POEMAS DEL BRASILEÑO JOSÉ EDUARDO DEGRAZIA. XVIII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS. PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

 

 

1 José Eduardo Degrazia José Eduardo Degrazia

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de dar a conocer, por vez primera, algunos poemas de Jose Eduardo Degrazia (Porto Alegre, 1951). Tiene publicados una veintena de libros de poesía, cuento, novela. Entre los poemarios están Lavra permanente (1975); Cidade submersa (1979); A urna guarani (2004); Corpo do Brasil (2011); A flor fugaz (2011) o Um animal Espera/ Un animale aspetta (2011). Como traductor ha publicado catorce libros, entre ellos siete de Pablo Neruda. Ha obtenido premios y reconocimientos en Brasil y en otros países. Su obra aparece en unas 30 antologías nacionales y extranjeras y ha sido traducido al español, italiano, francés, inglés, rumano y esloveno.

Los textos forman parte de “He muerto… y he resucitado”, Antología del XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, coordinada por Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Universidad de Salamanca y quien los ha traducido desde el portugués.

 

 

 

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CADA DÍA

Vamos muriendo un poco cada día
aunque cada día vamos viviendo un poco más,
y nuestra sangre batiéndose en las venas
es un mar primordial que se derrama en la playa
para alimentarnos con sus sonidos y sus sales.
Cuando ando por el camino o cuando amo,
siento que mi corazón golpea fuerte en el pecho,
como un pájaro en el nido o un rio en el lecho,
convertido en un mar de leche o de vino.
No me importa morir de esa manera,
pensando que la vida siempre vale la pena,
viviendo en cada minuto la vida entera,
viviendo la vida entera en solo un minuto.
Vivir la vida en un ritmo absoluto,
sabiendo que la vida es alegría y luto.
Vivir sabiendo que la vida se desvanece
hace de cada uno de nosotros un ser especial
y no importa si de noche un cuervo
en nuestra sala nos dice nunca más.
Vamos muriendo un poco cada día
aunque cada día vamos viviendo un poco más.

 

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ME DEJO LLEVAR

Nada como encontrarte, poesía,
cuando el lenguaje de los hombres parece opaco
y toda palabra me agrede.
Yo, que no conozco tus refugios y soy
de los poetas de la urbe el más humilde,
de pronto te encuentro en el autobús
o caminando solito entre la multitud,
y tu me refrigeras el alma con tu canto
al punto de creer que no te merezco.
Y siempre tienes para mí una palabra de afecto,
como si yo fuese tu niño.
Olvido toda agresión sufrida
y me dejo llevar por tus caminos,
igual que un ciego sigue a un perrito.

 

 

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ADORMECIDA

Adormecida en mis brazos
la flor del sueño abierta en el rostro
estrellas cuentas despiertas en tu cuerpo
caballos galoparon la planicie del abandono
y atravesaron de escalofríos tu cansancio
y la belleza ardió lentamente
y los cabellos flotaron como nubes encima del bien y del mal
y tus manos detenidas y perdidas en un otro mar
quedaron como aves nocturnas ignorando
que se escapaba la vida.

 

 

 

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EL CAMINO INVIOLABLE

 

 

No todos somos malos.
Algunos tienen una cierta ternura.
Nosotros una forma especial de sonreír.
Nos saludamos corteses en la calle,
apretones de manos blandas, leve movimiento de labios.
Y continuamos el camino inviolable.
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MOTIVO DE FUERZA MAYOR

A veces me invade
una canción de origen oscuro,
una ventolera de la pampa,
una marina desnudez de caracoles,
un sueno de nube preñada de lluvia.
El habla de la mujer de senos morenos
en medio de la noche con escarabajos zumbando
color azul del cielo o verde césped,
bosque de campanas, campanillas sonoras
y gritos intensos de pasión en la noche del monte,
rituales amorosos de gatos sobre los tejados,
voces aterciopeladas de guitarristas en los bares de barrio,
gemido de niño enfermo tosiendo en la madrugada,
jugadores en el paño verde jugando sus vidas a las cartas,
borrachos improvisando cantos para la luna,
trabajador esperando el autobús al amanecer.
Y yo, atónito y despierto, escribo
por orden perentoria de las musas,
psicografío el mensaje nocturno
de una fuerza mayor que me incendia.
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LA NITIDEZ DE LAS COSAS

 

 

 

En el silencio de la casa, cuando las maderas crujen,
espero el movimiento del engranaje del tiempo,
la manifestación evidente de la maquina del mundo,
las aspas del molino moliendo la harina de los días,
los dientes mordiendo la piel de la feroz existencia,
el rodar de los minutos en el reloj naufrago de la mañana,
el zumbido de la mosca contra su imagen en el vidrio.
En el silencio de la casa, cuando vibran los móviles
y resuenan los electrodomésticos en los recipientes de cristal,
sonando en semejante canto llano entre las monedas
nítidas del sol y las monedas trituradoras de las emociones,
la polea que cruje la palabra contra la diferencia,
el destino de los platos y cubiertos apilados, lentamente
deshaciéndose en barro y mortal oxido.
Las cosas mueren sin temor mientras miramos
distraídos el viento que levanta las cortinas de la sala.
Solo las cosas son nítidas y tienen alma, y creen
en la vida eterna.

 
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LLUVIA ANTIGUA 2

Guardo el límite del sueño y del cansancio.
Los espejos interrogantes esperan
otras imágenes de rosas maceradas
en tu cuerpo adormecido.
Voces callan reticencias y reclamos.
Detrás de la vidrieras es otra lluvia cayendo.
El navío negro sube el rio que desagua
en mi pecho y su bocina apuñala
las acacias y los girasoles.
En reflexiones estéticas voy perdido
mientras tu cuerpo gira al sol
escondido detrás de las nubes y la lluvia
ensaya en el tejado su patética melodía.
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ESPERANZA

En soledad esperabas.
El flujo del mar golpeaba en tu pecho
llenaba tus ojos de amargor,
las manos de algas, los senos de anemonas.
Envuelta en el silencio poblado de estremecimientos y sombras,
en soledad habitada por sueños, voces y poemas,
esperabas la vuelta del velero que partiera
llevando en las velas el tiempo y la esperanza,
los castillos construidos en la arena.

 

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POEMA DE LA INTIMIDAD

Para Virginia

La intimidad es un puente de vidrio,
un mínimo gesto puede astillar
la tenue relación entre dos seres.
Tengan cuidado con las palabras,
pueden ser duras como el acero.
Cuidado también con los ojos
que pueden destillar llamas de odio.
Tengan especial cuidado con las manos.
Es necesario que estén siempre listas
para el cariño, pero llenas de melancolía,
como si fuesen a partir para siempre.
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QUE LA VIDA NO TE SEA MALA

Que la vida no te sea mala.
Que la vida no te de cuchillas.
Que la vida suele ser puñal
marcando en tu pecho la llaga.
Que la vida suele ser amarga
si en tu pecho habita el dolor.

 

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