POEMAS DEDICADOS A LEÓN FELIPE Y A JUAN RUIZ PEÑA: ENRIQUE GRACIA TRINIDAD, MARCELO GATICA, JOSÉ ANTONIO VALLE ALONSO Y MARGARITA ARROYO. PINTURAS DE MIGUEL ELÍAS

 

1 Plaza Mayor de SalamancaPlaza Mayor de Salamanca

Crear en Salamanca se complace en publicar los poemas inéditos de cuatro poetas de calidad reconocida, de España y Chile. Dichos poemas fueron solicitados por el poeta Alfredo Pérez Alencart, coordinador del XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, a celebrarse del 6 al 9 de octubre en Salamanca, bajo el amparo de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.

2 El poeta Enrique Gracia Trinidad El poeta Enrique Gracia Trinidad

 

 

Enrique Gracia Trinidad (Madrid, 1950), reciente Accésit del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, fallado en Salamanca el pasado 31 de enero. Es poeta, divulgador cultural y actor. Sus libros de poesía son -1972 a 2013-: Encuentros, Canto del último profeta, Crónicas del laberinto; A quemarropa; Restos de almanaque; Tiempo de Apocalipsis; Historias para tiempos raros; La pintura de Xu-Zonghui (bilingüe chino-español); Siempre tiempo; Contrafábula. Poesía reunida 1972-2004; Todo es papel; Sin noticias de Gato de Ursaria; La poética del vértigo (Antología, estudio y selección de Enrique Vitoria); Pentimento (2009); Hazversidades poéticas (miniantología); Butaca de entresuelo (2011), Mentidero de Madrid, Ver para vivir, y Juego de Damas (2015). Además ha publicado libros de prosa, artículos y dibujos. Le han concedido, entre otros, los siguientes premios: Vicente Gerbasi, por el conjunto de su obra (Venezuela), Accésit de Adonais, Premio Feria del Libro de Madrid, Accésit Rafael Morales, Premio Blas de Otero, Premio Bahía, Premio Juan Alcaide, Accésit Ciudad de Torrevieja, Premio Emilio Alarcos, Premio Juan Van-Halen. Parte de su obra se ha traducido a varios idiomas y figura en antologías y publicaciones de catorce países.

 

 

 

«ME HAN DORMIDO CON TODOS LOS CUENTOS»

(En memoria de León Felipe y de mi padre)

Las hadas buenas de los cuentos viejos
son de una ONG y llevan vaqueros.

Blancanieves montó su propia empresa,
tiene siete enanitos repartiendo comida a domicilio.

Alicia y el conejo, dejaron de correr,
pusieron un casino y se forraron.

Todas las brujas malas consiguieron sanar de sus caídas,
hoy son bibliotecarias, cuidan gatos,
y hacen páginas web para Internet.

Cenicienta se divorció del príncipe
y trabaja por horas en una empresa de limpieza.

Caperucita empuja carros llenos
de tazones con sopa y arroz blanco
por los pasillos de una clínica.

Desde que ellas salieron de sus cuentos:
a las varitas mágicas las come la carcoma,
los príncipes azules están verdes, tienen reuma y cataratas;
donde dice «bebedme» no hay más que Coca-cola,
nadie fabrica ya zapatos de cristal
y en el bosque del lobo
hay urbanizaciones y piscinas…

Lo decían mi padre y León Felipe:
«no hay que fiarse de los cuentos»

 

 

3 Gracia Trinidad junto a un Quijote de Elías (foto de Sinhá da Costa)Gracia Trinidad junto a un Quijote de Elías (foto de Sinhá da Costa)

 

 

 

PRESENCIA DE MAMBRUNO

En recuerdo de Juan Ruiz Peña, “Mambruno”

 

 

Mambruno sabe que la vida es breve,
sabe de soledad, sabe de escarcha,
de la tarde y la noche que son lluvia,
del latido del pájaro en el viento.

