PREMIO ADONÁIS Y COLECCIÓN ADONÁIS: LA POESÍA. COMENTARIO DE MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

 

 

 

1 Proclamación y entrega del 72.º Premio Adonáis de Poesía en lengua castellana

Proclamación y entrega del 72.º Premio Adonáis de Poesía en lengua castellana

 

 

 

Crear en Salamanca se complace en presentar este amplio comentario escrito por el poeta y ensayista Manuel Quiroga Clérigo en torno a la Colección Adonáis de Poesía y a las dos últimas publicaciones de la misma.

 

 

 

 

2 José Luis Cano

  José Luis Cano

 

 

 

Al convocar la “Proclamación y Entrega del 72º Premio Adonáis de Poesía” que tuvo lugar en la Biblioteca Nacional de Madrid el 14 de diciembre de 2018 Ediciones Rialp comunicaba: “El Premio Adonáis nació en 1943, al mismo tiempo que la colección del mismo nombre, como apuesta bajo el signo de Biblioteca Hispánica, regida por Juan Guerrero Ruiz, el gran amigo de Juan Ramón Jiménez, y José Luis Cano, que dirigió la colección durante veinte años, para contrarrestar la creciente oficialidad de la poesía. En 1949, ambos empeños serían adoptados por Ediciones Rialp que los desarrolló hasta el día de hoy. En la actualidad la Colección Adonáis cuenta con más de 650 volúmenes y es un ejemplo de continuidad no alcanzado, hasta ahora, por ninguna otra empresa editorial de este carácter”.

 

Teniendo como invitado de honor al Profesor de la UAM, y autor de “Última poesía española” (2016), Rafael Morales Barba, Carmelo Guillén Acosta, Director de la Colección Adonáis procedió a dar lectura del fallo de esta 72º convocatoria, además de mostrar la estatuilla con que se acompaña el galardón, del escultor Venancio Blanco, manifestando que el jurado otorgó el Premio Adonáis de Poesía 2018 a Marcela Duque (Medellín-Colombia-1990) por su poemario BELLO ES EL RIESGO (“Es bueno que se te resistan las palabras,/que no sean acuarela sino mármol,/obra de cantería”) y los dos accésit a José Alcaraz (Cartagena 1983) por EL MAR EN LAS CENIZAS (“Todo lo invisible que nos duele,/¿es el miembro fantasma/de lo que no pudimos ser?)” y a Guillermo Marco (Madrid 1997) autor de OTRAS NUBES (“Tus comentarios eran mi compañía, Guillermo…”). Algunos poetas cuyas obras resultaron finalistas tuvieron ocasión de leer sus poemas.

 

 

 

3 Suárez Carreño, con gafas, entre José Hierro y Ricardo Gullón. Adonáis. La colección Adonáis de poesía

Suárez Carreño, con gafas, entre José Hierro y Ricardo Gullón. Adonáis. La colección Adonáis de poesía

 

 

Tras José Luis Cano la Colección y el Premio Adonáis fueron dirigidos por el poeta cordobés José Luis Cano hasta su fallecimiento y, desde entonces, por el Profesor de Literatura y, también, poeta Carmelo Guillén Acosta.

 

Figuras relevantes han formado parte de los jurados del Premio durante toda su existencia como Gerardo Diego, el propio José García Nieto, Claudio Rodríguez, Florentino Pérez-Embid, Joaquín Benito de Lucas, el Catedrático Rafael Morales…

En 1943 el galardón fue concedido exaequo a José Suárez Carreño por su libro “Edad del Hombre”, Vicente Gaos por “Arcángel de mi noche” y Alfonso Moreno por “El vuelo de la carne”. Dejó de convocarse hasta el año 1947 en que fue el poeta José Hierro el agraciado con el premio por su memorable poemario titulado “Alegría”.

