‘ALGUIEN’ Y OTROS POEMAS DE LA ESPAÑOLA NIEVES NAVARRO

 

 

La poeta Nieves Navarro

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar estos seis poemas inéditos de Nieves Navarro Franco, nacida en Barcelona hace 54 años, y quien actualmente reside en la localidad de Vilassar de Mar. Es Técnico Especialista en Administración y durante años trabajó en una multinacional, aunque siempre ha seguido el sendero de la escritura por su amor y pasión hacia y por la Literatura, y en particular el Siglo de Oro Español y la Generación del 27. Ha participado en diversos encuentros de poesía y de microrrelatos, en cuyas antologías se han publicado sus textos, como en el más reciente, el VII Festival Internacional de Poesía de Madrid (FIPMAD), celebrado en noviembre de 2021.

 

 

 

ALGUIEN

 

A delicados sorbos

conquisto mi café,

sin prisas,

sin culpa

por dejarlo templar.

 

El tiempo

es ahora mío,

y quizás

en sus posos,

alguien,

algún día,

podrá leer mi verdad.

 

Foto de José Amador Martín

 

CÓMO HABRÍA DE LLAMARSE SI NO

 

Me escogiste o te escogí,

te adentraste en mi castillo.

No viniste sola,

la soledad si no es elegida,

no es hermosa,

por ello os traje a las dos.

¡No dejo entrar a cualquiera!

 

Altiva, erguida, orgullosa

te asemejas sin serlo,

a esa insulsa margarita

gratinada por el sol.

 

Miel, ámbar, ceniza,

caligrafía

en tus pétalos puntiagudos,

lanceolados,

amarrados a tu vientre cobreño,

frutos que ya,

no germinarán.

 

Desafías con descaro

a los primeros rayos

de la mañana.

Siento que he interferido

en el ciclo de la naturaleza.

 

Ocre, marrón,

candil prendido.

Esquivas, giras,

retuerces tus tallos,

el sol es enteramente tuyo,

sólo te detiene la luna.

 

Espío sigilosa

día a día tu vejez.

Tu cabeza flaqueada,

recostada en el tronco.

Antes altanero e insolente

hoy, acariciado por el ocaso.

 

Cuando cese

tu incesante búsqueda del sol

y te envuelva la noche,

y el tiempo,

que no perdona

ni a lo más bello,

arrebate tu belleza.

 

Recogeré con mimo

una a una tus semillas,

y una repetición de ti

brotará en mi jardín.

Volverás a inundar

con tu luz mi castillo.

 

En una niñez lejana,

una ser colmado de bondad

y con esa ternura que,

solo te brindan

las personas que te aman.

Cogiendo mi mano, afirmó:

“Mirasol, se llama mirasol,

cómo habría de llamarse si no”

 

Foto de José Amador Martín

 

 

 

HUELLA

 

Llegó cortés,

a gatas

pregonó su presencia,

saludó erguido,

y en su adiós encorvado,

un cortejo de agasajos.

 

Atesoró amor.

Apiló fracaso.

Admitió amargura.

Humedeció su retina

y sanó.

 

Abarrotó su equipaje que,

rebosante dejó caer

en la sombra

de sus recuerdos.

 

Paseos

pensantes en soledad.

Desdeñadas vivencias,

que su simiente

del porvenir

cobijará.

 

Arrullo de nana,

copla de amor,

canción de despedida,

sendero por recorrer,

huella en el camino;

final de trayecto.

 

Siete vidas como el gato

para entender.

Y una verdad absoluta,

igual que llegó,

se fue.

 

 

HACIA TI

 

Ajado, inerte,

marchito

en el asiento

de un parque

te aguardo.

 

Sabedor consciente

que,

desde ese plano

en tiempo alguno,

jamás la podré rozar.

 

Amada mía

retén con pujanza mi mano,

encadena

mi alma a la tuya,

y alumbra

mi vuelo hacia ti.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

DISTANCIA

 

Cuando la juventud abriga,

los hijos

eluden escuchar

el pregón de tus palabras.

 

Y en su incauto desapego

vas descendiendo peldaños.

 

Merma la certeza,

dilata la distancia.

 

Presientes con recelo que,

te siguen estimando,

pero te van ignorando.

 

Apelo al destino

o a su huraña

destemplanza,

que la enjundia

que han de hallar,

se torne confianza.

 

 

 

LA VÍSPERA

 

La víspera,

resbala en la noche e

impregna su melodía.

 

La víspera,

eleva lo grato,

diverge lo sombrío.

 

La víspera,

mima el acaecer

de la memoria.

 

La víspera, embriaga,

y suspira

sobre un manto inmaculado.

 

 

Antología del VII Festival Internacional de Poesía de Madrid, editada por Verbum

 

 

TRAS SUS ANTEOJOS

 

Bien es sabido,

por si faltase la memoria,

que un ilustre literato

de nombre Miguel;

encumbró Madrid

allá por el siglo XVI.

 

Nació el cuarto

de siete hermanos.

Su razón, su madre Leonor

su padre, de nombre Rodrigo.

 

Hacedores los Cervantes,

de infaustas diligencias;

no hubo con ellos clemencia.

 

Con veinte años, Miguel,

alistóse en la Armada de la Santa Liga,

y en la galera Marquesa,

emprendió nueva vida.

 

En la batalla de Lepanto,

cubrióse de grandeza,

pero tres disparos de arcabuz,

dos en el pecho

y uno en el brazo,

precipitaron su salida.

 

Perdió la mano izquierda,

la que menos esgrimía.

Anduvo abatido y maltrecho;

hasta que cierto día,

la Armada, sin soflamas,

legitimó su valentía.

 

Embarcóse

en la galera, Sol,

desde Nápoles a España.

Cerca ya de puerto,

una flotilla lo capturó,

y su libertad encarceló.

 

Cinco años anidó cautivo,

cuatro conatos por escapar

dos por tierra y, dos por mar.

 

Encabezó, astutos planes de huida.

Aunque, delaciones de traidores,

por míseros escudos y jarras de manteca,

entregaron su cabeza.

 

Anduvieron venturosos,

su madre, Leonor de Cortinas,

Fray Juan Gil,

y unos mercaderes cristianos.

Hacinados en una alforja

quinientos escudos;

entregados a sus custodios,

en su penúltimo suspiro.

 

Fatigado por miserias,

escarnios e infortunios,

defendióse con nobleza

y contestóse con soltura.

 

Y fue entonces,

cuando, bajo la luz de un candil,

jamás una pluma crease tal hermosura,

como la de este hidalgo de dulce cuna.

 

Vislumbró tras sus anteojos,

novelas, comedias, entremeses y teatros.

Empezó con “La Galatea”,

y terminó con “Viaje al Parnaso”

 

Al elenco de Entremeses, uniéronse,

“La Gitanilla”, “El licenciado Vidriera”,

“El juez de los divorcios”,

“Rinconete y Cortadillo”,

un “Rufián dichoso”,

y hasta hubo un “Casamiento Engañoso”

 

Y fue poeta, por su poesía,

por su trabajo y desvelo.

Su dogma alcanzó el cielo.

Aunque él dudara de ello.

 

Y por fin arribaron

las andanzas y desventuras,

de aquel ingenioso caballero

de la triste figura.

 

Que, cincelado

en hilos de oro, yacerá eterno

en lo más alto de la Literatura.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

 

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