PRESENTACIÓN DE ‘HISTORIA’,[i] DE DRAGO ŠTAMBUK. POR JUAN CARLOS MARTÍN COBANO

 

 

1 Drago Stanbuk y Juan Carlos Martín

Drago Stanbuk y Juan Carlos Martín

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar el texto de presentación preparado por el escritor Juan Carlos Martín Cobano, en torno al poemario HISTORIA, de Drago Štambuk, aparecido bajo el sello Trilce Ediciones (Salamanca, 2018), con traducción de Zeljka Lovrencic (con el apoyo de Andrés Rajević Bezmalinović y Andrés Morales Milohnić); pórtico de A. P. Alencart y pinturas de Miguel Elías. Dicha presentación se celebró en la Sala de  la Palabra del Teatro Liceo el pasado 15 de octubre, dentro de las actividades del XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos.

 

FOTOGRAFÍAS DE JACQUELINE ALENCAR

 

 

 

2 Miguel Elías, Lovrencic, Fernández Labrador, Stambuk, Alencart y Martín

Miguel Elías, Lovrencic, Fernández Labrador, Stambuk, Alencart y Martín

 

 

PRESENTACIÓN DE ‘HISTORIA’, DE DRAGO ŠTAMBUK

 

Siempre estamos ante un problema cuando queremos etiquetar una obra o a un autor. Drago Štambuk llega a casi todos los puertos precedido de su fama de poeta de Croacia, cantor nostálgico de su patria. En mi caso, gracias a Dios, he vencido mi personal renuencia a ese tipo de etiquetas para adentrarme en su Historia, irremediablemente centrada en su hogar debido a la distancia y, sobre todo, a las terribles premoniciones que el poeta sentía y que no tardaron en cumplirse tras esta obra.

 

El filósofo, profesor, poeta y periodista croata Milorad Stojevic decía que la poesía patriótica era a priori una mala poesía, pero hizo con nuestro autor una excepción y afirmó que la de Štambuk es poesía de primera calidad. En realidad, el poeta no piensa en si está escribiendo sobre tal o cual tema (patria, fe, migración, nostalgia, injusticia…). Esa cuestión, según él mismo declara, se vuelve irrelevante al tener frente a sí y a su alrededor la pasión por la escritura y la labor creativa que nutre el escenario de su poesía.[ii]

 

Elinor S. Shaffer habla de su «fuerte sentido de la individualidad mítica croata», que se aprecia en la confluencia del Mediterráneo con la épica del Éxodo de los antiguos precroatas del siglo VII, la fuerte identidad grecolatina y católica en un pueblo que consideramos eslavo, así como el destino migrante y marinero que el propio autor encarna. Él mismo menciona la “concordia de los antiguos y nuevos Argonautas” (p. 23).

 

Más que poesía de la patria es poesía de la tierra y el mar patrios, poesía del Mediterráneo. Pero el Mediterráneo para él, como dice Shaffer, “no es únicamente un motivo sensual, sino cultural […] la Dalmacia atávica del verso de Štambuk está donde los croatas, migrando desde una patria desprovista de mar más al norte, entran en contacto con las cálidas y míticas corrientes del sur mediterráneo”.[iii] A través de miras panorámicas, lejanas, se aplica un zoom espacial, pero también de tiempo y cultura, que nos acerca a miradas cotidianas, a ras de realidad inmediata, presentándonos el cuadro general y particular de una patria de exiliados: lo son los que parten de ella, como este autor, pero uno diría que lo son también quienes se quedan.

 

El mar, que da título a la primera de las cuatro partes del poemario, no es nada idílico. El autor lo conoce bien, no en vano nos regala abundante léxico náutico y marino que buen trabajo habrá dado a la traductora. Es duro, pero es constante, está ahí, es la garantía de que llegamos a un buen final. Cuando habla del efecto del arado de Dios (p. 43-44), termina el poema diciendo:

 

 Así como el mar
besa la isla,
paso a paso, firme,
de la misma manera también nosotros,
hijos de la providencia Divina,
volveremos a amarnos de nuevo
.

 

 

 

3 La hispanista Zeljka Lovrencic

La hispanista Zeljka Lovrencic

 

 

 

Se trata del Mediterráneo, y cabría esperar calidez, clima benigno, luminoso y radiante. Sin embargo, nos encontramos con un ambiente húmedo y frío, de “helados huesos” que procuramos “calentar con la ceniza del corazón” o “con el húmedo aliento” (46, 58).

El mar croata, título de la primera parte, no es un mar apacible. Hay, si no violencia, sí fuerza, dureza, todo lo contrario a brazos abiertos por parte de las aguas abiertas o la costa. La presencia, sobre todo en esa primera parte, de términos como “agarra, destroza, feroz, despelleja, resopla, arrancar, rompiendo, amurallado, murallón, rayo quebrado, herida, mar rígido…” o expresiones como “La playa seca de no volver”, aparte de poner de relieve que no estamos ante una traductora cualquiera, sino ante una excelente que se toma su trabajo muy en serio, se encarga de disipar cualquier ilusión idílica, por muy sincera que sea la nostalgia del poeta.

