POEMAS DE LA PERUANA ROSSELLA DI PAOLO

 

 

1 La poeta peruana Rossella Di Paolo

La poeta peruana Rossella Di Paolo

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar siete poemas de Rossella Di Paolo (Lima, 1960), quien realizó  estudios de Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado los libros de poesía: Prueba de galera (Antares, 1985 y Paracaídas, 2017); Continuidad de los cuadros (Antares, 1988 y Paracaídas, 2018); Piel alzada (Colmillo Blanco, 1993); Tablillas de San Lázaro (Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2001) y La silla en el mar (Peisa, 2016). Poemas suyos han sido recogidos en  diversas antologías de poesía peruana e hispanoamericana, como: 25 poetas peruanos. Un panorama de la poesía peruana. Edición bilingüe castellano-rumana. Bucarest: Embajada del Perú en Rumanía, 2018. Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea, editado por Gustavo Guerrero. Valencia: Instituto Cervantes y Pre-Textos, 2010. La poesía del siglo XX en Perú. Selección y prólogo de José Miguel Oviedo. Madrid: Visor, 2008.

 

 

 

2

 

 

 

      BALNEARIO DE INVIERNO

 

 

Mar en desuso

abandonado en la playa

entre restos de barcas y pelícanos.

 

El malecón se pasea, antiguo,

del brazo con el viento

detrás de una lluvia de memoria desgarbada.

 

Hay un muelle desdentado

tumbado bajo las gaviotas

y este aire endurecido

con un tufo amargado de salitre.

 

Fantasmas que recurren a las bodegas

a apostar ojeras

genuinas

del más puro sueño de oriente.

 

Mar: habría que repintarte

       y lustrar tu superficie.

       (qué dirían de ti

        tus futuros inquilinos)

      

 

                                                            De: Prueba de galera (1985)

3

 

 

EL SUEÑO

 

 

El sueño encendió un pájaro

y hubo que raspar carbón de nuestros dedos

y llorar lejos.

 

El sueño vaga pensativo acariciándose las alas,

abrasado.

 

Sólo nosotros sabemos de su ojo glacial y su ceniza alta

e intacta como un beso.

 

 

                                                                  De: Continuidad de los cuadros (1988)

 

 

 

4

 

 

 

 

 

PROFESORA DE LENGUA Y LITERATURA —EX

 

          Sepan que estoy viviendo, nubes,
          sepan que canto
          Javier Sologuren

 

Nunca más pararme frente a la pizarra —ecce femina—
con un cucharón
para meter en los platos vacíos de sus cabezas
el engrudo homérico, la berenjena eglógica
el acento esdrújulo y miserable, ni más
tizas de colores, salsas de tomate,
para abrirles las bocas
ojalá el entendimiento.
Ya no la tarjeta en la tostadora horaria
saltando con su tardanza al rojo vivo
ni exámenes para probar cuánto resisten
mis nalgas en el pupitre y cuántas tildes
puede gotear un cárdeno Faber Castell 031.
Se acabó la clase, la ilusión de mango,
todos al recreo, yo al recreo (pero sin vuelta)
al recreo de desclavarme de la pizarra
y saltar por la escalera al fin resucitada.
Último día, las rejas se levantan,
y en este valle ameno
nubes, sepan que canto
sepan que canto, bestias.

 

                                                      De: Piel alzada (1993)

 

 

5

 

 

 

 

 

SAL SI PUEDES II

 

Vivo en la casa de la poesía.

Subo despacio sus escaleras

y también, saltando, las bajo.

Me siento en la silla de la poesía,

duermo en su cama, como en su plato.

La poesía tiene ventanas

por donde se deja caer

mañanas y tardes,

y bien me cuelga una lágrima

bien sopla hasta tumbarla / Con esto

quiero decir que trae

curitas y heridas

en la misma canasta.

Yo quiero tanto a la poesía que a veces creo

que no la quiero / Ella me mira,

mueve la cabeza y sigue tejiendo

poesía.

Como siempre, me quedará grande.

Pero cómo decirle / cómo decirle

quiero salir / quiero freír

honestamente mis espárragos…

Ya la veo alcanzándome

con su botella de aceite

y su loca sartén.

Ya la veo,

con su atadito de espárragos

saliéndole de la manga.

Ah su frescura / su fulgor desordenado

y el demorado compás con que me cerca.

Y yo me rindo / me rindo siempre porque vivo

en la casa de la poesía / porque subo

las escaleras de la poesía

y porque también las bajo.

 

 

                                            De: Tablillas de San Lázaro (2001)

 

 

 

 

6

 

 

 

CUADRIVIO

 

 

¿oyes ese ruido?

son ellos

ellos que no dejan de llegar interminables

por los cuatro costados

ojo descolgado   babas   el pie en el aire

y el ruido feroz que salta de sus manos

y los envuelve como fuego

puertas cerradas   ventanas cerradas   nadie en la calle

son la cohorte de los apestados   los mendicantes

los que hacen sonar entre sus dedos

poemas de amor no atendido

tablillas de San Lázaro.

 

                                       De: Tablillas de San Lázaro (2001)

 

 

 

 

 

 

 

7 Cielo de Lima

 Cielo de Lima

 

LIMA

 

 

                                                                  A Herman Melville que la conoció de paso.

                                                                     A Paul Gauguin que la conoció de niño.

 

 

Van vienen Melville y

Gauguin perdidos entre jiro

nes de baba blan

ca ballena enrollándose y des

enrollándose inmensa

tela virgen horror vacui

arpones pinceles pa

los de ciego en la neblina

toda superficie es blanca

herir las superficies

todas las superficies blancas

como el miedo / como el vítreo volcado de los ojos

o los cruzados huesos

vade retro cielo de Lima

vendaje horrendo rondante invento

de gallinazos

añil púrpura cian sangre ocre turquesa

sangre bermellón verde siena violeta

azul cobalto amarillo turquí sangre magenta

 

 

                                                           De: La silla en el mar (2016)

 

 

 

 

8

 

 

 

 

HABLA EL PEQUOD

 

 

Oh las tantas maromas y dientes de cachalote

que me adornan en pie o grito de guerra

contra la bestia solo dientecitos de leche

y el castillo de proa, la popa,

el bauprés, el palo mayor

o las hinchadas velas

más valdría haber sido simplemente un ataúd

o no salir nunca del puerto

nunca talados los árboles que me hicieron

navegar

me importa un bledo

el aceite que mueve el mundo

vomito por la borda

por las vueltas

que da el mundo

ah si hubieran quedado

tantas manos en su sitio

desde el principio

al pairo, fijas

(como tu bello corazón:

bola de esparto

contra las vías de agua)

taponadas

cegadas manos 

desde siempre quietas

vería yo aún pasando

en los bosques de Arrowhead

sin nombre, sin historia

dichosas, minúsculas, livianas mariposas

sobre mí

y no estos buitres de vinagre,

pululantes, insaciables olas…

 

                                                   De: La silla en el mar (2016)

 

 

 

9

 

Feria Internacional del Libro Guadalajara 2005, en la que el Perú fue invitado de honor. De izquierda a derecha: (sentadas) Rossella Di Paolo, Carmen Ollé, Rocío Silva Santisteban. De pie: Giovanna Pollarolo, Mariela Dreyfus y Patricia Alba. Todas las poetas están flanqueando la fotografía de la gran Blanca Varela

 

Aún no hay ningún comentario.

Deja un comentario