Poemas de la mexicana Elvia Ardalani. XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Pinturas de Miguel Elías

 

Crear en Salamanca sigue la senda del pasado encuentro de Poetas Iberoamericanos, el XV, dedicado a Miguel de Unamuno. En esta ocasión el homenajeado es Fray Luis de León. De la antología titulada Decíamos Ayer, extraemos estos poemas antologados por Alfredo Pérez Alencart, poeta, profesor de la Usal y director del Encuentro. Así escribe esta destacable poeta:

 

Son los sueños, amor, intensos pájaros de fe,

trozos de pan que guarda la canasta

para mejores tiempos,

son los sueños, amor,

lúcidos diarios escritos en la noche

fecunda de los párpados,

duerme sobre ellos como sobre un tesoro

o sobre un hijo…

 

 

 Elvia Ardalani , por Miguel Elías

 

 

Elvia Ardalani (Heroica Matamoros, Tamaulipas, 1963), es profesora de Creación Literaria y Literatura en el Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Texas-Pan Americana (University of Texas-Pan American). Poeta, editora y traductora, actualmente dirige el proyecto editorial Libros Medio Siglo. En 2011 coeditó el volumen de ensayos Miguel Hernández desde América junto con Aitor Larrabide. Su obra poética publicada comprende los siguientes poemarios: Por recuerdos viejos, por esos recuerdos (1989), De cruz y media luna (1996), Y comerás del pan sentado junto al fuego (2001), De cruz y media luna/From Cross and Crescent Moon-Edición Bilingüe (2006), Miércoles de ceniza (2007), Cuadernos para un huérfano (2011), Callejón Kashaní (2012), La luz iluminada (selección y traducción de la poesía de Jalal-al Din Rumi) y El ser de los enseres (en prensa).

 

 

 

A FRAY LUIS DE  LEÓN

 

For in the end, freedom

 is a personal and lonely battle.

                                              Alice Walker

 

 

Porque la piedra se deshace

al ras de la palabra

tu voz humedecida

se filtra entre las grietas

de las celdas  del alma

y los siglos se enredan

al girar de la tierra

levantando murallas

germinando enormes

arboledas de acero

y tu voz sin embargo

sigue manando quieta

deposita semillas

que dan luz a otra forma

de vivir

de mirar

de ser libres sin esto

que nos da por llamar

libertad.

 

 

 

 

 

 

SOBRE EL AMOR

 

Un día se hace la luz sobre un olvido de agua,

se aprende a hablar de nuevo y el lenguaje

nos sabe a girasol sediento de milagros y urracas,

todo es viejo en la tierra y sin embargo

el cuerpo se convierte en misal, en predio abierto

a la verdad del otro,

todo llueve, se inunda, se agradece,

el perdón se suspende de la frente que rueda

maravillada sobre la piel del mar que se recorre.

Un día se hace la luz sobre la inercia

y creemos completamente en la parábola

del humo y de la arena

y nos brota el cuerpo de una costilla imaginaria,

abrimos los aljibes y bebemos

y nos llenamos el cuerpo de ese otro

que nos adornó de savia y de presagios

Un día se hace la luz sobre la tentación del vientre

y creemos en Dios y oramos con los labios

prendidos sobre el cuello que amamos

y somos una balsa que transporta

a los últimos creyentes del diluvio.

 

 

 

ARDER EL CUERPO

 

Arder el cuerpo.

Esta mañana al regresar a casa  una mujer

se prendió fuego.

Comenzó su ritual al rociarse la ropa

de un líquido amarillo

y en cuestión de segundos las leves amapolas

de su falda adquirieron

cierta vida de planta.

Sin previo aviso entonces,

encendió los fósforos y un fuego luminoso

la volvió carta negra, letra gruesa

gritando.

Nadie hizo nada, nadie.

Arder el cuerpo.

Dos o tres transeúntes le lanzaron sus sacos

y una niña de nueve le lanzó un cubo

de agua.

Todo fue tarde, todo.

En cuestión de segundos una mujer se baña

en cenizas y escombro.

Razones sobran para probar el fuego.

El infierno es mejor que otros infiernos.

De todo lo que fue por tantos años

esa mañana apenas queda reconocible

una amapola de su falda.

Y un niño que la llora cuando llega

y ya no la ve sentada afuera

del zaguán de su casa.

 

 

SANGRARÁS

 

Sangrarás

como en la cruz aquel que habló

del pan y del milagro.

Creyentes o no todos sangramos

la extraña moraleja de la carne

la palabra multiplicada en el vacío

la ceniza hecha cuerpo.

