DIEZ POEMAS DE LA CUBANA DÁMARIS CALDERÓN. PINTURAS DE CAROL NELSON

 

 

1 La poeta cubana Damaris Calderon

La poeta cubana Damaris Calderon

DAMARIS CALDERÓN CAMPOS (La Habana, Cuba, 1967). Poeta, narradora y ensayista. Licenciada en Letras por la Universidad de La Habana. Magíster por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), Santiago de Chile. Ha publicado más de catorce libros en varios países entre los que se cuentan Cuba, Chile y México. Entre ellos: Sílabas. Ecce Homo; El remoto país imposible; Duro de roer; Los amores del mal; Parloteo de Sombra y Las pulsaciones de la derrota. Ha participado en festivales de poesía internacionales en Holanda, Francia, Uruguay, Argentina, Perú, México, entre otros países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al holandés, al francés, al alemán, al noruego y al servo-croata.  En 1999 obtuvo el premio de poesía del diario El Mercurio, Santiago de Chile.  También ha obtenido dos oportunidades la beca de Creación del Fondo del libro y la lectura, en Santiago de Chile. En 2011 recibió la beca Simon Guggenheim en el género de poesía.

 

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CABALLO DE ATAR

 

El viento puede enloquecer a una mujer

a un hombre

caballo de atar rompe los cercos

salta la empalizada

doblega el cerebro más fuerte

como un campo de gavillas de trigo.

Ahora soy mi padre recostado junto a la ventana

que me pregunta con sus ojos muertos

“¿Estás aquí o en La Habana?”

Ahora soy mi padre

su navaja de afeitar

la herida que corre

el hilillo de sangre

y el tajo que quisiera más profundo.

¿Estoy aquí o en La  Habana?

Lo que antes fue literatura

es un río que me desborda

una tierra me segrega me expulsa

el dolor recorre mis piernas sus posesiones.

Soy mi padre.

La hija del difunto.

La extranjera.

La otra.

Ninguna.

 

 

3

 

 

MI CORAZÓN ES UNA TRAMPA PARA OSOS

 

Mi corazón es sordomudo

Mi corazón es una trampa para osos

De mi corazón la gente entra y sale

Como la sangre por una arteria

Mi corazón es borracho

( bebe el día y lo transforma en alcohol)

( bebe la noche y la transforma en destilado)

 Mi corazón es un incendio

Es el viento

Mi corazón es una ola

(se repliega y arrasa).

Es un pirómano

Es una  flecha

(se atraviesa a sí mismo).

Es un minutero

Una bomba

Un cuentamillas.

Es hereje

Es zurdo

Es una víscera

Amorosa.

Mi corazón es un niño

Al que le falta la respiración.

 

4

 

 

 

POR LA BORDA

 

Sol frontal

occipital

salteador de caminos

hablando el viento sur

y el ciclón tropical

(la voz de mi madre).

El pájaro que picotea el vidrio

y se refleja en la ventana

mitad sinsonte mitad tordo soy yo.

La mujer que avanza de espaldas.

He aprendido con las raíces

el lenguaje de lo que se hunde

y la muerte llega a mi casa

con la vivacidad del verano.

 

 

5f

 

 

ODISEA

 

Cómo volver allí cómo volver.

¿Conoces tú el país en que se vuelve?

Me quedo sola.

La calle oscura

todo el pueblo una sola calle oscura

que termina en las líneas de un tren (mental)

muerto hace años.

Las casas- tonadas

lo irrisorio

golpeando la madera

los techos de zinc

llamándome por mi nombre.

La vida siempre estuvo aquí:

Aquel patio  este patio (siempre aquel patio)

su olor a jazmín a descomposición.

La sangre corriendo.

El corazón del puerco

alcanzado en una dos tres

puñaladas.

El verano zumbando como mosca.

Una golondrina haciendo el verano

        (intentándolo)

Mi caligrafía corriendo.

Mis piernas corriendo.

El mar repartiendo peces epítetos

repitiendo   tejiendo

mi tela de araña:

Y Antino vino a la guerra,

cubierto de oro, como una doncella

y la muerte lo atrapó.

Yo comería hielo fuego piedras  rocas pedernales

tierra hambre de tierra boca de tierra

me hiciera regresar.

 

6

 

 

 

FIN DE AÑO

 

Las mujeres no tienen nada que darme.

Los hombres no tienen nada que darme.

Los niños no tienen nada que darme.

Mi madre no tiene nada que darme.

El sol la tierra el viento el agua

el desierto el mar el océano

no tienen nada que darme.

El verde no tiene nada que darme.

Los pájaros

( su canto)

no tiene nada que darme.

La vida no tiene qué darme.

La muerte no tiene qué darme.

Yo

no tengo nada que darme.

¿Para qué brindar entonces

deseándonos nuevos destinos?

 

 

7

 

 

BYE

 

Adiós a los trenes.

Se avisa que no volverán más los trenes

como no volverá más Teillier a la madera nativa

como no volverán más mis huesos rechinando

a la Calzada de Jesús del Monte.

Toda la tierra es jaula.

