Poema Cuarto

Isabel Bernardo

 

Este poema corresponde al poemario en el que actualmente estoy trabajando: “Otros Caballeros”: Hombres y mujeres que se ven obligados a enfrentarse al mundo real desde la sinrazón. Lejos de ser caballeros de la fe como don Quijote, ellos no saben realmente quiénes son o qué les pertenece. Por eso son “los otros”. Los enajenados, voluntaria o involuntariamente, que viven en sus círculos de demencia ante la incomprensión y el desafecto del resto de la sociedad.

 

Estabas inmóvil, como la no luz
de aquel cuarto oscuro
lleno de noche detenida.

Apenas imperceptible, un eco
se deslizaba, rebelde y diminuto,
por los rincones,
como el susurro de un hondo lamento
que no quería abandonarte
en el espacio blanco del silencio.

La nada se esferifica
como las chifladuras de los locos,
me decías,
mientras yo aún creía poder soñarte
fuera del mar rebelde de tus ojos,
siempre a la deriva,
a salvo de las crudas sombras de la oscuridad.

Sospechaba que podía perderte, que tu mirada
podía ponerse en fuga
hacia el infinito
sin que nadie pudiera detenerla.

No hay nada más cruel que el desamparo
en la enramada de una noche
de donde han desertado los pájaros.

Nada más esquivo que el rumor
lento de un llanto
arrastrándose hacia un cauce abisal

Nada como obligarse a vivir,
sin principio, sin fin,
en el círculo impreciso del delirio.

La nada se esferifica
como las chifladuras de los locos,
me decías,
y yo me mantenía en silencio,
siempre en silencio,
vigilando la nada,
como otra forma de morir.

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