‘LIBRO DE LAS REVELACIONES’ Y OTROS POEMAS DEL ESPAÑOL RAFAEL MARTÍN CALVO, POETA VALORADO EN EL PREMIO PILAR FERNÁNDEZ LABRADOR

 

 

 

El poeta y traductor Rafael Martin Calvo

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar una muestra poética de Rafael Martín Calvo (Lucena, Córdoba, 1978), Licenciado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Reside en Letonia, donde compagina su trabajo de profesor en la Universidad de Ventspils con estudios de doctorado en lingüística contrastiva. Ha publicado el libro de repente, mineral (Grupo editorial a cero, 2003) y su nuevo libro, Rudimentos para un espacio interior (Diputación de Granada, 2021), verá la luz próximamente tras haber sido merecedor del XXXVI Premio Andaluz de Poesía ‘Villa de Peligros’.  Colabora también con el centro ‘Latvian Literature’ en la traducción de poesía y narrativa letona al español. Ha publicado la traducción de Leche materna (Vaso Roto, 2021), de la novelista letona Nora Ikstena y mantiene un blog donde publica traducciones de poesía letona: https://orbitaletonia-blog.tumblr.com/.

 

 

El libro que presentó al prestigioso Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador quedó tras los 15 finalistas, y entre los 10 libros recomendados por el Comité de Lectura para reconocer al autor/a con la publicación de una muestra de su poesía en las revistas que son afines al Premio. Se presentaron 1304 trabajos a esta VIII edición, que fue ganada por el mexicano Margarito Cuéllar y cuyo Accésit recayó en la española Carmen Palomo.

 

Foto de José Amador Martín

 

LIBRO DE LAS REVELACIONES

 

del carbonizado inicio de todo

conservo una esquirla o dos.

 

el libro ardía y sembraba de pavesas

el itinerario hacia su propia desarticulación.

 

del espacio confidencial

en que los secretos se barajaban,

entreví una mañana su burda urdimbre,

los hilachos del zafio constructo,

hermoso y caníbal, sobrecogedor.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

SEPIA Y COBRE

 

llegaba por el aire

la nieve limpia y el olor

de árboles sin aliento.

 

las cuñas de madera ardían

intraducibles en nuestro sueño

sepia y cobre.

 

porque el olvido sin trabas

es un ejercicio de aguas,

una poda de piedras, un jugoso desatino,

por eso quedo al abrigo

de tu mano horadada por el recuerdo,

en aquel refugio desbordado

de trastes y conciencia.

 

Foto de José Amador Martín

 

EPIFANÍA

 

 

 

epifanía:

movimiento de las materias,

recurrentes o no.

 

momento de estalactita,

relieve de un nombre

contundente, elegante, rítmico.

 

dícese de lo afín a las mareas,

madera que se resiste a pudrirse,

madera errante, rincón de humo.

 

una lágrima o un insecto, carne voracísima:

lo que más amo en ti es que nunca perdonas.

 

que se obre el contacto,

que surjamos refluyendo al azar.

 

se abre un cristal sin ruido

y no hay sangre donde debería

haberla en abundancia.

 

Foto de José Amador Martín

 

EL ENJAMBRE

 

con la última marea

llegó el agua color marrón fondo,

revuelta y espesa y desesperada.

 

el viento era zarpazos y mandobles.

los transeúntes, intrépidas formas

ejecutando su derecho a la existencia.

 

llovió tres días seguidos.

 

en la mañana del primer día a secas

invadieron las alúas el aire

sin zumbido.

 

 

IMPERDONABLE

 

se hace imperdonable que no tengas raíz,

que estipules las condiciones de tu desaparición,

que sometas todo criterio a tu descorazonada,

que existas así,

imperdonable

que presumas de gatear,

que renuncies a las univocidades,

que cultives el deterioro y la contradicción,

que finjas que finges,

que te asientes sobre las fronteras tan cómodamente,

imperdonable

que simules absorber las revelaciones,

que inspires sin tino,

que decantes cien tonos de un mismo gris,

que seas animal de fondo,

 imperdonable.

