Pentadrama: Encuentros Literarios

Viaje al mundo interior de la Palabra

La creación literaria  tiene un principio activo, una única técnica: “mostrar, no contar”. En literatura una palabra es un detalle, cada detalle un mundo en pequeño con un sinfín de emociones, olores, sabores, sonidos y formas. Llegar hasta el corazón y la emoción del escritor es tocar el cielo de la creación, de ahí que el encuentro con un creador literario es el encuentro con un mundo de sensaciones, de vivencias y de interpretaciones que nos son ocultas en una lectura.
Pienso que cuando en  Pentadrama se plantearon  los “Encuentros Literarios” de alguna manera querían encontrar la vivencia personal  de los escritores la “proximidad” que logra la profundización  en el alma, desde actos sencillos, no academicistas, libres y sobre todo cercanos. Creo que este objetivo lo logran en cada reunión.
Resulta curioso que estos encuentros tengan lugar fuera de los recintos que se podrían llamar “sagrados” para ocupar el apartado de una Cafetería. De la curiosidad surge la sorpresa cuando el Encuentro termina siendo una verdadera Escuela de Vida y sobre todo de creación. Talleres de Encuentro basados en la experiencia personal, conocimiento que no encontramos en los libros y no pudimos saborear cuando aprendíamos la vida y obra de autores  que pudieron habernos seducido y que quizá nunca conocimos de verdad.
El pasado miércoles  mientras la ciudad vacía se hacía lluvia en las calles, asistí al Encuentro Literario de Pentadrama  y me encontré a gusto entre los Amigos. El Encuentro Literario resultó ser un reencuentro con la obra y la persona de María Ángeles Pérez López  ya que, en su día, fue una invitada a “Rincón de Encuentros”, programa que en Radio Popular tuve la suerte de crear y dirigir durante varios años. Conocer la obra de M. Ángeles es conocer a una persona, un viaje interior al alma de una poeta profundamente preocupada por los problemas actuales, con la palabra que inquieta y es capaz de despertar las conciencias ante las actitudes humanas.

Conozco la metáfora del grito
La que rompe la boca, descerraja
Un tiro entre los dientes y la lengua
Y la deja excedida e imposible
Como una flor oscura en el ojal.

Fuera llovía y las calles estaban vacías y las palabras de María Ángeles resonaban en el asfalto. Daba gracias a Pentadrama, porque desde la amistad y desde las cosas bien hechas hacen posible la existencia de estos Encuentros, capaces de ordenar el acercamiento a determinados autores que ya quedarán en el corazón.

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