POESÍA DE IBEROAMÉRICA EN EL CENTRO DE ESTUDIOS BRASILEÑOS DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA (I)

 

 

 

1 Poetas que leyeron en el Centro brasileño

  Poetas que leyeron en el Centro Brasileño

Crear en Salamanca se complace en publicar los poemas que se leyeron en la sesión programada en el salón de actos del Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca. Se realizó el miércoles 25 de octubre. Se publican en dos partes.

 

REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE JACQUELINE ALENCAR

 

 

 

2

 

ÁLVARO ALVES DE FARIA

(Brasil)

 

 

SE BUSCA

 

 

Se busca a un hombre

que desapareció el día 14.

 

Llevaba zapatos negros

y vestía una especie de tristeza,

de esas que hay en cualquier lugar.

 

Acostumbra a hablar solo,

especialmente cuando camina.

 

Cuando desapareció

cargaba una bolsa

con algunos poemas sin palabras

y ciertos gestos suicidas.

 

Comía mangos

cuando desapareció.

 

También llevaba

dos estrellas muertas

en el bolsillo izquierdo

de la camisa.

 

Decía que no tenía nombre,

pero era por olvido.

 

Se busca a ese hombre

que se marchó con algunos secretos.

 

Dijo que iba a hablar con las piedras

y desapareció el día 14.

 

Quien tuviese noticia alguna

de su paradero

se ruega

no informar a nadie.

 

 

(Traducción de A. P. Alencart)

 

 

3

 

 

LUIS FERNANDO MACÍAS

(Colombia)

 

 

PARA EL CANTO

 

Para el canto al mundo venimos

para la danza fugaz.

Conocemos la sangre

que alimenta en las flores

                                           su color

y a responder por un nombre nos enseñan.

 

En el amor somos

en el dolor nos construimos

en el sentido del ser nos elevamos

e iluminado el espíritu se hermana

se hace bueno

se alegra el mundo

con nuestra estancia pasajera.

 

Se van

el rostro y el nombre

y volvemos al silencio

al olvido.

 

 

4

 

 

VICTOR OLIVEIRA MATEUS

(Portugal)

 

 

COMENTARIO DE ADRIANO A YOURCENAR

 

 

Somos los viajes que hicimos, el ansia de encontrar 
en el alboroto de los hombres todas las ciudades que debíamos 
construir. Somos esta inmortalidad a la que los dioses 
nos condenaron y que ahora disfrutamos con la irreverente 
naturalidad que algunos entienden por frialdad 
pedante o por un aristocratismo que en verdad 
nunca sentimos. Somos el azul inconfundible del Egeo 
con sus islas y templos, con sus ruinas y colinas 
donde las más antiguas voces todavía se levantan, 
para después enmarañarse en agitada distracción 
de los hombres. Somos este vacío que quedó, esta memoria 
de lo que ninguno de nosotros consigue huir: tú a vigilar 
un cáncer despiadado, yo con un ahogado entre los brazos. 
¡Ambos derrotados antes de tiempo! Ambos con toda 
la gloria que nos insistía, a pesar de nuestro cansancio, 
de nuestro aislamiento, de nuestra hambre de silencio.
Somos esta culpa por no habernos entendido, 
por no haber sabido leer ternura y merecimiento, 
por haber dejado escapar lo que al final era 
bien nuestro por derecho y corazón. Somos este fuego 
que no tiene nombre. Este monstruo que todavía nos devora 
y envenena las mañanas, cuando, insomnes, 
tanteamos a ciegas la penumbra y no encontramos 
sus rostros, sus cuerpos que se prolongaban 
de nosotros, su respirar que nos insuflaba la vida 
y cuya ausencia nos dibuja hoy esta muerte 
que se aproxima. Somos este aciago anochecer, 
este trémulo deambular, que, en el soplo ordenador 
del mundo, espera la barca que nos devolverá 
todo aquello que no cuidamos como debíamos.

