‘PARA VOLVER AL SUR’ Y OTROS POEMAS DE JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS. PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

 

 

1 El poeta José María Muñoz Quirós (fotografía de Jacqueline Alencar)

El poeta José María Muñoz Quirós (fotografía de Jacqueline Alencar)

Crear en Salamanca tiene especial satisfacción en publicar cinco textos de ‘Para volver al sur’ (Colección Melibea, Talavera, 2017. Premio Rafael Morales 2016), último libro publicado por el poeta abulense José María Muñoz Quirós (1957), muy vinculado con Salamanca desde su juventud, pues aquí realizó sus estudios universitarios y aquí, desde hace años, forma parte del Consejo Asesor de Los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Aquí también forma parte del jurado del reconocido Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’. Muñoz Quirós, que acaba de jubilarse como catedrático de Lengua y Literatura en un instituto de su ciudad natal, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Doctor por la Universidad de Valladolid. También es Presidente de la Academia de Artes y Letras de Ávila, Presidente de la Academia de “Juglares de Fontiveros” de poesía y Miembro de la Academia de Poesía de Castilla y León. Director de la revista de artes y letras “El Cobaya”.

 

La selección ha sido hecha por el poeta A. P. Alencart

 

 

2

 

 

 

PARA VOLVER AL SUR

 

 

Tengo la inmensa sed de un pájaro en la noche.

Me derrota la sombra del ángel que cobija

mis ojos en sus ramas.

Apenas vuelo cuando despierta el día

y la luz me deslumbra en la ruta del alba,

en el vértigo exacto del tiempo sacudido en mi retina

en la medida en que se acercan a las horas calladas

los orígenes recónditos del mundo.

Tengo la sed del náufrago herido por la arena

de la desolación del horizonte.

elijo el corazón de los vencidos en el preludio de las lágrimas.

Nace en mí el fruto amargo y desvelado

que puedo contener

en el centro dudoso de las cosas.

Apenas nazco en este lado oscuro de la raya del agua.

Estoy quieto y el cosmos se mueve en mi rutina. Vaga,

se aleja, duerme. Estoy  en la invisible parodia

del olvido. Y esto es volver:

acercarse a la distancia, tocar la indefinible pasión de lo lejano,

amarrarse a las hojas de los árboles mudos. Esto

es traspasar los cimientos donde enmudece el tiempo,

por donde se construyen las leyes del camino.

La vida nos atrapa en su desliz

de lluvia, en los ríos sedientos,

y vamos hacia el borde de las cosas

heridas, y vamos olvidando lo que nos queda ausente.

La sensación amarga nos dibuja una mano de frío.

Vivimos en las hondas cavilaciones del fracaso,

en el desdén de la inocente claridad de la niebla.

A través del espejo se nos refleja el claro

sosiego de la muerte, agua entonces

que posa el desflecado surco de la inconcreta música

del alma. Nace en mí el sedimento

de volver,  y me llena con su cadencia eterna.

Tengo la inmensa sed de un deshielo de nácar,

la fecunda intimidad del desvalido

cuando viaja por la música y no sabe sentir la melodía,

errático por los territorios valientes

que dominan las fieras. Siento la inmensa brevedad

de los ojos de la serpiente, la rara cualidad de las alimañas

cuando atrapan con sus garras la carne

apegada a sus víctimas. La sensata

mansedumbre de la inocente lluvia

que baña las orillas y no evita

mojar al que desahucia sus palabras.

 

 

3

 

 

Muchas veces

siento el dolor acariciador de los buitres

cuando sobrevuelan la carroña,

el desafío de los tigres que se saben

dominadores de la jungla. Tengo

el triste final de una voz derrocada

al elevar su tono sin cautela.

Y entonces, cuando ha sido suficiente,

me caigo en los derrumbes de los ojos,

atesoro las cumbres del delirio,

voy por los sueños siendo sueño y ceso

en las honduras de la dominación del  agua.

Tengo la plural inocencia del trueno

cuando en su voz se escucha la palabra

caída de la nube. El árbol

que ha partido una chispa desnuda

cuando parecía que el sol se desbravaba.

Tengo la serena caricia del misterio

cuando la tempestad se detiene indeleble

y moja mis palabras con sus labios.

La memoria me acerca entre sus huellas

un enigma de luz que ilumina mis ojos.

He callado en las dulces páginas del retorno

nacido como un tiempo que me enciende los labios.

 

 

4

 

 

 

 

ALTA MAR

 

Manando  amaneceres vuelve al día

el inmenso camino que en el blanco

fulgor se enciende. Desde la mañana

un pájaro no cesa de cantarnos

al alba de ese instante,  voz callada

de todo renacer. Pacen las horas

en el extraño túnel de la vida,

y me derrumba azul el mar que escapa

en las enredaderas de las aves.

Una canción del viento en mis oídos

retorna hasta el final de este sendero

donde encuentro más luz cuando oscurece.

Me sacia el corazón la melodía

de una cigarra oculta entre los pinos.

 

 

 

5

 

 

 

INSTANTE EN ROTA

 

Y sobre las aguas

descienden los más tristes

peces de la mañana.

Se ahogan cautelosos de mar,

angustiados de luz.

Sobre el tímido aplomo de las nubes

nace el sol. Los niños alborotan

los peces en  la  orilla.

 

 

 

6

 

 

 

LA PLAYA TRANSPARENTE

 

Equivocado. Como el instante

que al lado de la intensa despedida del día

no encuentra dónde puede escapar de la turbia

mirada cenagosa.

Equivocado de todo lo que envuelve

la lealtad al nombre de las cosas.

Y luego, ya inconclusa

la razón de habitar en ese tiempo ,

 fulge y muere

en los brazos de un pájaro que amas.

 

 

7

 

 

PALABRAS DESDE LA LEJANÍA

 

 

Dolido si es la herida un imposible

dolor, yo estoy herido. Luego acude

quien me impone sus límites, quien dice

que estoy en esas horas que se mueren

despacio y que derraman una escasa

luz que no ilumina nunca, que nadie

ve, que ni siquiera el sol derrama

en su valiente ardor. Herido siempre

por lo que añoro. Estoy tan solo herido

porque me tiembla el alma, porque duele

vivir así, ausente frente al mundo.

La mayor lejanía está en mis ojos

que reconocen esta tierra. Ahora

me pierdo solo entre sus sombras.

 

8 Otra imagen de J. M. Muñoz Quirós (fotografía de José Amador Martín)

 Otra imagen de J. M. Muñoz Quirós (fotografía de José Amador Martín)

 

 

 

 

 

 

 

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