LA POESÍA EN MEDELLÍN, UN MURO ANTE LA BARBARIE. CRÓNICA Y FOTOS DEL ARGENTINO HUGO MULEIRO

 

 

1 Parque de los Deseos de Medellín, el día de la inauguración, el 8 de julio

 Parque de los Deseos de Medellín, el día de la inauguración, el 8 de julio

 

 

Crear en Salamanca se congratula en publicar este reportaje, preparado especialmente para nuestra revista por el escritor y periodista argentino Hugo Muleiro, director del reconocido portal poético La Poesía alcanza ( www.lapoesiaalcanza.com.ar). Su crónica busca dar una mínima idea de lo que en realidad representa este consagrado festival colombiano.

 

 

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LA POESÍA EN MEDELLÍN,

UN MURO ANTE LA BARBARIE

 

 

Una voluntad poética que ya llega a casi tres décadas permite al Festival de Medellín, Colombia, erigirse como una respuesta contundente a la barbarie, en una ciudad que fue considerada en su momento la más violenta del mundo -entre las no sometidas a una guerra convencional-, y que aún hoy tiene a su población sometida a grandes riesgos y padecimientos. La presencia de cientos de personas, por momentos más de mil, en un recital de poesía y música de cinco horas, en la 27ma., edición del Festival, del 8 al 15 de julio, es testimonio evidente de que algo misterioso y único sucede con la lírica en la ciudad andina del centro colombiano.

 

La poeta libanesa Anane Aad no lograba salir de su asombro cuando, sentada bajo una tienda a la espera de su turno para leer en el recital de conclusión del Festival, el sábado 15, un niño de 11 ó 12 años se acercó para pedirle un autógrafo. Aad, quien no habla español, pudo comprender esta solicitud porque el niño le extendió el programa del Festival, con 130 actividades a lo largo de ocho días. Allí pudo ver otras firmas y agregó la suya, sumándole el dibujo de una flor. Ocurrió en el Parque de los Deseos, colmada el sábado 15 tanto como el día del recital de inauguración, una semana antes, cuando el director, Fernando Rendón, dio la bienvenida a personas de todas las edades sentadas en el piso durante varias horas. Parecieron más entusiasmadas y templadas las del segundo encuentro masivo, probablemente porque varias de ellas ya conocían a algunos de los poetas, por haber asistido a recitales o a las actividades de la Escuela Internacional de Poesía, que es parte del Festival e incluye talleres, exposiciones y debates.

 

Niños y adolescentes, más que adultos, recorrían el espacio, y sobre todo la tienda de los poetas, para conseguir autógrafos y tomarse fotografías. “¡Otra, otra!”, el grito que se desprende de los públicos de los grandes recitales de música, se oyó más de una vez durante la tarde/noche, dirigido a los autores.

 

3 Una de las mesas de lectura de la inauguración

Una de las mesas de lectura de la inauguración

   Cien poetas de los cinco continentes fueron convocados a la 27ma. edición del Festival Internacional de Medellín. Faltó el español invitado, Luis García Montero, quien alegó compromisos académicos para suspender sus actividades en Colombia, muy anunciadas y esperadas. Centros culturales comunitarios, bibliotecas, escuelas de todos los niveles, teatros y auditorios, museos y universidades, plazas y parques, y estaciones del metro, fueron escenario de las actividades durante ocho días. Y, saliendo ya de Medellín, la poesía anduvo por variados caminos, ascendió y bajó por las montañas de la cordillera andina central en la que se extiende Medellín, atravesó bosques y acarició las selvas del oriente, en la muy militarizada frontera con Venezuela. Llegó a barrios de Medellín donde los paramilitares son amos y señores e ingresó a sectores donde están los desplazados por el conflicto interno, así como a zonas donde están concentrándose los guerrilleros de las FARC que dejaron las armas y esperan que el gobierno cumpla con todos los acuerdos que les permitan desarrollar su participación, que ahora tendrá el formato político convencional.

