SIETE POEMAS DE ‘CARPE DIEM NOCTURNO’, DEL ZAMORANO JOSÉ ANTONIO VALLE ALONSO

 

 

 

José Antonio Valle Alonso (foto de José Amador Martín)

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de difundir siete poemas de “Carpe Diem Nocturno” (Ediciones Vitrubio, Madrid, 2020), el nuevo libro de José Antonio Valle Alonso (Villamor de los Escuderos, Zamora, 1950). Valle Alonso ha publicado, entre otros, los siguientes poemarios: Luz y tinieblas (1976); Marchito rosal (1979); La soledad (1987); Hacia la luz desnuda (1994); Primavera íntima (1997); Bajo el puente de Cronos (1999); La espiral del sueño (2006), El color de la fiebre (2011); Temblor de sombras (2011); Volcán de los deseos (2011); Templo del tiempo (2012); El color de la fiebre (2012); Y tanta luz para buscar la noche (2014); La otra orilla (2014); Y esta rosa de luz o La eternidad de la azucena  (2016); Adagio en París (2016) y La flor de Lis o Lirio de los valles (2018).

 

 

Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía Jorge Manrique, el Premio Nacional de Poesía del Ateneo de Valladolid o el XXVIII Premio Internacional de Poesía “Justas Poéticas Castellanas”. Formó parte de la coordinación de “Los Viernes del Sarmiento”, reconocidos encuentros poéticos vallisoletanos patrocinados por la Obra Cultural del BBVA y que dirigieron Andrés Quintanilla Buey y Araceli Sagüillo.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

UN PUÑADO DE ROSAS

 

VII

 

Un puñado de rosas rojas lloran,

o acaso es el florero, en una mesa,

en la penumbra de tus ojos negros

en un cuarto pequeño en el olvido.

Y te quedas pensando, y te revuelves,

acaso sobre ti, todo silencio.

Y cuando acaso vuelvas, si es que vuelves

a verte sin el velo, desvelado,

no te asomes al alba que ha caído

dentro de un pozo inmenso.

Abandonado,

al final del camino, de la tierra

donde sangran las hoces bajo el puente…

bajo el puente donde ese río eterno…

 

 

Foto de José Amador Martín

 

LA PLAZA AQUELLA

 

XI

 

¡Oh bendita ilusión! ¡Ay, quién pudiera

volver hasta la plaza aquella…! Ayer,

se ha ido muy lejos, muy deprisa, donde

todas las horas se diluyen lentas,

donde en la inmensidad de los océanos del corazón,

asustado en el tiempo gris, finito,

donde apenas queda luz para soñarlo.

Donde ya todos los espejos duermen

la soledad, la niebla…

Y te sigues rondando siempre a ciegas.

A lo mejor, quién sabe, nunca duermas

hasta que una rendija mínima hable

que te ha visto de cerca delirando.

                           

Foto de José Amador Martín

 

 

SALIENDO DE LA NIEBLA

 

 

XIII

 

Ya ves dónde has llegado, solamente

te falta aquel abrigo desteñido,

aquel abrigo largo, haciendo bulto

al cruzar las farolas ensoñado.

Envuelto en la silueta de un fantasma

que no encuentra su sitio, vagabundo

sin nombre, solo aquel rumor a tos        

saliendo de la niebla, del letargo.

 

Un golpe de campanas pone el tiempo

febril en la balanza del destino

y te hace recordar de dónde vienes,

y vas al horizonte de las cosas

a buscar la verdad para entregarte

de lleno al corazón -descompensado-

que te acompañe en el silencio a solas.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

 

EL UMBRAL DEL CIELO

 

 

XXXVII

 

Y cuántas veces has llegado tarde

hasta la cabecera del dolor

que sangra, cuántas en la íntima luz

de la verdad, en el umbral del cielo,

en la puerta mayor que da a la casa,

al socavón en la distancia, herido.

 

No te dejes llevar por la corriente

deslunada del viento, del azote

mortal que va rasgando, haciendo surcos

lentamente en la piel nieve del alma.

 

Foto de José Amador Martín

 

 

PIEDRAS ANCESTRALES

 

 

XLIX

 

Después de tanto atropellar el tiempo,

después de tanta ansia de llenarte

el corazón de toda la emoción,

y de toda la savia de la vida.

 

Después de haber llegado a las raíces,

al manantial adentro de la sangre,

y otear cielo arriba los luceros.

 

Después de tanta noche desnortada  

entre un montón de piedras ancestrales

hay un llanto clavado, una congoja.

 

 

Foto de José Amador Martín

 

ANOCHECE DEPRISA

 

LII

 

Anochece deprisa junto al río

remansado y profundo de los años

cuando sientes volar de la cabeza      

a los últimos pájaros del miedo 

entre la niebla de una pesadilla.

No te olvides que nunca se regresa

aunque vuelvas al fin de algún recuerdo

para llenarte el corazón de llanto

y encender otra vez la misma lumbre,

esas brasas de amor que purifican.

 

Foto de José Amador Martín

 

AVANZA HACIA LA LUZ

 

LIV

 

Porque nunca sabrás por dónde llega,

deja la puerta abierta por si acaso

entrara de puntillas el silencio

para no despertarte, si ha deshora

esa ronda mortal se te acercara.

Esta mañana mismo tú la has visto

pasar haciendo tumbos, cojeando,

ebria de tanto rastrear la sombra.

Levanta la mirada y hoy sonríe,

avanza hacia la luz, es primavera.

 

Valle Alonso, con Sagüillo, Tundidor, Daganzo y Alencart y (foto de Jacqueline Alencart, Valladolid, 2018)

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