CHARO ALONSO, SOBRE ALBA S. TORREMOCHA: DE SU TEMPRANO AMOR POR LA ARMONÍA A LA MADUREZ DE UNA ESPLÉNDIDA COMPOSITORA SALMANTINA

«Crear en Salamanca», se complace en presentar una nueva colaboración de Charo Alonso, dedicada a Alba S. Torremocha. Hoy  en los Cines Van Dyck se presenta la película » Los Futbolisimos 2″, en la que Alba es la compositora de su BSO.

Texto: Charo Alonso

Fotos: José Amador Martín

 

         Tiene la banda sonora de la vida de Alba S. Torremocha mucho de talento, trabajo y atrevimiento. Como una dama renacentista, de pálida blancura pelirroja con aires de Botticelli, se recorta Alba sentada frente a la orquesta, con la batuta de su genio dispuesta a dirigir la música de las esferas. Ahí está, entre el Nueva York donde trabaja, encadenando diversos proyectos, y esa España suya a la que vuelve para presentar la banda sonora de una película infantil y juvenil Los Futbolísimos 2, donde la joven compositora salmantina narra una trepidante historia para el verano de grandes y pequeños.

 

¿A qué suena Alba S. Torremocha? Precisamente a eso, a talento, trabajo… y valentía. La misma con la que la niña que tocaba el violín en el conservatorio de Salamanca, se enamoró de la armonía y pidió a sus maestros –a los que siempre recuerda en todas sus entrevistas- asistir a clases que nunca habían tenido una alumna tan joven. La misma osadía  con la que aborda sus múltiples compromisos como compositora, directora de orquesta, multiinstrumentista, partícipe de un grupo de pop y curiosa hacedora de todos los nuevos proyectos que le salgan al paso. Tiene Alba S. Torremocha el mismo ritmo novedoso y trepidante de ese Nueva York en el que se gradúo con honores en la universidad y donde vive esta compositora clásica que ahora se decanta por las bandas sonoras, por las experiencias inmersivas y la realidad virtual, decidida a explorar todos los caminos.

 

Entre lo sinfónico y lo experimental, parece moverse nuestra protagonista en un mundo propio, sin fronteras, más allá del pentagrama. Viene a Salamanca a ver a su familia, recala en Madrid, prepara el Festival de Cine de San Sebastián, y sobre todo, parece divertirse atendiendo a todos, rigurosa y al mismo tiempo, cercana y feliz. La suya es una alegría contagiosa que no sabe de cansancios. Ha aprendido a vivir entre Nueva York y Los Ángeles, regresa contenta a España y se entrega a esta historia juvenil que salió de libros infantiles y arrasó en taquilla en el 2018. Nada parece estar fuera de su alcance y abraza esta oportunidad de llegar, con la película dirigida por Miguel Ángel Lamata, a un público familiar. La música, junto al cine, en la gran pantalla, acentuando su carácter narrativo, acompañando al arte total al que se ha dedicado Alba S. Torremocha desde su llegada a Estados Unidos.

 

No solo España tiene que reconocer que sus músicos dedicados a las bandas sonoras son excepcionales, también la ciudad de Salamanca, no siempre entregada a la música clásica, debe glosar los nombres de Víctor Reyes y Alba S. Torremocha, compositores salmantinos que han alcanzado el éxito en Estados Unidos y que regresan felices al espacio de su familia, al lugar de su recreo. Llega Alba siempre entregada a quienes la buscamos, haciendo tiempo entre sus encuentros familiares y sus preestrenos. Llega dispuesta a recordar con gratitud y afecto los nombres de sus profesores, la experiencia vital de tocar en la Joven Orquesta de Salamanca, preparada para todo lo bueno y con ganas de encontrar un ratito para sentarse en el Patio Chico… ahí donde la catedral hace un recodo para dialogar con el cielo. Habitantes de un mundo sin fronteras, nuestros salmantinos regresan a palpitar al unísono de una ciudad que parece no saber que muchos de sus jóvenes músicos de la Joven Orquesta Sinfónica de Salamanca, recalan en prestigiosísimos conjuntos por todo el mundo, exitosos y entregados a un trabajo que no se conoce en la ciudad letrada.

 

Pero parece que Alba S. Torremocha alcanza ese reconocimiento que le entregamos en forma de premio, de entrevista, de encuentro. Un encuentro siempre generoso, sonriente, sabio. Nadie diría que estamos ante una compositora reconocida, quizás todavía la veamos como una muchacha que salió de Salamanca para estudiar en la prestigiosa Escuela de Música del País Vasco y de ahí, a un mundo duro y difícil en el Nueva York de todos los artistas. Apenas una chica de Salamanca como tantas que combinan sus estudios con el conservatorio y la entrega a esa Joven Orquesta a la que no podemos agradecer tanto talento. Una muchacha que ahora es la compositora de la que se dice que une las complejas texturas orquestales y la melodía hipnótica para crear una atmósfera tan inspiradora y evocadora como ella.

 

Porque ella es diferente, esa niña que estudió música desde los cinco años, que se interesó, para sorpresa de sus maestros, por la composición y la dirección orquestal. Esa joven que dejó Salamanca por estudiar Composición en la prestigiosa Musikene, y que se dedicó a las bandas sonoras cuando llegó a estudiar un master a Nueva York. Trabajo, talento, fuerza, constancia. Soledad sonora en esa América que se rinde a su trabajo. La NYU Symphony acaba de estrenar su obra Serendipia, y su proyecto Vox, ha sido estrenado en el Teatro Loewe. Su proyección internacional recorre Irlanda, Noruega y ahora, se centra en esta película para todos los públicos que se estrena en España y que juega con la aventura, la sorpresa y el humor. Una prueba más del talento multidisciplinar de una autora capaz de tocar todos los palos y enfrentarse con seriedad a todos los proyectos.

 

Y esa Salamanca de música de las esferas, de maestros de un tiempo pasado y una cierta dejadez a la hora de reconocer los méritos de sus músicos, el esfuerzo de sus orquestas, el privilegio del talento que de entre nosotros sale, tiene entre las manos de Alba S. Torremocha arraigo y proyección. Da igual que empuñe la batuta de directora, el arco de instrumentista de violín y viola, el lapicero o teclado con el que compone su música, ese gesto suyo es el mismo, el de entrega a la música, talento laborioso, y origen salmantino. Y nos admiramos, y dejamos de hablar de la joven compositora para felicitarnos por esta artista ya hecha que tenemos el privilegio de llamar nuestra: Alba S. Torremocha.

 

 

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