‘HUELLAS’, ANTOLOGÍA DE JORGE DE ARCO. COMENTARIO DE MANUEL CORTIJO RODRÍGUEZ

 

 

1 El poeta Jorge de Arco

El poeta Jorge de Arco

 

 

Crear en Salamanca publica con satisfacción este comentario sobre el último libro de Jorge de Arco (Madrid, 1969), Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma y licenciado en Filología Alemana por la Universidad Complutense. Es Profesor Universitario de Literatura Española e Hispanoamericana. Además, imparte talleres de Escritura Creativa centrados en el ámbito de la Literatura Infantil y Juvenil. A un lado su labor como poeta, es traductor. Ha vertido al castellano poesía inglesa, alemana, italiana y estadounidense. Ejerce la crítica literaria en muy distintos medios y pertenece a la Asociación Española de Críticos Literarios (AECL)-  Ha publicado hasta la fecha ocho poemarios: Las imágenes invertidas (1996), Lenguaje de la culpa (1998) -Premio “Ciudad de Alcalá”-; De fiebres y desiertos (2000) -Premio “Comunidad de Madrid de Arte Joven”-; La constancia del agua (2007), La casa que habitaste (2009) -Premio “San Juan de la Cruz”; Las horas sumergidas (2013) -Premio “José Zorrilla”-; La lluvia está diciendo para siempre (2016) -Premio “Rafael Morales”- y El sur de tu frontera. En 2010, se editó su primer poemario infantil, ‘Con el balón en juego’. En octubre de 2014, se editó su primera antología -en versión bilingüe castellano /inglés- El árbol de tu nombre / The tree of your name (1998 -2013). Y ese mismo año, vio la luz, Llama de amor viva. Antología de poesía mística y ascética, de cuya edición, selección y prólogo se hizo cargo. Desde hace más de una década, dirige la revista de poesía “Piedra del Molino”. Es Hijo Adoptivo Arcos de la Frontera y de Fontiveros -cuna de san Juan de la Cruz-. Es Académico Correspondiente de la Real Academia jerezana de San Dionisio.

 

Estuvo invitado al XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos, celebrado en Salamanca en octubre de 2017.

 

 

 

 

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LA OTRA CLARIDAD DE LO QUE QUEDA

Jorge de Arco

Huellas. Antología 1996-2017

(ARS POÉTICA, boutique de poesía. Colección  BEATUS ILLE, 2018)

 

 

 

            El poeta Jorge de Arco, Madrid, 1969, en selección propia de autor, ha escogido con atinadísimo criterio para estas Huellas, purísimos chispazos de la luz restallante que ha ido quedando atrás en los ocho poemarios que, desde Las imágenes invertidas (1996), su arranque poético, hasta El sur de tu frontera (2017), constituyen la totalidad de su obra poética publicada hasta el presente. En todo ese periodo abarcante, que supera los veinte años, dicha obra ha sido  merecedora de innumerables reconocimientos, entre los cuales se dan cita los premios «Ciudad de Alcalá», «Comunidad de Madrid de Arte Joven», «San Juan de la Cruz», «José Zorrilla» y «Rafael Morales».  

 

     En Huellas, quedan muy a las claras los itinerarios poéticos interiores, profundos, por donde el poeta ha caminado, ha ido encendiendo su mirada y su voz hacia lo íntimo del yo, con resultados altamente iluminadores. Sobre tal intensidad del existir y ser en lo poético, se asientan estos treinta y siete poemas, precedidos de un poema proemial sin título, de que consta esta recopilación.

 

    Atento y entregado a ese ejercicio de regresión del «creador a sus orígenes», punto de fuga y parada donde vuelve a encontrarse «con el que fue y con lo que (otro, el mismo) concibiera», como señala Carlos Murciano en su formidable prólogo, nuestro poeta dispone su equipaje, penetra en el alma auroral de las palabras para «Retomar lo vivido sin dejarse atrapar/ por el sosiego terco y liviano del tiempo…».  En palabras del propio autor en la introducción a esta antología, se argumenta que: «Vivir es ver volver y, dos décadas después de haber iniciado mi andadura lírica, he vuelto hasta aquellos primeros versos que almendraban un futuro incierto».

