ESCRITOS DE LA SIRENA, DE HUMBERTO AVILÉS. COMENTARIO DE PABLO ANTONIO CUADRA AYALA

 

 

 

1Humberto Avilés, leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca, 2013 (foto de José Amador Martín)

Humberto Avilés, leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca, 2013 (foto de José Amador Martín)

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar el texto de presentación escrito por Pablo Antonio Cuadra Ayala, hablando sobre “Escritos de la Sirena”, último poemario del poeta  Humberto Avilés Bermúdez (Granada de Nicaragua, 1953). Licenciado en Derecho por las Universidades de Salamanca y Málaga, España. Estudios de Doctorado en la especialidad de Derecho Constitucional, Universidad Complutense de Madrid. Poemas publicados esporádicamente en suplementos literarios de periódicos y revistas, tanto españoles como nicaragüenses, como “La Gaceta Regional” y “El Adelanto” de Salamanca, y el ABC de Madrid, en España. En “Ventana” del diario “Barricada”, así como en “El Nuevo Amanecer Cultural” del Nuevo Diario. Primer premio en el Octavo Concurso de Poesía “Universidad de Navarra”, España (1979) por el poemario ‘Hipótesis de amor’. Finalista en el Primer Concurso de Poesía “El Botón Charro”, Salamanca, España, por el poema “Tríptico de la noche”. Invitado al XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, octubre 2013. Miembro del Comité Organizador y del Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua y poeta invitado durante cinco ediciones del mismo. Poeta invitado por Nicaragua al XVIII Encuentro de Poetas del Mundo Latino, Ciudad México, Aguascalientes y San Luis de Potosí. México. Octubre y Noviembre 2016. Sus poemarios publicados son: “Perfil del olvido” (1976-2012). Antología personal. 2013. Foro Nicaragüense de Cultura; “Estigmas de silencio”. Poemas (1971-1976). Editorial Amarante. Salamanca. Febrero 2014. 2da. Edición, Editorial Amerrisque. Managua. Diciembre 2015 y “Poética de la simpleza”. Poemas (2010-2013). Editorial Amarante. Salamanca. Mayo 2014. 2da. Edición. Editorial Amerrisque, Managua. 2015). Y “Escritos de la Sirena” (2016).

 

 

 

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ESCRITOS DE LA SIRENA, DE HUMBERTO AVILÉS

 

 

Cuando se entra en  contacto manual y visual con este libro de Avilés se observan, de inicio, dimensiones de peso y textura, aún antes que nuestra atención busque asilo en su Portada.  Portada que uno mira y admira. Mira las esquinas de dos calles que se juntan, en íntimo matrimonio urbano.        

 

 Admira Las cúpulas de una iglesia que se empinan para sobrepasar los techos de teja y poder así iniciar su diálogo matutino con las nubes. Impresiona Un paisaje en blanco y negro que no se agota con las edificaciones descritas; sino que se acerca a nosotros para susurrarnos al oído, los secretos que se cuentan en el quicio de las puertas de madera. Además de la voz de los campanarios, se adivinan las conversaciones, anhelos,  preocupaciones y las esperanzas de los madrugadores; pero también es posible oír los versos que escapan, de esa cárcel de papel, donde anidan nerviosos los poemas de Avilés.

 

A la hora de penetrar la obra para enterarnos de su contenido, destapamos el cofre que contiene el último  de los tesoros del autor “Escritos de la sirena”. Ciento cincuenta y seis páginas aprisionadas en Tres capítulos: Antífonas de Utopía, Poética de lo diverso y coloquial Amor de vos y Granada). Un total de 101 títulos que, escondiendo y revelando trozos de la vida anímica del autor, han conseguido obtener el Premio Internacional de Poesía Andrés Bello. Mérito deseado por muchos pero gozado por pocos.

 

Esta es una obra de significados y Humberto es una especie de nigromante de la poesía. No es un poeta popular. Es un poeta culto. No basta leer sus versos, cualquiera puede hacerlo, pero a la hora de interpretar, se inician las dificultades.  Son versos cortos acurrucados en poemas pequeños (La mayoría). El autor no parece tener ningún respeto por el orden sintáctico de sus oraciones y de esta forma, no es raro encontrar verbos al final de las mismas. Este atrevimiento no desagrada sin  que confiere un toque distinto, especial a sus poemas.

 

 

 

3 Humberto Avilés, con Alencart, Najlis, Coco y Sauma, en la Universidad Centroamericana de Managua (foto de Jacqueline Alencar)

Humberto Avilés, con Alencart, Najlis, Coco y Sauma, en la Universidad Centroamericana de Managua (foto de Jacqueline Alencar)

 

 

 

Sus poemas deben leerse como si fueran el mapa de un tesoro, donde interpretando los símbolos, encontraremos el ansiado cofre.  No se puede evitar recordar los libros de Dan Brown, llenos de pistas que hay que ir resolviendo para desentrañar el misterio final. Pero la obra de Humberto Avilés no es incomprensible, lo que estoy queriendo decir es que se necesita de un ensortijamiento neuronal especial para no quedarnos en lo superficial y poder acariciar lo esencial del pensamiento poético del autor. Ya Humberto y otros participantes nos ayudarán a desentrañar la simbología que flota sobre los versos de los Escritos de la sirena.