 

 

 

4 Antonio Colinas y José Hierro en Salamanca 2001 (foto de A. P. Alencart)

Antonio Colinas y José Hierro en Salamanca 2001 (foto de A. P. Alencart)

 

 

 

Desde entonces importantes poetas (féminas y varones) de todo el ámbito de la lengua castellana han sido premiados o han obtenido accésits, generalmente sin orden de prioridad, lo cual ha venido a significar, en su momento, un espaldarazo a su labor creadora. Entre los primeros podemos citar a Ricardo Molina, José García Nieto (que creó una situación algo rocambolesca al presentarse, y así se publicó el libro, como Juana García Noreña estando el propio García Nieto en el Jurado), Claudio Rodríguez, Rafael Soto Vergés, Francisco Brines, Jesús Hilario Tundidor, Félix Grande, Miguel Fernández, Joaquín Benito de Lucas, José Ángel Valente, Blanca Andreu, Luis García Montero, Diego Doncel, María Luisa Mora Alameda, Irene Sánchez Carrón, Lorenzo Gomis, Laureano Albán, Eduardo Moga, Javier Vela y, el año pasado, Alba Flores Robla. Los nombres de los accésits también han sido los de interesantes creadores, premiados a su vez en otros concursos y alcanzando algunos de ellos brillante notoriedad, entre los que incluiríamos a Antonio Gamoneda, Eladio Cabañero, Antonio Hernández, Ángel González, Antonio Colinas, Juan Van-Halen,
Ángel García López, Verónica Aranda, Nelo Curti, Concha Zardoya, Eugenio de Nora, César Aller, Julio Maruri. José Manuel Caballero Bonald, María Beneyto, Elvira Lacaci, Salustiano Masó, Fernando Quiñones, Pino Ojeda, Amparo Amorós, José Agustí Goytisolo, Manuel Padorno, Pilar Paz Pasamar, Beatriz Hernán, Paloma Palao, Manuel Ríos Ruíz, Justo Jorge Padrón, José María Bermejo, Enrique Gracia, Pedro J, de la Peña, Ana María Navales…

 

 

 

5 A. P. Alencart, Jesús Hilario Tundidor y Antonio Colinas (foto de Luis Monzón, Salamanca, 1998)

A. P. Alencart, Jesús Hilario Tundidor y Antonio Colinas (foto de Luis Monzón, Salamanca, 1998)

 

 

Al mismo tiempo Ediciones Rialp, con idéntico formado e incluidos en la Colección Adonáis, ha publicado y publica los poemarios galardonados en otros certámenes que, a veces en solitario y en otros casos con el concurso de determinadas instituciones,  enjuician los jurados determinados al afecto por el propio Director de Adonáis, como puede ser el Premio “Alegría” del Ayuntamiento de Santander, el Premio “San Juan de la Cruz” en algunos momentos patrocinado por la Caja de Ahorros de Ávila con la colaboración de la Fontivereña Abulense, el Premio Florentino Pérez-Embid de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras de Sevilla, el Premio González de Lama del Ayuntamiento de León.

 

Ni que decir tiene que además de los premiados en todos los certámenes aludidos el resto de los libros publicados, hasta la fecha, cuentan con la titularidad de la mayoría de los poetas más importantes del ámbito español tanto en libros de autoría individual como participando en antologías diversas. También Rialp ha incluido en la Colección algunos traducciones de poemarios de otras lenguas que, parecía o eran, importantes y de gran interés para su conocimiento por poetas, estudiosos y críticos cercanos al ámbito poético.

 

 

 

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Así que prescindiendo de valorar estilos, escuelas, tendencias líricas, capacidad creadora voluntad literaria,  libertad expresiva o cuestiones meramente particulares, o personales, de cada uno de los poetas, o de todos, que forman parte de este entramado editorial, lo antes comentado, todo ello, nos permite, o anima, ahora mismo por ser algo de poética actualidad y de cierto interés común, a comentar dos de los últimos libros publicados en la Colección Adonáis, lo cual es de agradecer a Ediciones Rialp dada la escasa atención que Editores, Agentes Literarios, críticos especializados, periodistas de la cultura o medios de difusión dedican a la poesía y a los poetas de manera general. Estos libros son “Dios en la poesía actual (Antología)” y el los versos de “Sibilario” de Ana Sofía Pérez-Bustamante, obra galardonada con el Premio “Alegría” del Ayuntamiento de Santander.

