POEMAS DEL ECUATORIANO XAVIER OQUENDO. XVII ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS. PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar algunos de los poemas que, durante el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, leerá Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, 1972). Periodista y Doctor en Letras y Literatura, catedrático, antólogo, editorialista de diversos medios de comunicación escrita de su país, y de periódicos virtuales, editor, Premio Nacional de Poesía en 1993, coordinador del Encuentro internacional de poetas “Poesía en paralelo cero”…

 

1 Xavier Oquendo Troncoso por Miguel Elías Xavier Oquendo Troncoso por Miguel Elías

Parte de su obra poética ha sido traducida al italiano, francés, inglés y portugués. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Guionizando poematográficamente (1993); Detrás de la vereda de los autos (1994); Calendariamente poesía (1995); El (An)verso de las esquinas (1996); Después de la caza (1998); Salvados del naufragio (poesía, 1990-2005, Cuenca, 2005); Esto fuimos en la felicidad (2009); Solos (2011); Alforja de caza (2012); Piel de náufrago (Antología personal, Bogotá, 2012) y Lo que aire es (Bogotá, 2014).

Estos poemas forman parte de la antología “Palabras del Inocente”, realizada por Alfredo Pérez Alencart para Editorial Edifsa y la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.

 

 

2

 

 

SOLOS
Una sola voz

)1(

Soledad.
Coraza.
Soy tu sobreviviente.

El otro que quedaba
murió muy lejos
cuando vio a los pájaros aparearse.

Soledad.
Amarra.
Soy tu salvo conducto.

Voy con los miedos,
por esos senderos
donde solo parece oírse
cómo reclaman, en el viento,
las brisas que se juntan para amarse.

 

 

)2(

Yo me acompaño.
Me hago otras gentes.
Voy repartiéndome.

Me doy miedo solo.
Me busco, sabiendo
que no hay forma
de que las mesas, por ejemplo,
sean compañía.

Ni de que el amor lo sea.
Solo este cuerpo inaudito que soy
como carne
y esta sangre añeja que soy
como vino.

 

3

 

 

)3(

Pernocto en el andén
junto al perro de tres cabezas.
Caminamos firmes
hacia la siguiente estación
en la que habita la hojarasca
del último otoño.
)4(

Más vale estar solo que solísimo.
Más tarda el solo en salir de su ausencia
que la aguja del ojo de una paja.
)5(

En estos días hasta el cielo
está con esa soledad tan azul
que desparrama.
)6(

Aquí me reconozco: soy el barro
que quiso ser vasija y fue testigo
del ser que se hizo en mí como postigo
de aquella portezuela en que me amarro.

Aquí soy otra cosa a la que temo.
Soy una soledad que grita en lenguas,
que vibra como un mar mientras tú menguas
en plena tempestad de un cielo lleno.

Me miro como el cauce de una esquina
que se enredó en el filo de la espina
para traspapelar a la emoción.

Y en medio de ese frío que es la vida
entre mi sombra aún no definida
me crece ese otro yo en el corazón.

 

4

 

)7(

Todo: las maletas. Los cuerpos.
Los tapices. El polvo. Los ríos.
El cóndor. El jaguar. Los vasos con sed.
La sed de los castaños.
El manzano aislado del invierno.
Todo: hasta el mosco que ahuyenta
nuestro sueño, se va, definitivamente,
al ducto sin salida de la soledad.
)8(

Que el solitario abra el mar de Moisés
y se ahogue
en su acontecimiento.
Que no tenga tiempo de mirar hacia atrás
porque ya se ha convertido en estatua de sal
y está más solo que nunca.
Aunque está acompañado por palomas.
)9(

Vendrá la muerte
y la soledad se hará
el menos hondo de los misterios.

 

5

 

DE AQUELLO QUE ES LO VIVIDO
Y OTRAS CIRCUNSTANCIAS

No sé si vuelva a ver toda la impresión de las imágenes azules,
si el olfato me reconozca en medio del tumulto del sentido
o el corazón siga latiendo como el faro viejo
de algún muelle enmohecido.

No sé si el gusto vuelva a sentir el sabor claro y profundo
de aquello incomible e imbebible que todos amamos
y el tacto se atreva a regalarme su aorta enorme,
su vista gigantesca, su gran armonía para tocar las cosas,
para sentir las asperezas que bifurcan el sentido del alma.
No sé si volvamos a encontrar el sonido de aquellas
aguas petrificadas, convertidas en profundas estalactitas
mediante el rumor perturbador del tiempo.

Pero esto, que he logrado coleccionar en los sentidos.
Esto que ahora habita en la plaza de mis conocimientos
y que se ha formado como un collar de perlas preciosas
en las minas marinas del pasado, solo serán
otra forma de ser y de serme
y de estarme.

Y de darme al mundo.
6

 

 

DE CÓMO EL POETA TRATA DE ESCRIBIR UN POEMA
QUE HABLE SOBRE LOS CUATRO ELEMENTOS
DE LA NATURALEZA PARA ENTABLAR UN DIÁLOGO
CON EL QUINTO ELEMENTO

A Gastón Baquero, en su centenario

Si es viento
es lo que se va. Y no es veneno. Y no es gas.
Y no ocupa todo el espacio. Deja sitio para la atmósfera.

Si es monte.
Que porque ayer fui agua de menta en un jardín de golondrinas.
Y hoy soy la tierra removida que quiere ser de fruta y es de nada.

Si es fuego,
se enredó con calentura y las llamas
no han conseguido que el monte lo acurruque
en su honda de volcán.

Si es agua
no ha podido ir a dorar las heridas líquidas
y la vasija fiel del fontanero, que en potencia seré
y que no mojará ninguna piel precisa,
ni siquiera será rocío en medio de unas tristes azucenas.

Si fue viento, tierra, fuego, agua
o la madera o el papel o la tinta
o el olor corrompido de todo. O el sabor de la comida
que se explota, que es más que amor a veces.

Cualquier cosa no es felicidad. Es el momento
que solo el recuerdo perdona.

 

7

 

 

ERASE UN CAFÉ CON DOS POETAS

Dos poetas se encuentran.
Se buscan como si fueran parte de un juego antiguo.
Se hablan de lo que dejó por ellos la vida y sus matices.

Dos poetas se revisan
luego de su experiencia por el fuego
y su largo paseo por la luna.

Los dos se han roto un poco
todo el amor. Todo el sabor. Todo.

Los dos se han puesto parches,
se han quedado un poco salobres,
un poco suaves. Porque así es el tiempo,
el extremo opuesto del cómplice.

A los dos les da miedo el mar. Pero lo aman.
Y se dan miedo. Y se aman.

El uno y el otro saben que son poetas
y se alcanzan a decir,
mientras pasa, por sus poemas,
un ángel arrodillado.

 

 

8

 

(fragmento)
Éramos todos, solo el viento era solo.
Los demás, los otros nosotros,
éramos uno en la soledad del nuevo día.

Nos dolíamos juntos y eso era la felicidad.

X. O. T.

 

Un comentario
  • Giovannina Veloz
    abril 1, 2017

    Excelentes y muy sentidos poemas, digno de un baluarte de la poesía ecuatoriana.
    Saludos
    Amigo
    Giovannina

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