POEMAS DE VIII ENCUENTRO CRISTIANO DE LITERATURA: VILORIA, MARTÍNEZ REMIS, OVÍN Y CORRAL

 

 

1 Entrega al escritor David Burt del cuadro Icthus VIII, de Miguel Elías (Foto de Pablo Rodríguez)

 Entrega al escritor David Burt del cuadro Icthus VIII, de Miguel Elías (Foto de Pablo Rodríguez)

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar otros cuatro poemas leídos durante el VIII Encuentro Cristiano de Literatura, celebrado el sábado 13 de mayo en el Colegio Mayor Fonseca de la Universidad de Salamanca. Bajo la coordinación  del poeta A. P. Alencart, ha sido organizado por la Asociación Cultural Evangélica Jorge Borrow, quien otorgó el  Premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica 2017 al escritor inglés David Burt. En dicho acto se  escucharon los versos de José María Muñoz Quirós, Araceli Sagüillo, José Pulido Navas, Gloria Sánchez, Luis Frayle Delgado, Juan Carlos López, Manuel Corral, José Amador Martín, Sofía Montero, Elena Díaz Santana, Carmen Prada Alonso, Isaura Díaz Figueiredo, Verónica Amat, Xenaro Ovín, Enrique Viloria, José Antonio Valle Alonso, Francisco Javier Sánchez, Ana S. Díaz de Collantes. También la voz de los rapsodas José María Sánchez Terrones, Mª Ángeles Gutiérrez Tábara.

 

 

 

2 Enrique Viloria Vera (foto de José Amador Martín)

Enrique Viloria Vera (foto de José Amador Martín)

 

LLAGADO

(Enrique Viloria Vera)

 

 

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente,

en la unidad del Espíritu Santo, todo honor

y toda gloria por los siglos de los siglos.

 

Camino por las calles de Dios

siempre hay un pedrusco en el sendero

 

Un barrendero se cruza en la senda del Señor

     lo saludo

su nombre inquiero

su apellido me da

     generoso

la bendición me otorga

y un perdón también

 

Era el mismo Cristo

     ulcerado    llagado

barriendo los pecados

de este mundo

    tan alejado de Dios

 

3 José María Sánchez Terrones (foto de José Amador Martín)

 José María Sánchez Terrones (foto de José Amador Martín)

 

 

La Cruz vacía

Manuel Martínez Remis (1910-1989)

(Poema leído por el rapsoda José María Sánchez Terrones)

 

 

La tarde se ha deshecho sobre el silencio grave.

Es rumoroso el campo como el mar y los vientos

y es la cruz, en el alba, el mástil de una nave.

 

  La noche es densa y sucia, abotarga y ahoga.

Parece que una turba de gusanos sedientos

avanza hasta el pórtico de la gran Sinagoga.

 

  Se retuerce un olivo y se encrespa una higuera.

Presa de una agonía bárbara y silenciosa

le han brotado cien llagas a la cruz de madera.

 

  Se apagó el ascua de oro de la ciudad deicida.

Entre mirra y aloe, yace un cuerpo en la fosa

y es la primera noche en que falta la vida.

 

  Se ha cumplido el augurio tenaz de los profetas,

y se jugó a los dados la verdad del salmista

y se llenó la noche de inquietudes secretas,

 

  de temblorosos sueños y negras soledades…

Dicen que la cabeza cortada del Bautista

apareció en las aguas del Mar de Tiberiades,

 

  que los besos de amor huelen a pus y a charca,

que tiemblan las columnas paganas del Pretorio,

que se cubrió de sapos la cama del Tetrarca,

 

  que por el Jordán cruzan rojos peces de fuego

y que será la noche un velo mortuorio

porque ya es venenoso el humo del espliego,

 

  que a los hombres en vela, con los nervios despiertos,

se les llenan los ojos de pájaros oscuros,

que los vientres maternos hieden como los muertos,

 

  que sólo, en infantiles pupilas inocentes,

anidan las palomas que hay en los sueños puros,

donde el remordimiento no clavará sus dientes;

 

  que el sol no quemará de nuevo los zarzales,

que las cepas de Engaddi se llenaron de ortiga

y en el Hebrón se abrieron las tumbas patriarcales,

 

  que es como una catástrofe de sangre la Judea

desde que echó en la boca de la eterna mendiga

su limosna de carne, José de Arimatea…

 

  Tras los muros de adobe vela la muchedumbre

oyendo que, en el Gólgota, aúlla estremecida

la manada de ruidos que baja de la cumbre…

 

  Es la primera noche con un Dios enterrado,

es la primera noche en que falta la vida

y en que le duele al mundo la lanza en el costado.

