Poemas de Mohamed Ahmed Bennis (Antología de Toledo). Pinturas de Miguel Elías.

Crear en Salamanca se complace en publicar los poemas del autor marroquí Mohamed Ahmed Bennis, nacido en Tetuán, norte de Marruecos. Poeta, traductor y ensayista. Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Mohammed V Agdal de Rabat. Miembro de la junta directiva de la Unión de Escritores de Marruecos (Sección de Tánger), encargado de información y comunicación. Corresponsal de la Revista española «Al-hucema» en Marruecos. Delegado cultural del Liceo Poético de Benidorm (España) en Marruecos. Responsable de la versión española de la Revista digital »ILA»: http://www.ila-magazine.com/www.ila-magazine.com/home.html

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Mohamed Ahmed Bennis en Toledo

A finales de los años 80 comenzó a publicar sus poemas en diversas revistas literarias árabes. Parte de su poesía ha sido traducida al español y publicada en revistas como : Al-hucema (Granada), Río Arga (Pamplona), El Coloquio de los Perros (Cartagena), Tres Orillas (Algeciras), Aldaba (Sevilla), Dos Orillas (Algeciras), Hércules (Algeciras), Revista Internacional de Poesía (Rosario / Argentina) y Arquitrave (Colombia). Asimismo, parte de su poesía está traducida al catalán, francés, sueco, inglés, holandés, italiano, persa y rumano. Ha publicado: ‘’Montaña ciega ‘’ (2006) y ‘’Remordimiento debajo del lienzo’’ (2012). Ha sido incluido en diversas antologías poéticas publicadas en Marruecos, Argelia, Egipto, Francia, España, Rumania y Costa Rica. También ha participado en diversas actividades literarias dentro de Marruecos y en otros países como Libia, Omán, Egipto, España, Nicaragua y Rumania.

Los poemas ahora publicados fueron leídos en Toledo, durante el Festival Voix Vives. Han sido traducidos por el propio poeta y revisados por Emilio Ballesteros. Los de la primera parte provienen de su libro “Montaña ciega”, mientras que los de la segunda parte son de “Remordimiento debajo del lienzo”.

 

2

I

Sorber la crueldad

Para que sorba toda mi crueldad,
hace falta que mis ojos laman
esta nostalgia, una vez llegado Enero,
y que mis manos vean un cuerpo,
supongo, junto a mí
(hace ya muchos años),
y que mi lengua escuche lo que diré
a mis amigos que se reúnen
allí, en el espacio del vivir.

Hace falta que sorba las sombras
de todos los que vi subir de sus sillas
a fin de macerar sus sentidos en mi corazón,
antes de que vuelvan atrás
dejando sus paganos abrigos.

Hace falta que pregunte por las jarras del amor
que se dispersaron por las aldeas del aire,
y por la mujer que no me perdona
lo que cometí contra los gemidos
que manaban de sus ojos,
como un rebaño de ciervos adámicos.

Hace falta que inmole un mudo susurro
por los que cayeron cerca de sus sueños.
Al fin,
no hace falta más que una garganta,
a la que nadie nunca se acercó.

 

لألتهم قسوتي عن آخرها

 
يحتاج الأمر أن تلحس عيناي كل هذا الحنين الذي أطل مع
يناير، وأن تبصر يداي جسدا أفترض أنه يجاورني من
سنين، وأن يصغي لساني لما سأقوله لأصدقائي
الذين يحتشدون هناك في بهو الحياة.
يحتاج الأمر أن أتجرع ظلال جميع
من رأيتهم يصعدون من مقاعدهم
لينقعوا حواسهم في قلبي قبل أن يعودوا أدراجهم
تاركين وراءهم معاطفهم الوثنية.
يحتاج الأمر أن أسأل عن جرار الحب
التي انتشرت بين مداشر الأثير،
وعن المرأة التي لم تغفر لي
ما اقترفته في حق الآهات التي اندلقت من عينيها
كقطيع من الوعول الآدمية.
يحتاج الأمر أن أذبح همسة خرساء
لكل الذين سقطوا على مشارف أحلامهم.
الأمر في النهاية
لا يحتاج إلى أكثر من حنجرة
لم يقْرَبَها أحد.