 

 

8

 

 

MIS 5 MALDITOS MINUTOS

 

                            Por mi arte pasé hambre

                            Pasé hambre por mis 5 malditos minutos.

                                         Bukowsky

 

Doblándome

(literalmente)

como el insecto que carga una hoja

el doble de su peso

despreciando a Simon y a Peggy Guggenheim

y a su colección de perros

y a su colección de cuadros

y a su museo de arte de mascotas

de la que yo misma entré a formar parte,

escribí.

             Y la palabra fue el hueso

arrancado a la noche

el cuerpo humeante el deseo

un oper kaut al estómago.

Y la muerte me alcanzará de todos modos.

 

 

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SIN PARACAIDAS

 

De abismo en abismo

desprendiéndome de todo lo minúsculo

desconocida como la palma de mi mano

en el cielo de Quito vi la gran fiebre

la gran res pastando

la gran res luminosa que nadie puede tocar

la manada el piñón de palabras saltando

las venas indígenas azules

      ruido

            ecuatorial

el centro del mundo

un órgano

una música feroz

un  plato de tripas calientes

la catedral del oro

el hambre del oro

la devoción del oro

la miseria del oro

la acuarela violenta de Quito

las calles que suben al cielo de Quito

el empedrado

que baja a la boca del infierno.

El cielo la página de Quito

el poema hecho de la saliva espesa de la noche

noche de fiebre y de objetos de apariencias de nombres

que cambian de sitio.

Antes estuve acá ahora allá cortada

por el espejo el reflejo ecuatorial

cargando en mulas mis antepasados

una recua de mulas

abuelo va cortando el aire con un cuchillo

el aire a cuentagotas se deja apenas respirar

subiendo a la tierra bajando al cielo

echando sangre de narices

estallando como un bumeran o como un boeing

volando sobre la sábana sobre la frazada de alpaca

empalada por dos indios amarrados los ojos

en el delirio de la fiebre del plátano.

La fiebre que envidian los que no llegan al centro del mundo

al centro del ombligo

al centro del hambre

al centro del hombre

a la mitad del miedo.

Las islas esparcidas como cuentas

como ojos arrancados relumbrando

platería joyas sombreros bisutería

el museo del hombre

costa de Guayaquil

hecha a los peces a los guacamayos

a la alegría de la camisa de fuerza del turista multicolor

       Cuenca

atravesada por los cuatros ríos

el dolor de los techos de tejas y el sonido de las goteras de la lluvia

el balido del ovillo de lana

el balido de la oveja antes de ser carneada

SE ASAN CABRITOS

SE ASAN CHANCHOS

SE ASAN CUYES FRESCOS AL HORNO

   AQUÍ

Las calles empinadas

Las catedrales las iglesias la devoción

La flema la flama el escupitajo la sangre de narices

Los angelitos negros

( a la virgen le cortaron las tetas).

Las palabras palpitando como animales temblorosos en cuatro patas

el crepúsculo rojo sangriento

      una víscera humeante

Las palabras atravesadas por la taquicardia

el cielonegroaplastante asfixiante de Quito

el vientre     la gran res

la medida de mi muerte y sus ojos novillos.

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OSCURO

 

            Todo debe ser demasiado.

            El dolor de la palabra dolor

            arrastrando el peso de sus coyunturas

            el dolor  inarticulado

            el dolor de las articulaciones  las vejaciones

            de las prisiones las cárceles de aire

            el dolor que embota  amputa  anestesia

            el dolor que debe doler

            las luces crueles de las linternas crueles

            como guiños de ojos

            crueles que no veremos más

            la aguja entrando en la carne

            el manotazo de la noche

            el zarpazo   el lanzazo de la noche

            los lanzas

            el alcohol de la noche

            el océano de la noche

            el destilado del sol los borrachitos

            el hueso el osobuco el costillar la costilla humana

            la borrachera la tarantela la vida sin herrar.

 

 

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PARA CERRAR LOS OJOS

 

Toda mi vida soñé con los caballos.

Ser un caballo.

Astas de viento.

Ancas de viento.

El vigor de los jóvenes potros.

 

Ahora que voy a morir

déjame ver los caballos otra vez.

 

Cuando la lengua se deshace

sin palabras ni tierra que pronunciar.

Cuando la espuma deja a mis pies

un cerco efímero

Y todo es borrado por las aguas

barrido por la niebla

déjame ver los caballos otra vez.

 

Una carrera.

Otra carrera.

Ninguna carrera.

Cuando el manzano es la memoria del manzano

            su cáscara.

Déjame ver los caballos otra vez.

Puro vigor.

Puro deseo animal.

El macho monta a la hembra.

Muerde el pelaje.

Dobla las patas.

La penetra.

Escucho el relincho.

Tiemblo más que la hierba húmeda.

Vencida.

Despojada del hábito de ser humanos

déjame ver los caballos otra vez.

 

 

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Un comentario
  • Efrain Riverón
    agosto 3, 2017

    !Qué manera de alzarme en espíritu la poesía de esta muchacha habanera y universal! Bienvenida a la humanidad del SER.

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