COMENTARIO SOBRE ‘EMOCIONES FUERA DE LA LEY’, PREMIO ANTÓNIO SALVADO-CIUDAD DE CASTELO BRANCO. POR MANUEL QUIROGA CLÉRIGO.

 

 

Jardín del Palacio, Castelo Branco (foto de José Amador Martín)

 

 

Crear en Salamanca se complace en publicar este comentario escrito por nuestro colaborador Manuel Quiroga Clérigo, poeta y ensayista madrileño, en torno al libro Emoçoes fora da lei” de la portuguesa Maria Joâo Pessoa.

 

Portada de Emociones fuera de la ley, traducido por A. P. Alencart

 

EMOÇOES FORA DA LEI”, DE MARIA JOÂO PESSOA

Edición bilingüe, traducida por A. P. Alencart.

Editora labirinto, Fafe, Portugal, 2019)

 

 

En “El cartero del rey” de Rabindranat Tagore Chitra exclama: “Guardo un recóndito deseo en mi corazón”. Esa podría ser una de las “Emoçoes fora da lei” de que habla Maria Joâo Pessoa en su libro, traducido al castellano por Alfredo Pérez Alencart y publicado por la Editora Labirinto tras haber sido galardonado con el Premio Internacional de Poesía António Salvado- Ciudad de Castelo Branco.

 

Es bueno, muy bueno, que instituciones y gobiernos como la Cámara Municipal y la Junta de Freguesía de Castelo Branco convoquen este tipo de concurso y no es bueno que Comunidades Autonómas, Diputaciones obsoletas y hasta el propio gobierno patrocinen grandes subvenciones con excesivo aparato propagandístico y escasa, o nula, ayuda a la poesía, la literatura y las artes de un país.

 

En “Emociones fuera de la ley” Maria Joâo Pessoa opta por relatar su cercanía con las sencillas armas de versos sonoros e imágenes abiertas al candor de la palabra. La versión española hace hincapié en esta circunstancia y, así, tenemos un poemario memorable. En “Poesía sin sentido” leemos: “Deberá hacerse acompañar por este aviso:/No andar/sin un perfume a la espalda,/No estudiar/como si la rosa estrangulase al aire/hacia abajo-como si todo fuera a decir otra cosa”. Y en “Semántica” “El poema que no sale del poder del agua/no entra en los lugares/ donde la armonía es/el nombre de quien escribe en silencio”.

 

Maria João Pessoa (foto de archivo)

 

 

En los preliminares Luís Correia de la Cámara Municipal escribe “Para esta autora um bon poema é una cilada emocional, porque como ela diz, conheço a poesia  só de amar, e, de milímetro a milímetro, medir a música que a cobre…”. Y Leopoldo Rodrigues Presidente de la Junta advierte que “com a criaçâo  de um premio literário no ámbito da poesia reafirmase com extrema vitalidade nos horizontes da criaçâo poética ibero-americana contemporánea”. Todo ello confirma el valor de este libro y la promesa de que la poesía siga teniendo vigor y nos preste emociones desde las instituciones portuguesas, como debe serlo en el resto de Europa.

 

“Na Horta da Morte” (“Até na hora da/Morte, a linguagem  de Leonardo da Vinci/tem una dicçâo própria/que lhé dá a vida”) se convierte en una estrofa que nos permite pensar en ese tránsito a la eternidad al que están ligadas las religiones y que los poetas deben sintetizar con las armas emocionantes de la palabras, como hace aquí Pessoa. En “Palabras Mágicas” dice “Eligieron/ un símbolo sobre el cual hablar:/las lenguas todas, los huérfanos de la lengua/sin alimentar/el silencio”, donde, efectivamente, los idiomas son el verdadero vehículo de las emociones humanas, de la relación entre hombres y mujeres, del espacio de la concordia.

 

El traductor, APA, dice “María Joâo Pessoa escribe como contrapunto de la ley, y no sólo de las normas jurídicas que ella bien conoce y debe acatar, sino de la propia sintaxis de un idioma poético por excelencia”. Esa es la primera nota que se advierte en estos versos, es decir, la capacidad de la autora de transformar en poesía las cuestiones esenciales de la convivencia, porque las “emociones fuera de la ley” se van a convertir en una mirada hacia el lugar en que los ciudadanos, además de convivir, puedan expresar sus sentimientos y declarar sus afecto, como cuando dice “Cuando se duerme, el aliento del mundo/ejerce el poder quien lo lee:/es lo que ocurre con las semillas/inventando un corazón, una mitad de cabeza/recostada en la noche”. Eso es lo que importa, inventar un corazón, acercarnos a otra mente, transitar por otras emociones, compartir el mundo. Y escribir, inventar horizontes reales: “El poema no sale del poder del agua”.

La justicia, pintura de Miguel Elías

 

Estamos ante una poesía clara, vehemente, animada donde surgen imágenes cercanas, hechos sobrenaturales, vivencias íntimas, sorpresas reinventadas, memoria de otros momentos. En “El cuchillo” la autora escribe “Digo desde el principio que amaría la soledad de las heridas abiertas/y crueles, como hombres con jóvenes violines/tocando a la puerta entre la llama del mundo y la servidumbre del poema;/que un espejo no es demasiado pues hay muchas casas de arena/que se alimentan/de un hombre embriagado/entre la misión y la caída”. Estos versos nos recuerdan la estampa romántica de los estudiantes de Coimbra acudiendo a cantar sus fados tristes con las guitarras portuguesa y española al balcón de la muchacha preferida, sea estudiante también, costurera o repartidora de agua como en los antiguos tiempos. La de los estudiantes es una misión honorable gozosa, casi una emoción fiera de la ley y en ellos el poema, la canción, el fado melancólico con el vehículo en el que manifestar su afecto tratando de afianzar su porvenir compartido.

 

“El doloroso rostro del poeta” habla, de nuevo, de la fatalidad, la eterna fatalidad: “·El doloroso rostro del poeta,/marcado por la falla, /por la muerte”. Pero, además es la filosofía, el noble material de la literatura, el recuerdo de otros poetas y creadores, el asidero para mantener las expectativas de un poemario intenso y vehemente, suficiente para expresas esas emociones y anticipar, a veces, el valor del pretérito, ese que ha conformado nuestro presente. La autora nos va transmitiendo su propio pensamiento, su idea de la palabra convertida en poema, en emoción: “Confrontar a Platón/con todo lo que escribo sobre Platón./Explicarle sobre todo el platonismo,/cómo el movimiento desencadena la escritura/en el plano de los objetos/en ese espectro donde se guarda lo eterno-las imágenes/donde viene la luz. Un `poema metafísico`, explicando a nosotros mismos lo que pensamos”.

Maria João Pessoa con Filipe Pessoa y Rui Silva (2013)

Tener la fortuna de leer libros como éste puede animar a otros a escribir poesía, a penetrar en ese espacio abierto de  la cultura que se mezcla con la realidad del verso. Por ejemplo, el los versos siguientes que denotan cierta tristeza ante la insondable aventura del amor: “Quien muere/es quien ama”. Lo demás son vivencias, subterfugios para seguir viviendo, deseos de mantener la cercanía de los afectos y las emociones que la naturaleza nos pueda prodigar, delicada referencia a existir fuera de la ley pero acercándonos a esa realidad que nos permita, sin más, ser nosotros mismos. Mª Joâo Pessoa escribe: “Devagar é la melancolía do regresso” (“Lenta es la melancolía del regreso”).

 

Quiroga Clérigo en Lisboa, ‘conversando’ con Fernando Pessoa

 

Aún no hay ningún comentario.

Deja un comentario