Mambruno sabe que es feliz el álamo,
y la hierba y abril y el lento chopo.
Sabe que hay puentes donde alzar la vida,
donde todo es fugaz y el agua es sombra.

Mambruno sabe de la risa triste
que crece en el suburbio del otoño
—zapatos solitarios, viejas sillas—
con su espalda de amor que es esperanza.

Mambruno sabe del rumor del bosque,
del perfume de escombro y de resina,
de la cal de los muros y la voz
que un padre logra convertir en ala.

Mambruno sabe del dolor del tiempo,
sabe de nieves y tejados rojos,
de puertas amarillas en septiembre
donde refugia el alma su silencio.

Mambruno sabe de la tierra toda,
sabe de Andalucía y Salamanca,
de Burgos, de Algeciras, de Madrid,
de Sevilla y Jerez de la Frontera.

Mambruno sabe sobre todo y vive,
más allá del recuerdo y la nostalgia,
más allá de la luz libre y sonora,
más allá de las nubes y su júbilo
más allá de la brisa del almendro,
más allá de aquel mar y las colinas
donde habitó su voz que nos habita.

 

4 Marcelo GaticaMarcelo Gatica

Marcelo Gatica (Cauquenes, 1976). Estudió la Licenciatura y pedagogía en Castellano en la Universidad de Ciencias de la Educación UMCE, de Santiago de Chile (1997-2001), donde también fue profesor ayudante (2000-2003. Director del Grupo de Teatro Infantil de GBU-Chile (2000-2006). Está culminando su tesis en literatura hispanomaericana (Usal). Ha publicado los poemarios ‘Crucial’ (con Pablo Gutiérrez, Santiago, 2014), ‘Portafolio. Poemas a Pie de Página’ (Con Camilo Cantillana, Santiago, 2014). En su país también publicó el poemario colectivo Taller Literario (2001), el libro de poesía a tres manos A-Trio Poético (2003) y poemas varios en Calíope, revista de poesía (2000-2003), obteniendo el Premio de Poesía de la UMCE (2003). En España y Portugal ha publicado en las antologías ‘Poesía para un existir’ (2010), ‘La hora sagrada’ (2010), ‘El paisaje prometido’ (2010), ‘Arca de los afectos’ (2013), ‘O Divino’ (Portugal, 2011) y ‘Poemas identificados’ (2013). Ha recibido el Accésit del Premio Internacional de Poesía «Luis López Anglada» (Burgohondo, Ávila, 2008) y el primer accésit del Premio González-Warris de Poesía (Barcelona, 2012).

 

 

 

TEMBLORES ÓPTICOS

Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana…

León Felipe

(A- ω)

De vez en cuando
toda palabra debería desintegrarse
y tornar tras el sonido.

Quedarse allí,
en blanco, descansando en paz
sin tiempo
ni espacio ni tacto.

Y sólo emerger
en el minuto exacto de un balbuceo de niño.
Es decir, aquel tiempo cuando apuntábamos las cosas con los dedos.
(Ω- α)

Hay que despertar del anzuelo
engarzado en la profundidad
del Ojo.

Aquella distancia abismal
que no nos deja tocar el techo del mar.

Y luego
sólo nos queda
romper el filtro de nuestras escamas.

 
5

 

SINFONÍA BLANCA BAJO LA PIEL

Todo se desvanece ante la tenue
blancura del crepúsculo
Juan Ruiz Peña

 

 

 

Primavera:
Un ruido numinoso
tiembla bajo la
piel de los pájaros
que se alzan en caída libre
al cielo.

Verano:
Un sol de agua
en el centro gravitatorio del
fruto rompe la tierra,
cayendo en la manos,
en las palabras de un desierto florido

Otoño:
Un temblor en el atardecer
cruza el eco de las calles
que se desplazan en la memoria
del viento
cual veleta pretende capturar todas
las hojas emigrantes del viento.

Invierno:
Un ruido blanco
bajo la piel de los pájaros
canta a un sol de agua
que cae en la memoria,
y al costado da a luz un poema
al sur del fuego.