 

 

“DIOS EN LA POESÍA ACTUAL (ANTOLOGÍA”)

NÚMERO 661-662 DE LA COLECCIÓN ADONÁIS

(EDICIONES RIALP) MADRID 2018

 

Primero surge la duda, el escalofrío. No es fácil creer en lo divino, en la inescrutable, con los malos ejemplos que nos sigue dando este siglo secularizado quienes debían ser portadores de los mejores ejemplos para, sobre todo, afrontar el valor de la fe y los misterios que acompañan a las sobrenaturales creencias.

 

“Perdida estoy, Señor;/cógeme de la mano…”, exclama Gracia Aguilar y Javier Almuzara confiesa “El mundo es escenario y espejismo,/la vida entera un agotado sueño”. Será, como escribe José Julio Cabanillas que “El libro de la creación se nos ha ido llenando de erratas”. Tiempo atrás, año 2000, Carmelo Guillén Acosta al referirse a lo que divisaba en el Portal de Belén susurraba: “¡Miradle bien, es Dios mismo!”(“Misterio gozoso”. Los Cuadernos de Sandua).

 

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Y ya estamos viviendo, re-conociendo los versos, muchos y determinantes, de un libro donde, en 223 páginas, los mencionados José Julio Cabanillas y Guillén Acosta (éste como Director de la Colección Adonáis) han tenido el acierto, o la oportunidad y valentía, de aglutinar el pensamiento de una serie de poetas hablando de lo divino y, por supuesto de lo humano, sólo con la premisa de tratar de actualizar o continuar la idea de Alfonsina de Champourcin, inspirada creadora de la llamada Generación del 27, que al regresar de su exilio mexicano (México se escribe con x que suena jota) publicó una antología lírica con el mismo título que los editores, ahora, han mantenido para regalarnos esta delicada colección de inspiraciones de tantos y tantos creadores, féminas y varones, religiosos o menos, creyentes o agnósticos más o menos declarados, pero todos que con la intención, digamos, prioritaria de dar un testimonio activo de sus actitudes ante la creencia de un Dios invisible en un mundo donde lo visible es la crueldad, la ignominia y la desazón.

 

Ya sabemos que hacer una selección de poemas para un tema tan concreto es, siempre, tarea difícil, aunque encomiable pero, digamos, que en este caso se ha logrado un buen elenco de versos que tratan sobre lo enunciado es decir, como aprecia Cabanillas en el prólogo, de devolver “al mundo su esplendor primero” donde, como “si el alma entera/volviera a hacerse niña”, que expresa Enrique Andrés Ruiz el universo fuera capaz de acoger cercanías y distancias de los seres humanos implicados, por encima de todo, es la rara aventura de vivir.

 

 

 

8 Jorge de Arco

Jorge de Arco

 

 

 

Así que vamos a ver qué dicen, qué nos dicen los versos de esta pléyade de creadores, elegidos generalmente entre los nacidos a partir de 1950 y todas las latitudes, ideas y estilos de la única patria verdadera que es la de la poesía. Muy apropiados para los días de la reconciliación que, desgraciadamente, muchos hombres y mujeres olvidan de practicar son los versos de Rocío Arana ante el Belén: “Niño mío Dios/esta vida que tengo que me prestas…” o los de Jorge de Arco cuando pide “Abrid el corazón al enemigo,/y perdonad la ofensa”, consejo que pocas veces tenemos en cuenta aunque Manuel Ballesteros confiesa: “Sólo tú me conoces” e Izara Batres deja un interrogante: “Y la voz de Dios, ¿desde dónde llega/cuando el albor de la primavera calla?” a lo que respondería, con música de Bach Jesús Beades: “este Dios no se deja/crucificar sin más se obstina en redimir el universo”.

