Colaboraciones de Juan Ángel

Luz en la Pasión del Pastorcico

    Oh, frágil Espíritu Santo, del amor del Padre y del Hijo fruto de aire oculto en puñados de risas y lágrimas. Oh, débil Espíritu Santo, del amor de mujeres y hombres sonido trazado con notas en un pentagrama vacío. Oh, amor frágil, débil, sustenta nuestras cítaras y nuestras plumas para que resulte un mar en el pecho nuestra alabanza, la súplica al Pastorcico colgado de un árbol. Ponemos nuestra miseria en ...

Lejanía

    Texto manuscrito del autor LEJANÍA Mis palabras no te tocan. Te escondes en los pliegues de la memoria, detrás de la estela del vuelo de cualquier ave o del recuerdo de lo nunca vivido. Cartas consolatorias granizarán disfrazadas de sueños y de renuncias. Enuncias discursos incoherentes, como el universo, con tu silencio, lejano, con tanto silencio dejaste sordo al músico alemán, lo dejaste ciego, con tanta oscuridad ...

Moscas o pájaros

      Murmullos de tinta en el librero, tantos… pero ellos no tienen su fin en sí mismos, carecen de alma. Resultan solo sombras, aunque ponen de manifiesto el camino del reencuentro con el ser humano.   Perennes testimonios de un olvido, cuya memoria reconstruimos letra a letra, piedra a piedra. Regreso a nuestro hogar.   En él podría estar la cifra del universo, cuyo número, a su vez, podría alumbrar ...

Apología

Los murciélagos reían cuando traspasaban mi costado con su lanza. Volaban en su geografía de arcanos y revelaciones. Aquella tarde la poesía abría más mi herida, expandía mi gangrena. La poesía no es bella. No lo fue cuando era joven. Sus manos están sucias con el pus del mendigo bajo el Puente Romano. Viste harapos. Si el mundo echa su estertor de cemento y ...

Fragmentos

I Fértiles reyes de Mogarraz, justos en misericordia y creadores de luz, hay aquí un brazo bajo sus órdenes. Si bien mi corazón fue roto por mi cobardía, permaneciendo en el polvo, mientras avanzaban tenaces en su Conquista, me puse en pie y continué el camino. (Caída tras caída he comenzado una vez más.) Lo que tengo para ofrecer es miserable. ¡Oh, reyes compasivos, cuántos imperturbables ...

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