 

En el Prólogo de esta obra  se evidencia que el autor, en una especie de animismo espontáneo, confiere a su Granada natal  las características de un ser vivo. Un hijo orgulloso enamorado de su madre-ciudad, de su Granada, incubadora de poesía y recuerdos amigables.  

 

El viejo Freud sonreirá, desde algún rincón ignorado, al reconocer un caso de su Edipo enamorado de su madre.  Pero Humberto va mas allá del pensamiento psicoanalítico, Repite su acto de alquimia y reconvierte su Granada en un personaje mitológico. En una de esas hermosas mujeres, con cola de pez en lugar de piernas, que moraban en las profundidades marinas. Un ser al que “Se le atribuía una irresistible voz melodiosa con la que atraía y enloquecía a los marineros”.  Sirenas que en este caso no solo nos encantarán con el canto; sino que intentarán hacerlo de forma escrita, disfrazada en los poemas de Avilés. Entonces, en este libro, Humberto Avilés, Demiurgo de su Utopía, señala su Varita mágica, sobre sí mismo para transformarse en el emisario de los secretos que le llegan del fondo de su “Mar pequeño” utilizando como arma secreta este poemario  que contiene, sin lugar a dudas, los escritos de su sirena personal.

 

Este poemario abre sus puertas con el capítulo: Antífonas de Utopía, (una composición con cantos.). El nombre proclama, a gritos, un ambiente de cánticos cristianos, salmodias que preceden la imagen de una situación deseada, pero casi imposible de lograr. Una especie de preludio poético que aborda temas relacionados con Sueños, Incógnitas, Asombro, Enigmas, Sinfonías, colores y desafíos.

 

 

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Luego, el libro, con reverencia casi cortesana, da paso al segundo capítulo nominado: Poética de lo diverso y coloquial (La Cueva de Alí Babá que encierra 63 vasijas).  Ahora las antífonas dejan de sonar y ceden su voz a inspiraciones poéticas más terrenales. Domina una tendencia para mostrar luces nuestras y  ajenas. Luces como conexiones de Navidad que se encienden con diferentes colores y tonos de intensidad: Carlos Martínez, Alejandro Bravo, Chichí Fernández, Tito Leiva, Tomás Borge, Jaguar Pablo, Quico Fernández, Jorge Jenkins, Donaldo Altamirano, Erick Blandón. Edwin Yllescas, Julio Cortázar, Luis. E. Aute,  Carlos Borges, J. A. Goytisolo, Alonso Quijano, Fernando Pessoa, Luis Cernuda, León Felipe, Kafka, Rulfo, Cristofer Montero, son algunos que, el autor, de Motu propio, decide mencionarlos e imbricarlos, de forma armoniosa, en este capítulo.

 

Todo lo que comienza termina, solo que en este caso el final es la mejor parte. Un capítulo final cantado, donde se ha afinado la voz, los instrumentos y también el Amor. Ese amor que se destila en los 25 poemas de Amor de vos y Granada. Una licuadora artesanal con la que Avilés llega al final deseado y ha vislumbrado desde el inicio. Capítulo final. Tercer capítulo que es, con mucho, el corazón y el alma del libro. Los capítulos anteriores parecen haber sido de entrenamiento. Pistas de campo. Piscina de natación. Sacos de arena. Calistenia obligada para llegar al final con aire de amante incansable y tonante. Sin piernas que flaqueen, ni rodillas que se doblen.

 

Como un gladiador que ha quedado en la arena, erguido, solo y con el alma suspirante. Poeta suspirante con amor fraterno por las personas queridas y por su dos Granadas tan amadas.

 

 

 

5 Humberto Avilés y Juanita Büschtin, con A. P. Alencart y Jacqueline Alencar,en Granada (Nicaragua)

Humberto Avilés y Juanita Büschtin, con A. P. Alencart y Jacqueline Alencar,en Granada (Nicaragua)

 

(*) Este texto se leyó en la presentación del poemario y del reconocimiento que se le hizo al poeta el pasado 6 de septiembre y el Teatro Nacional Rubén Darío, de Managua, con motivo del Premio Internacional Andrés Bello 2018, otorgado por la Fundación Andrés Bello y la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras de Madrid. La ceremonia de premiación tendrá lugar  en el mes de enero del 2019, en Bogotá, Colombia.

 

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Pablo Antonio Cuadra Ayala

 

 

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