
Ha llegado febrero, con sus ánforas llenas de luz y primaveras. Cogitación de vida como gran esperanza, velando las estancias. Febrero fugitivo, luminoso y eterno, hondura de lo íntimo sobre los resplandores y los rosados pétalos que iluminan la niebla del último invierno que se resiste y muere. El silencio gravita, transcurren las imágenes por la entrañable estancia de fugaces anhelos, de presencias hermosas ...