VISITA A CASTELO BRANCO. CRÓNICA DEL MEXICANO GERARDO RODRÍGUEZ

 

 

 

Gerardo Rodríguez y António Salvado, con el libro premiado

 

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar esta crónica del poeta Gerardo Rodríguez (México D.F., 1960). Licenciado en Economía por el Instituto Politécnico Nacional. Ha publicado los libros ‘Donde la noche’ (Editorial Verdehalago, 1996), ‘Un blues para el insomnio’ (Conaculta, 2004), ‘Con los restos del violín / con i resti del violino’ (Hebel, Chile, 2016, accésit del I Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’ de Poesía en Lengua Castellana. Edición bilingüe con traducción de Stefania Di Leo),  ‘La última marea borra la sombra de la higuera’ (Circolo Letterario Napoletano, Nápoles, 2019, IV Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’ de Poesía en Lengua Castellana. Edición bilingüe con traducción de Stefania Di Leo) y ‘Poemas de almanaque para entretener marionetas (Labirinto Editora, 2019, edición bilingüe con traducción de António Salvado, I Premio Internacional de Poesía António Salvado-Ciudad de Castelo Branco). Poemas suyos están incluidos en las antologías ‘Montante’, ‘Los ojos del espejo’, ‘El silencio. Y el laurel’, ‘Luz de lunes’, ‘Cosecha de luz’, ‘La perversa mirada’, ‘Cruzar los puentes’, ‘El corazón de la llama’, ‘Con un reloj de sombra’, ‘17 maneras de lanzarse al vacío’, ‘Escrito estará otro cielo’, ‘Yo no lo sed desierto’, ‘Encuentro de Poesía CALCO (Cali, Colombia, 2014), ‘Por ocho centurias’ (Salamanca, 2018) y ‘Llama de Amor Viva (Salamanca, 2019).

 

 

 

 

VISITA A CASTELO BRANCO

 

Es por la poesía que he comprendido lo que siento, lo que quiero, lo que pienso. Es por la poesía que discurro cotidianamente entre serenos sobresaltos. Es por la poesía que encuentro sentido al mundo. Es por la poesía que repito el secreto de las palabras, el sonido de los sueños y la presencia del silencio. Es por la poesía que logro comprender cómo pasa el tiempo en los espejos. Es por la poesía que puedo recordar con enorme asombro muchas lluvias.

 

Es la poesía los sentidos puestos en acción, es una de las caras de la conciencia. Concibo el poema como una estructura que va más allá de las afirmaciones y descripciones: un mirar con palabras. Busco en los poemas poner en claro las obsesiones e interrogantes; hablar sobre lo onírico, lo cotidiano y lo imaginado, incorporando imágenes y reflexiones que recreen la escritura poética como una exploración de mí mismo, como una fundación de toda cosa por la palabra, por la descripción sensual de la realidad, por el rigor y la descripción interna de las cosas y con el deseo de descubrir lo más oculto de los sonidos y de los objetos.

 

La poesía es lo que me llevó a Castelo Branco para recibir el I Premio Internacional de Poesía António Salvado – Ciudad de Castelo Branco procedente del XXVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, en Salamanca. Viaje por carretera escuchando cante jondo, en compañía de mi hermana Guadalupe y del poeta Juan Carlos Martín Cobano y su adorable esposa Teresa, ahora ya también hermanos. Llegamos avanzada la tarde a una ciudad brumosa y sosegada. Para mí, que vivo en una ciudad vociferante donde todo ocurre de manera vertiginosa, fue placentero encontrar tanta calma.

 

Gerardo y Guadalupe Rodríguez, con Teresa Cortés, en el Jardín del Palacio

 

A la mañana siguiente un paseo por las calles empedradas y jardines de Castelo Branco, en una conversación interminable, en medio de los árboles y una refrescante brisa. Descubro olores nuevos, el madroño por ejemplo y otros que me son propios: el limón, el laurel, los geranios. Caminar entre los claro-oscuros rozando la hierba sin advertir cómo pasa el tiempo, sentir que el pasado se recompone se vuelve otra manera del presente que es permanencia y continuidad.

