RESERVOIR DOGS (1992), DE QUENTIN TARANTINO. CRÍTICA DE JOSÉ ALFREDO PÉREZ ALENCAR


Crear en Salamanca se complace en publicar esta crítica de cine escrita por José Alfredo Pérez Alencar (Salamanca, 1994), aprendiz de jurista y de poeta, pero apasionado al séptimo arte. Cuando niño la imprenta Kadmos le publicó una carpeta de poemas titulada ‘El barco de las ilusiones’ (2002, con 17 acuarelas del pintor Miguel Elías). Posteriormente publicó seis poemas en la antología ‘Los poetas y Dios’ (Diputación de León, 2007) y otro poema en la antología ‘Por ocho centurias’ (Salamanca, 2018). Próximamente la revista portuguesa ‘Cintilações’ (de Editora Labirinto), coordinada por el poeta Victor Oliveira Mateus, publicará un poema suyo traducido al idioma de Camões. También este año dará a imprenta su nuevo libro de poemas, en el que está trabajando, titulado ‘Tambores en el abismo’. Escribe artículos de contenido jurídico y social en su blog ‘Iuris tantum’, que mantiene en el periódico digital SALAMANCArtv AL DÍA. Formó parte del equipo de apoyo del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que en 2019 rindió homenaje a San Juan de la cruz y a Eunice Odio.

RESERVOIR DOGS (1992), DE QUENTIN TARANTINO

 

Ópera prima de este aclamado director: primera, hablando de largometrajes, pues en 1987 llevó a cabo un corto llamado My best friend´s bhirthay. Y no solo eso, porque además de que sus películas tengan una marcada seña de identidad (lo cual suscita que realmente no hable de la película sino del conjunto de su obra), también le gusta interpretar a personajes al igual que otros casos de compañeros de profesión: Clint Eastwood o Night Shyamalan son buenos referentes. Sería difícil encontrar a una persona que no haya visto una película de este director, pues varios de sus proyectos gozan de un notable reconocimiento. ¿Hay quién no haya podido gozar de Pulp Fiction (1994), Sin City (2005) o Malditos bastardos (2009)?

 

Reservoir Dogs es una heist film cuyo argumento resulta claro: cinco delincuentes que no se conocen entre sí, son reunidos por un mafioso (Lawrence Tierney). Éste trama un plan para llevar a cabo un atraco en una joyería, pero algo sale mal debido a la presencia de un delator en el grupo: la policía los estaba esperando. En el resultado posterior es en lo que se centra el grueso de la cinta.

 

En Reservoir Dogs podemos encontrar ya ciertos elementos que van a caracterizar la filmografía de este cineasta. Es frecuente que en sus trabajos Tarantino haga saltos temporales: en esta ocasión de la primera escena pasa a la escena final, y a partir de ella va ilustrando la historia de cada uno de los protagonistas. Sangre a raudales; se puede decir que aquí incluso se halla cohibido, otra de sus características, pero no en un sentido negativo, ya que a pesar de su acusada presencia, no provoca el rechazo de la visión, qué mejor argumento que Kill Bill vol. I y vol. II (2003-2004). Incluso en la película se aporta un ápice de suspense, al no saberse hasta bien entrado el filme, quien es el soplón.

 

 

En lo referido a la banda sonora, este caso lo puedo asimilar con el de otros directores, como Scorsese, pues no cambiaría ni un ápice. Pero con respecto al primero, añadiría la capacidad que tiene para dotar de sentido a los momentos en que junta melodías con ciertas escenas, sin un aparente nexo. Como ejemplificación de esto me viene a la mente alguna escena de Django (2012).

 

Un reparto de primera, con actores con bagaje en la encarnación del papel de “gángster”, por clasificarlos de alguna manera. El director, con gran acierto, los recicla en sus filmes posteriores. De hecho, se podría escribir un comentario para cada uno de ellos sin ningún problema. El propio director, Michael Madsen, Harvey Keitel (Malas calles 1973, Taxi driver o la misma Pulp Fiction), Tim Roth, Steve Buscemi y Edward Bunker, son los componentes de esta asociación de trajeados ladrones. Algunos, siendo el caso de Tim Roth y Harvey Keitel, coincidirán en el proyecto que lleva a cabo dos años más tarde el director Pulp Fiction (en mi opinión, dentro del elenco de grandes películas que tiene, la mejor). Otros, como Michael Madsen, se pondrán a sus ordenes en Kill Bill o Los odiosos ocho (2015). Steve Buscemi ha participado en más repartos similares El rey de Nueva York (1990) o Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto (1995).

 

A Tarantino le gusta repetir con los actores, y lo hace de manera brillante: Samuel L. Jackson en Pulp Fiction, Jackie Brown (1997) o en Django (2012). Ha trabajado con actores que ya empezaron a despuntar en los noventa del siglo pasado y seguramente sean de los mejores de estas primeras décadas del siglo veintiuno, como Brad Pitt, Leonardo Di Caprio o John Travolta.

 

En conclusión, se puede decir que cualquier película que elijamos nos reportará cuanto menos un rato de entretenimiento. Quizás la que menos pueda cumplir esta premisa sea Death Proof (2007), protagonizada por Kurt Russell, calificándola como la única que no destacaría de todas las que conozco de este director. Ello por ponerle alguna pega, si es que tiene cabida, en su trayectoria estelar.

 

  José Alfredo Pérez Alencar

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