 

Como recordó en la fiesta de cierre Gabriel Jaime Franco, uno de los representantes de la Corporación Prometeo, que edita una revista del mismo nombre y organiza el encuentro anual, un grupo de poetas decidió hace 27 años levantar su voz cuando la ciudad de Medellín y la zona que la rodea era territorio bajo dominio del cartel cuyo cabecilla era Pablo Escobar Gaviria. Bandas paramilitares y parapoliciales, organizaciones armadas de izquierda y otros grupos actuaban y chocaban entre sí una y otra vez, día a día y hora a hora. “Levantamos la poesía contra la barbarie. Ahora desarrollamos el Festival, 27 años después, con la esperanza que nos dan los acuerdos de paz, pero preparémonos, otras barbaries nos saldrán al paso, e igualmente las enfrentaremos”, expresó Franco.

 

El lema que se dio esta edición, “Construyendo el país soñado”, ubicó a la poesía presente en Medellín en el centro mismo del conflicto que afecta a Colombia, que dista mucho de ser meramente armado: es también político y social. Así, el contenido actuó como cobijo para otros damas, igualmente profundos: los de la violencia en México y Honduras, la tragedia humanitaria a las puertas de Europa, el padecimiento del pueblo palestino.

 

4 El poeta mexicano Balam Rodrigo, en su taller en el barrio de Medellín Manrique Central. En la escuela itinerante Víctor Jara.

 El poeta mexicano Balam Rodrigo, en su taller en el barrio de Medellín Manrique Central. En la escuela itinerante Víctor Jara.

 

El poeta mexicano Balam Rodrigo se presentó en un barrio no tan lejano al centro de Medellín, llamado Manrique Central, hacia el nororiente. Allí brindó el taller “Lectura creativa de poesía”. La actividad fue acordada con la Corporación Prometeo por la Escuela Artística y Cultural Víctor Jara, el compositor y cantante chileno asesinado por la dictadura militar de Augusto Pinochet, en 1973. Esta escuela ofrece talleres de teatro, música, danzas, letras, circo y fotografía, con la finalidad de dar a adolescentes y jóvenes de los barrios de Medellín una posibilidad diferente a la de enlistarse en grupos delictivos. En Manrique Central, dijeron, bandas de paramilitares controlan casi todas las actividades: exigen dinero a las familias para garantizar su “seguridad” y se apropiaron de varios negocios, como el comercio de alimentos en el sector. Rodrigo, especializado en talleres de poesía para adolescentes y jóvenes mexicanos en riesgo de entrar a la violencia o que ya integran grupos delictivos, llevó a una casa modesta, en una esquina del barrio que mira a las montañas circundantes, antiguos romances españoles, de varios siglos de antigüedad, para mostrar cómo son retomados y renovados por músicos contemporáneos de su país. Esto le permitió afirmar que “el arte permanece, cuando revela, cuando sorprende, cuando habla de aquello que no está en los discursos instituidos”.

 

Luego aportó textos de Miguel Hernández, casi a modo de acertijo, para que los jóvenes participantes expresaran a qué tema se refería el poeta: casi como un juego, esto le permitió a Rodrigo demostrar a los presentes que la palabra poética estimula la imaginación y el pensamiento, lleva a desarrollar las ideas propias y genera la necesidad de expresarse. Y que no es un universo hermético, cerrado, bajo dominio de unas pocas personas.

 

 

5 Presentación de la Escuela de Poesía. leyeron sus textos, de izquierda a derecha, Jesús Sepúlveda, de Chile_ Graciela Maturo, de Argentina_ Samuel Bossini, de Argentina

Escuela de Poesía. leyeron sus textos, de izquierda a derecha, Jesús Sepúlveda, de Chile , Graciela Maturo, de Argentina, Samuel Bossini, de Argentina

 

