RESISTIR EN NOMBRE DE LA VIDA. PALABRAS DEL BRASILEÑO ALVES DE FARIA AL RECIBIR EL PREMIO DE POESÍA ‘GUILHERME DE ALMEIDA 2019’

 

 

 

1 Álvaro Alves de Faria en un momento de su discurso

Álvaro Alves de Faria en un momento de su discurso

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar el discurso que ofreció el notable poeta  Álvaro Alves de Faria en el Salón Noble del Ayuntamiento de São Paulo,  al recibir el Premio Poesía Guilherme de Almeida-2019, por el conjunto de su obra poética e su dedicación a la Poesía. A dicha ceremonia asistieron destacados nombres de la literatura y de las artes de São Paulo y de Brasil. Al término del mismo, y ante el impacto de sus palabra, el poeta añadió a los medios: “Hablé con rabia por todo lo que está sucediendo en este país donde todos vivimos acosados ante los desmanes, ante gobiernos corruptos, un panorama lastimoso que hace de Brasil un país despreciable para quien es honesto y vive de su trabajo”.

 

Alves de Faria es Huésped Distinguido de Salamanca y participa como invitado en todos los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca.

 

 

2 Entrega del Premio a Álvaro Alves de Faria

Entrega del Premio a Álvaro Alves de Faria

 

RESISTIR EN NOMBRE DE LA VIDA

 

 

Siento inmenso honor por estar aquí.

 

Y me honro por el motivo que me trajo hoy al Ayuntamiento de São Paulo, para recibir un premio que lleva el nombre de uno de los poetas más importantes que ha tenido este país.

 

Agradezco mucho a amigos, parientes, mi esposa Maria Antonia que está aquí, mis hijas Deise de Fátima y Amanda de Fátima. Agradezco mucho a muchas personas, mis amigos poetas que todavía sueñan, como yo, y persiguen ese sueño porque creen.

 

Conocí personalmente a Guilherme de Almeida, llevado a él por el poeta Paulo Bomfim, cuando yo era uu adolescente.

 

Años después vinieron los tiempos de oscuridad, donde caminé en una vida clandestina que me hirió mortalmente, más allá de los días sombríos de la verdadera barbarie de los subterráneos, donde el olor es insoportable y el dolor no termina.

 

La historia se hace así. Y toda historia siempre tiene dos lados, el lado de los vencedores y el lado de los vencidos.

 

Yo siempre estaré entre los vencidos.

 

Quiero recordar, en este momento, que al final del año pasado recibí el Premio ‘Poesía y Libertad Alceu Amoroso Lima-2018, en Río de Janeiro. Y ahora este que lleva el nombre de ese grande poeta que fue Guilherme de Almeida, llamo el Príncipe de los poetas brasileños.

 

Mi vida entera la dedique al libro, al periodismo, a la literatura en general y a la poesía en particular. Más de 50 libros publicados en Brasil – novelas, ensayos, libros de entrevistas literarias y especialmente libros de poesía, porque fundamentalmente soy poeta. Súmese a eso también el teatro.

 

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Además, otros 19 libros de poesía publicados en Portugal y 8 en España.

 

Quiero dedicar este premio a mis padres, Álvaro, que nació en Angola, en África, y Lucília, que nació en Anadia, Portugal, a 25 kilómetros de Coimbra.  

 

Saludo a todos los aquí presentes, a los amigos poetas, los que todavía creen. Y será necesario creer siempre. Por más que lastime, por más que la poesía nos cause heridas, por más que lloremos ese dolor que nunca cesa… es necesario creer. Y es necesario resistir siempre, siempre, siempre, siempre. Es necesario resistir siempre. En nombre de la libertad, en nombre del hombre, en nombre de los marginales, en nombre de los que no tienen nada, en nombre de los que viven en la calle.

 

Resistir siempre en nombre de la poesía.

En nombre de los que desaparecieron, de los compañeros que perdieron la voz y la palabra, en nombre de los que perdieron la vida. En nombre del hombre, de los niños, de las plantas, de los animales.

Resistir en nombre de la vida.

 

Siendo este premio dedicado a la poesía, que lleva el nombre del grande poeta que fue Guilherme de Almeida, termino con la lectura de un breve poema. Titulé a ese poema “Baraja”, porque representa un juego donde el perdedor ya está marcado y nada podrá hacer.

 

 

BARAJA

 

Juego mi suerte y mi vida

pero ellos tienen otras cartas mejores.

 

Tengo solamente el 2 de palos

                              el 2 de oros

                            el 2 de copas

      el 2 de espadas.