 

6 José Antonio Valle AlonsoJosé Antonio Valle Alonso

 

José Antonio Valle Alonso (Villamor de los Escuderos, Zamora, 1950). Ha publicado los siguientes poemarios: Luz y tinieblas (1976); Marchito rosal (1979);La soledad (1987); Hacia la luz desnuda (1994); Primavera íntima (1997); Bajo el puente de Cronos (1999); La espiral del sueño (2006), El color de la fiebre(2011); Temblor de sombras (2011) y Volcán de los deseos (2011), entre otros. Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía Jorge Manrique, el Premio Nacional de Poesía del Ateneo de Valladolid o el XXVIII Premio Internacional de Poesía “Justas Poéticas Castellanas”. Forma parte de la coordinación de “Los Viernes del Sarmiento”, reconocidos encuentros poéticos vallisoletanos patrocinados por la Obra Cultural del BBVA.

 

 

SOBRE LAS COSAS SENCILLAS
A León Felipe, in Memoriam

 

 

De mi amor, que sin cesar,
el agua, aquel ritornelo,
en llanto baja hasta el mar
y en sueños sube hasta el cielo.
León Felipe

I

Sobre las cosas sencillas pongamos amor, pongamos
un día de primavera florecido de mil pájaros,
nidos en las ramas hondas al resguardo de milanos,
al abrigo de las lluvias, a las tormentas de mayo.

Que las manos de rapiños no hurten tantos cuidados,
que un día se abran los ojos que al cielo se alcen mirando,
que extienda el vuelo la vida encendida de veranos.
Que tú salgas y yo salga a pasear por el campo,

y cuando caiga la noche los dos miremos los astros
y encontremos nuestros ojos, yo desde abajo muy bajo,
“como aquella nube blanca” tú desde arriba muy alto,

y nos veamos muy solos, de versos limpios hablando,
enredando en la memoria de aquellos días lejanos
estas horas de las hoces que van segando los bálagos,

que van haciendo gavillas para cosechar el grano
llenando el aire de sueños, de lirios el camposanto,
y sigues pasando hojas de tu eterno calendario.
II

Ahí sobre las alturas del verso azul, bien templado,
para volver a la endecha tristísima de tu “canto”.
Y a lo mejor, ¿quién lo sabe?, estás de nuevo llorando,
porque siento que me sube del mar el acantilado.

León Felipe, tan lejos, tan lejos y tan cercano
que me llegas por las lindes de la razón desterrado
y Tábara guarda el eco, el último de tus labios.
“Del agua que sin cesar” el corazón va calando,

“mi amor tiene el ritornelo” del arroyo de tus pasos
“en lluvia baja hasta el mar”, el verso se va creando,
“y en nubes sube hasta el cielo” colmados de amor los cántaros.

Tu sangre y mi sangre corren el mismo cauce entre páramos
donde la melancolía tiene nombres zamoranos.
“Ayer estaba mi amor” soñando la luz, soñando,

“como aquella nube blanca” que se soñó en lo más alto
y despertó a la deriva igual que un “canto rodado”.
Hoy de Villamor y Tábara los versos van hermanados.

La Vega, 8 de junio de 2015.

 

6

 

ESTA NOCHE
A Juan Ruiz Peña, in Memoriam
(en el centenario de su nacimiento)

Solo como nunca
esta noche
y cuidado que siempre estuve solo
Juan Ruiz Peña

I

La soledad, el puente hasta la nada,
la antesala del miedo para siempre,
el camino que va a ninguna parte
desde una ilusión rota, una locura

arrancando de cuajo la alegría
en un sueño vacío, un aguacero
de oscuridad, y una quimera al fondo
de una sonrisa apenas, y la noche.