 

 

 

 

OÍMOS DISPAROS

 

oímos disparos.

 

y eran hombres

atareados en una oscura labranza.

 

pero vimos miedo en sus ojos.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

RESTO

 

con vigencia y con vigor de piedra,

con aguda solidez mineral,

atento a las formas de los cristales,

vertiendo un caudal vivo entre el sotobosque

con olor a mañana levemente iluminada,

vendrá la última forma que me será dado recordar.

 

el resto no serás tú o no estarás en ello.

el resto será dispensa y excusa,

forcejeo, copia, nimiedad,

hábito, negación, innumerables demonios,

aliento de estraperlo, herida presente,

agitación, llovizna, hallazgo, desgajamiento

momento palpitante en el que evitar adentrarse.

 

con la exhalación de una espada tendida,

de una copa rota, de un basto quemado,

del oro fundido, el resto vendrá.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

CAPACIDAD DE RESIDUO

 

del monstruo, su avidez.

del icónico fantasma, su propiedad transitiva.

del objeto, su sopor de semoviente.

del arenoso túmulo, su orgullo.

del vegetal, la nervadura y aplomo.

de la piedra, su inútil emergencia.

del siervo, su mostrenca disposición.

del animal enorme, su aparatosa osamenta.

del hombre orquesta, su derrota tremolando en lontananza.

del milímetro, su suerte.

del gas, su sañuda voluta.

del agudo destello, su gravedad

del recuerdo, su destapado bostezo

del columpio y la balanza, su equitativa omnipresencia.

del día uno, nada.

del mudo, su cuerpo semejante al mío.

de mi cuerpo, su capacidad de residuo.

 

 

 

HURTO

 

hurga en el escombro.

de entre la enorme pila, ha escogido uno,

es ése.

 

lo toma,

lo sopesa para cerciorarse.

 

comprueba que nadie mira

con un fugaz barrido en derredor

y lo hace desaparecer en su interior,

aceptándolo como una boca callada.

 

huye.

 

a lo lejos,

una mirada anónima, todo estupor

y sonrojo incontenible,

reverso invisible del que huye.

 

huye, escapa efervescente,

el botín a salvo,

el último fósil de la última sonrisa

del último desmemoriado del mundo.

 

 

Otra imagen de Rafael Martín Calvo

 

A MODO DE VELETA

 

prudentemente

cosido al rigor de la estación,

se deja arrastrar, aletargado,

escindido.

 

si el sol castiga o la lluvia pesa

le es indiferente,

es uno con el trasiego y los cambios,

con el descanso de las escaleras,

el exterior de las curvas,

la cómoda neutralidad de la madera,

el silencioso estertor del día.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

GIRÓVAGO

 

engendrado por la mismísima baraja,

me deshago de la garganta,

no tengo qué decir.

 

vago tercamente, pálpito gigante,

dejo olvidados los talones,

me arrastro con alivio,

descubro el último substrato,

absorbo el golpe,

voy más allá de la bisagra,

abandono las caderas,

me afeito la soberbia,

rasgo las telas incautas que me cubrían,

obtengo materia mercenaria de mí mismo

(un lenguaje indiscriminado,

tan ligero y breve y abismal),

 

abandono marfil y fósforo,

casi toda la carne.

quedo menos hombre,

más sujeto de piedra que otra cosa,

moho vacilante a lo sumo,

espeso caldo de respuestas,

justicia al latido, eliminarlo,

emplomado y bajo tierra.

           

adopto una cómoda perpendicular

con el beso del camino y despierto

con la sangre cuajada, ya pretérito,

sin negar la mancha,

sencillo, no vivo, rozando

el techo de la posible bóveda.

 

avanzo, giróvago, rígido,

sin nube de polvo a la espalda,

sin previsión, virtud ni raíz.

 

avanzo, giróvago, rígido

la pista de un vaho, un aliento,

una granítica levedad.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

 

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