POEMAS PARA UN CATÁLOGO. COLINAS Y ALENCART CON MIGUEL ELÍAS Y SAN JUAN DE LA CRUZ

 

 

Antonio Colinas, Alfredo Pérez Alencart y Miguel Elías

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar los poemas que escribieron los reconocidos poetas Antonio Colinas y Alfredo Pérez Alencart, para ser incluido en el catálogo de la exposición ‘Llama de Amor Viva’, de Miguel Elías. La misma, enmarcada dentro del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos,  está abierta hasta el 27 de octubre en el patio de la Salina, de la Diputación de Salamanca. Ambos poemas estaban inéditos hasta su publicación en el catálogo.

 

 

Foto de Jacqueline Alencar

 

 

ANTONIO COLINAS

 

 

EN UNA NOCHE OSCURA TOLEDANA

 

 

Llegaba para el místico aquel grave momento

en que el cuerpo sin sangre era una muerta hiedra

derrumbada del muro por un divino viento.

Y, en la heladora noche, se entreabría la piedra

humanamente dura, y llovían estrellas

por la grieta en sus ojos: dos lágrimas de luz

o de sangre absorbiendo las inmortales, bellas

espinas de los cielos, los clavos de su cruz.

Y allá abajo, en lo oscuro, el rumor musical

del río distrayendo del dolor a la mente,

llevándose el hedor de la carne final

para que el alma pura irradiara silente:

el alma devorada por una sed de Dios.

Podredumbre del odio y de los falsos ritos

que la callada música deshace en un adiós

total a la ambición, aullidos más que gritos.

Marea de la noche en ojos abismales,

marea de la música que brota de la entraña

de lejanos espacios o silencios letales,

hundiéndose en ceniza amorosa y extraña;

marea de la sangre inocente inundando

el católico ornato y en la segada boca

la perpetuada hoguera de sus versos quemando:

manantial misterioso horadando la roca.

Herida sobre herida, negrura de verdad,

desciende el humillado hacia el hondo barranco,

conocimiento exacto de la Divinidad,

la música absoluta, lo blanco de lo blanco.

En la noche serena, en honda noche oscura

por soga de dolor, por el astro que calma,

huye el herido en busca de una luz más pura:

la del verso que salva la libertad del alma.

 

 

 

  Antonio Colinas leyendo el el XVIII Encuentro (2015, Jacqueline Alencar)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ALFREDO PÉREZ ALENCART

 

Foto de Jacqueline Alencar

 

 

LLAMA DE AMOR

 

Oh toque delicado

que a vida eterna sabe…

Juan de Yepes

 

I.

 

Vienes a nuestra carne viva

y a nuestra alma,

que se enrosca en sus imperfecciones

o eclipses duraderos.

 

Vienes de forma inaudita,

como si un instante fueran nueve meses

que nos descarnan para otro

tránsito o bocanada, ya en tu taller

de Luz.

 

Vienes aprisa, llama invencible,

para alumbrarnos lugares inéditos

donde los frutos resplandecen

y los semejantes se despojan de su disfraz.

 

Vienes, Amado galileo, cual

antorcha que desoculta desesperanzas

o furias incipientes.

 

Entonces remas

sobre nuestras lágrimas,

levantas las penas del día

y nos purificas

con tu sangre iluminada,

 

con tu llama de Amor viva.

 

 

Miguel Elías, David Mingo y A. P. Alencart, con el catálogo (foto de Jacqueline Alencar)

 

II.

 

Como el corazón siempre está

sin olvidarse de latir,

la noche limpia los vestigios

de la soberbia de quien

busca otra forma de existir,

 

y se desnuda hasta

que el Amor lo invade

y torna humilde su espíritu

y aprende a dar de su pan

al prójimo.

 

En lo oscuro se calcinan

todas las veleidades.

También las lentejuelas

que cubrían su ir cojeando

por la vida.

 

En aquel ser donde el Amado

anida, la humildad

se implanta y la soberbia

se convierte en cicatriz.

 

En lo oscuro percibes

al joven Dios que mucho

ha sembrado

en ti.

 

 

Portada de El Norte de Castilla

 

 

III.

 

La Vida está fuera del madero,

aliada a la ternura

que el Amado no retrasa

ante lo eterno,

 

estrenando primaveras y esperanzas,

juntos aspirando el aire

que inflama la llama

para el encuentro, alma con alma

bajo la Luz donde estalla

la noche.

 

La Luz, feudo enorme

donde es purificado cada ser

por un vértigo maravilloso

donde prevalece el Amor

que forja entregas a quemarropa,

llagas inspiradoras

hasta el último instante.

 

El Amado merodea por el pozo

de tu historia y aprisa estás

como volviendo a nacer

en la hora en que los cuerpos

quedan, tras hermoso connubio,

 

abrazados al ancla milenaria.

 

 

Foto de Jacqueline Alencar

 

IV.

 

No escapa la belleza

cuando se adora Tu nombre

bajo el paraíso benévolo

de esa herida

 

o de esta llama de amor viva

que limpia nuestra sangre,

siempre enardecida.

 

 

(para Miguel Elías, amigo-hermano)

 

 

Alfredo Pérez Alencart y Miguel Elías (Foto de Jacqueline Alencar)

 

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