 

Dios o dioses, altares o conciencia, vida o muerte se debaten en la mente del ser humano, crean su propio conflicto, se enfrentan a realidades externas y a misterios ocultos. En medio de esta vorágine está el hombre, el ser humano, la mujer, el varón, el egoísmo del adulto y la inocencia del recién nacido. Ahí está el temor, la soledad de los malvados, la magnificencia de las buenas obras, el amor de los que nada tiene y la violencia mental de los que abandonan a quienes les necesitan. Ni siquiera hace falta hacer penitencia, pagar bulas o rezar rosarios y rosarios para purificar la conciencia: a los malos, a los perversos, tampoco les sirve de nada ese apremio de pública devoción cuando sus actos están guiados, o mantenidos, por la perversidad. Dios también están entre las sartenes, decía más o menos Teresa de Ahumada, “Dios o la idea de Dios”, es lo promete o precisa Alfonso Brezmes y el reiterado Cabanillas implora: “Cuando llegue la hora que sólo Tú conoces/llévame por un campo donde crecen higueras”, he ahí la virtud de la inocencia que Luis E. Cauqui convierte también en interrogante:“¿volverás a nosotros?”, dirigiéndose, tal vez , al “Señor de las galaxias más remotas” de Daniel Cotta cuando Jesús Cotta quiere admitir, posiblemente con fervor, “No puedes no existir”. Luis Alberto de Cuenca afirma: “Feliz quien, al amparo de la fe, escribe poesía desde el júbilo…” que Miguel D`Ors convierte en un “Splendor veritatis” o, después, escribe “la verdadera Fe/es esto de escucharte cuando callas…”.

 

 

 

9 Carmelo Guillén Acosta

Carmelo Guillén Acosta

 

 

Claro que, acto seguido, José María Delgado solicita: “Dame ese cielo y llévate esta tierra” para desembocar en los versos de Mercedes Díaz Villarías de “Si no encuentro a Dios,/qué encontraré en su lugar” cuando José Antonio Fernández Sánchez habla del “Fulgor sagrado de una luz antigua/que algún día sabremos transcribir”. Posiblemente en expresiones como ésta se encuentren el valor de las creencias o de las realidades de los creyentes, en transcribir el fervor pero, sobre todo, en actuar como pide el Evangelio no en actuar a espaldas de él. “Dad y se os dará”, dice el Nuevo Testamento porque “De Dios es este instante, y él lo ignora”, según afirma Vicente Gallego.

 

En esos territorios, supuestamente, es donde debe encontrarse no el paraíso, sino, la iluminación de las conciencias, el camino de la rectitud que políticos, hombres de leyes o ministros de las iglesias, a veces, no saben encontrar. Federico Gallego Ripoll ya nos alerta: “Descalzo mi mirada para leer tu nombre”. Imitémosle como se nos pregona muchas veces y tal vez hallaremos respuestas. “Me preguntas que cómo será el cielo…” deja escrito Lutgardo García y con versos casi de Lope de Vega Enrique García-Máiquez aduce: “Para quererte a Ti, mi Dios/me remueven tu Cielo y el infierno” o afirma Bárbara Grande Gil: “Busco a Dios donde ya nadie lo escribe”. Es que el Dios del creyente está en los rincones de los palacios y la frialdad de las chabolas, aunque no solemos darnos cuenta, tan alejados estamos de algo tan realmente sobrenatural. Por eso Carmelo Guillén Acosta viene a solicitar “Aléjame, Señor, de la barbarie..”. Y añadiríamos, de quienes programan guerras, de quienes niegan un pedazo de pan al hambre, de aquellos que se enriquecen con el sudor ajeno, de quienes habitan castillos y desahucian a quienes menos tienen de un rincón benigno y les arrojan a la tormenta.