Todos sangramos, todos.

Todos llevamos en los dedos 

astillas incrustadas del último tablón.

¿Quién no ha contemplado

 sus propios pies descalzos y ha llorado?

Sangrarás

del mismo río de sangre de tu madre

y rezarás los versos aprendidos

en plena luz de infancia.

La cruz está clavada en el plexo

central de la palabra.

El milagro no es el mar partido en dos

ni la respuesta al rezo.

El milagro es el rezo apurado

por la arcilla hecha sangre   

por el polvo hecho sed.

                                                 

 

 

 

 

 

SOBRE EL PERDÓN

 

El perdón es la tercera mano de tu cuerpo,

el tercer ojo, la tercera rodilla,

la llaga que supura jazmines y postemas de luz,

el girasol que levanta la cabeza marchita,

es lava de agua fresca para curar los pies

de los cansados,

perdonar es desnudar el cuerpo

mostrarlo como es, doblarlo,

desincrustarle los falsos rubíes y entregarlo

limpio de rabia y fuego,

sudario tibio con venganza y mancha.

El perdón es la última palabra, el primer verbo,

la lágrima que cae sobre otro vientre

y lo llueve de áncoras y balsas,

de alguna forma misteriosa lo transforma

en cáliz de hijos y criaturas sanas,

el perdón es la mano invisible que nos ata

cuando los puños nuestros son antorchas

dispuestos a quemar,

es la rodilla que inca su hueso imaginario

ante el siempre caído ser humano,

los labios que recorren ese cuerpo,

lo lamentan, lo visten, lo renacen,

lo prueban, lo aceptan,

lo comulgan

y aman.

 

 

SERÍAMOS LA GREDA

 

Seríamos la greda bajo los restos apolillados del arca diluvial.

La escarola tatuada en el dorso de una roca de mar.

El esqueleto escariado de un proyecto de pez.

Seríamos el silencio.   

La hormiga inmóvil en sus hormiguero seco.

Las huellas      los rasguños   

las marcas del miedo en los maderos.

Seríamos el agua impregnada de formas no estrenadas.

El rostro del mundo aún sin la palabra.

La calamita apenas pisada por cantáridas cautas.

Seríamos la nostalgia de un dios en solitario.

La carne inspiradora de alguna jibia blanda.

Seríamos el polvo del parto de la tierra.

Seríamos la memoria.

La lluvia golpeando las vigas de la barca.

La posibilidad cercana de la muerte.

Y para nacer te fueron moldeando el cuerpo

con la arcilla del mundo recién hecho.

Y para nacer te abrieron el torso y me formaron.

Pero aún antes de todo el cataclismo éramos

en el instante mismo uno conjugado en dos cuerpos.

Diluvio.

 

 

 

 

 

EXILIOS

 

Yo sé muy bien que amar lo que es distinto a uno parte el  alma

yo sé muy bien que el verde es menos verde entre lo verde

y que la sangre desde esa lejanía es un dibujo triste y sin espinas

yo sé que amar a la extranjera cuesta caro,

que cala llevarla de la mano a cada rito,

que hay en el fondo un diálogo de sombras

y una pared estéril se interpone siempre amenazando

 

Yo sé muy bien que amar lo que es distinto a uno parte el alma

yo sé muy bien que el corazón partido en dos late dos muertes

y sé muy bien que somos prisioneros de nuestro propio mundo

que nuestros ojos sólo ven lo que les han mostrado

que nuestra boca sólo dice lo que nos enseñaron

que nuestro oído sólo escucha la voz con que le hablaron

que cuando dices mesgui yo digo iglesia y donde ves la luna veo una cruz

 

Yo sé muy bien que amar lo que es distinto a uno parte el alma

que amar, en general, es una racha de lluvia con azotes

que mucho antes que nosotros, ya otros infractores durmieron

apestados entre plazas y bancas despintadas

entre ciervos y lonas, entre piedras y cal

y sin embargo sé que ellos supieron que Dios habla con las manos

y que las manos saben aún más que la infancia y la memoria

 

Tú sólo me conoces en lengua musulmana, y desde esa atadura,

desde esa pertenencia, desde esa limpia lupa de luna y de bandera

fuiste capaz de oír mi lengua de extranjera, mi noche de cristiana

transgresora de lenguas, de nombres,

de ciegos y de ciegas que ven con lo que aman

y ya los ves, amor, que hemos pagado el precio de Dios con el exilio.

y desde ahí nos llueve su corazón, ajeno a todo dios y a todo rito.

 

 

 

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