Aunque poetas de todas las Américas, de Europa, Asia, África y Oceanía tuvieron exclusivamente a su cargo la selección de cada uno de los poemas que leyeron, en gran parte se sintieron inclinados a navegar por un mismo río, si bien ancho, en el que la poesía habla de los conflictos que afectan a todos, una poesía conectada con la realidad, con los padecimientos por las guerras, la violencia en sus formas más variadas, el desplazamiento forzado, la migración rechazada o contenida con muros, alambrados y despliegues militares, la pobreza, las agresiones a las mujeres y a los niños. Por el anhelo ferviente de paz y justicia en Colombia, hubo un énfasis especial en varias actividades: “Presencia de los Ausentes” se la llamó a una de ellas, en un intento estremecedor por traer la voz de los desaparecidos en Colombia, 87 mil en las últimas décadas según las cifras más reconocidas, aunque en verdad el número podría ser muy superior.

 

Gabriel Jaime Franco descendió llorando del escenario del Parque de los Deseos, el sábado 15: había hablado de la esperanza de paz, del anhelo de justicia para las familias de quienes fueron llevados violentamente de sus casas y campos; había dicho que este Festival es un triunfo “ante la barbarie” pero sabiendo que tal vez a unas pocas cuadras del lugar, y más allá, en los barrios que trepan trabajosamente por las montañas, en ese mismo momento podía haber balaceras, grupos delictivos apropiándose de vidas y bienes, sin que haya una reacción de las autoridades para poner freno a esos ataques. En el clima dado por esas y otras intervenciones, no faltaron sin embargo textos solo aparentemente ajenos a esta realidad, como el poema de amor que recitó en italiano Zingonia Zingone, nacida en Reino Unido y radicada entre Italia y Costa Rica.

 

En la fiesta de cierre, el poeta hondureño Fabricio Estrada tuvo la enorme responsabilidad de leer el Manifiesto que cada año emerge del Festival. Los casi cien poetas, más un puñado de músicos internacionales invitados, no quisieron substraerse a la realidad interna colombiano y reclamaron en ese texto el cumplimiento total y a pie juntillas de los acuerdos de paz. Así, pidieron expresamente al presidente Juan Manuel Santos que cumpla con la Ley de Amnistía, aprobada por el Congreso, por la cual los guerrilleros prisioneros deben ser liberados. Hubo en meses pasados una primera tanda de excarcelaciones, pero el proceso se detuvo y ello está poniendo en riesgo el avance hacia la paz. Asimismo, le reclamaron que ponga en marcha acciones para detener el libre accionar de las bandas paramilitares en varios puntos del país, incluso en zonas en las que antes jamás habían incursionado, donde se apropian de territorios, siguen amenazando a comunidades empobrecidas y en varios casos las fuerzan a desplazarse. A las FARC, los poetas les pidieron que mantengan su apego a los acuerdos firmados y que no se dejen tentar por los incumplimientos ni por los ataques que están cobrándose vida de dirigentes sociales, indígenas y defensores de los derechos humanos.

 

8 Lectura en el Municipio El Carmen de Viboral. Leyeron Balam Rodrigo, de México_ Jorge Torres, de Colombia_ Elvira Hernández, de Chile_ Haydar Ergülen, de Turquía.

Lectura en el Municipio El Carmen de Viboral. Leyeron Balam Rodrigo, de México Jorge Torres, de Colombia, Elvira Hernández, de Chile  Haydar Ergülen, de Turquía.

 

Aunque parecieran definiciones y pronunciamientos propios de un encuentro político, todo lo dicho y hecho, cada paso dado, fue enarbolando la palabra poética, levantando su voz y hallando interlocutores. Y también nuevos poetas.

 

“Eres como una cascada/ que cae al vacío”. Ese verso estremecedor es de un niño de diez años de una escuela de Medellín, leído durante el Festival. Diez grupos de niñas y niños de 9 a 12 años y de adolescentes de 13 a 16 están en funcionamiento en ocho escuelas de Medellín por el Proyecto Gulliver, un emprendimiento de la Corporación Prometeo que, como el Festival mismo, cuenta con el apoyo de la alcaldía local, fundaciones y otras entidades. Son talleres de poesía, dados en su mayor parte por autores jóvenes, que se realizaron por primera vez en 2006, luego en 2008, y que están en curso ininterrumpidamente desde 2011. Los niños “toman la palabra para blindarse de todos los riesgos que los circundan”, explicó Jairo Guzmán, coordinador del Proyecto Gulliver, en el recital realizado el domingo 9 en el auditorio del Parque Explora.