 

    A partir de esta declaración de intenciones, el poeta que conoce su oficio y su necesidad de desplazamiento, persiste en él con un más que notorio poder ascensional, sube de la emoción a las palabras, sabe que mientras haya palabras que nos pongan «a salvo del silencio», una emoción que tire del alma hacia el poema, alumbrará «el coraje de amarnos», como una realidad consoladora de los altos deseos de saberse y de ser «un pedazo de tierra por morder,/ una sed misteriosa de azoteas,/ la imposible codicia/ de un  futuro perfecto».

 

 

 

 

3 Fotografía de José Amador Martín

Fotografía de José Amador Martín

 

 

 

    En esa actitud lírica, va desplegando Jorge de Arco su gozosa misión, partiendo de una luz aún increada hacia otra «luz de vigilia en el azogue/ que refleja la huida y los cendales/ húmedos de los mares, donde hunden/ los amantes, trapecios, lastres, bocas». Así el amor, protagonista temático en muchos de los tramos de este libro, encuentra aquí su espacio presencial, se hace a lo suyo, fervor rabioso, huida en obediencia «calle abajo,/ camino de otra claridad sonora».     

 

     Sin salirse ni un tanto de la senda reconocible, bien trazada, «a resguardo del sueño», pocos ámbitos o desembocaduras llaman con más fuerza que el olor de una casa (perdida o encontrada), un espacio real o figurado al que arrancarle «la amante ceremonia del gozo en nuestros labios»; plenitudes abiertas, emotivas escenas del adelantado ocupante que ya es testigo de la sombra de un tiempo que cruza inapelable los umbrales de una estancia alegórica,  ya sin nadie:

 

                                                      Tú cerrarás la puerta. Dentro, el humo

                                                      del tiempo que ya fue, se va posando

                                                      sobre los viejos muebles y los borra.

                                                      Una mano de nadie me conduce

                                                      por los cuartos vacíos y refrenda

                                                      la soledad. (pág. 70)

 

    Asistimos a un cambio de algunos de los escenarios más habituales del poeta, a otras simbologías propuestas en el libro Las horas sumergidas, donde reconocemos a de Arco en esa ruptura de las continuidades temáticas advertidas en anteriores entregas. Aquí aparece «el otro, el mismo» que dijimos más arriba, pero ahondando  en otras plenitudes, «quien tuvo resbalando entre los dedos/ como hormigas punzantes, las horas sumergidas», aquel quien «no puede ser el mismo que con pinceles otros/ pintó en el lienzo virgen las esquinas/ de otra noche vivida detrás de los espejos».

 

 

 

 

4 Fotografía de José Amador Martín

Fotografía de José Amador Martín

 

 

 

    También llegan las horas rigurosas de buscarse en lo que fue ya un tiempo y su muestrario de experiencias pasadas, reveladas, de «estíos azules e inviernos de sombra», otras sustanciaciones de un modo muy distinto, muy distante y primero de mirar:

 

                                                      Me he buscado, de nuevo, en la inocencia,

                                                      detrás del sacrificio,

                                                      en la cima feraz del desconsuelo,

                                                      bajo la piel brillante del ocaso. (pág. 91)   

 

    En El sur de tu frontera, reaparece de nuevo el tematismo amoroso, contemplado a la luz descriptiva,  aquella tan del sur que fuese suya, como se constata en el poema «Patio», alumbra lo salvado de otro rastreo postural del poeta al acecho de cuanto aún puede ser carnadura, cuerpo  de una vida:

 

                                                      En este patio

                                                      queda un rescoldo,

                                                      late una llama,

                                                      vive un incendio donde se refleja

                                                      el sur de nuestra vida. (pág. 99)

 

    En toda estas entrega antológica, esencialísima, está presente el compromiso honesto con las palabras de Jorge de Arco, propietario de una de las voces poéticas más auténticas y reconocidas de su generación, la fidelidad con que el poeta nos brinda la molienda feliz en granazón de esta siembra poética: la otra claridad de lo que queda.

 

Manuel Cortijo Rodríguez

 

5 Fotografía de José Amador Martín

 Fotografía de José Amador Martín

                                                                                         

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