 

Algo propio del Mediterráneo que sí apreciamos es el color azul, casi siempre relacionado con el mar. Pero no nos encontraremos con lo típico: se habla más de una vez de montañas azules, de hoguera azul, de grumo de oro azul, de ceniza azul, incluso del Dios azul. El mar, y quizá el cielo, lo impregnan todo: la geografía, la desolación y la esperanza.

 

Pero, si hablamos de colores, reconoceremos que impera un tono que nos parece muy poco mediterráneo. Tropezamos por todas partes con el negro del hollín, el gris de la ceniza, con resultado de una doble sinestesia indirecta que nos hace oler a restos de incendio durante gran parte del poemario:

 

 la ceniza
azul de los incendios

El viento esparce la ceniza de los corazones
.

 

Sobre las ruinas del palacio de sus ancestros, escribe:

 

 en el patrimonio quemado, al otro lado de la carroña
tiznada, con la ceniza y la muerte hechizadas…

 

En Hesíodo ante la puerta, leemos:

 

 Los únicos días que recordamos perduran en la vorágine
de la ceniza y el magma
.

 

En uno de mis poemas favoritos, Abejorro, donde también evoca lugares de sus antepasados, dice:

 

 Ensuciados panaderos
raspan el tizne
y el hollín de las estrellas apagadas
.

 

Y en otro poema fácilmente ubicable, Matorrales de Brac, leemos:

 

 Ardo como vástagos bajos,
calentándose con la ceniza del corazón.

Este color, su olor, la casi asfixia con que condiciona nuestra lectura, tienen mucho que ver con el tema de las ruinas, los escombros, las piedras ya sin gloria que tienen más mensaje en su caos presente que en sus evocaciones de un pasado glorioso.

 

 

 

4 Drago Stambuk leyendo en el Teatro Liceo

Drago Stambuk leyendo en el Teatro Liceo

 

 

Pensemos en la población de Selca, en la isla de Brac, destruida tras la ocupación italiana en 1943, y tan estrechamente vinculada a la biografía del autor. Hoy encontramos en ella hermosas ruinas, y me interesa mucho lo que Drago Štambuk dice al respecto en una entrevista: “Es cierto que yo nací en las ruinas; me enseñan la necesidad de construir, crear y sanar…”. [iv] A menudo, creo ver a Štambuk mirando a su realidad querida como la Pietas mira al cuerpo amado entre sus brazos (p. 69).

 

Al leer su Historia, acabamos entrelazando ruinas, cenizas, humedad, frío, amor y hostilidad de la tierra, sumergidos en un remolino que nos engulle a la desoladora esencia del hombre y sus valores, que nos derrumbaría para siempre si no fuera por las brasas. Esto nos lleva ineludiblemente a la espiritualidad de nuestro poeta.

 

Se nota que es un poeta creyente, cuyo fundamento católico desempeña un papel importante como bagaje cultural, tradicional, simbólico e ideológico (referencias a la cruz, corona de espinas, personajes del santoral, referencias bíblicas bellamente elaboradas, como el “cetro revivido” que alude a la vara de Moisés, oraciones explícitas directas a Dios, a Jesús, etc.), pero no se esfuercen en buscar poesía religiosa, o tendrán el mismo fracaso que quienes buscan poesía nacionalista o patriotera. Tess Gallager mencionó en cierta ocasión que Štambuk tradujo a Herman Hesse en su juventud, lo cual ya nos da una pista de la hondura de su sed.[v] La de nuestro poeta es poesía espiritual, y cristiana, en tanto que se impregna de valores de compasión y amor entre los hombres, así como de una esperanza que no se entiende sin Dios en alguna parte. Tal vez esa alguna parte es el poeta, el hombre:

 

 Somos la lengua de Dios
y los ojos de Él.
Oído, tacto,
todos los sentidos Suyos
.

 

 

Aun así, dicha esperanza no es algo evidente, fácil de hallar, cuando se escarba entre sus versos.  ¿Es que tiene que haber esperanza en un autor cristiano? Si no me equivoco, cuando escribe estos versos, premonitorios de los tristes años que esperan a su patria, todavía no conocía como tan bien llegó a conocer a la Madre Teresa de Calcuta, pero brillan tiznados los rescoldos que ella también le señalaría con el dedo. En su expresiva figura del arado de Dios, la tierra es herida (oración pasiva y copulativa), y es parte de la siembra. El sembrador ara, aparta las piedras y la sal, y planta una semilla realista que, pese a todo, hace que volvamos a amarnos de nuevo.

 

 

5 Drago Stambuk y A. P. Alencart

Drago Stambuk y A. P. Alencart

 

 

¿Qué esperar cuando la tierra misma es la semilla? Buscamos, necesitamos semillas de afuera, pero ¿de dónde brotarán si no se plantó antes el árbol de su especie ni se probó el fruto que la alberga? Debe venir de otro ámbito la semilla: ¿del objeto real de la fe, de su sombra en la palabra poética, de los ecos de una voz o logos anterior adivinables en la voz del poeta? Para Štambuk, la esperanza, la semilla, está bajo las cenizas, en las ascuas que son señal de muerte y vida a la vez.

