SALAMANCA, POEMA DEL NORTEAMERICANO JOHN OLIVER SIMON, EN INGLÉS Y CASTELLANO

 

 

1 El poeta y traductor John Oliver Simon

El poeta y traductor John Oliver Simon

 

 

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar, por vez primera, tanto el poema de John Oliver Simon, como la traducción del mismo realizada en salamanca. Oliver Simon (Nueva York, 1942 – San Francisco, 2018), empezó a escribir poesía a los catorce años. Cursó estudios en la escuela progresista de Putney y en  la Universidad de Berkeley (California), donde llegó en 1964 para participar en los movimientos estudiantiles del momento. Su primer libro, Roads to Dawn Lake / Caminos al lago del amanecer, se publicó en 1968. Fue un reconocido traductor  de poetas latinoamericanos, como Gonzalo Rojas, Elsa Cross, Alberto Blanco, Jorge Fernández Granados, Eduardo Milán, Paulina Vinderman y Alicia Salinas, entre otros, del español al inglés. Dirigió  Poetry Inside Out (Poesía de adentro para afuera), un programa que enseñaba a los chicos a escribir su propia poesía a través de la traducción literaria. Uno de sus poemas queda grabado en bronce en la vereda del Paseo de la Poesía, en su pueblo de Berkeley. Entre los nueve libros de poesía de Simon están Caminante (elogiado por Gary Snyder y Juan Felipe Herrera), Roads to Dawn Lake (Oyez Press, 1968), Rattlesnake Grass (Prensa suelta colgante, 1978), Lord of the House of Dawn (Bombshelter Press, 1991), y las sílabas del abuelo (White Violet Press, 2015). Su poesía fue publicada en numerosas revistas literarias y reseñas, «de Abraxas a Zyzzyva«. También cofundó y editó la revista de poesía Aldebaran Review, que funcionó entre 1967 y 1978. En 1989, Simon Arts recibió una Beca de Artista Individual por parte del Consejo de las Artes de California. También recibió una beca NEA en Traducción por su trabajo con el gran poeta chileno Gonzalo Rojas (1917-2011). El 20 de enero de 2015, la ciudad de Berkeley reconoció las contribuciones de Simon a la comunidad educativa y literaria del Área de la Bahía con el «John Oliver Simon Day». El 14 de mayo de 2016, el Festival de Poesía de Berkeley le otorgó su Lifetime Achievement Award.

 

 

 

2 Eduardo Hernández enseñando los libros a los poetas

 Eduardo Hernández enseñando los libros a los poetas

 

 

 

El poema, dedicado al bibliotecario Eduardo Hernández, fue enviado por el autor a Alfredo Pérez Alencart, con expreso encargo de conseguir un traductor salmantino.  En esta ciudad que mucho apreciaba hizo este trabajo Laurent Wigley. Aquí les ofrecemos el original y la versión. Ambos textos aparecerán publicados en la antología POR OCHO CENTURIAS, que se editará con ocasión del VIII Centenario del a Universidad de Salamanca.

 

 

 

 

3 Poetas de los Encuentros iberoamericanos, en una de las visitas oficiales a la Biblioteca Histórica de la Usal. Fotografía de José Amador Martín

Poetas de los Encuentros iberoamericanos, en una de las visitas oficiales a la Biblioteca Histórica de la Usal. Fotografía de José Amador Martín

 

 

SALAMANCA

para Eduardo Hernández

Should this protruding tummy of mine reveal

another tumor within like Russian dolls

of mundane secretions and gastric flushing

then my sonnets will start to taste of chemo,

and where can I put the trapezoids of sky

I cut from leaning roofs of Salamanca

when the best team of translators in the world

toiled up the fated cobblestone street of Faith,

entering great doors under sandstone glances

of Nando e Isa who ethnic cleansed the Jews

and banished Muslims to the gritty Maghreb

same year the Taino discovered Columbus,

and climbing past a labyrinth of classrooms

reached the shrineroom of the Incunabulae

where leather volumes gleam with gold like molars

and ordinary folks are detained by glass.

Eduardo Hernández shows us vellum gospels

hand-crabbed by monks with frequent carpal tunnel

Copernicus as censored by Gachupín

multilingual edition Fray de León

whose Russian, Ekaterina informs us,

disgraces our profession. A library

of memory may fit on a fingernail,

Borges’ library fits cozy in my brain,

my Spanish is just about good enough to

keep up as Eduardo explains how printing

was the cyberspace of the Siglo XV,

whereupon with an iron key he unlocks

a seeming bookcase to another chamber

even more climate-controlled for fragile texts

within which is a coffer or treasure-chest

Eduardo opens with another black key

and draws forth, on its wooden scroll, a Torah,

a homegirl far from home, a little sister,

so many centuries in captivity,

which my shabby red-diaper self-taught Hebrew

sounds haltingly V’OMER MOSHE ADONAI

to let the goyim know that God and Moses

were having a conversation on the mountain

and on my return my cat scan comes out clean.

 

 

 

 

4 Fotografía de José Amador Martín

  Fotografía de José Amador Martín

 

 

 

 

SALAMANCA

 

                                               for Eduardo Hernández

 

Si mi prominente estómago revelase

otro tumor en su interior como muñecas rusas

de secreciones mundanas y flujos gástricos

entonces mis sonetos comenzarán a tomar el sabor de la quimio,

y dónde puedo colocar los trapecios de cielo

que corté de los tejados inclinados de Salamanca

cuando el mejor equipo de traductores en el mundo

seguían su arduo camino por la predestinada calle empedrada de la Fe,

 

entrando por grandes puertas bajo las miradas de arenisca

de Nando e Isa, quienes ejecutaron una limpieza étnica de Judíos

y desterraron a los Musulmanes al arenoso Maghreb

el mismo año que los Taínos descubrieron a Colón,

y subiendo junto a un laberinto de clases

llegamos a la sala del altar del Incunabulae

donde libros de cuero relucen con oro como molares

y la gente corriente se ve detenida por un cristal

 

Eduardo Hernández nos muestra evangelios en vitela

escritos a mano por monjes que suelen tener túnel carpiano

Copérnico censurado por Gachupín

edición multilingüe de Fray de León

cuyo ruso, Ekaterina nos dice,

avergüenza nuestra profesión. Una biblioteca

de recuerdos puede caber en una uña,

la biblioteca de Borges cabe cómodamente en mi cerebro.

 

Mi español es suficientemente bueno

para comprender mientras Eduardo explica cómo la imprenta

fue el ciberespacio del siglo XV,

tras lo cual con una llave de hierro abre

una aparente librería que lleva a otra cámara

de temperatura aún más controlada para textos frágiles

dentro de la cual hay un cofre

que Eduardo abre con otra llave negra

y muestra, en su pergamino de madera, una Torah,

una compañera lejos de casa, una hermana pequeña,

en cautividad durante tantos siglos,

que mi lamentable autodidacta hebreo

suena titubeante V’OMER MOSHE ADONAI

para que los goyim sepan que Dios y Moisés

estaban conversando en la montaña

y a mi vuelta la exploración del TAC dio resultado negativo.

 

 

Translation: Laurent Wigley

6 Otra visita de los poetas. Fotografía de José Amador Martín

Otra visita de los poetas. Fotografía de José Amador Martín

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