 

 “¿Dónde reside la palabra? En el silencio”, leyó Sara, de 11 años.

 “¿Cómo suena una palabra de amor?/ Suena en todos los colores del mundo./ Suena a devolver el tiempo para ser niños de nuevo”, leyó María, de 12.

   Y Mayerly, de 15: “Soy la que contempla mi sangre caer”.

 

Esos y otros versos se llevaron los asistentes a esa lectura, entre ellos Bianca Jagger, Premio Nobel Alternativo de la Paz y embajadora de buena voluntad de la Unión Europea contra la pena de muerte. Versos que quedan tatuados en la memoria del Festival y con los cuales acaso se encuentren, años adelante, estos niños que los escribieron y recitaron. Como: “El deseo nace herido”. O: “El amanecer es una nueva luz para imaginar”. La Escuela de Poesía cerró sus actividades el sábado 15, cuando concluyó el Festival. Los poetas se presentaron junto a sus “alumnos”, los asistentes, habitantes de la ciudad que se sintieron convocados a un universo que hasta ahora les era desconocido, la escritura poética.

 

9 Una de las tantas mesas de cierre el sábado 15, en el Parque de los Deseos

Una de las tantas mesas de cierre el sábado 15, en el Parque de los Deseos

Timo Berger, poeta alemán, trabajó en una modalidad llamada “Poemas in situ”. Hizo que alrededor de treinta asistentes eligieran dos lugares de la ciudad que les resultaran significativos, para que los visitaran y buscaran allí imágenes y situaciones que pudieran describir poéticamente. De esto surgió una mirada detenida en la jardinera de la Plaza Botero, en la que lucen obras gigantes del gran escultor, visitadas incansablemente por turistas y paseantes que se toman fotografías junto a las figuras voluptuosas. Allí, una de las participantes del taller se enfocó en la jardinera del lugar, la que cuida las plantas y junta las hojas que el viento lanza a su suerte: la encontró mientras un grupo de turistas ingleses pasaba con su guía, enfocados en las esculturas de Botero, sin verla ni oírla, sin registrar las palpitaciones de una existencia que, en cambio, sí convocan a un poeta.

 

El chileno Jesús Sepúlveda realizó un taller en el que pidió a los participantes trabajar el concepto de la utopía, en sus sueños, en los anhelos para la familia, la comunidad, el país. Por esta invitación, Luis Alberto, un trabajador de unos 40 años, escribió un poema en el que invita a la paz a que “ponga fin a su exilio” y vuelva a llevar su bella figura de mujer por el país. “Quiero que recorras senderos, ríos y quebradas;/ no importa que en los campos te tropieces/ con ejércitos de cruces mudas”. Y le avisa: “Los fantasmas, con su angustia/ también vendrán a saludarte”. Guzmán destacó la enorme valía de estas voces en una ciudad y región en la que la violencia sigue siendo una presencia cotidiana y se refleja incluso en el rutinario andar, en el intercambio común de calles y tiendas, donde a su entender subsiste un lenguaje acomodado al imperio de la violencia. “El lenguaje también es víctima de los conflictos; el lenguaje también es maltratado”.

10 Cierre del sábado 15. Lee el poeta Pedro Ortiz, de la nación Inga, Colombia

Cierre del sábado 15. Lee el poeta Pedro Ortiz, de la nación Inga, Colombia

 

 

Es que rige en Medellín y en gran parte del departamento o provincia de Antioquia, al que la ciudad pertenece, un “pacto del fusil”: las bandas armadas, que nada tienen que ver con reclamaciones políticas y sociales, se reparten territorios. En todo caso, dicen varios habitantes, eso es de lo mejor que puede pasar, ya que si se desata una “guerra urbana” nadie puede sentir seguridades sobre su vida, ante autoridades locales y nacionales que no revierten esta situación.

