POEMAS DEL POEMARIO DE STEFANÍA DI LEO: OCULTANDO EL OLVIDO

 

«Crear en Salamanca» en esta ocasión publica un conjunto de poemas seleccionado por su Autora: Stefanía Di Leo, de su  Poemario: «Ocultando el Olvido». Se acompañan de unas  palabras de Alessandro Quasimodo

Stefanía Di Leo, autora del poemario  es poeta, profesora  y traductora , nacida en Nápoles pero que habla y escribe el español como una poeta nacida en Iberia. Ha publicado varios poemarios, entre ellos ”Rosas azules sobre tomillo perfumado”, presentado en Valladolid el año 2011. Esta ciudad castellana es ‘culpable’ de su perfección en nuestro idioma, pues en su Universidad hizo estudios y allí conoció a los poetas Andrés Quintanilla Buey y Araceli Sagüillo, a quienes ha traducido al italiano, además de autores como Jorge Guillén, Lorca, Carlos Aganzo, Alfredo Pérez Alencart, Antonio Colinas, José María Muñoz Quirós, Carmen Palomo y otros, a quienes dio a conocer en la Universidad de Mesina y en el Instituto cervantes de Nápoles. Es asidua colaboradora en revistas y periódicos y pertenece a grupos literarios españoles e italianos. Su obra poética figura en antologías de su patria y en otras aparecidas en España y en América Latina. Ha sido finalista en varios premios italianos y españoles. También ha traducido al español los poemas de sus compatriotas Beppe Costa y Stefanía Batistella. Actualmente Stefania Di Leo preside el ‘Circolo Letterario Napoletano’, entidad que convoca el Premio Internacional ‘Francisco de Aldana’ de Poesía en Lengua Castellana

 

 

Stefanía Di Leo, en una lectura de sus poemas

 

 

POEMAS DE OCULTANDO EL OLVIDO

 

 

 

AHORA TE PERCIBO, ANTÍGONA.

 

Ahora te percibo, Antígona,

invicta fuerza de heridas,

la vida derramas por tu sangre

como lira que resuena inagotable.

Philía es el Aleph de tu mente,

también el norte de la mía;

las lágrimas recorren nuestras caras apenadas.

Cantaremos la canción de la muerte

con la misma emoción,

con el mismo espanto,

porque la tristeza, Antígona,

devora nuestros cuerpos,

nos carcome el alma su estribillo de siempre.

Nos convierte en cenizas el milagro de la vida.

Quedaremos polvo, a espaldas de la aurora

besados por la arena,  

mientras la tierra se olvida de nuestra voz

y los cantos son nuestros pasos cansados.

Lloramos, Antígona, por hermanos muertos sin razón,

en todos los segundos, en todos los rincones,

porque la guerra, Antígona, es de hielo,

vacía las plazas, derrumba campanarios,

desintegra la nieve, engendra aullidos feroces.

Lo más difícil, Antígona, es imaginar

una alborada en la más profunda oscuridad

y en el aire batir unas alas más libres,

junto al sutil abrazo de la noche.

 

LOS AMANTES DE POMPEYA

<<Quisquisamatvaleat
pereat qui nescit amare
bis tanto pereat
quisquis amare vetat.>>

<<Vive cada hombre que ama;

muere el que desconoce el amor,

más aún,  muere

el hombre al que se le prohíbe amar>>

(Inscripción sobre un muro de Pompeya)

 

Encantado por tu cuerpo, te miraba.

Nos sepultaba el Vesubio

con el ardor de su voz.

Vagaban las horas en tu vientre,

mientras las llamas sorprendían a Pompeya,

quebrando la calma.

Entre gritos, nuestros abrazos…  

Nuestras almas se deshacían en el viento,

mientras el volcán eructaba su delirio solitario.

Moríamos de amor como rosas en el desierto,

caminábamos hacia la oscuridad

donde todas las palabras se asemejan.

 

Ajenos al recuerdo,

éramos amantes eternos;

la piedra: testigo de amor solemne.

Nosotros: seres sin destino,

en quienes hasta la esperanza perdía su rima,

y el fuego envolvía nuestras cadencias.

Peregrinando por los siglos

éramos una apuesta

de amor resucitado.

Buscábamos el paraíso

por laberintos interminables;

abríamos las manos librando el miedo

y sólo respondió el silencio.

Juntos nos despertamos.

Nuestras vidas eran muerte;

el fuego, nuestro descanso.

 

 

 

Y POR UN INSTANTE EL DESEO DE VIVIR.

 

Para Oscar Pérez,

                                                        In Memoriam

 

En un viejo campo de minas,

el recuerdo de ti como una herida.

Por  un vacío interior tu madre observa

con ojos de corazón la pena que llevas dentro.

 

Durante un instante, el deseo de vivir

Vuelve de nuevo, vuelve de nuevo.

 

Prosigue lenta la tregua de los trenes;

en las aldeas fronterizas tardan a pasar.

 

Y por un instante el deseo de vivir

Vuelve de nuevo, vuelve de nuevo.

 

El tiempo es una lágrima sin ti;

la tierra hiere aún más tus heridas.

