LA MITAD DE MI ALMA. (ALFONSO ORTEGA CARMONA)’. POEMA DE A. P. ALENCART INTERPRETADO POR ÁNGEL LUIS DELGADO. Y UN POEMA INÉDITO DE ORTEGA.

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de presentar este poema cantado por el salmantino Ángel Luis Delgado. Y también el poema inédito de Alfonso Ortega Carmona, dedicado a Pérez Alencart. Un auténtico privilegio para nuestra revista.

 

 

1 El humanista Alfonso Ortega(Grabado de Miguel Elías) El humanista Alfonso Ortega(Grabado de Miguel Elías)

 
Así como Horacio llamaba a Virgilio, ‘La mitad de mi alma’, así me empezó a llamar Don Alfonso Ortega Carmona, hace casi tres décadas, al poco tiempo de instalarme en Salamanca. Así titulé un breve poemita que el excelente cantante Ángel Luis Delgado musicalizó allá por el 2000. Y como los homenajes y recuerdos entiendo que deben hacerse en vida, aquí lo expongo para el goce del maestro Ortega, quien vive por Alemania sus años jubilares. Copio dos breves columnas publicadas antaño en El Adelanto, para que sepan algo de Ortega Carmona y de mis afectos hacia él. Y también expongo, por vez primera, un poema que me dedicara en 2013 (A.P.A.)

 

ALFONSO ORTEGA CARMONA,
EL ÚLTIMO HUMANISTA DE SALAMANCA

I

Uno salta por el cuello de la vida tratando de seguir la senda del postrer Adán, celebrando lentamente con la copa de la memoria que no contiene sabor amargo sino entusiasmo de cada cosa. Esta es la savia que sostiene al alma, tan de nadie, salvo en su dimensión suprema.

En este habitar prestado que nos toca como seres humanos, debo ser grato con el maestro cuyo finísimo abecedario llenó mis oídos nada más llegar a Salamanca, dos décadas atrás. Estar aquí ya era mucho para alguien nacido en la Amazonía peruana. Pero oí la sembradura que salía de la boca del murciano Alfonso Ortega Carmona (1929), entonces catedrático de Filología Griega en la Universidad Pontificia y, con esas gavillas de belleza, restañé la latitud de mi desamparo, abriendo la pequeña puerta por donde late el pulso del pensamiento.

Escribo sobre Ortega Carmona porque lo merece y, especialmente, porque me apetece volver a dejar en limpio lo mucho que hizo por la cultura salmantina en sus más de cuarenta años de magisterio. Aquí creó el Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos, la Cátedra de Poética Fray Luis de León, la Cátedra de Taurología, el Seminario de Retórica… Desde aquí fomentó publicaciones literarias o estrechó relaciones culturales con instituciones y escritores de la otra orilla del idioma…

El otro día lo escuché feliz. Hice una llamada a Alemania como quien llama a la mitad de su alma: desde allí su voz se hizo carne y fue como si de nuevo recorriésemos los frescos pasillos de la Ponti, libres del rebaño de ignaros que entonces ya empezaban a incordiar desde su oquedad.

Hablé con Ortega como quien se habla con el padre-amigo. Lo he admirado desde entonces y así seguiré, sin lindes que limiten la partitura de nuestro abrazo para todos los tiempos. Su paz me ha dado un poco más de esperanza para pastorear berrinches y vacíos. Su ilusión por seguir escribiendo lúcidos ensayos me ha confirmado que así se deja una luz que para algunos será como una estrella. Yo lo abrazo con los cuatro puntos cardinales de mi alegría, desde esta Salamanca que siempre será suya, porque aquí ha dejado su impronta, como Fray Luis y Unamuno, también llegados de fuera.