 

(Traducción de A. P. Alencart)

 

 

5

 

 

ARANTXA AGUDO ÁLVAREZ

(España)

«Como aquella ciudad que ya no eres»

Como aquel principio que nació final,

el después que nunca fue presente.

Los restos sin naufragio,

el grito sin voz, la angustia sin consuelo.

La miel sin panal ni boca.

Todo debería comenzar como empezó

olvidarnos en rincones escondidos

o volver a encontrarnos.

Ser tu otoño para cuando te canses de ser verano.

Ser nube que espera o volar cuando sienta que no es mi sitio.

Soñar despacio acunando un regreso,

sostener el amor en la mirada

sin tener la certeza clara y la magia evaporada

que el viento que te traiga devastara tu nombre,

empañara el espejo…….

«Como aquella ciudad que ya no eres»

 

 

6

 

ABELARDO LEAL

(Colombia)

 

 

SONIDO DE CALLES

 

Un sonido me golpea,

Araña mi oído,

Me habla,

Muestra espacios, rostros,

Calles por el sol tocadas,

Brisas meciendo blusas de muchachas teñidas de

perfume,

Lámparas de voces

Y cataratas que corren entre los transeúntes.

En ese sonido que porta otros sonidos

Me envuelvo,

Nado,

Asumo su nombre que cambia mi nombre,

Me hago masa, perfume de muchacha,

Voz de transeúnte,

Sol, brisa,

Embajador de múltiples semillas

 

 

 

7

 

 

ELENA DÍAZ SANTANA

(España)

 

 

DECIR TU NOMBRE

 

                                                                  …Que el silencio sea un grito entre otras cosas.

 

 

Del silencio donde cayó tu voz

tu canto despierta.

Ya no eres solo de quienes

guardaban en su corazón

tu aliento,

de los huérfanos de tu mirada sabia

y del trigo de tu pelo.

Rescatados de los anaqueles del tiempo

vuelan tus versos

de la ciudad amada

hacia latitudes nuevas,

ha germinado la semilla que atesoraba la tierra.

De tu mano, vuelven, como palomas,

a sobrevolar el cielo

que a tu sentir dio alas,

el río cómplice de los sueños.

Imposible silenciar lo que murmuraba el viento,

desoír el susurro de tus palabras,

ignorar lo que dibujó tu alma poeta.

Eres una voz necesaria

salvada del olvido.

En la ciudad de la memoria

resuena el eco de tu grito, ya estamos en paz.

 

 

8

 

 

JORGE FRAGOSO

(Portugal)

 

PALABRA

 

En la palabra

que surca el tiempo

–el tiempo existe porque te siento–

mi mirada que te exclama

cuerpo que te transita

y este vacío

pecho sólo lleno

cuando de ti…

 

En esta palabra     invento

cada pliegue de los días

tu regazo

de espuma

mar suelto      resguardo

dentro       pecho vacío

sólo lleno en tu abrazo

 

Mi sonrisa     sólo

hecha de tus labios

 

y este grito que invento      mi amor

dentro del pecho

se incendia

hasta tu respirar

de mi tiempo total

hasta saciarme

del yo completo

de tu nombre

 

(Traducción de A. P. Alencart)

 

 

9

 

 

SOFÍA MONTERO GARCÍA

(España)

 

“Cuando es inconfesable lo que los ojos narran

nada es trivial. Qué objeto no supera

la palabra más alta la más alta leyenda”.

 

(Aníbal Núñez. Fragmento de “La palabra cansada”)

 

 

 

SUEÑO  INAGOTABLE

 

Diluvio de versos

corona la cúpula terrestre.

Arena de silencios

grita en el tiempo

palabras que surcan los sentidos.

Su vida desborda amaneceres,

disueltos en la hoguera del sueño.

Poeta donde el yo,

anulado por las cosas,

desgrana pensamientos

que tejen poemas

de fuego en libertad.

Murmullo de voces

alimenta su recuerdo,

cuelga su imagen,

esculpida en el sendero.

La eternidad palpita en su memoria.

 

 

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11 Jorge Fragoso y A. P. Alencart

  Jorge Fragoso y A. P. Alencart

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