 

 

3

Río extinto

El mismo río colgado
en la puerta del liceo,
al verme,
lagrimeó y se inclinó hacia mí abrazándome.

Me recuerda el descanso
que solía inmolar
en el centro del patio,
vestido de nostalgia.

Me recuerda el susurro
que vertía sobre el cuaderno de mi amiga,
a fin de enervar
al profesor de matemáticas.

Me recuerda a los amigos de antaño
entrando en clase,
con sus mudas lecciones
bajo el brazo.

Me recuerda los gemidos
que fluían sobre el cristal de las ventanas,
antes de dispersarse
por sombrías sillas.

Me recuerda la lluvia
que se escapaba al cuartel,
para acostarse con los soldados.

El mismo río,
inunda mis ojos de amor
y se despide de mí.

 

4 Lectura en la Plaza del Ayuntamiento_1

Lectura en la Plaza del Ayuntamiento

Óxido en mi garganta

 

Indefensa noche,
tierra que se refugia en su lecho,
asfalto que baja en secreto al mar.
Esta goma arábiga
que fluyó sobre el oído del ser,
alguien vendrá para alumbrar su retórica
y verterla sobre la rodilla
de una mujer sedienta.
Este universo repta sobre el aire
vestido con la voz del poeta,
y esos caballos se levantan de los libros
para desmentir a historiadores
con bocas ciegas.
¡Este lobo
que protege sus caninos
de la sangre de los profetas!
Es sombrío lo que está en mi garganta.
Por ello,
malversé ésta bolsa nostálgica
y me escapé a mi tumba
hurtando la luz
que venía de mis huesos.
Y cuando nadie se dio cuenta de mí,
dormí y vi al poeta
arrancando su lengua ciega,
y sentí el óxido en la garganta
e intercambié mi cabeza
por el humus del alma.
¡Qué cabeza la mía!
Parece que alguien
está allí rasurándose
sus lágrimas sin saberlo.

 

Génesis de uvas

Al fin,
se durmió tu corazón
después de haber sorbido
toda la crueldad, con la que lo persuadiste.
Al fin,
recibiste el cielo en tu cajón,
y te diste cuenta
que hay luminosas picotas
en los bolsillos de los muertos.
Al fin,
te arriesgaste a manchar con savia
los cadáveres de quienes vuelven
de la eternidad.

Éste es el génesis de uvas,
o mejor dicho,
como los profetas
montas al pez,
llevas goma arábiga y pérdidas,
luego subes la montaña
sin preocuparte de las semillas de uva,
que resplandecieron sobre tu espalda
cubierta por el mármol.
………..

Éste es el génesis de uvas,
o mejor dicho,
un puñado de amigos
levantando con sus gargantas
la tierra virgen.

 

5

 

 

La cuna de Gilgamesh*

Y lo vi
bajar
en secreto a la costa de la eternidad.
Rueda su alma
cubierta por algas,
deletrea sus sentidos
ocultados al vivir,
y se refugia en una
montaña azul
que lo lleva volando
sobre las pérdidas
que crecieron bajo su brazo,
o casi reduce sus sueños
en hierba que cuelga en su pecho
cubierto por la noche adámica.
Dentro de poco,
se embarcan sus vidas,
y se despertarán
con una indefensa creación.

……….

Gilgamesh fue un personaje legendario de la mitología sumeria. Fue el cuarto rey de Uruk hacia el año “2750 a de C”, y protagonista de «La epopeya Gilgamesh » en la que se cuentan sus aventuras y búsqueda de la inmortalidad junto a su amigo Enkido.

 

 

Otra alquimia

Acaricio la lluvia
que mi tumba sorbe.
Cuelgo a una mujer,
cuyos huesos
están cubiertos de uvas.
Me doy cuenta
de qué pasa
a la tierra suspendida
por algún tiempo;
eso no lo interpretó la alquimia,
y no lo dijeron mis manos
a nadie,
excepto a mí.