Salud, maestro.
II

En Salamanca conocí al humanista Alfonso Ortega Carmona, entonces máximo referente intelectual de la Universidad Pontificia. Hoy, ya jubilado, no dejo pasar las semanas sin llamarle a Oldenburg, en Alemania, donde suele estar pergeñando sus lúcidos escritos, cuando no recala en Murcia o Madrid. También lo hacía cuando viajaba hacia tierras americanas, del norte y del centro, especialmente.

Hace años, cuando su jubilación académica en 1998, el excelente poeta Santiago Castelo, escribió el poema titulado “Don Alfonso”, dedicándoselo “con veneración y cariño”. Posiblemente sea este texto el que mejor haya retratado al más significativo humanista que ha tenido la universitaria Salamanca. Lo recuerdo ahora, porque en días pasados tuve la alegría de recibir una llamada de ese inmenso hombre extremeño al que mucho admiro. Así decía Santiago: “Siempre discreta la palabra./ Exacta/ la medida de las cosas. Y ese pensar/ la hondura de los siglos/ como una flor que no se marchitase./ Tan cálida la voz que se diría/ que hay un temblor de fuego en las ideas./ Y por encima de todos los misterios/ esa estrella/ -tu estrella-/ que, mágica, señala/ la apuesta que Dios hizo/ signando por tu nombre a Salamanca”.

También desde la orilla americana, el filósofo y poeta cubano Pío E. Serrano, logra, con “Paisaje de Salamanca con figura”, otro retrato de Ortega digno de mención: “Luz de la piedra. / Arrebol detenido./ Fugitiva la sombra,/ asciende, asciende”.

Estos días estoy releyendo El despertar de la Lírica en Europa, libro de ensayo y traducción donde Ortega da voz a Safo, Arquíloco, Solón, Mimnermo, Tirteo y Alceo.

Y siempre conmigo su version de los poemas de Píndaro.

Muchos nombres de hoy pronto se olvidarán, pero yo nunca olvidaré el de Alfonso Ortega.

 

 

2 El humanista Alfonso Ortega(Grabado de Miguel Elías)

 

 

POEMA INÉDITO DE ALFONSO ORTEGA CARMONA

EL VIENTO Y LA PALABRA

“El viento, el viento,
el hijo del cielo”
(Proverbio alemán)

Para Alfredo, amigo
de siempre, para siempre

La palabra es el viento, que en los labios fenece.
Mas como el Noto o el Euro
– helénicos aires del Sur y del Este -,
las furias del alma levantan, encienden.
y entonces desatan
el rencor y la ira, que la vida endurecen.
De otra Tracia, del frío de los corazones,
como el Bóreas, áspero y duro,
llega a veces también la palabra,
agria y ruda, que destruye y separa.
No se pierde ni vuela
como viento fugaz.
Permanece, cual dardo con alas
y pies de huracán en la mente
de los rencorosos.
Pero Hermana del Céfiro blando
de la primavera, – y aliento perenne
del alma- brota también
de labios amables
la palabra, la enechizadora
con su soplo divino.
Cálida y mansa
es también la palabra,
una conquista amorosa,
brisa de Campos Elíseos,
y rumor adorables en los labios
de Ulises: la que como lenta nevada
desciende
a los oídos
de los Inmortales
amigos de Dios.
A ellos procura frescor,
y les hace crecer
los asfódelos,
flores sin tiempo,
perennes,
en las verdes praderas del Cielo.
La Palabra es allí,
junto al Verbo de Dios,
entre pinos cantores,
el aura
que acompaña.
a la Paz y al Amor.
14/7/2013

 

 

 

16 comentarios
  • Federico Zúñiga
    diciembre 20, 2015

    Poesía y música. Una estupenda muestra de Alencart, bien interpretado por el músico Delgado. Felicitaciones para ambos.

  • Zaida Gaviria
    diciembre 20, 2015

    Hermosa voz para hermoso poeta de gratitud hacia un maestro.
    También un repaso de vida.