 

 

 

10 Enrique Gracia Trinidad en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martí)

Enrique Gracia Trinidad en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

 

A mitad de esta antología, y para corroborar la esencia de los versos que contiene, damos entrada a opiniones, inspiraciones, lamentaciones de otros poetas que podrían formar parte de este memorable volumen que podrán leer las gentes de buen corazón y que ignorarán los duros de mollera y los infames de la tierra. Fijémonos en lo que escribe el propio Jorge Luis Borges en su “Historia de la eternidad” (Alianza Editorial 1997): “La eternidad quedó como atributo de la ilimitada mente de Dios, y es muy sabido que generaciones de teólogos han ido trabajando esa mente, a su imagen y semejanza”.

 

El poeta zamorano y exagustino Octavio Uña, en su poemario titulado “Cierta es la tarde” (Visión Libros 2010) aconseja: “…dad gracias a Dios que hoy os abraza/con lentísima lluvia”. El argentino Roberto Di Pasquale en “Las alusiones” recuerda que “…se abren ventanas/por las que asoman/en algunos momentos/las pestañas de Dios”. El malagueño José Ruiz Sánchez en “El ojo de la cerradura” (Ediciones Cultura Hispánica 1977) hablaba de “Dios que se mete de noche/en la brasa de un cigarrillo”. ¿Y Machado, Antonio Machado?. En “Campos de Castilla” se refería así al tema que nos ocupa: “Este que insulta a Dios en los altares,/no más atento al ceño del destino,/también soñó caminos en los mares/y dijo: es Dios sobre la mar camino”. Juan Ramón Jiménez en su “Canción” (Seix Barral 1993) dice, lacónicamente, “Dios está azul”, expresión casi divina para analizar la realidad de los creyentes, la inefabilidad de una cercanía.

 

 

11 Rafael Soler en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martín)

Rafael Soler en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

 

 

Y, más cercanamente, el valenciano Rafael Soler escribe en “Los sitios interiores (Soneto urgente)” (Colección Adonáis, 1980) “El mar es un pacto con los dioses,/un tiempo encaramado/pertinaz/que asola sin remedio mi laguna”, ampliando el ámbito de las divinidades y acercándole a los pobres mortales, a todos nosotros. Tal vez no precisemos echar mano de los grandes teólogos, de los escolásticos, de los padres de la Iglesia para encontrar a Dios, ahora sí, entre los pucheros. El creador tinerfeño Sabas Martín, buen lector y detenido escritor, pone en “Un rumor de siglos” (Mercurio Editorial 2018) las palabras, la vida, las dudas, el temor de Dios y las vivencias de Sor María de Jesús de El Sauzal, conocida como la Siervita de Dios: “Todo es del Señor, todo, incluso los prodigios y los más velados secretos”. El poeta José Hierro nos dejó dicho que “el castellano es una buena lengua para hablar de Dios”. Y así sucesivamente.

 

Volvemos a la antología que trata de incluir a importantes poemas de interesantes poetas aunque falten muchos o muchas y pueden sobrar, lo cual siempre puede suceder. Lo verdaderamente efectivo es tener un librito como éste que tanto puede convertirse en poemario de cabecera como rememorar los mejores versos de sus autores. “Otro tiempo hubo en que se derramaba la vida…” escribe José Gutiérrez, Gabriel Insausti aconseja “Inventemos a Dios”, José Lupiáñez recuerda “De ti venimos, Señor, y hacia ti vamos”, Alejandro Martín Navarro confiesa “Apoyado en un árbol llamo a Cristo”, Julio Martínez Mesanza se lamenta “Eres, Señor, la guerra interminable”, José Mateos clama ·”Un Dios que se concibe ya no es Dios”, Juan Meseguer titula un poema “Eros es Dios”, Mario Míguez suplica “Oh Dios, al menos dame resistencia…”, Jesús Montiel razona “Es posible rezar aunque fuera del templo”, José Manuel Mora Fandos se/nos tranquiliza: “Qué alivio da saber que en Ti está todo…”.

