazado a la cara.

 

7

 

 

 

(UN BRINDIS)

 

 

Es el final.

Aquí, mi gesto a brindis,

el abrazo rodando,

el vientre mojado,

la pasión inventada,

la caricia confusa,

la carcajada

y el invento a la nada.

 

8

 

 

 

(HUMEDAD)

 

 

El instante se acaba

en una humedad

revuelta a cualquier gesto

de las manos,

e ignorado al tiempo

de la secta

de un perro callejero

que a plazos

inventa una guerra de acacias.

 

 

 

9

 

 

 

(SEGUNDO SILENCIO)

 

Profunda cualquier flor

y cuerpo de rosa:

A verde y negra,

y pintada de tierra

como nana sin cuna.

 

Hoy falto yo, en esta historia

de una venganza inútil.

 

 

10

 

 

 

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