 

  ¡Qué crispación nocturna la de la cruz vacía!

Apasionado mástil, cúpula ensangrentada…

Con las primeras luces temblorosas del día,

 

florecen por el campo las rosas del perdón,

y es la cruz, en el alba, mano desenterrada

que anticipa el milagro de la resurrección.

 

 

 

4 Xenaro Ovín (foto de José Amador Martín)

Xenaro Ovín (foto de José Amador Martín)

HIJO PRÓDIGO

(Xenaro Ovín)

 En el amor

ternura es palabra sencilla.

¡Domeñada     se hace dura!

En el trino del pájaro libre

escucha-se     él.

En  ansiado abandono.

Ajeno     reflexiono

Sinfonía silenciosa en el adentro.

Amor      amor de  padre

hijo que abrazas ásperos lazos de distancia;

De silencio

silencios que vuelan alto,

No escuchas.

En el trino del pájaro libre

escucha-se     él.

En  ansiado abandono.

Sin protección la vejez reclamará su momento.

Ya no crees en ti

la confianza se ha diluido

sueñas gratitud.

Obligado sentimiento

es favor no pagado.

En la despedida

no hubo abrazos ni palabras.

¡Libertad!

Al partir habías gritado.

Ausencia

sin amor      tu tiempo  has gastado.

Escuchabas silencio hermoseado;

En la niebla

anhelas con vehemencia el pasado.

Reconocida la verdad

del edulcorado presente

en el Maestro encuentras paciencia

y en la bruma     amaneceres.

5 Manuel Corral (foto de José Amador Martín)

Manuel Corral (foto de José Amador Martín)

 

 

ETERNO POETA

(Manuel Corral)

 

 

Poeta, que del fruto de tu ingenio construyes una elegía,

Arreboles de nubes sin agua, pero si preñada de palabras,

Sujeto, verbo, predicado,  sin pausa florece la cuartilla.

Vocablos que besan suavemente mi oído expectante,

De lejanas quimeras, de vidas no vividas y abrazos inexistentes.

 

Poeta, siembra promesas de días mejores, no descanses,

Acude a mi llamada urgente, viste mi alma con tus dones,

De dichos que nacen de ti, liberados de tus aguas profundas.

 

Gimo caído como un penitente, que madura en la huida del verso.

Los afanes, las bregas de una vida ocupada, con muchas ausencias.

Mitigadas con la poesía fresca, armonía desafiante y atrevida.

 

¡Oh poeta, dame una verdad punzante!, que sacie la sed,

y seque mis lágrimas, con voz sonora y comedida expresión,

de sueños inciertos, dorados destellos, de bellas metáforas.

 

Estoy sediento de los versos sinceros, que trazan tus dedos,

sin reproches por mis tristes y  perdidas noches de insomnio.  

¡Mi existencia  me hace huraño!, y necesito tu oír voz potente.

 

¡Que el verbo se hizo carne!,

 

La Palabra se figuró en poética criatura, en vestidura de sangre.

Sin atención, para despertar la conciencia de mí agotada vida.

Trovador vocea versos, ofréceme, el aliento de Su verdad segura.

 

Eterno Poeta, quiero seguir, tras la savia de Tus palabras vivas.

Aunque reciba reproche, porque a tientas buscaba en Tus brazos,

otro destino, para llenar mi folio en blanco y concluir Tu verso.

 

Y que me atrape la Palabra como suyo, cobrando un sentido nuevo,

conforme a la creación de Dios y así ser parte del verbo declinado.

Y fracción de Su aliento, en un orden que todo sobrepasa.

 

Sin palabras, miraré Tus labios, para ver brotar de ellos

la sonrisa del Verbo de Dios.

 

 

6 Icthus VIII, de Miguel Elías

Icthus VIII, de Miguel Elías

 

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