6

 

 

Mi probable renacer

Unos árboles galopan en mí,
y los muertos recuperan
sus cabezas maceradas
en ese río de piedras.
Manchan sus almas
con más pérdidas,
cubren sus pieles
de uvas surgiendo
de espaldas de ángeles.
Mañana se refugiarán en mi garganta
y se penetrarán allí.
Unos árboles vuelan sobre mi interior,
y veo fluir la alegría
sobre sus mudas frentes.
Esa es mi cabeza
iluminada por delgadas estrellas.
….
Entonces,
es probable
que la vida vuelva a mí.

 

 

Funeral ciego

Llevo mi tumba
y me escapo disfrazado a la vida.
No hay nadie aquí,
excepto
restos de cielo
y cuervos graznando
sobre el cadáver de un poeta.
Descanso un poco
y busco el lobo mítico
que me preste su cara,
para encontrar a una mujer
bajo un blanco árbol,
o busco huesos de hombres ahogados
en alguna parte de la noche.

Maldigo a mi alma
que no me encerró
en un útero ciego,
y veo mi mano lamer
una estrella que fluye
sobre mi frente.
Despacio…
nadie recoge mis dedos
para decorar mi morada
de blanco.

 

7

Heredan mi cabeza sin vergüenza

Yo los había creído muertos
cuando en realidad volvían
a mi cabeza,
donde rasuraban
el acúmulo de insomnio.
Son ellos, los herederos.
Vienen montando caballos blancos
para devorar esta eternidad
que se posó en mi hombro
como si fuera uva difunta.
Son ellos quienes han cogido el sueño silvestre,
y se han vuelto ciegos
peleándose con disgusto.
Es el momento del cuerpo:
suben
y bajan.
¡Ojalá hubieran tardado un poco!
Necesito una galaxia, una desgracia
y una montaña que añoro.

8

 

 

Inmolo una montaña

 

Cierro la garganta
o devoro algunos amigos
para enervar mis sombras,
que fluían
sobre sus cráneos.

Así se vuelve el vivir macerado
bajo el brazo de un poeta ciego,
que lame sus sentidos extendidos
sobre la nieve de la fantasía.
Esta blancura

me devorará
como salvajes árboles,
y se cortará mi cabeza,
con la que
los dioses se distraen
cuando se van a llorar.

Como si soñara
que inmolo una montaña
por donde
no pasaron los profetas.

Otra cabeza
de la que casi
gotea
un útero que los muertos
no cerraron.

II

Camisa ciega

Después del flujo suficiente
de las sesiones,
se levantaron todos
en busca de una presa
que sería una alternativa objetiva
del vacío de abril.
Sólo mi amigo
seguía poniendo
bombones dulces en un pequeño bote
y buscando un río en el papel
que le devolvería sus faltas que se le cayeron
mientras cruzaba
la lección más difícil.
Pero todo eso
se deslizó rápidamente entre las manos,
provocando un desequilibrio
en su camisa ciega.

 

 

Archivo de la nostalgia

Cada vez afectados por las olas agotadas,
se disuelven los fragmentos del alma.

Avanzan Las montañas desde sus alcobas
para lamer nuestra nostalgia.

Desciende el asfalto a la pesca
para enervar
la playa tragada por los barcos de los ciegos.
La selva persigue la cola de la nube,
y se escapa asustada
para dormir en el descampado.

Dice el narrador:
Aquí enterré el alma del avión,
que tropezó
mientras llevaba todo su archivo.

 

9 Lectura en la Plaza de Zocodover

Lectura en la Plaza de Zocodover

 

 

 

La ceniza de Enero

 

Cada vez que me adelanto,
la imagen se ve más insomne.
Me paro un poco,
miro el nombre escrito,
y sólo veo dos mensajes
mientras se esparce
la ceniza y unos moretones en el alma.
El eco estaba enganchado
a un hilo del espejismo;
como si fuera las llamas de los demás,
o mejor dicho,
una maleta hambrienta.