  • Rosa Elena Orbegoso
    diciembre 20, 2015

    Gracias, Alencart. Don Alfonso fue mi profesor en la Ponti y recuerdo sus clases como un auténtico lujo. Ahora, vez primera, leo un poema suyo. Otro lujo gracias a esta revista.

  • Ronald López Ordiales
    diciembre 21, 2015

    Efectivamente vaya Lujo, me encanta; Don Alfonso Ortega, mi Gran Maestro de la Oratoria ……. Lo llevo siempre en mi corazón, siempre lo recuerdo como un Grande entre los Grandes ……… se le echa de menos …
    Gracias por este detalle.

  • enrique viloria vera
    diciembre 21, 2015

    Saludos desde Caracas, conmovedora entrada, donde el afecto, la música, la poesía y la inteligencia se entreveran para generar reflexiones y emociones, EVV

  • Miguel Aguilar Carrillo
    diciembre 21, 2015

    Alfredo, como siempre tan amigo de tus amigos.
    Un abrazo.

  • Humberto Avilés
    diciembre 21, 2015

    Comparto felicidad en sonrisa del Maestro Ortega Carmona, seguro dibujada en su rostro al escuchar y ver musical versión de su otro yo espiritual, el fraterno Alfredo Pérez Alencart. Tuve el privilegio de compartir con D. Alfonso en Salamanca, la fundación y vida de nuestra Tertulia literaria, Orilla Izquierda, del Tormes, claro es, junto a Eduardo Martínez, Aníbal Núñez, José Luis Matilla, Zoilo Gascón, Carlos de Tomás… Disfruté aprendiendo de la elegante sencillez que su erudito verbo emana. Abrazos hasta Oldenburg para el Maestro Ortega, extensivos a Pérez Alencart y Miguel Elías, junto al querido Angel Luis Delgado, todos cómplices convictos y confesos de amor por la Poesía. Desde la Nicaragua de Rubén Darío les abraza este salmantino de Granada nicaragüense.
    Humberto

  • Rizolete Fernandes
    diciembre 21, 2015

    A amizade está aqui expressa do modo mais elevado: através da poesia, música e pintura. Impecável. De parabéns Alfredo, de parabéns todos os envolvidos, inclusive Amador, pela foto-montagem!
    Abraço-os,
    Rizolete Fernandes, brasileira

  • Maria do Sameiro Barroso
    diciembre 21, 2015

    Siempre un regalito para nosotros,

    musica, poesía, dibujos,

    amistad,

    recuerdos preciosos.

    Gracias, Alfredo.

    Feliz Navidad

  • julio collado
    diciembre 22, 2015

    Gracias Alfredo por acercarme la palabra cálida del maestro Ortega Carmona. No lo conozco y, sin embargo, algo ya lo conozco. Misterios de la palabra-viento que acabo de leer.

  • Julio Collado
    diciembre 22, 2015

    Gracias, amigo Alfredo.
    Al rescatar la historia, nos rescatas un poco a todos.

  • Elena Peña Lévano (México D.F.)
    diciembre 22, 2015

    Una preciosidad.
    Saludos desde Jalisco.

  • Rodolfo
    diciembre 23, 2015

    Eres hombre de privilegio pero yo lo soy mas por saber quien eres!

  • Miguel Nascimento
    diciembre 24, 2015

    Querido Alfredo,
    simplesmente magnífico. Continua o teu caminho de grande sabedoria….

  • Carmen Martínez Estrada, desde Honduras
    diciembre 25, 2015

    Muy bonito el poema y lo que significa. Feliz Navidad y Año Nuevo.

  • Ángel Luis
    diciembre 25, 2015

    Querido Alfredo, insisto ha sido un placer volver a escuchar después de tanto tiempo tu bello poema dedicado al gran maestro Alfonso Ortega, que tuve la suerte de oírle sus sabias y grandes palabras, me enseñaron a pensar y entender muchas cosas que yo desconocía. Mil gracias al maestro y a ti por haberme acercado a él. Un grande y fuerte abrazo.

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