 

Denso y claro al mismo tiempo, rotundo, contundente, el último poema de la segunda parte, ALTARE DELLA PATRIA, sentencia:

 

 Tan sólo el fuego descubrió el oro.
En la ceniza brilla, está en cuclillas,
una compañía de callados defensores de la patria.
Se funden las costumbres,
la carne se pudre en el discurso de las matanzas
.

 

La poesía es poca cosa frente, por ejemplo, a la belleza insondable del daño, como el aguijón de la viuda negra (p. 48), pero al menos puede ser recordada y cultivada en la lengua. El poeta tiene que hablar.

 

Se escuchó decir al autor hace unos años, en Hiroshima, hablando de la tragedia de Vukovar, un exponente claro de la inhumanidad sufrida en su país: “Vukovar proclama la victoria que entra por las puertas de la derrota, mediante la determinación y la persistencia, que nos conduce a través de los peores tiempos. Vukovar murió para que Croacia pudiera vivir. Convirtió las lágrimas en estrellas, las heridas en túneles de luz, los muertos en ángeles. Vukovar […] evoca las deficiencias terrenales, que llama a un destino superior […] Vukovar es un estado de ánimo, el flujo de nuestros corazones impenitentes, el carbón convertido en oro. Es nuestra Zona Cero, la Puerta del Infierno al Paraíso”.[vi] Y es ahí donde está la esperanza, en las brasas ocultas, siempre que haya humanidad, bajo nuestras cenizas.

 

En su nota prólogo antes de entregar el manuscrito de este libro a la imprenta, en 1990, el autor dice: “Quise con el mismo esfuerzo de la garganta, pequeño y atento, repetir mucha voz, antigua y de ahora, para compartir el momento de triste alegría y con la mitad dolorida avivar la brasa debajo de las cenizas para que en ellas se calienten, aunque se quemen, nuestros helados corazones”. Y en su libro Haiku Consciousness, al elogiar la riqueza y precisión del idioma japonés, pone como ejemplo el término “SHIMERU, que denota el grado de humedad en el aire, cuando es demasiado grande para que una persona pueda encender un fósforo. Podemos usarlo como alegoría. Contra la humedad que se extiende por todo el mundo, debemos desplegar nuestros propios corazones encendidos y cálidos para disminuir el SHIMERU. De esta manera, podemos encender nuestras cerillas, hacer un fuego en nuestro hogar de nuevo, un fuego sobre el que podemos calentar nuestras manos. Necesitamos volver a la calidez y la compasión. Debemos ser cálidos con los demás, para que podamos volver a sentir la calidez. Debemos amar para volver a ser amados”.[vii]

 

Así es, querido poeta, nos hielas por momentos el corazón, pero nos guías al punto donde recuperar esa calidez, al carbón convertido en oro, al verdadero fuego, que revitaliza el ánimo y la esperanza de estos tizones arrebatados que somos también nosotros.
Salamanca, octubre de 2018

 

6 Zeljka Lovrencic y Pilar Fernández Labrador

Zeljka Lovrencic y Pilar Fernández Labrador

 

 

[i] Drago Štambuk, Historia (Salamanca: Trilce Ediciones, 2018). Traducido por Željka Lovrenčić.

[ii] https://www.slobodnadalmacija.hr/scena/kultura/clanak/id/467310/dr-drago-Štambuk-o-poeziji-i-svijetu-na-prekretnici-dolaze-vremena-opasnosti-i-izazova.

[iii] Elinor S. Shaffer, editora. Comparative criticism, vol. 16 (Cambridge: Cambridge University Press, 1994), pp. 107-108.

[iv] https://www.slobodnadalmacija.hr/scena/kultura/clanak/id/467310/dr-drago-Štambuk-o-poeziji-i-svijetu-na-prekretnici-dolaze-vremena-opasnosti-i-izazova.

[v] “Tess Gallagher’s speech at 2004 Pula Book Festival’s presentation of Drago Štambuk’s poetry”, en http://www.croatia.org/crown/articles/9432/. Una curiosidad destacable en la jugosísima presentación de la escritora Tess Gallagher, casada con Raymond Carver cuando conocen a Štambuk, en los ochenta: nos cuenta ella que el máximo pontífice del llamado “realismo sucio” era en el fondo un amante de la poesía, y que afirmó sobre Štambuk: “He’s a real poet”. Tan lejos, tan cerca.

[vi] “Dr. Drago Štambuk: Speech in Hiroshima for the Vukovar victims”, en http://www.croatia.org/crown/articles/9426/1/Dr-Drago-tambuk-Speech-in-Hiroshima-for-the-Vukovar-victims/Holy-mass-for-the-Vukovar-victims-held-in-Hiroshima.html.

[vii] Drago Štambuk, Haiku Consciousness (Japan: IAFOR, 2014), p. 24.

 

 

7 Claustro del Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca

Claustro del Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca

 

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