Verónica Amat. España. XV Encuentro de Poetas Iberoamericanos

Foto: Jacqueline Alencart

Verónica Amat (Salamanca, 1944). Durante años formó parte de la sección literaria del Ateneo de Salamanca y de la Tertulia Literaria “Airén”, junto a Josefina Verde. Es directiva de la Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos “Alfonso Ortega Carmona” y colaboradora del Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca (CEIAS). Sus libros de poesía publicados son El poeta ante la cruz (1995), Azulay (2005) y Este destino (2007). Poemas suyos aparecen en las antologías Salamanca, azul y oro (Caja Duero, 2001), Ut pictura poesis. Pintores y poetas desde la Salamanca universal (Verbum, 2002), El mundo al otro lado. Ochenta fotografías para ochenta poetas del mundo (Explorafoto, 2004, fotografías de Eduardo Margareto), Os rumos do vento (Fundão, Portugal, 2005), Los poetas y Dios (Diputación de León, 2007), El paisaje prometido (2010, homenaje al pintor José Carralero), El color de la vida (2011, homenaje al pintor Cristóbal Gabarrón), Amado Amato (Castelo Branco, 2012, homenaje a los cinco siglos de Amato Lusitano).  Una antología con poemas suyos apareció en Sao Paulo, en 2011, traducidos por el notable poeta brasileño Álvaro Alves de Faria. También  hay poemas suyos en revistas literarias como El cielo de Salamanca o Papeles del martes.

 

 

A DON MIGUEL DE UNAMUNO

Andar, hacer camino,
pero dejando permanente huella,
aunque a veces el espinoso cardo nos hiera.

Sí, andar, y a cada paso
enjugar una lágrima
residuo de la pena,
o sentir el desprecio
que pasa en un instante.

¡Nos conforta la vida!
El hombre la transforma en aspereza.
Andar sin frenar la mente,
viajera hacia la cima de los sueños
por fingidos atajos o veredas.

Sí, andar, y mentalmente encontrarse en la belleza,
o quizás en el pasado de aquella primavera
que me extendió su alfombra
con damas de la tierra.
Descanso a la mirada
el alma se recrea
bajo el palio de luz de las estrellas.

Sí, andar, hacer camino,
pero dejando permanente huella.

CUANDO SE CALME EL ALIENTO

¡Cuando el aliento se calme!

Cuando se atreva el dolor
a jugar con la palabra,
haré decorar tu imagen
con ornamentos de flama.

¡Cuando el aliento se calme!

Cuando se bañe la pena
en el manantial del alma,
los ecos de tu voz quiero
vagando por mi nostalgia.

¡Cuando el aliento se calme!

Haré descolgar del viento
suspiros donde acunar
todo el ritmo de mi sangre,
en la playa de tu acento.

¡Cuando se calme el aliento!

NERUDA

Neruda
quiso mostrarme
la playa toda hecha
verso,
colmada
de yodo y sal
con brisa
de nido cierto,
clara como el cielo azul
de mi Castilla
en su reino.

Me adentro
en el mar amado:
a su abrigo
nunca es invierno.

RELOJ

Se ha parado
el reloj de mi alma.

Su tic-tac impasible
descansa
y un nocturno silente
me anuncia
–una noche tan larga–
que el reloj no es capaz
de abarcarla.

La razón del momento retorna,
su presencia serena
me anuncia
–una aurora tan clara–
que el reloj de mi alma
descansa.

EL POETA

El poeta lleva
sombrero de luna
y zapatos de viento;
es amante sin medida
de instantes libres
de credos.

Y en su cósmica
inocencia,
viste alondras
que se hacen llanto
para que así
lo encuentren.

MI CLAMOR HACIA TI

¿Hasta cuándo, Señor, he de buscarte,
por qué de mí te olvidas en olvido,
sabes de mi lamento por hallarte,
vivo sueño mortal y sin sentido?

Qué duro caminar, qué lento amarte
en esta vida mía que ha venido
a tu misericordia, que comparte
del alma la dulzura del nacido.

Confusa soy en mi afligido y fuerte
espíritu, cubierto del crecido
lamento, que rendido se comparte
en lecho de fina rosa caído.

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