 

“Los comercios están todos vacunados”, comentó uno de ellos. ¿Qué querrá decir eso, se preguntaba el cronista? ¿Qué tienen alguna clase de revisión y certificación sanitaria? Pues no. “Significa que todos pagan una cuota a los paramilitares para poder seguir sus actividades. Aquí hasta los vendedores ambulantes, de los muchísimos que hay cuadra por cuadra, están vacunados”. Esta clase de situaciones, difíciles de imaginar para quienes no las viven diariamente, son los que le dan significación especial al Festival Internacional de Poesía de Medellín, a que se haya sostenido 27 años y a que tenga planes para el futuro.

 

La poesía es en Medellín una voz tan diferente a la de las adversidades y peligros cotidianos que, con casi tres décadas de su empecinada presencia, actúa como una bocanada de oxígeno para una parte significativa de la población de la ciudad y la zona que la circunda, que reúna a unos 4 millones de personas. Y ese contexto es lo que explica y permite comprender, y aceptar, que la voz poética que aquí se presenta y se escucha esté tan atenta a lo que la circunda, y a los padecimientos humanos en general. De alguna manera esto deja para otros contextos la incursión introspectiva, la búsqueda exclusivamente interior, los devaneos sobre el amor y el desamor.

 

12 Público en el Parque de los Deseos

 Público en el Parque de los Deseos

 

“Si hay tinta, escribo con tinta. Si hay sangre, escribo con sangre”, dice el mexicano Rodrigo cuando se le pregunta si no es posible que la realidad de violencia y muerte en su país actúe como una suerte de limitación, un arrinconamiento al poeta, “obligado” a observar y a hablar, a llorar, a desgarrarse por lo que ve, y a morir un poco con los que cada día mueren. Pero no quiere morir, ni que nadie muera. Por eso escribe. Es ese material de construcción lo que es observado como un desafío extraordinario por quienes habitan zonas tan castigadas y son víctimas de mil injusticias, en un país con un tercio de su población en la pobreza, sólo según índices oficiales, puesto que la realidad podría ser aún mucho peor. Y las personas que así lo sienten retribuyen entonces recibiendo a los poetas como personajes admirables.

 

La retribución la hace cada quien como puede: con agradecimientos, con apretones de manos solemnes y emocionados. O como sucedió en Arauquita, en el Departamento de Arauca, en la frontera tan compleja con Venezuela, donde el cubano Eduard Encina y el hondureño Estrada fueron enviados por el Festival a convocatoria de la comunidad local. Los escucharon con sus poemas, les brindaron la música llanera y, en la ciudad, pintaron murales con sus rostros y algunos de sus versos. En la base de la organización estuvo un grupo de jóvenes que se llama “Medio pan y un libro”.

 

 Y, si no hay para tanto, una pieza de cerámica, o una fruta, que no es menos, si se la toman, como la toman en comunidades rurales, como una ofrenda de la tierra que tanto les cuesta conservar.

 

 

11 El escritor y periodista argentino Hugo Muleiro

 El escritor y periodista argentino Hugo Muleiro

 

 

Hugo Muleiro (Buenos Aires, 1955). Como periodista desempeñó funciones y cargos diversos en diarios de Neuquén y Río Negro y en agencias de noticias. Fue secretario de redacción de DyN (Diarios y Noticias) y ANSA, y jefe de redacción y luego director periodístico de Télam. Se especializó en temas internacionales, en particular los referidos a América Latina. Es autor de Palabra por palabra, estructura y léxico para las noticias (2002), y Al margen de la agenda. Noticias, discriminación y exclusión (2006).
Entre otras tareas, colaboró con UNICEF en encuentros y seminarios sobre el tratamiento periodístico de los temas de niñez y adolescencia, desarrollados en varios puntos de la Argentina y en otros países. Es secretario de COMUNA (Comunicadores de la Argentina), entidad que promueve el derecho a la información y la circulación libre de la palabra.

 

 

 

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