 

 

Ellos tienen el as

además de los reyes, dama y comodín.

 

Fuera las mayores cartas de todos los naipes.

 

Juego lo que me resta jugar

con una luz encendida

sobre mi cabeza.

 

Con las cartas que tengo

no me queda ninguna oportunidad.

 

Ellos entonces me observan

con el juego decidido,

dicen palabras que no oigo

y piden que me ponga en la pared:

 

el primer puñetazo es en la boca del estómago.

 

Mis cartas caen en la mesa,

abiertas como una mañana de septiembre.

 

Entonces ellos destruyen

lo que me quedó del juego

y me dan el tiro de misericordia.

 

 

 

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RESISTIR EM NOME DA VIDA

 

 

Sinto imensa honra de estar aqui.

 

E me honro pelo motivo que me trouxe hoje à Câmara Municipal de São Paulo, para receber um prêmio que leva o nome de um dos poetas mais importantes que este país já teve.                                                          

 

Tenho muito a agradecer, amigos, parentes, minha esposa Maria Antonia, que aqui está, minhas filhas, Deise de Fátima e Amanda de Fátima.

Muito a agradecer a muitas pessoas, meus amigos poetas que ainda sonham, como eu, e perseguem esse sonho porque acreditam.

 

Conheci pessoalmente Guilherme de Almeida, levado a ele pelo poeta Paulo Bomfim, quando eu era um adolescente.

 

Anos depois, vieram os tempos de escuridão, em que caminhei numa vida clandestina que me feriu mortamente, além dos dias sombrios da verdadeira barbárie dos subterrâneos, onde o cheiro é insuportável e a dor não cessa.

 

A história se faz assim. E toda história tem sempre dois lados, o lado dos vencedores e o lado dos derrotados.

 

Eu estarei sempre entre os derrotados.

 

Quero lembrar neste momento que, no final do ano recebi o Prêmio Poesia  e Liberdade Alceu Amoroso Lima-2018, no Rio de Janeiro.

E agora este que leva o nome desse grande poeta que foi Guilherme de Almeida, chamado de o Príncipe dos Poetas brasileiros.

 

Minha vida inteira dediquei ao livro, ao jornalismo, à literatura em geral e à poesia em particular. Mais de 50 livros publicados no Brasil – romances, ensaios, livros de entrevistas literárias e especialmente livros de poesia, porque sou fundamentalmente poeta. Some-se a isso também o teatro.

Fora isso, 19 livros de poesia publicados em Portugal e 8 na Espanha.

 

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Quero dedicar este prêmio aos meus pais, Álvaro, que nasceu em Angola, na África, e Lucília, que nasceu em Anadia, Portugal, a 25 quilômetros de Coimbra.   

 

Cumprimento a todos aqui presentes, os amigos poetas, os que ainda acreditam. E será preciso acreditar sempre. Por mais que machuque, por mais que a poesia nos cause ferimentos, por mais que choremos essa dor que nunca passa… é preciso acreditar. E é preciso resistir sempre, sempre, sempre, sempre. É preciso resistir sempre. Em nome da liberdade, em nome do homem, em nome dos marginalizados, em nome dos que não têm nada, em nome dos moradores de rua.

 

Resistir sempre em nome da poesia. 

Em nome dos que desapareceram, dos companheiros que perderam a voz e a palavra, em nome dos que perderam a vida. Em nome do homem, da mulher, das crianças, das plantas, dos bichos.

Resistir em nome da vida.

 

Sendo este um prêmio dedicado à poesia, que leva o nome do grande poeta que foi Guilherme de Almeida, termino a leitura de um pequeno poema. Dei a esse poema o nome “Baralho”, porque representa um jogo em que o perdedor já está marcado e nada poderá fazer:

 

BARALHO

 

 

Jogo minha sorte e minha vida,

mas eles temas cartas melhores.

 

Tenho somente o 2 de paus

                          o 2 de ouro

                          o 2 de copas

                          o 2 de espadas.

 

Eles têm o ás

além dos reis, dama e valete.

 

Fora as maiores cartas de todos os naipes.

 

Jogo o que me resta jogar

com uma luz acesa

em cima da minha cabeça.

 

Com as cartas que tenho

não me reta qualquer chance.

 

Eles então me olham

com o jogo decidido,

dizem palavras que não ouço

e pedem que me encoste na parede:

 

O primeiro soco é na boca do estômago.

 

Minhas cartas caem na mesa,

abertas como uma manhã de setembro.

 

Então eles rasgam

o que me restou do jogo

e me dão o tiro de misericórdia.

 

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