 

El deambular los llevó al Jardim do Paço Episcopal, donde por la tarde daría inicio el ROIZ, Primer Encuentro de Música y Poesía Luso-Hispano-Americano. En varios espacios del Jardín hubo lectura de los poetas invitados al encuentro y la interpretación de música excepcional. Más tarde cena de notables platillos lusitanos, conversación y más poemas.

La mañana del 19 de octubre visitamos la Fundação Manuel Cargaleiro, el «Centro de Interpretação do Bordado de Castelo Branco» y algunos más donde actores realizaron una pequeña representación y lectura de poemas. Fue una larga y placentera caminata entre las callejuelas de Castelo Branco. Me esfuerzo por estar atento a las voces de otros, escuchar los tonos y matices de un idioma ajeno que ahora siento propio, pienso cómo suena en una conversación cotidiana y de qué manera sería cuando se enamoran, cuando rezan. Observo las maneras y costumbres de los habitantes de Castelo Branco, cómo se miran, cómo se relacionan entre sí, las ropas que visten e imagino los lugares que frecuentan.

 

Los poetas Lourenço Marques, Mata Guillé, Alencart, Martín Cobano, Cortés Cabán y Rodríguez

 

Durante la comida hay lluvia; me es inevitable recordar un poema de Fernando Pessoa:

 

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda

y no hace ruido sino con sosiego.

El cielo duerme. Cuando el alma es viuda

de algo que ignora, el sentimiento es ciego.

Llueve. De mí (de este que soy) reniego…

Tan dulce es esta lluvia de escuchar

(no parece de nubes) que parece

que no es lluvia, mas sólo un susurrar

que a sí mismo se olvida cuando crece.

Llueve. Nada apetece…

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.

Llueve lejana e indistintamente,

como una cosa cierta que nos mienta,

como un deseo grande que nos miente.

Llueve. Nada en mí siente…

 

 

  Lectura de Gerardo Rodríguez

 

Terminada la comida y la lluvia en el Museu Francisco Tavares Proença Júnior se lleva a cabo la última actividad del encuentro Roiz y la ceremonia de premiación. En el acto lectura de poemas y música que conmueve profundamente, la calidez de las personas y una atmósfera melancólica y festiva. Se desbordan emociones y pensamientos imposibles de describir. De nuevo la lluvia se hace presente en el poema:

 

Todavía hoy es lluvia.

Detrás de las orillas dobles de la luz

que arrastra oscuridad de otros días

y las puertas mal cerradas,

adonde no queda ninguna intimidad,

llegan trenes, barcos, cartas

pero la calma no.

 

El cuarto de paredes deshojadas

se llena de un murmurar a dos voces

y el ruido de las horas al caer en mis bolsillos.

 

Olvidas la costumbre de borrar tus pasos,

desprenderte las miradas que llevas encima,

dejar a un lado tu sombra de tinta roja

y ocultar las palabras usadas para decirme que te quema el frío

y pedir te desnude despacio

pasando las manos sobre la piel

como si tocara un agua conmovida que no duerme.

 

Dejas de ser tú para tomar mi nombre

como se pronuncia lo que nunca se ha visto,

y yo poder tomar tu cuerpo en un edén guardado

en la memoria.

 

Que míos sean tus manos, pies, muslos

en un palmo de cielo de color inmóvil

y busque tus pechos bajo mi boca.

 

Que míos sean con grave apremio

tus vellos púbicos

para cumplir la lentitud del gozo.

 

En un recuerdo lento que se creía perdido

vivimos lo que fuimos

y lo que en algún momento vamos a ser.

 

En una tarde que se confunde con la noche

vivimos la vida secreta de otros sin contar los besos.

 

Casi ya no estamos,

apenas somos los mismos aunque se conserven los gestos,

y junio no nos abriga,

pero tu desnudo siempre se parece a ti.

 

Sólo me queda pedirte que mañana me esperes

bajo una nube rota.

 

 

Gerardo Rodríguez firmando el libro premiado al maestro António Salvado

 

Esa noche la cena más memorable: platillos deliciosos, vino, fado y, desde luego, poemas.

 

Aquí repito lo dicho aquella en la ceremonia:

 

Me llevo de Castelo Branco amigos entrañables y los mejores recuerdos.

 

 

Pinto, Rodríguez, Coimbra, Silva-Terra, Mata, Salvado, Martín Cobano, Cortés y D’Abreu

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