Y una puerta entreabierta, horizontal,
y una calle cualquiera, y una estrofa
donde pone tu nombre y una fecha

sangrando la verdad que nunca muere.
¡Este “viento del Sur”, éste es mi viento!
“Y cuidado que siempre estuve solo”.
II

Hay tanta soledad acumulada,
hay tanto corazón la hora a cero,
tantos versos en flor los que has escrito,
que tienes para ti un lecho de flores

tendido en el jardín del mediodía,
donde los vates, porque son los vates
el eco de tu voz, su canción nueva
en ese valle azul de la memoria

donde yo te requiero con mi lira
noctámbulo de amor donde mi acento
templa el ”viento del Sur” en brisa suave.

Me llama el corazón, “noche de nieve”,
cendal de madrugada en la meseta,
“canción entre los chopos” encendida.

III

Hoy he vuelto a soñar que despertaba
y la sangre brotaba por la boca,
y era la fuente el manantial del pecho
que anegaba lo bueno de mi vida.

Hoy he vuelto a soñar que estaba solo,
que vagaba en las sombras de la muerte
y una tormenta se enrabió conmigo,
y un rayo atravesó mi sepultura,

un castigo tal vez por ser poeta.
Y desperté llorando el abandono
desde una soledad inalcanzable.

Porque hay más soledad, hay más condena
que aquella que se lleva en el espejo.
Esta que va contigo y te sonríe.

Y sigues el dolor hasta el abrazo
donde se funde el sueño con la vida
y “algo sientes latir oscuramente”.

8 Margarita ArroyoMargarita Arroyo

 

 

Margarita Arroyo (Madrid, 1947). Doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro de la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía, Juglar de Fontiveros de San Juan de la Cruz, y colabora en revistas como Tránsito, Nueva etapa, Río Arga, El Cobaya, Dintel y Poesía Hispánica. Ha sido distinguida con varios premios, entre ellos: Francisco de Quevedo (1984), Esquió (1985), Ibn Jafaya (1987), Hucha de Plata (1988), Medalla del Ateneo (1993), Clarín (1992), Quijote (1997) o Searus (2010). Su obra poética está compuesta por los libros Reducida a palabra (1983), El yelmo y sus adornos (1984), Sin mirar a los lados (1988) y Trilogía de la palabra, el jelmoj la mirada (1997). Está incluida en diferentes antologías, como Las Diosas Blancas, Litoral Femenino, Mujeres de Carne y Verso o Antología General de Poetas Españolas.

 

 

MIS MAESTROS

A un maestro fundamental:
León Felipe

Primero la palabra venturosa
de Dios: la soledad que entreveía
que me enseñó a intuir lo que quería,
a huir del mal y sorprender la rosa.

Algunos hombres con sus prodigiosas
maneras de sentir su cada día.
Y el placer de salvarme en la alegría.
Y el hecho de vivir en tantas cosas.

También el verbo y la palabra escrita
y aún el dolor del puñal amenazante
que te obliga a temer y a hacerle frente.

Y el temblor de una lágrima. Y la cita
precursora del verso y del instante
que se recuerda luego eternamente.

 

9

 

CUANDO MARZO LLEGÓ

En homenaje a un poema
de Juan Ruiz Peña

Y marzo llegó
como un embalse. Como un mayo robado y generoso que ondeaba y acercó los nombres que fueron una vez de otro cobijo. Se acercaron los días con la incongruencia feliz de los bienaventurados dejando un tinte frutal y soñoliento.

Cuando marzo llegó
se perdieron las lindes. Los monteros olvidaron la caza, cerraron los rastros con jazmines. Hicieron dormir en licores los disparos. Y ángeles antiguos llamaron a las puertas.

Desde que marzo llegó
los velos de las nupcias levantaron sin peso las cadenas. Los racimos oscuros golpearon su vino feliz sobre los párpados. Tendieron su corazón como una alfombra las calles. En las plazas bailaron los templetes de la música.

Fue entonces que los guerreros hicieron de sus lanzas sándalos graves; que a tejado luminoso jugaron las tormentas y que el aire nos entregó su germen imborrable.

Porque marzo llegó.

10

 

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