‘PALIMPSESTOS’, DE LA ARGENTINA MARÍA CRISTINA CHIAMA

 

1 María Cristina Chiama, firmando uno de sus libros

María Cristina Chiama, firmando uno de sus libros

 

 

María Cristina Chiama (Buenos Aires, Argentina, 1952). Poeta, narradora y ensayista. Reside en Laboulaye, Provincia de Córdoba. Entre sus publicaciones: “Darwin” en Plumas al Viento, Neuquén, 2013; Poemas para afirmar las alas, Chubut, 1988; en la U.N.R.C, 2002; Leer da trabajo, Cba. Año 2006; Antología de poesía. Fundación Victoria Ocampo. 2012. CABA; Cuentos Regionales. Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Ediciones Colihue, CABA, 1994; ¿Cómo leemos literatura en el aula? Editorial Biblos. CABA, 1910. En la Web: Editorial Piso 12, Revista Digital, en http://www.anthropologies.es, 2014, Cita en las Diagonales, marzo de 2015, Celebración de la sangre, nouvelle, Imprecom Editora, RC, 2013; y Guardia de cenizas, nouvelle, en Edit. Ruinas Circulares (2015).

 

FOTOGRAFÍAS DE JOSÉ AMADOR MARTÍN

 

 

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Me atrevo a escribir poesía sabiendo que reitero

el pasaje por un palimpsesto (adorable palabra)

de aires pisoteados, no, no, ya sé, que no,

que en realidad son aires transitados

por tantas miradas

bajándose a lenguaje

para dejar sus vestiduras de

raíces roídas reponiéndose de pisadas y pisotones

y patadas.

Ahí enhiesta y con frío dejo a mis palabras:

un pisotón más para “En el principio fue el Verbo”.

 

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2

 

Entras en el extrañamiento de no ser ya

ni lenguaje pero sí pura naturaleza

-dice Saer en una de sus mejores reflexiones-

como catedral de haces de luz muda

como muda  de dedos vacilantes

como dedos hurgando semillas

hundidos en el dolor de la revelación.

 

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3

 

Si sufro, si angustio con angustia plena mi alma

si acudo a la poesía

parece que el dolor de pájaro con  ala quebrada

disminuye

se sesga

oblicuo en la luz

mezquina de unos ojos otoñales

disminuye

disminuye

sesgadamente se inmiscuye

disminuye

un soplo de alivio

el dolor compartido con otro

¿Qué es eso?

¿Alguien tiene una respuesta?

 

 

4

 

El rumor quieto de la muchedumbre:

ese hundimiento

Casi siempre, el dolor acompaña esa revelación.

 

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5

 

Por ello ya no acudo a las academias

Leo poesía en los ojos vacíos de una piedra

-por ejemplo- Sé que parece demasiado racional.

No soy tonta.

Dejé los estudios sobre la palabra. Y me hundí

entre las piernas ¿de quién? No recuerdo.

Fue muy sensual pero no se termina allí.

 

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6

 

Ahora dentro del bosque

leo.

No puedo citar lo que leo:

soncantos rodados compactos los poemas

que escriben y leo

es pared muda

no puedo citar

recordar

no puedo

me llamo a un silencio

respetuoso.

 

7

 

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