 

 

 

12 José Julio Cabanillas

José Julio Cabanillas

 

 

Sí es cierto, o puede serlo, lo que manifiesta Cabanillas en el prólogo a esta antología: “Da la impresión de que el poeta no ha encontrado su sitio en este mundo”. O sí. Lo que sucede es que tanto progreso, tanta libertad, tanto vicio como decía mi madre, tanta tecnología como sufrimos, a veces, nos aparta de lo menos material, de las creencias, de la divinidad, de la fe concebida como instrumento de salvación. Los malos ejemplos de los poderosos ayudan mucho a esa capacidad de engendrar duda, de crear situaciones de angustia. Pero, pese a todo, aún la poesía, que sirve para cantar el amor o para lamentarnos de la desgracia, también, tiene un cometido claro como es el de cantar los valores de lo sobrenatural, de lo divino, de lo excepcional. O no.

 

“Quiero vivir, Señor…” solicita Carlos Javier Morales. “No sé nada./Ni para qué escribo esa palabra, “Dios”…” anuncia Antonio Moreno.  De Inmaculada Moreno nos quedamos con tres versos: “…hace frío y esos hombres/parece que se encorvan levemente/por Dios sabe qué fardos invisibles”. De Sergio Navarro: “Regresa aquí su bendición de brisa/que refresca al paseante solitario”. Antonio Praena dice “No hay muerte en la que no quepa tu misterio”. María Eugenia Reyes Lindo escribe
“Llévame/por encima del gris,/fuera del ruido de las calles”. De José Antonio Sáez elegimos “En tu ausencia, todo me habla de ti…”. De Eloy Sánchez Rosillo “…la muerte viene a prolongar/la aventura que somos…”. Pedro Sevilla nos susurra “Has compartido hoy con Dios una naranja”.

 

 

Rafael Adolfo Téllez “Siempre hay una luz muy tenue,/como en el Génesis”. Andrés Trapiello recuerda que “El tiempo es infinito para todos”. Beatriz Villacañas afirma “Nada como el Amor/para darnos noticia de lo eterno”. Y Fernando de Villena en el penúltimo poema de este delicado y, en muchos casos, necesario libro para creyentes, agnósticos o personal sin filiación aparente escribe “¡Qué hermosa es la obra de tus manos,/qué hermosa, Señor, aunque la comparemos/con nuestras ambiciones”.

 

Adonáis otra vez. Gracias en nombre de quienes recibirán alborozados estos poemas, a veces, sobrenaturales y, otras, a ras de nuestra conciencia.

 

 

13 Ana Sofía Pérez-Bustamante

Ana Sofía Pérez-Bustamante

 

 

 

 

ANA  SOFÍA PÉREZ-BUSTAMENTE MOURIER:

“NO ES REVERSIBLE EL TIEMPO”

AUTORA DE “SIBILARIO” PREMIO ALEGRÍA 2018

AYUNTAMIENTO DE SANTANDER

 

 

Es de agradecer el esfuerzo de los miembros de los jurados de los premios literarios hasta ver qué obra de las presentadas a los concursos o premios de narrativa, ensayo o poesía, es merecedora del galardón o galardones. Sobre todo en estos tiempos (o desde siempre para ser más claros) en que los amiguismos, influencias o parcialidades están a la orden del día. Así es fácil ver como se otorga un premio, a veces millonario, al escritor ya famoso (recordamos el Planeta concedido a Camilo José Cela en 1994), o al hijo o hija del escritor célebre, o al personaje notorio que puede facilitar las ventas o al amigo, pariente, vecino o vecina del Presidente de la editorial o al sobrino del Alcalde, etcétera. Hay listas de los miembros de los jurados que se prestan a estos contubernios.