 

 

El equipaje del vacío

Silla en lágrimas,
libros desangrados desde ayer
y periódicos a la espera de la eternidad.
Balance:
Puntos suspensivos
húmedos por la pena que viene del cielo,
se tumban en la habitación.
Nadie sabe el color de las emociones
devoradas por las ventanas
que llevan el vacío.
Y como sucede en las epopeyas de la mañana,
el narrador pierde la memoria
antes del atardecer
y alguien va a nacer entre las líneas
para domar la silla inquieta.
Cadáveres, caballos, ideas que no circulan
y experiencias que llevaban los muertos
cuando se infiltraron sin imaginación…
Todo esto lo dejo a un lado
y rechazo el último
que se mantiene en escena.

 

10

Un poco atrás

Por última vez,
el armario confesó
antes de llenar nuestras entrañas con la humedad de sus sentidos.

Por última vez
nos muestra cómo degolló
todas nuestras discusiones que robó durante treinta años.

Nadie se dió cuenta de los recuerdos
que la familia guardó
y los dejó vagar de una casa a otra,
ni de los héroes de las historias
que acogió, tanto
como a sus hijos.

El armario ha envejecido
y dio otros nietos a la familia.

Aquí se está despidiendo de todos
y descendiendo disimulado
a la postura de madera agónizante.

 

 

Me imito a mí mismo

No tardo en recuperar
el supremo grado
como un sueño lanzado a las seis de la mañana.
El ángulo está cerrado,
y como dice el poeta:
«No es suficiente la humedad de las teclas
para refrescar el teléfono embriagado».
Por eso,
no me importa
lanzarme en la serie de eventos
contentándome con mi parte del insomnio.

Imaginación sin camino

Se aleja el lugar
como un barco herido,
y mi cara aún colgada en la oscuridad.

Un SMS en el camino.
Y cuando nadie se retira,
regresó intacto al teléfono.

¿Qué pasa en el otro lado
dejándo atrás sólo una tierra
que sale asustada de la pantalla?

La vida se agotó por mi cara que emana
del otoño.
Una vez está a la mitad plena,
aparto de mi camino lo que se queda.

Aquí abajo,
nadie se pierde el camino del pincel
hacia la leche prohibida de la noche.

No sé cómo esto fluyó rápidamente.

 

 

Mano prestada

Las carrozas para llevar los pequeños defectos,
los caballos para los que vuelven de los viejos castillos,
las noches para las lágrimas
que se evaporan tras un incidente imprevisto.
Así surgió el sueño
mientras se acerca a su comienzo,
y lo que queda de la traza,
persigue su camino con mano prestada.

 

11

Un sueño como los otros

No recuerdo dónde
se había pegado a mi pie
la idea de que el cielo es un seudónimo de la música.
Esto puede haber pasado en el puente,
donde a menudo los nervios dejan de funcionar
y donde desaparece el último signo
que guía a los héroes
antes de que la epopeya se hunda totalmente.

Pero antes de que la cámara capture lo que está pasando,
hice rodar mi alma sobre la costa
y la dejé lamer sus recuerdos,
luego salté hasta la última línea
y avisé al convoy de los muertos
para dejar de arriesgar otra eternidad,
y de contentarse con un violín colectivo
que distribuye lágrimas a todo el mundo
y busca hombros
con quienes se reunirá en el último momento.

Así es mi alma,
adquiere la vida
y recibe el cielo
con un sueño como los otros.

 

2 comentarios
  • Carmela Linares Linares
    noviembre 22, 2016

    No podría expresar con mis palabras, lo que mi corazón siente y mi alma amasa dentro, que es como un atisvo de que empezará a hervir.
    Todo lo que escriba resultaría ridículo, en nada se parece a lo que siento con todos y cada uno de los poemas. Son sublimes.
    .

  • Carmela Linares Linares
    diciembre 4, 2016

    Los tengo todos descargados, como no podia ser de otro modo. Son el pan de mi alma.
    Gracias por escribir así, querido amigo

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