Embriagaba tus sentidos la esperanza

al sonar tu profunda voz inquebrantable,

azul como tus ojos, bella como las lumbres.

 

 

 

Foto José Amador Martín

 

 

POEMA PARA NICANOR PARRA

                                                         porque vive…

<<CREO EN UN + ALLÁ
DONDE SE CUMPLEN TODOS LOS IDEALES
AMISTAD
IGUALDAD
FRATERNIDAD
EXCEPCIÓN HECHA DE LA LIBERTAD
ÉSA NO SE CONSIGUE EN NINGUNA PARTE
SOMOS ESCLAVOS X NATURALEZA>>.

Nicanor Parra

 

También creo en un más allá,

sin esclavitud, en un cielo que existe

más allá del viento y del azul.

Si digo amistad pienso en las aves,

si digo igualdad, pienso en la muerte.

Si alguien viola el privilegio de existir

tengo un nudo en la garganta.

Si digo hermandad me asaltan las dudas,

y me pregunto el porqué de las guerrillas urbanas,              

de la esclavitud, de la lucha armada.

Si pienso en un hermano, veo a Dios en su cara…

Si pienso en la libertad me siento libre de amar.

No importe el color, no importe la raza.

Me siento hija del universo,

porque el amor me hace falta.

 

 

MARCHA POR LA VIDA EN BERLÍN

27 de enero de 2015.

 

He muerto, estaba con otros; he muerto, solo era un niño. 
Pasé por el camino y ahora estoy en el viento.
En Auschwitz era mucha la nieve, el humo era muy lento, 
un día de invierno, y ahora vivo en el viento. 
En Auschwitz fue mucha la gente, y un solo gran silencio: 
no puedo ya despertar, y ahora duermo en el viento. 
¿Por qué un hombre decide matar a su hermano?
Ahora somos millones, somos polvo en el viento.
Hoy truenan las bombas, y no contentos con la sangre
la bestia humana escribe jirones de vida en el viento.
Yo pido que el hombre aprenda a no matar, no matar…

Algún día seremos uno en el rostro del viento.

 

 

 

APOLO

 

Soy la repentina aparición del canto  

 y en mis distancias están el logos y la lira,

 un dato simbolista, la otra fe posible.

En mí habita el duende de la vida,

el significado acechante, el vaticinio.

Apolo, me decía, en canto necesario,

soy la levedad en la imaginación de los dioses,

parcial y manido, confiable, descubierto y maduro,

para que entiendas por profecías menores.

 Soy el llamado andrógino de la melancolía,

 el pulido elemento que se quema en el aire

y le deja al asombro, en memoria, su  ya largo prestigio.

Veloz, vivo en la insurgencia de mis cosas

 que me lleva a presenciar tu rostro firme.

Con una corona de laurel, la palabra

deja a la duda, que me ampare y me acompase.

Porque es sólo un canto,

toda la vida un canto solo,

y mientras vivo me acosa el llanto.

                                                       

 

Foto: José Amador Martín

 

 

TRES HAIKUS PARA LA SAKURA

 

Luna de primavera:

es todo lo que queda

de esas flores de cerezos!

 

Es noche ahora.

Entre las flores,

brotan rojas amapolas.

 

Escribiendo un haiku,

el césped se colorea

de un aliento de poesía.

 

SOLILOQUIO

Comentario sobre el poemario de Stefanía Di Leo

Alessandro Quasimodo

 

 

 

 

Soliloquio y mensaje al mismo tiempo. La tierra escucha, mira y recuerda  la ternura en medio de tantas espinas. Existe el nudo de la tensión dramática que habita esta escritura. Precisamente en este libro comienzan las preguntas sobre la verdad en la búsqueda de la justicia. La voz interna del texto dice lo que el sujeto histórico no sabía y no podía manifestar en la vertiginosa evolución de los acontecimientos. Es, al mismo tiempo, el ajuste de cuentas y la reflexión sobre lo que sucedió a la derecha o no a la derecha lo que continuamente regresa, empujando los límites, las razones, los canales donde confundir el asombro frente al peso de la ausencia. Ocultando el olvido, aborda directamente el tema de la justicia y la desobediencia a las leyes injustas, el poema antes mencionado cuyo tema es Antígona, el título provocativo de la colección poética, recoge letras dedicadas a diferentes desobedientes que se han distinguido a lo largo de la historia de la humanidad. Los amantes de Pompeya, las momias encontradas en la ciudad de Pompeya, que según los arqueólogos desobedecen la visión tradicional de la familia, los versos dedicados al joven héroe venezolano Oscar Pérez que se rebeló contra las leyes injusto de la dictadura de Nicolás Maduro y fue asesinado injustamente acusado de ser un terrorista. Aún así, el leitmotiv de la justicia toca a los protagonistas mitológicos, Orfeo pierde su Eurídice por desobedecer la ley divina, y Nicanor Parra, el poeta rebelde por excelencia que desobedece las normas estilísticas expresivas anteriores, y que encuentra su identidad en otras leyes métricas.

 

                                                             Alessandro Quasimodo

 

 

 

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