Por eso el premiar a un poemario entre los 632 presentados, como ha sucedido en el último Premio Internacional Alegría de poesía del Ayuntamiento de Santander, tiene un especial mérito, sobre todo por el indudable trabajo de lectura que los jurados han debido llevar a cabo. El libro, en este caso, se titula “Sibilario”, su autora es la Doctora en Filología Hispánica y Profesora de Literatura Española en la Universidad de Cádiz, Ana Sofía Pérez-Bustamente Mourier (París 1962) y ha sido publicado, como los demás títulos de este premio que llega a su vigésima segunda edición, por Ediciones Rialp, lo que supone un claro homenaje a la poesía y a los poetas como el resto de los títulos incluidos en su colección Adonáis que, con este ejemplar, llega al número 663.

 

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“El título-leemos en la contrasolapa-, que procede de la palabra “sibila”, está inspirado en las cinco que pinto Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, a las que Pérez-Bustamante añade una sexto: la niña-tigre”. Estamos ante un poemario completo, excelso en ocasiones, escrito con detenimiento para ofrecer un adecuado ritmo, unas bellas imágenes y un interesante concepto de la escritura lírica: “El mundo de los mitos se sostiene justamente aquí:/en las cabezas de los niños”, leemos en “Arquitectura y mito”. El libro consta de 3 partes. La primera “Comienzos” sigue con “Serpiente del Edén” (“Yo soy la criatura afortunada”), “Eva y las manzanas”: “…mis muslos no necesitaban/saber hablar”,  “Sibila madre”, “Corte y confección” y “Oración del sol y la luna”, poema grandioso. ”Yo te quise enseñar cosas que fueran útiles”.

 

  1. “Las dimensiones del teatro”, donde destacamos “Última nana” con un delicado estribillo y unas imágenes repletas de intención. “AQUÍ estoy, en lo oscuro, velando vuestro sueño./Duerme blanca mi madre como un ángel de nieve,/ajena a su dolor, desmemoria y orines”.

 

La tercera parte o “Sibila sexta” penetra en la historia, en el fuego, en la literatura clásica con poemas tan hermosos como “Piel de San Bartolomé”, “Ezequiel se jubila”, resumen de un compañerismo afectuoso o ese “Taxi driver” que resumiría toda la poética de Ana Sofía: “A estas alturas, hijo,/sólo puedo decir lo que el refrán:/que es peligroso que se cumpla un sueño”.

 

 

 

15 Mariano Vergara entrega un premio a Ana Sofía Pérez-Bustamante

Mariano Vergara entrega un premio a Ana Sofía Pérez-Bustamante

 

 

La autora también ha dedicado su tiempo a los estudios de literatura contemporánea habiendo escrito sobre autores principalmente gaditanos como el genial Rafael Alberti, José María Pemán,  Carlos Edmundo de Ory, Pilar Paz Pasamar o José Luis Tejada e investigado en el Don Juan Tenorio, la novela mitopoiética, el microrrelato…

 

Columnista del Diario de Cádiz y autora de diversos poemarios como “Mercuriales”, “Libro de los pájaros” y otros, en algunos de los cuales ha incluido obras del pintor Ricardo Galán Urréjola, en los versos de la Doctora Pérez-Bustamante aparecen héroes y seres anónimos, psicologías bíblicas y personas que podemos hallar en el autobús; viajes por la existencia y deseos no contenidos de llegar al fin del horizonte, observaciones en torno al ser humano supeditado a los horrores del trabajo, de la pereza, de la burlas sociales o esa necesaria capacidad de toda persona humana de seguir viviendo en el ámbito de la esperanza, pese a las dificultades de lo cotidiano.

 

Estamos ante una observadora de su realidad circundante, una amante de la música de lo cercano, capaz de emocionarse y de sufrir por lo que puede llegar a ser parte de sí misma. Todo ello la configura como una inspirada autora que, seguramente, tendrá in mente nuevas creaciones, nuevas reflexiones e indagaciones en torno a todo ese mundo cruel que queramos o no rodea a la poesía y a los poetas.

 

 

 

16 El poeta madrileño Manuel Quiroga Clérigo

 

El poeta madrileño Manuel Quiroga Clérigo

 

 

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