‘VIRUS’ Y OTROS POEMAS, DEL COLOMBIANO JORGE CADAVID

 

 

El poeta Jorge Cadavid (foto de José Amador Martín, 2017)

 

 

Crear en Salamanca se complace en difundir estos poemas de Jorge Cadavid (Pamplona, Colombia, 1962). Poeta y ensayista colombiano, es profesor de cátedra en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, donde da clases de literatura latinoamericana.  Tiene un Doctorado en Filosofía (Universidad de Sevilla), un Máster en Literatura (Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá) y estudios de Lingüística en la universidad de su ciudad natal. Sus libros de poesías son: La nada (2000), Un leve mandamiento (2002), Diario del entomólogo (2003), El vuelo inmóvil (2003), Ultrantología (2004), El derviche y otros poemas (2006), Herbarium (2011), Tratado de cielo para jóvenes poetas (2009), Música callada (2009), Heráclito inasible (2010), Los ojos deseados (2011), El bosque desnudo (2013), Pequeña historia de la fotografía (2015), Los cuadernos del inmunólogo Miroslav Holub (2016). Ha recibido el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus (2003), el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia (2008) y el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá (2015).

 

 

 

 

 

Estos poemas fueron publicados en 2016, en su libro ‘Los cuadernos del inmunólogo Miroslav Holub’. Jorge Cadavid estuvo invitado al XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, dedicado a Fray Luis de León y celebrado en Salamanca el año 2013.

 

 

 

VIRUS

 

La hazaña del almirante

al descubrir la ruta trasatlántica

no fue un logro individual

Allí también viajaban ocultos

en los cascos de las naves los virus

La gripa, la varicela, la poliomelitis

hicieron, sin recurrir a Ptolomeo,

su propia cartografía

¿Estrategia militar, comercio, historial natural?

De tal empresa, solo los virus

cronistas del futuro

sin brújulas ni sextantes

han sobrevivido.

 

 

 

MUERTE NEGRA, 1348

 

Sea el arte poética

el dulce stil novo

las ratas deambulando

espléndidas por Florencia

Pulgas navegan en góndola

por una Venecia desolada

parecen las últimas de los Medicis

Las moscas caminan al lado de los fantasmas

como una sola familia.

 

 

 

 

ANATOMÍA DEL MAL

 

La enfermedad y su reino

-el lado oscuro de la vida-

es una fuerza que empieza por sí misma

y luego arrasa las cosas que están cerca

No sabe el mal distinguir

la magnitud de lo que lleva

mide su fuerza con la fuerza que derriba

No es un antes ni un después

es una hora precisa en que las formas

exceden a sus límites

Esta nada se alimenta de sí misma

No intentes amaestrarla, conocer su apariencia

Afuera es como adentro:

la forma del mal siempre deja estigmas.

 

Jorge Cadavid leyendo en la Sala de la Palabra (Salamanca, 2013)

 

TANTÁLICO

 

No es posible pensar sin alegorías:

¿Quién se acuerda de que Rimbaud murió de cáncer;

Keats de tuberculosis en el infierno azul de Roma;

Rilke de leucemia entre equivalencias silenciosas?

La memoria no le da nombre a los abismos

Baudelaire, con sus ojos doblegados por la sífilis

solo vio infinito por todas las ventanas:

¿No huelen el paraíso en mi toga? –preguntaba-.

 

 

Enrique Viloria, Jorge Cadavid y A. P. Alencart, en Tejares (2017, foto de Patricia Valenzuela)

 

COMENTARIO DE JUAN FELIPE ROBLEDO

 

En los poemas que componen Los cuadernos del inmunólogo Miroslav Holub de Jorge Cadavid, nos sorprendemos con la potencia del pensamiento para desplegarse ante nosotros y hacer cosas con palabras, prodigios que solo existen en el momento en que la voz del poeta le da vida al lenguaje y aquilata aquello que, de otra manera, habría pasado desapercibido para el ojo y la percepción atónitas del lector.

En esta poesía, aquello que se nos muestra es, de manera simultánea, revelación y enigma, pensamiento analítico activo y silencio que habla de lo más fundamental que nos constituye, un cuerpo que –luego de la disolución de los órganos y los tejidos– dialogará con virus y bacterias en un concierto abismal y cercano a las matemáticas, materia en disolución y pura abstracción que se hacen una en los poemas de este libro. Y, sin embargo, advierte el poeta: “Como no se puede / hablar de la muerte / nos morimos. / Solo en la pérdida / las cosas revelan / su sentido”.

 

Juan Felipe Robledo (Foto de José Amador Martín)

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