POEMAS DEL LIBRO ‘SOLEDADES’, DEL CUBANO-AMERICANO PABLO MEDINA. PINTURA DE MANUEL LÓPEZ OLIVAS

 

 

1 El poeta cubano-americano Pablo Medina

El poeta cubano-americano Pablo Medina

Pablo Medina (La Habana, Cuba, 1948). Poeta y narrador cubano-americano, es además traductor y profesor universitario en Emerson College de Boston, Massachussets. Autor de nueve poemarios: Pork Rind and Cuban Song (1975), Arching into the Afterlife (1991), The Floating Island (1999), Puntos de Apoyo (2002), Points of Balance (2005), The Man Who Wrote on Water (2011), Calle Habana  (2013), The Island Kingdom (2015) y Soledades (2017).  Ha publicado  cuatro novelas: The Marks of Birth (1994), The Return of Felix Nogara (2000), The Cigar Roller (2006), Cubop City Blues (2012) y el libro de testimonio Exiled Memories: A Cuban Childhood (1990 y 2002).

 

 

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Ha traducido (al Inglés) obras de Federico García Lorca, Alejo Carpentier, Virgilio Piñera y Tania Díaz Castro. Galardonado por los Consejos de Arte de Nueva Jersey y Pennsylvania, las Fundaciones Cintas, Rockefeller y Guggenheim y el Consejo Nacional de las Artes de Estados Unidos.

 

La selección de poemas ha sido hecha por el poeta A. P. Alencart, del nuevo libro de Pablo Medina, titulado Soledades (Betania, Madrid, 2017)

 

 

3 Diálogo de espejos

Diálogo de espejos

 

LA NAVE DE LOS LOCOS

 

 

La eternidad babelizada

en las fronteras del imperio,

puto tiempo sangrinegro.

El barco zarpa y se aleja.

De él emanan los gritos de la colmena:

el gemido de Juan el tuerto,

el canto de Pedro el manco

con su muñón al aire

y Manolo el sordo

que declama el mundo de memoria

en un idioma glauco

que le empapa la camisa.

Son tiempos de conversaciones criminales

que mezclan lo explícito

con el silencio de los cuerdos.

Vaya política, vaya libertad cauterizada.

 

4 Entreacto

Entreacto

 

EL DESCUBRIMIENTO DE ÉRICA

 

 

Te encontré en los caminos de la infamia,

ambigüedad precisa, continencia equivocada,

cambiándote de ropa en cada esquina.

Lamías mantecado, chupabas pirulí,

tu vestido blanco apenas disfrazaba

tus pechos de montaña rusa, tu vello de emperatriz.

 

 

5 Paradojas del Deseo

Paradojas del Deseo

 

LA LLUVIA EN BOSTON

 

 

Todo el día cae lluvia,

lluvia que trae ocio,

ocio que abre el camino

de un pueblo a otro, de una nostalgia

querida a otra que desconozco.

Todo el día se oyen truenos,

el cielo se desespera, la soledad atraca.

Los charcos se hacen lagos, los lagos mar.

Pasa la señora con paraguas,

pasan los perros con sus amos,

pasa el hambre, la sed, el miedo.

Yo ardo, alumbro por dentro

los pasos perdidos al bosque eterno.

 

6

 

 

LOS AÑOS DE TI A MÍ

(Paul Celan)

El oleaje de tu pelo llega a mí cuando duermes.

Con el azul de tus ojos pones la mesa del amor:

una mesa entre el verano y el otoño.

Bebemos lo que alguien preparó, ni yo ni tú ni un tercero:

lamemos algo vacío y final.

 

Nos miramos en el espejo del mar profundo

y pronto nos damos de comer:

la noche es la noche, comienza en la mañana,

a tu lado me acuesta.

 

7

 

 

 

PASTO, PLAYA, MONTE

 

La trompeta del amor

anunció la noche

y las trampas terminales de la bruma.

Oí el canto marcial de las hormigas

y el gemido sexual de las arañas

pero triunfó la flor al borde del precipicio.

 

Sobre la vida cae la red de la ambigüedad.

Yo te busqué en la manigua y te encontré

con la trompa en alto

titubeando por la vía láctea.

 

 

 

8 Monólogo

Monólogo

EL SUEÑO DE LA RAZÓN

 

 

El tirano duerme boca arriba.

Los parámetros de la noche

se instruyen de la telaraña.

Gracioso el tono del ronquido,

graciosas las cejas fruncidas,

cansadas de tanto absolutismo.

El tirano siente un deseo enorme

de ser dócil. Sueña que se atora

con  un caramelo y que unos ciegos marinos

se acercan con un puñal de sal.

 

 

9 Armonía

Armonía

 

TODO SE INCENDIABA DE MAL CANTO

Y MAL HACER

 

Todo se incendiaba de mal canto y mal hacer:

dos Ítacas, el arte y el hogar.

Llegar a ellas fue mi única ambición

después de verme con Circe, la abrasadora,

que convirtió a mis hombres en cerdos.

Los pobres gemían de desesperación y yo, aturdido

y con tan poca gracia para corregir errores,

solo quería escapar de mi máximo talento.

Circe, loca de amor, nunca entendió el adulterio

y el doble laberinto del deseo y la convicción.

 

10 La seducción tiene máscara

La seducción tiene máscara

 

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